El ‘gatopardismo’ de Manuel Marchena, candidato «por el cambio» a rector de la Hispalense

Manuel Marchena, valido del entonces alcalde Monteseirín (por su condición de íntimo amigo de éste, su único mérito para acabar cobrando del erario público un dineral como gerente de Urbanismo y de Emasesa, entre otros cargos para los que fue nombrado a dedo), ha anunciado su candidatura a rector de la Universidad Hispalense en un artículo publicado en el periódico que, a cambio de ciertas promesas en su tiempo, aún le rinde pleitesía, la pleitesía que no logró cuando yo era su director. Y mira que lo intentó, al igual que su jefe, por activa y por pasiva.

El catedrático de Análisis Geográfico Regional, que va de ‘progre’ por la vida pero tenía y tiene la rancia costumbre de dejarse ver acompañado de forma conveniente a sus intereses en los tendidos de la plaza de toros de la Maestranza, obtuvo la cátedra (en Murcia o por ahí) al modo tradicional de la vieja escuela (¡incluso llegó a atribuirse entre sus supuestos méritos investigadores el Plan Estratégico de Sevilla, que no pudo hacer nunca dentro del marco de la Hispalense, ya que era un proyecto colectivo político municipal!) pero ahora usa para justificar su intento de asalto al poder universitario términos que en su boca no pueden estar más desgastados.

Términos como «vanguardista» y «cambio», los mismos que en los mandatos de su protector Monteseirín sirvieron para tratar de justificar el despilfarro faraónico de las Setas (coste superior a los 150 millones de euros, según las últimas estimaciones) previa privatización (tan de la doctrina socialista) de la plaza de la Encarnación; el sucedáneo a coste también multimillonario del tranvía, que para asombro y escándalo de expertos internacionales discurría en superficie por el mismo trayecto que bajo tierra el Metro; y la ocupación de parte de los jardines del Prado de San Sebastián para una biblioteca (vanguardista, por supuesto) universitaria que los tribunales de Justicia condenaron a la piqueta.

Así pues, que no se engañe nadie y menos la comunidad universitaria, en la que entró como PNN y se convirtió en profesor titular gracias a una reforma normativa del PSOE: el cambio que dice preconizar el catedrático de la vieja escuela, conocido figurón en restaurantes de cinco tenedores durante su etapa en las corporaciones municipales de su amiguete Monteseirín, es el mismo de Lampedusa en su novela ‘El gatopardo’: «Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie».

Manuel Jesús Marchena Gómez

El manirroto aspirante a rector (véase al respecto el artículo ‘El parque móvil de Manuel Marchena‘) se queja en el artículo de lanzamiento de su candidatura como líder del «movimiento para el cambio» que el modelo universitario, del que él ha formado parte sin levantar la voz hasta ahora, «ha producido carencias inconcebibles que hacen que, por ejemplo, los estudiantes de la Facultad de Medicina lleven décadas recibiendo clases en caracolas».

También llevan décadas trabajando en caracolas los empleados de la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento y si él, en los años en que estuvo de gerente del organismo más poderoso y mejor dotado económicamente del organigrama municipal, fue incapaz de sacarlos de las caracolas de la Cartuja (en las que llevan desde la post Expo-92), ¿cómo puede creerse su promesa implícita de que acabará con las caracolas de la Facultad de Medicina?

El autoproclamado líder del movimiento para el cambio universitario se lamenta por el hecho de que cuando entra en su Facultad por la puerta del Rectorado tiene la incómoda sensación de que hay muchos más turistas que estudiantes.

En el colmo de las contradicciones, se queja por que vayan los turistas a ver la Universidad cuando él hizo su tesis doctoral sobre ‘Territorio y turismo en Andalucía’ y en su currículum refleja numerosas publicaciones dedicadas al turismo. ¿O serán meras variaciones sobre la misma? ¡ Si hasta ha hecho campaña por que siga el actual modelo de Feria de Abril (de sábado a sábado) para que una parte de la semana festiva se dedique a los turistas !

Y si ve más turistas que estudiantes será porque sus clases son tan plúmbeas y aburridas que sus alumnos preferirán también irse a hacer turismo o a la biblioteca antes que perder el tiempo con quien es incapaz de dar lecciones a nadie, especialmente de ética.

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