SE-30

El alcalde ha recurrido a otro de sus habituales señuelos relacionados con el tráfico para entretener a los sevillanos con un nuevo debate: reducir la velocidad de circulación desde los actuales 50 kilómetros/hora a  30, en línea con lo que ya hace  Barcelona, habitual espejo en que se mira un Ayuntamiento con complejo de inferioridad y que se limita a copiar lo de fuera sin analizar las circunstancias específicas de cada uno, como hacían aquellos japoneses del anuncio al disparar su cámara fotográfica sobre todo lo que veían al grito de “¡Imital!”.

Monteseirín aboga por reducir la velocidad en  calles con un solo carril, tramos con más accidentes, carriles laterales de las grandes vías y hasta en zonas con un sentido único, como la Ronda y  Luis Montoto. La casuística es tan amplia que prácticamente no hay lugar a la excepción, por lo que la medida sería aplicable en toda la ciudad.

Subliminalmente, el alcalde utiliza de forma oportunista el reciente y trágico accidente en el Paseo de Colón, causado por un temerario bebido y de madrugada, para deslizar que el objetivo de su nueva vuelta de tuerca a los automovilistas es incrementar la protección de los peatones (tienen reservadas las aceras) y de los ciclistas (tienen reservados sus propios carriles) y que su impacto será mínimo: “En un trayecto medio de 15 minutos, el límite de 30 Kms./hora –ha dicho Monteseirín- sólo supone un minuto más en la duración del trayecto”.

CALCULOS ERRONEOS

A diferencia del alcalde, sus concejales y demás políticos que van en coche oficial y hasta con patrullas de motoristas abriéndoles el paso cuando lo creen necesario, quien suscribe es viandante,  usuario habitual de Tussam y poco dado al automóvil, pero todo ello no significa que me trague a pie juntillas los argumentos de Monteseirín en su cruzada contra los conductores.

Por ejemplo, su tesis de que una velocidad de 30 Kms./hora sólo supone un minuto más en un trayecto que se cubre habitualmente en un cuarto de hora me parece errónea. Aunque a los de Letras no se nos dan bien los números, tirando de calculadora podemos llegar a otras conclusiones.

A una velocidad de 50 Kms./hora, se recorrerían 833 metros cada minuto, luego en 15 minutos se cubrirían 12.495 metros en números redondos.

A una velocidad de 30 Kms./hora se recorrerían 500 metros cada minuto, luego en 15 minutos se cubrirían 7.500 metros.

La diferencia entre viajar a 50 Kms./hora y hacerlo a 30 Kms./hora es dejar de recorrer 4.995 metros cada periodo de 15 minutos.

Como a 30 Kms/hora se necesita un minuto para recorrer 500 metros, la repercusión de pasar de 50 Kms./hora a 30 Kms/hora es de diez minutos más para recorrer la misma distancia, y no sólo de un minuto como dice el alcalde.

Y MAS OBRAS

El tiempo es dinero. Imaginen la repercusión económica que tendría el plan de Monteseirín para el transporte (paquetería, mensajería, carga y descarga….) y el comercio si por cada actual cuarto de hora se necesitaran diez minutos más en realizar el mismo servicio con los motores quemando combustible. Al igual que en el Parlamento  se exige que cada nueva ley incorpore una memoria sobre su financiación, cada ocurrencia de Monteseirín debería ir acompañada de un estudio de costes, como ahora es preceptivo el previo de impacto ambiental.

El Consistorio también ha dejado caer que no bastará con llenar las calles de  nuevas señales de prohibición, con el consiguiente coste de retirada de las viejas y de  instalación de las nuevas, sino que harían falta más obras para implantar medidas restrictivas, que podrían comprender ensanchamiento de aceras, bandas sonoras, badenes artificiales, pasos sobreelevados, etcétera, etcétera  (más y más dinero).

La ciudad tiene un sistema arterial en que parece lógico que en vías de penetración, rondas y grandes avenidas se circule a 50 Kms./hora, que tampoco p