Castilblanco ha suspendido la feria por la asfixia de las arcas municipales, hasta el punto de que en el último Pleno se acordó rebajar en un 30% el sueldo de 2.160 euros netos que cobra el alcalde y la nómina a tres concejales; quitarle la remuneración a otro edil; suprimir dos cargos de confianza del equipo de gobierno, y recortarle los pagos a otros dos. Yo ya he perdido la cuenta de cuánta gente estaba cobrando de las arcas municipales. ¿No iban a estar asfixiadas las pobres, por tantos como metían la mano en ellas? Yo me crié en un pueblo que, como Castilblanco ahora, tenía unos 5.000 habitantes y nunca conocí que el alcalde y los concejales cobraran un duro, ni que hubiera cargos de confianza en nómina. Ser alcalde en un pueblo era, al tiempo que un honor, un servicio altruista a la comunidad, donde todos éramos medio familia o una gran familia. Ahora, gracias a la crisis nos estamos enterando de que cualquier politiquillo de pueblo tiene coche oficial con chófer incluido o se ha liberado –nunca mejor dicho- a costa del dinero de los contribuyentes.
Asfixia
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