El Plan de Contingencias marca 5.000 m3 y la compañía
reconoce que quedan 30.000 m3 tras un mes de bombeo
El agua acumulada aún en el fondo de la corta de la mina de Cobre las Cruces tras un mes de bombeo supone un volumen seis veces superior al valor crítico de alarma definido por la propia compañía en el ‘Plan de Contingencias. Sistema de Drenaje-Reinyección del Complejo Minero-Hidrometalúrgico’, que data del 11 de septiembre de 2008. La empresa reconoce oficialmente que la corta todavía embalsa 30.000 m3 de agua (ecologistas y técnicos independientes estiman que la cifra es muy superior) y su Plan de Contingencias dice textualmente (página 41) lo siguiente: “El valor crítico de alarma, puede darse por la combinación de varios de estos parámetros, aun cuando, a título orientativo, se definen los siguientes: volumen de agua acumulada en el fondo de la corta: 5.000 m3. Volumen acumulado en las balsas BAC1 y BAC2: 35% de su capacidad”.
El Plan de Contingencias refleja que “en cualquier caso, la sucesión de episodios lluviosos puede tener efectos graves, por lo que tras cada evento de lluvias, debe ser verificado el correcto estado de pistas, cunetas, canales, balsas y bombas de desagüe, con el fin de minimizar la generación de aguas de contacto, debido a la lluvia y escorrentía hacia el fondo de la corta, que se sumarían a las aguas de drenaje en contactos con mineral y rocas piríticas, en contacto con el aire”.
El temporal no sólo ha tenido el grave efecto de inundar la corta, sino también de provocar deslizamientos que han afectado al menos a dos taludes, tal como reflejan las fotos aéreas. La compañía sostiene que esta incidencia es algo perfectamente normal y previsible al tratarse de margas arcillosas y que se corrige al ritmo que marcan las labores de restauración.
El Plan de Contingencias recoge que en caso de lluvias intensas o prolongadas, y en función de la capacidad de almacenamiento y bombeo, parte de las basas de recogida de aguas pluviales instaladas en las bermas en margas podrían rebosar hacia el fondo de la corta, donde las aguas entrarían en contacto con mineral o materiales sulfurosos, afectando a su calidad y pasando a ser “aguas de contacto” con materiales reactivos (sulfurosos). Según el documento elaborado por Cobre las Cruces, “se suponen críticas las precipitaciones que superen los 80 mm/día”.
Por más que Cobre las Cruces califique la situación como normal, en sus propias valoraciones específicas de riesgo estima que la probabilidad de aporte de agua de lluvia al fondo de la corta es “alta”; la severidad, “grave”, y el riesgo, “significativo”. El plan minero prevé el almacenamiento del agua contaminada por contacto con el mineral sulfuroso en, sucesivamente en caso de necesidad, tres balsas exteriores: la nº 1 (50.000 m3 de capacidad), la 2 (4.500 m3) y la de emergencia (100.000 m3). Esta última sólo se utilizaría en condiciones meteorológicas excepcionales.
El ‘agua de contacto’ se depura, siempre según el documento, en una planta de tratamiento con capacidad para un máximo de 2.592 m3/día. Si tras un mes bombeando agua desde el fondo de la corta para su tratamiento en el exterior aún quedan oficialmente 30.000 m3 y la capacidad de depuración es de 2.592 m3/día, la pregunta que cabe hacerse es cuánta agua se ha acumulado realmente en la mina; y si el volumen acumulado denota o no que la cantidad de ‘agua de contacto’ se habría dejado supuestamente almacenada en la corta porque constituiría un excedente que habría superado la capacidad de almacenamiento disponible en las balsas externas. Esta es la cuestión de fondo que plantean ecologistas y técnicos mineros independientes.