Primero lo intentaron con los trabajadores de Lipasam, y ahora, con los de la grúa. Los concejales socialistas han aprobado que los empleados de Aussa tengan la facultad de usar medios telemáticos para retirar vehículos. Cualquier gruista podrá desenfundar un teléfono móvil, tomar una foto de un coche que a su juicio esté infringiendo la norma y enviarla al cuartel de la Policía Local. Allí, un un agente sentado delante de un ordenador le dará el visto bueno para que el automóvil acabe en el depósito del Parque de los Príncipes y su dueño apoquinando la correspondiente multa. De golpe y porrazo Monteseirín ha regalado a los gruistas los galones de agentes de la autoridad sin necesidad siquiera de que superen las pruebas físicas, el test psicotécnico y las preguntas del examen que tuvieron que sufrir los policías locales, los únicos a los que hasta ahora se presuponía presunción de veracidad. Ya cualquiera es equiparable a un policía con tal de que se convierta en instrumento de recaudación para las arruinadas arcas municipales. Por la pasta vale todo.
Todo sea por la pasta
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