Dicen los clásicos que hasta el rabo todo es toro. Monteseirín es también un clásico, por más que el término le suene a rancio, porque piensa igual: como hasta el 22 de mayo es nominalmente alcalde, aunque no pinte nada desde hace un año tras su defenestración mediante aquel famoso teletipo de Europa Press, pues a seguir disfrutando en los minutos de la basura de su mandato con otro viajecito más a costa de los sevillanos. El (sin) alcalde que en un rapto de sinceridad confesó que se metía en todos los charcos, cruza ahora el ‘charco’ (5.740 kilómetros, más otros tantos de vuelta) para darse un garbeo por Nueva York. Las penas políticas, con vuelo transoceánico a la Gran Manzana son menos. Con éste a la ciudad de los rascacielos ya lleva diez escapadas al extranjero en el último año. ¿Razón para esta nueva excursión? Según la versión oficial va a ver a la comunidad sefardí para hablarle de inversión (él, que deja la ciudad con 600 millones de deuda) y de turismo. Desde luego, si es para hablar de turismo, los sefardíes no podían encontrar mejor maestro.
El charco
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