La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir abre la posibilidad de estudiar una desaladora para Sevilla en el próximo Plan Hidrológico

Emasesa ya destinó una partida al proyecto, que ha quedado aparcado «sine die» tras las lluvias

El proyecto de una desaladora en el estuario del Guadalquivir que sirva para suministrar agua potable a Sevilla y su área metropolitana en caso de una sequía extrema como la sufrida durante el último lustro y también a los cultivos del entorno se coló inesperadamente en la mesa redonda que puso colofón este martes, 7 de mayo (2024), a las Jornadas ‘Avances en el cultivo del arroz’. Se han celebrado en la Fundación Cajasol, organizadas por el grupo periodístico Publicaciones del Sur y patrocinadas por la multinacional agroalimentaria sevillana Ebro Foods.

La empresa metropolitana de aguas de Sevilla (Emasesa) acordó en junio de 2023 destinar una partida de 100.000 euros para sacar a concurso público un contrato de asistencia técnica a la redacción de un estudio de soluciones y anteproyecto para, por una parte, instalar un sistema de tratamiento avanzado de aguas con membranas en la estación de tratamiento de agua potable del Carambolo y, por otra, la redacción de un proyecto constructivo de un sistema de captación y bombeo de agua del estuario del Guadalquivir.

Fueron los primeros pasos para tratar de paliar los efectos de la dura sequía y del continuo descenso del nivel de los embalses que abastecen a Sevilla y su área metropolitana bombeando agua salobre desde el estuario del río y luego filtrarla con membranas especiales para eliminar la salinidad en la estación del Carambolo, que Emasesa tiene en la cornisa del Aljarafe.

Esta alternativa ya la avanzó a principios del mes de mayo (2023) el entonces consejero delegado en funciones de la empresa, Jaime Palop. En declaraciones a la cadena SER, Palop pidió la ayuda de las Administraciones Públicas para anticiparse a las consecuencias de una sequía que podría prolongarse seis años y que finalmente han paliado las intensas lluvias caídas durante la Semana Santa, que han permitido la recuperación de las reservas de los pantanos y salir del estado de emergencia por sequía.

Desaladora del Llobregat, en Cataluña, la más grande de Europa para abastecimiento urbano y que tiene una capacidad de desalación de 60 hm3/año

Esa anticipación consistiría, según dijo, en desalar las aguas del Guadalquivir en su tramo final, entre Alcalá del Río y Sanlúcar de Barrameda, donde se mezcla el agua dulce con la salada.

La solución, según Palop, pasa por tecnología punta, de filtración por membrana, un sistema «caro y dificultoso» que Emasesa por sí sola no puede asumir. Estas obras debían comenzar en enero de 2024 si para entonces no había llovido lo suficiente durante lo que queda de 2023. Son obras que tardan en hacerse nueve meses. El procedimiento es «hacer potable el agua del estuario quitándole la sal y las impurezas; es un viejo proyecto -aseveró- que ahora se puede hacer realidad. El agua limpia estaría en condiciones inmejorables para beber».

El asunto de la desaladora se abordó en el último Consejo de Administración de Emasesa, donde se reconoció que había quedado aparcada tras las intensas lluvias de esta primavera, que han permitido que los pantanos que abastecen a Sevilla se hayan recuperado hasta alcanzar un 67% de su capacidad y que se haya salido de la situación de emergencia por sequía.

Mesa redonda en las Jornadas sobre Avances en el cultivo del arroz, en la que participaron los presidentes de las comunidades de regantes de la margen izquierda y derecha del Guadalquivir; el presidente de Feragua y la directora técnica de la Confederación, moderados (en el centro de la imagen) por Ana Huguet

Pero como todo el mundo da ya por supuesto de que las sequías prolongadas por causa del cambio climático serán cada vez más frecuentes y por tanto habrá de nuevo en un futuro más o menos próximo problemas para el suministro de agua, tanto para uso doméstico como para el campo, el presidente de la Federación de Regantes de Andalucía (Feragua), José Manuel Cepeda, pidió públicamente en las Jornadas sobre el Arroz y en presencia del presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, Joaquín Páez, y de su directora técnica, Nuria Jiménez, una «desalobradora» aún de mayor capacidad que la planteada por Jaime Palop, con el fin de que sirva tanto para abastecer a Sevilla como a los cultivos del entorno.

Cepeda distinguió entre una desaladora para potabilizar el agua del mar con un contenido habitualmente de unos 35 gramos de sal por litro y que consideró sólo viable en las zonas costeras y una «desalobradora» para potabilizar el agua salobre del estuario del Guadalquivir, con un contenido de sal de más/menos dos gramos por litro.

Cepeda estimó que haría falta una «desalobradora» con una capacidad de al menos 40 hm3/año que repercutiría en toda la cuenca hidrográfica al permitir el ahorro de recursos, por lo que pidió que su coste lo afrontara la Confederación Hidrográfica, habida cuenta que escaparía a las posibilidades de los regantes.

Le respondió Nuria Jiménez Gutiérrez, directora técnica de la Confederación, en el sentido de que no está contemplada una infraestructura de tal naturaleza en el vigente Plan Hidrológico (2022-2027), para a continuación abrir la posibilidad de estudiarla en el próximo Plan.

Ubicación de la EDAR de El Copero, cerca del río Guadalquivir

Nuria Jiménez expresó que se trataría de un proyecto «delicado» que habría que estudiar muy en profundidad, para analizar el efecto de la detracción de esa cantidad de agua en un estuario donde está subiendo la salinidad por el menor aporte de agua dulce en los últimos años por causa de la sequía; dónde verter la salmuera resultante del proceso; el consumo de energía que implicaría; el coste del mantenimiento, ya que no se trataría de una infraestructura para usarla de forma esporádica porque requiere un funcionamiento habitual para que no acabe deteriorándose; qué organismo se haría cargo de sus costes y un largo etcétera.

Sobre la posible ubicación de la desaladora, circuló por la sala la idea de que se habría planteado su emplazamiento cerca de la depuradora de El Copero de Emasesa, una instalación de última generación que contribuiría con sus avances técnicos a neutralizar los efectos adversos de los residuos generados durante el proceso de desalación. En tal hipótesis, la desaladora tendría que ubicarse en el entorno de la Punta del Verde.

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