Los 420 muertos más en el año del Covid en Sevilla capital no justifican la pérdida de 7.161 habitantes

Antes de la pandemia la tasa de mortalidad había subido un 0,63% en un lustro y supera cada año a la de Dos Hermanas, Alcalá y Utrera

El Ayuntamiento de Sevilla ha achacado a los efectos del coronavirus la pérdida de 7.161 habitantes en la ciudad en la revisión oficial por el Instituto Nacional de Estadística (INE) del padrón a 1 de enero de 2021, pero aunque es un factor coadyuvante, la muerte de 420 sevillanos más en el año en que estalló la pandemia (2020) que en el precedente (2019) no parece que sea la única ni la principal causa de esta significativa regresión demográfica que retrotrae a la capital de Andalucía a la etapa preExpo 92.

El gobierno local interino tras la dimisión de Espadas tardó cuatro días en reaccionar a la noticia de la caída de población de la ciudad para decir que los datos del año 2020 están marcados por la pandemia, «con una caída generalizada en todas las grandes ciudades españolas, incluida Sevilla», y recordar que desde 2016, tras recuperar el PSOE el poder, el ritmo de pérdida de población se fue reduciendo, llegando a cerrar el año 2019 con un alza de 2.803 vecinos empadronados.

Técnicamente no fue así, ya que oficialmente el INE atribuyó ese incremento de habitantes (691.395, con 2.803 más que en el año previo) a 2020, es decir, el año del estallido de la pandemia, aunque se sobreentiende que la cifra en realidad se corresponde con el ejercicio precedente y que en el posterior lo que hace el Instituto es revisar todos y cada uno de los padrones municipales para, en diciembre, publicar la cifra oficial, referida generalmente al 1 de enero del ejercicio en que realiza la revisión.

Curiosamente, al finalizar 2020 con un incremento de habitantes por primera vez en bastante tiempo y pese a tratarse del año del inicio de la pandemia, el Ayuntamiento se olvidó de la existencia del coronavirus para lanzar las campanas al vuelo, y sólo se ha acordado del Covid para, ahora, tratar de justificar por un no cuantificado exceso de mortalidad la regresión demográfica sufrida de 7.161 habitantes.

Obviamente, la pandemia ha contribuido a la pérdida de población, pero ¿hasta ese nivel? Para tratar de determinar el número de defunciones en Sevilla capital en el año del coronavirus y compararlo con los anteriores, a fin de averiguar el impacto de la pandemia en la ciudad, nos encontramos con, como suele ser habitual, la falta de datos, ya que las bases de datos públicas no ofrecen más que cifras referidas a la provincia, no a los municipios.

El único dato que he hallado al respecto ha sido la tasa bruta de mortalidad entre 2014 y 2019, es decir las defunciones por cada mil habitantes. A partir de la misma he hecho en el cuadro que se reproduce a continuación una estimación del número de defunciones en Sevilla capital. Por otra parte, en el maremágnum de cifras publicadas sobre el coronavirus como causante del exceso de mortalidad en España en 2020 hallé que en nuestra ciudad habían muerto por todas las causas en ese ejercicio un total de 6.954 personas y que la cifra suponía un 9,4% más que la media del periodo 2015-2019.

Esa media sería de 6.356,4 personas fallecidas anualmente, tres menos que la que resultaría de mi estimación a partir de la tasa de mortalidad: 6.359,2.

Por tanto, los 6.954 sevillanos fallecidos en 2020 serían 420 más que en 2019 (según mi estimación) y 598 más que la media (6.356) del lustro previo a la aparición de la enfermedad.

Si por causa del Covid ha habido un exceso de mortalidad de entre 420 y 598 personas, esa cifra no puede justificar una pérdida de población entre 12 y 17 veces superior. No hay una relación directamente proporcional entre número de defunciones y pérdida de población, como se observa en el cuadro. Hay incluso un año (2017) en que muere menos gente que en el anterior y, sin embargo, ello no es óbice para que siguiera descendiendo el número de habitantes de la ciudad.

Hay que buscar, pues, otras causas además del exceso de fallecidos por Covid en comparación con el año anterior o con la media del lustro previo, pero sin dejar de prestar atención a otro dato preocupante que pone de manifiesto la estadística: la tasa bruta de mortalidad, es decir el número de defunciones por cada mil habitantes, de Sevilla en comparación con los grandes municipios de la provincia y de España.

Como se observa en este otro cuadro, la tasa de mortalidad de nuestra ciudad ha superado año tras año en los últimos tiempos a la que se registra en los municipios más poblados de la provincia y que no suelen perder población como Sevilla, sino ganarla, cual es el caso de Dos Hermanas, Alcalá de Guadaíra y Utrera.

Dicho de otro modo, proporcionalmente hay más muertes en la metrópoli que en su alfoz, con una diferencia actualmente de 3,5 puntos más en Sevilla que en Dos Hermanas. Si proporcionalmente mueren más sevillanos que nazarenos, parece lógico que el municipio vecino crezca más que la capital, al igual que ocurre en Alcalá y Utrera.

Y si comparamos Sevilla con el resto de grandes urbes españolas, nuestra tasa de mortalidad sólo la superan año tras año Barcelona (BCN), Zaragoza y Valencia; Madrid solamente en 2019, no en los años anteriores, pero no Málaga, cuya tasa es menor que la del resto, por lo que proporcionalmente mueren menos malagueños año tras año que sevillanos.

Si nuestra tasa de mortalidad es superior a la de municipios vecinos como Dos Hermanas y Alcalá, que ganan población de forma habitual, y a la de Málaga e incluso Madrid, ese indicador podría estar denotando que sufrimos, además de otras concausas (como podría ser la falta o el coste de las viviendas) un problema de salud pública, derivado de un mayor impacto de la contaminación ambiental o de otras razones, un problema que ya existía antes del Covid y que por tanto merecería una investigación en profundidad en vez de escudarnos en la pandemia como coartada para tratar de justificar la regresión demográfica.

INTENTO DE POLÉMICA

Por otra parte, el gobierno local interino, con Sonia Gaya al frente como alcaldesa en funciones, ha hecho un intento de última hora de maquillar la pérdida de habitantes alegando que, según las cuentas de su Servicio de Estadística, el número real de empadronados en la ciudad es de 694.492 en vez de los 684.234 reconocidos por el Instituto Nacional de Estadística y que, por tanto, nos hallamos ante una mera «diferencia de criterio», ya que el INE es más «restrictivo».

Pero como luego reconoce el propio gobierno local, esa diferencia de criterio es «tradicional» entre el INE y los ayuntamientos.

Sonia Gaya, alcaldesa en funciones

Se debe a la sencilla razón de que éstos tratan sistemáticamente de inflar la población de sus municipios porque sirve de criterio para, entre otros, recibir transferencias económicas del Gobierno de la nación y fijar el número de concejales en unas elecciones locales.

A título de ejemplo, hace tiempo descubrí que yo figuraba tanto en el censo electoral de Sevilla como en el de mi pueblo; es decir, que no me habían dado de baja en el padrón de este último.

Este tipo de duplicidades o errores son los que revisa el INE, el único organismo legalmente reconocido para dar validez a los datos de población. Así que el Ayuntamiento de Sevilla debería dejar de cuestionar la revisión oficial del padrón por el Instituto Nacional porque, diga lo que diga, es la única válida existente.

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