Una caseta de información acaba cerca del Arquillo y como telón de fondo de la Avenida de la Constitución
Los transeúntes que deambulaban por la Avenida de la Constitución a primera hora de la mañana del martes 31 de octubre, día de la jura de la Carta Magna por la princesa Leonor, pudieron observar como telón de fondo de la arteria principal de Sevilla una caseta de información y firmas de la Feria del Libro que había sido instalada junto al Arquillo del Ayuntamiento. A escasa distancia de la misma, un cartelón sobre el Plan Contigo con el lema de la ciudad a gran tamaño, junto a una mesa de oficina con ruedas y dos señoritas pasando frío allí sentadas que, presuntamente, tendrían la misión de informar a los potenciales interesados. Cabe preguntarse si con estos elementos que distorsionan la imagen habitual de las Casas Consistoriales la Feria del Libro de Sevilla ha dejado de ser ya de Tercera División, como la calificó el alcalde al poco de su investidura, o, por el contrario, ha descendido todavía más de categoría.
La caseta y el cartelón colocados junto a la fachada del Ayuntamiento
El pasado verano, el por entonces recién investido alcalde de Sevilla y ex alcalde de Tomares, José Luis Sanz, indignó al gremio de los libreros al declarar que los sevillanos se merecían «una Feria del Libro que no sea de Tercera División». Sanz no había tenido en cuenta que la Feria ostenta la Medalla de la ciudad, ha sido premiada por el Ministerio de Cultura y es considerada la tercera de España, tras las de Madrid y Valencia.
Verónica Durán, que fue directora de la Feria del Libro de Sevilla en sus ediciones de 2018 y 2019, calificó las declaraciones de Sanz “fuera de lugar”, y las atribuyó en parte a la comparación con la Feria de Tomares, el municipio del que el político popular había sido alcalde en los años previos.
“Recuerdo”, declaró Verónica Durán a eldiario.es, “que siempre que presentaban la programación de Tomares decían que era la mejor feria de Andalucía, por encima de Sevilla… Nosotros nunca entramos al trapo, pero sí recuerdo que, cuando arrancaron, la Asociación Feria del Libro de Sevilla les prestó asesoramiento en todo lo que necesitaron. No entendía esas comparaciones entonces y no las entiendo ahora”.
Reunión de José Luis Sanz con el presidente y el secretario de la Feria del Libro de Sevilla
El alcalde trató de enmendar su paso en falso mediante una reunión el 9 de agosto con el presidente y el secretario del certamen. En el curso del encuentro expresó «su total respaldo» al sector del libro en general y a la Feria del Libro de Sevilla en particular, a la que calificó de «evento de gran tradición» que el nuevo gobierno local quiere «que siga creciendo para que con el esfuerzo de todos se convierta en un referente nacional».
Quizás por tratar de congraciarse más de la cuenta con el gremio para corregir su error anterior o/y por el típico pendulazo de los políticos, lo cierto es que Sanz y su gobierno, sin al parecer encomendarse a la Comisión Provincial de Patrimonio, han permitido ahora que la Feria del Libro desborde su tradicional espacio acotado en la Plaza Nueva y coloque una estructura modular para información de visitantes y firma de autores casi pegada a la fachada del Ayuntamiento, muy cerca del Arquillo, con lo que se convierte en el telón de fondo junto a las Casas Consistoriales desde la perspectiva de quienes circulan por el tramo final de la Avenida. Así los turistas podrán hacer unas fotos demostrativas de la falta de cuidado por mantener la estética de nuestro patrimonio histórico-artístico.
Si ya se pueden colocar casetas, stands o estructuras modulares, como quiera llamárselos, junto a la fachada del Ayuntamiento, no habrá motivo para escandalizarse por que en la próxima Navidad aparezca allí un puesto de turrón o uno de algodón de azúcar.
La Feria del Libro ya ha ocupado con instalaciones complementarias la plaza de San Francisco, pero las mismas no se han colocado al pie mismo de la fachada del Ayuntamiento, como ha ocurrido con esta caseta informativa que desluce la perspectiva de este Bien de Interés Cultural.
Hay que recordar que las Casas Consistoriales fueron declaradas Monumento en el año 1931, por lo que dentro de ocho años se cumplirá el centenario de este título, que la Corporación Municipal debería conmemorar y no sólo el de la Gran Exposición Iberoamericana de 1929.
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