La sociología habla de ‘generación ni-ni’ para referirse a los 700.000 jóvenes menores de 34 años que ni estudian ni trabajan. En línea con los nuevos tiempos, el (sin) alcalde ha inventado el Ayuntamiento ni-ni cuando ha dicho que el Consistorio no va a presentar alegaciones al proyecto del Metro: “Ahora son los ciudadanos los que decidirán los últimos detalles; nosotros no entramos en eso”. Osea, ni alegaciones, ni correcciones, ni puntualizaciones, ni sugerencias, ni mejoras, ni ampliaciones, ni más inversiones, ni más líneas, ni trazados alternativos, ni cocheras y talleres fuera del Alamillo…. Ni siquiera si una o dos estaciones en el Centro, o si la estación única debe ir en la plaza del Duque, la de la Encarnación, la del Cristo de Burgos o la de Ponce de León. Ná de ná. Ni chicha ni limoná. El (sin) alcalde se lava las manos con el Metro, en plan Poncio Pilatos, y deja que el pueblo haga según su libre albeldrío, mientras el Consistorio hace mutis por el foro. Así está Sevilla con Monteseirín: huérfana. Sin alcalde y, ahora, también sin Ayuntamiento.
Ayuntamiento ni-ni
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