El fichaje estrella de Zoido, Javier Landa, ordenó desalojar del Pleno a un fotógrafo de El Mundo que realizaba su trabajo –permitido por el Reglamento- con el argumento de que los reporteros gráficos sólo deben captar imágenes al inicio de la sesión y luego quitarse del medio porque estorban. Con la doctrina Landa, no existiría, por ejemplo, la foto que ilustra en los libros de Historia el golpe de estado de Tejero el 23-F ocupando la tribuna del Congreso brazo en alto y pistola en mano y con la que Manuel Pérez Barriopedro ganó el World Press Photo. Tampoco habría testimonio gráfico del ataque de risa contagiosa de los parlamentarios andaluces que en 1994 fue reproducido en todo el mundo. Y no habría imágenes del fútbol, porque los fotógrafos se tendrían que ir apenas comenzados los partidos tras haber inmortalizado a los equipos formando sobre el césped. Landa se convierte así en el exponente del landismo, ese hábito de la clase política de amordazar cada día más a los medios de comunicación con ruedas de prensa sin preguntas y, ahora, con Plenos sin fotos.
El landismo
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