Antier fue el Día Mundial de la Concienciación contra el Ruido. Por tal motivo, ‘patrullas silenciosas’ de cierta firma de sonotones se pasearon por la Campana para repartir protectores auditivos. Se equivocaron. Donde tenían que haber estado los héroes del silencio era con los vecinos del Porvenir y la Estrella. Hartos de los tres meses de estruendo nocturno de las obras interminables que Movilidad ejecuta desde hace años en el túnel de la Palmera a ver si las medio remata siquiera para la Feria, decidieron pasar la noche en vela (la iban a pasar de todos modos) junto a los obreros, las excavadoras, los martillos neumáticos y las hormigoneras. Cuentan que han llamado a la Policía un millón de veces y que la respuesta es siempre igual: para que van a ir si, total, cuando puedan dentro de tres o seis meses se supone que ya se habrá acabado la obra. Decía Churchill que en Inglaterra, cuando de madrugada suena algo, no es ruido de sables, sino el lechero. En Sevilla, cuando de noche el ruido no deja dormir al vecindario no es el lechero, sino Fran Fernández.
Oídos sordos
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