Fran y Cruyff

Fran Fernández, el último de Filipinas de Monteseirín y otro más de los imputados de su (des)gobierno, ha declarado con total desparpajo ante el juez que si adjudicó a dedo y saltándose todos los procedimientos un contrato de 644.000 euros fue por “las presiones mediáticas”. Puedo dar más fe que nadie (¿verdad, Marchena?) de que era justamente al revés: no eran los medios quienes presionaban al Ayuntamiento, y menos para vulnerar la legalidad, sino el Consistorio el que acosaba, vetaba y mucho más a ciertos periodistas y periódicos. ¡Qué lástima que esa supuesta presión mediática no surtiera efecto alguno en escándalos como las facturas falsas, los falsos prejubilados de Mercasevilla, el desalojo a golpe de billetes de los chabolistas de Los Bermejales, los viajes de Monteseirín y un larguísimo etcétera! Decía Cruyff que quien no supiera soportar la presión del Nou Camp no podía jugar en el Barcelona. A la vista de su desvergonzada coartada, Fran no estaba capacitado no ya para ser concejal, sino ni siquiera para jugar en el Cerro, el equipo de su barrio.

 

 

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