El delegado de Economía tiene la teoría de que a menos días de fiesta, más concentración de gasto
A raíz de que el portavoz del PSOE en el Ayuntamiento, Antonio Muñoz, declarara que si es elegido de nuevo alcalde de Sevilla volverá al modelo de Feria que implantaron los socialistas, el denominado largo (de sábado a sábado), en vez del corto de José Luis Sanz (de lunes a domingo), pero en tan hipótesis sin celebrar otro referéndum (sería el tercero sobre la misma cuestión), el delegado municipal de Economía y Comercio, Álvaro Pimentel, ha expresado su particular teoría sobre la distribución del gasto en uno y otro modelos de festejo.
Pimentel desgranó el pasado jueves, 8 de mayo de 2025, en Radio Sevilla (Cadena SER) los supuestos impactos económicos multimillonarios de la Semana Santa y la Feria de Abril (en realidad el Ayuntamiento se limita a actualizar conforme al IPC la discutible cifra que dio hace años un estudio de la Universidad) para la ciudad y para el PIB provincial y concluyó que ese impacto no disminuye por una Feria corta (la de Sanz) frente a una larga (la de Espadas/Muñoz) porque en su opinión se concentra el mismo gasto en menos días.
Sobre el modelo de Feria de Abril y su teórico impacto económico ya hice un análisis titulado ‘La pregunta del millón sobre la Feria‘, al que remito al lector interesado.
La tesis de Pimentel de una concentración de gasto en menos tiempo creo que carece de fundamento. Entiendo de que parte del concepto de que la gente se hace un presupuesto previo para el festejo y que, supuestamente ateniéndose al mismo a rajatabla, lo gasta repartiéndolo por días, luego si hay una jornada menos incrementaría de forma proporcional el gasto que tendría en mente.
A título de ejemplo hipotético, en vez de comer o cenar en el Real durante siete días lo haría durante seis pero pidiendo platos más caros o ingiriendo mayor cantidad. O montando a los niños más veces en los cacharritos para compensar la falta de un día de festejo.
Pero la Feria ya está considerada más como un negocio para la atracción de visitantes foráneos (turistas) que para diversión de los nativos, como prueba las veces que en los últimos tiempos se ha condicionado su celebración a los festivos que se celebran en Madrid (1 de mayo, día de los trabajadores, y 2 de mayo, día de dicha comunidad autónoma).
Álvaro Pimentel
Y los turistas que vienen atraídos por la Feria de Abril -bastantes veces ya en mayo, por las razones expuestas- suelen alojarse normalmente en hoteles y otros establecimientos que conforman el sector en nuestra ciudad.
Según el informe realizado para Emvisesa (véase ‘Sevilla tienen más plazas de alojamientos turísticos que habitantes Alcalá de Guadaíra‘ ) con que se justificó la limitación de viviendas de uso turístico (VUT) tenemos 78.967 plazas de alojamiento entre albergues, hoteles, hostales, pensiones, apartamentos y VUT.
La patronal hotelera suele estimar un grado de ocupación del 80% de los establecimientos durante la Feria. Este año la estimación se ha elevado al 83%. Y no parece casualidad que la noche con mayor demanda haya sido la del martes de Feria, al inicio oficial de la misma (media del 89%).
La ocupación media del 80% significaría 63.173 alojamientos en el conjunto de todas las modalidades, estancias que se habrían perdido por un día menos de Feria porque el turista no tiene el mismo incentivo para venir con esta fiesta primaveral que sin ella. Y con esos alojamientos perdidos se habrían perdido en consonancia los gastos añadidos en desplazamientos (taxis, coches de caballos…), consumiciones (bares y restaurantes), compras en comercios (ropa, recuerdos) y etcétera, etcétera.
La conclusión es que la tesis de Pimentel carece de fundamento porque el turista que no viene por no ser día de Feria no gasta necesariamente más en los días en que sí se aloja en la ciudad por ser Feria.
Parafraseando a Heráclito («no podemos bañarnos dos veces en el mismo río»), ningún turista duerme dos veces en un hotel durante la misma noche.
Noche de hotel perdida por día menos de Feria no supone concentración de gasto, como sostiene Pimentel, sino un gasto menor y, por tanto, un menor impacto en nuestra economía.
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