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El mitin de Beltrán

Beltrán Pérez omite que la Ordenanza de la Feria sólo permite un uso lúdico de las casetas y no parece que un acto político lo sea

El mitin se convertirá en el “peligroso precedente” que dice el gobierno de Espadas si éste no hace nada al respecto

 

En los cuarenta años en números redondos que llevamos de Democracia desde el fin de la Dictadura franquista se han convocado once elecciones municipales. Al menos las campañas de tres de ellas han coincidido con la Feria de Sevilla: las de 1983, 2011 y éstas de 2019.

Particular interés tuvieron las elecciones locales convocadas para el 8 de mayo de 1983, ya que fueron las segundas desde la recuperación de las libertades y las primeras en las que la campaña electoral coincidió con la Feria, la cual se celebró entre en 19 y el 24 de abril. En un país en el que todavía estaban implantándose los usos democráticos, el comportamiento de los líderes y de los partidos políticos podría haber marcado para el futuro la Feria si aquéllos hubieran decidido aprovecharla como escenario de sus actos y de su propaganda electorales, ya que en principio nada se había previsto ni regulado al respecto porque  casi todo estaba todavía en construcción.

Los candidatos y sus respectivos partidos acordaron de forma tácita o expresa dejar el festejo fuera de la contienda electoral para que siguiera siendo lo que había sido hasta entonces y ha seguido siendo hasta este año, un tiempo que transcurre en el campo de Los Remedios para la diversión y la alegría, una tregua en el calendario para olvidarnos siquiera durante una de las 52 semanas del año de los problemas y que impere nuestra faceta más lúdica.

 

Ello nunca ha sido óbice para que las fuerzas políticas estén presentes en el Real con sus propias casetas y ofrezcan sus recepciones, como cualquier otro titular en la suya, pero siempre han respetado la tradición instaurada en 1983 de no acoger mítines u otro tipo de actos de naturaleza puramente política, no pedir directamente el voto, no repartir propaganda electoral por las calles del recinto y no pegar carteles en cualquier parte del mismo.

 

EMPEZÓ ZOIDO

 

Esta tradición, máxime en una ciudad tan amante de la pervivencia de los usos y costumbres y del cuidado de las formas y del saber estar con elegancia, no ha sido respetada únicamente por, paradójicamente, el partido que “a priori” sería considerado como el más atento a las denominadas esencias de Sevilla, el PP.

 

En el año 2011, la candidatura de los populares, que lideraba el juez Juan Ignacio Zoido, colocó banderolas con publicidad electoral antes del inicio oficial de la campaña para las elecciones municipales de aquel año en las farolas cercanas a la portada de la Feria, con lo que incumplió tanto la ley electoral como la Ordenanza municipal. Esta establecía por aquel entonces una zona de un kilómetro alrededor del recinto ferial libre de publicidad de cualquier tipo para no “contaminar” el festejo. La Junta Electoral de Zona conminó a Zoido a que retirara de inmediato las banderolas con propaganda del PP, una actuación de la que acabó haciéndose responsable la empresa contratada a tal efecto por el partido y que achacó a un error de coordinación de su personal. Ante la desidia de la compañía y del PP tuvo que ser personal del Ayuntamiento el que procedió a retirar la propaganda política de los aledaños de la portada.

 

El segundo episodio se ha producido durante esta Feria de 2019 y no en los aledaños del Real ni achacándolo a un error de una contrata, sino de forma deliberada y consciente: el portavoz y alcaldable popular, Beltrán Pérez, inició oficialmente su campaña para las elecciones municipales del próximo día 26 antes incluso del plazo legalmente establecido en la caseta que el PP tiene en el recinto ferial.

 

OÍDOS SORDOS

 

Pérez y su equipo desoyeron los llamamientos del gobierno local a que reconsiderara una decisión que en palabras del delegado de Fiestas Mayores, Juan Carlos Cabrera, “desvirtúa la propia Feria y sus tradiciones, politiza esta fiesta y sienta un precedente peligroso para los últimos días de esta fiesta y las próximas ediciones, tanto para actos políticos como por parte de empresas privadas”.

 

La respuesta del alcaldable popular consistió en atacar al gobierno y decir que la caseta en la Feria es una traslación de la casa propia, donde por tanto se puede hacer lo que se considere oportuno; que acudiría sólo quien quisiera asistir, por lo que a su juicio se cumpliría la normativa perfectamente y no se interferiría en la Feria. “Se pasará muy bien frente al tono de amenaza y de intromisión de un gobierno municipal que quiere prohibir el acto de un partido, algo que sólo pasa en Venezuela”, añadió el alcaldable popular.

 

¿Son, como sostiene Beltrán Pérez, las casetas en la Feria espacios privados en tanto prolongación de las viviendas particulares y donde hay plena libertad para hacer lo que se quiera, incluido un mitin electoral?

 

Veamos lo que se estipula en al Ordenanza municipal de la Feria, concretamente en su artículo tercero: “La titularidad de las casetas consiste en la licencia del uso común especial y temporal del dominio público con fines lúdicos en el recinto ferial, siendo un acto reglado de la Administración Municipal por el cual, previa comprobación de las condiciones establecidas por la normativa aplicable, se autoriza al solicitante el ejercicio de su derecho de disfrute”.

 

Es obvio, pues, que la caseta del PP es fruto de una concesión pública sujeta al cumplimiento del fin para el que es otorgada: usos lúdicos o festivos, ajenos por completo a los políticos o electoralistas. No existe, por tanto, esa plena libertad para hacer lo que se quiera en su interior como sostiene Beltrán Pérez. Con la “sui generis” interpretación que a su conveniencia hace de la Ordenanza el alcaldable popular, la Feria perdería su dimensión festiva y se podría convertir en cualquier cosa, desde un sucedáneo de Fibes para la presentación, exposición y venta de, por ejemplo, automóviles, hasta en un ruedo ibérico para la lucha política.

 

INCONGRUENCIA

 

La incongruencia del alcaldable popular ha llegado al extremo de tratar de justificar su mitin con el argumento de que se trataba de un homenaje a los trabajadores municipales en el Real. En tal caso, lo “lógico” habría sido solicitar la caseta del Ayuntamiento  para celebrarlo o bien en la de Emasesa, Tussam o cualquier otra empresa o ente municipales.

¿Y qué decir de la edil popular, Evelia Rincón? Ante los reproches al PP por politizar la Feria del candidato de Ciudadanos, Álvaro Pimentel, inquirió a éste que se “plantee por qué presenta su campaña en una ubicación sin licencia de actividad, de luz, agua y vertidos al río”. Se trataba de una alusión a la terraza Puerto de Cuba, donde el alcaldable del partido naranja tenía previsto dar el pistoletazo de salida a su carrera hacia el Ayuntamiento.

 

Así pues, tenemos una concejal que también formó parte del gobierno de Zoido (2011-2015) y que denuncia ahora públicamente que un local abierto desde el año 2005 carece de diversas licencias, ante lo cual cabe preguntarse por qué ella lleva tanto tiempo haciendo la vista gorda al respecto en el seno del Ayuntamiento y sólo saca a colación las presuntas ilegalidades para utilizarlas en contra de un rival político.

 

INHIBICIÓN

 

¿Y qué ha hecho el gobierno de Espadas respecto del mitin de Beltrán Pérez en la Feria? Hasta el momento de redactar estas líneas nada, salvo las lamentaciones por boca de Cabrera de que el alcaldable popular ha desvirtuado la fiesta, roto las tradiciones, incumplido la Ordenanza municipal y sentado un “peligroso” precedente “para que el resto de las fuerzas políticas utilicen el Real para una confrontación fuera de lugar o para que se llene de actos publicitarios”.

El acto político de Pérez en la Feria deja en evidencia al gobierno de Espadas con su tesis del “peligroso precedente”, porque si no reacciona más allá de las condenas verbales  y no actúa, en tal caso le estaría dando la razón al alcaldable del PP en el sentido de que dentro de la caseta se puede hacer lo que se quiera y de que él no ha vulnerado la Ordenanza, y  estaría invitando, por omisión, a que cualquiera hiciera lo que le viniera en gana en el Real.

 

Para que no exista precedente  ni imitadores y este mitin en Feria sea el primero y el último, el gobierno de Espadas está obligado a incoar un expediente sancionador al PP o/y reformar la Ordenanza de la Feria con el fin de que no quede lugar a dudas ni a interpretaciones. Además del uso autorizado (lúdico) deben especificarse también a título de ejemplo los no autorizados (el resto, como políticos, electoralistas, publicitarios, comerciales y etcétera), para que nadie pueda ampararse en que lo que no está expresamente prohibido se sobreentiende que está permitido.

Divide y vencerás

Espadas, favorito en la encuesta para revalidar como alcalde, tiene frente a él una derecha dividida

Beltrán Pérez tiene casi todo en contra, incluido su grado de conocimiento, la mitad que el de Espadas

 

Suele decirse que una encuesta refleja sólo la opinión de los ciudadanos en un momento dado y que no equivale a una foto fija porque los puntos de vista puede cambiar de forma repentina por multitud de factores, desde acontecimientos inesperados hasta por la influencia del entorno más próximo, pero también es cierto que capta la intención de los encuestados y que han de intervenir esos otros factores para modificarla.

Antes de las elecciones municipales del próximo 26 de mayo hemos conocido el sondeo realizado por SW Demoscopia para Viva Sevilla entre el 1 y el 5 de abril y el resultado de las elecciones generales del pasado día 28, que aunque no han sido de carácter local permiten al menos hacer una extrapolación al ámbito del Ayuntamiento. Con todas las salvedades y aunque ni en matemáticas ni en política sea correcto sumar peras con manzanas, lo que nos permite la encuesta por una parte y, por otra, el “fuego real” de las recientes elecciones generales es apreciar al menos qué tendencia existe en el electorado en vísperas de las elecciones municipales, convocadas para dentro de veinte días en números redondos.

Con todas las prevenciones que se quiera, la tendencia dibuja un escenario municipal parecido al surgido tras las elecciones locales que se celebraron el 24 de mayo de 2015: una victoria de la lista socialista encabezada por Espadas pero sin mayoría absoluta, lo que le obligaría a un pacto de gobierno o programático con otras fuerzas políticas; y, globalmente, el escenario también muestra una mayoría por la mínima del conjunto de los partidos de izquierda (la suma de PSOE y Adelante Sevilla) frente a los de centro-derecha (la suma de PP, Cs y Vox).

DOS ESCENARIOS

Según el sondeo de SW Demoscopia y la extrapolación al Ayuntamiento de los resultados de las recientes elecciones generales, el PSOE podría obtener entre 11 y 13 concejales (actualmente tiene 11); el PP, entre 6 y 8 (ahora tiene 12); Ciudadanos, entre 4 y 5 (cuenta con tres); la confluencia de Participa Sevilla (asimilable a Podemos) e IU-CA en Adelante Sevilla, 5 (los mismos que la suma de ambos ahora), y Vox podría entrar en el Consistorio con entre 2 y 4 (ahora carece de representación).

En los dos escenarios (sondeo y extrapolación de las generales), un pacto del PSOE con Adelante Sevilla sería suficiente para que Espadas revalidara la Alcaldía, ya que alcanzaría la mayoría absoluta con más uno o más dos concejales. Aunque el bloque de centro-derecha aportara todos sus votos al alcaldable del PP, Beltrán Pérez, éste no contaría con más de catorce o quince a su favor, sin llegar a los dieciséis necesarios para gobernar.

Aunque Espadas no es el diseñador de la estrategia romana (atribuida a Julio César) del “divide y vencerás”, puede ser el mayor beneficiario de la división que afecta al bloque del centro-derecha tras las elecciones generales y que comprometería un hipotético pacto “a la andaluza” en el Ayuntamiento de Sevilla. Ciudadanos trata de arrebatarle al PP el liderazgo de este bloque político  y, por su parte, el PP trata de desmarcarse lo máximo posible del extremista Vox para tratar de recuperar el centro perdido, un brusco volantazo que ha irritado sobremanera al partido de Santiago Abascal.

Por tanto, el panorama no puede ser “a priori” más favorable para Espadas, que se encuentra con el bloque ideológicamente más alejado de sus posiciones dividido y con cada uno de sus miembros tratando de no verse asociado con los demás para así remarcar sus diferencias.

ANTECEDENTE

Este escenario no es nuevo en el Ayuntamiento sevillano. Recuérdese que Espadas fue elegido alcalde el 13 de junio de 2015 merced a la suma de los votos de todo el bloque de izquierdas (PSOE, Participa Sevilla e IU-CA), mientras que Ciudadanos y PP fueron incapaces de apoyar a un candidato alternativo y cada formación votó por sus respectivos cabezas de lista: el PP, a Juan Ignacio Zoido; Ciudadanos, a Javier Millán (Vox no obtuvo entonces representación). Así pues, oficialmente Espadas ganó por 16 votos frente a 12 de su rival directo, Zoido, y no por la mínima de 16 a 15 si se hubiera unido el centro-derecha.

En la situación creada tras las elecciones generales  puede repetirse la historia de que PP, Cs y Vox acaben votándose a sí mismos con tal de no apoyar a ningún candidato de las restantes fuerzas de centro-derecha, por disputas de liderazgo o por cobrarse facturas políticas.

El sondeo de SW Demoscopia para Viva Sevilla muestra las razones por las que Espadas es el favorito para revalidar la Alcaldía, empezando por la imagen que proyecta como político moderado y centrado, capaz de atraer votos tanto a su izquierda como a su derecha. Es el único de los candidatos al que los sevillanos aprueban, aunque sólo sea con un 5,6 sobre 10. Más que suficiente.

La situación es todavía más favorable para Espadas cuando se pregunta a los sevillanos a quién prefieren como próximo alcalde: casi la mitad (el 48,2%) lo señalan a él, mientras que apenas llegan a uno de cada cinco (el 19%) quienes dan el nombre del candidato del PP, Beltrán Pérez, y a gran distancia (menos del 6% cada uno) aparecen Susana Serrano (Adelante Sevilla), Álvaro Pimentel (Cs) u otro. Obsérvese que la suma de la preferencia de todos los candidatos, incluido ese indeterminado “otro” (un 36,7% en total) ni siquiera se aproxima al porcentaje de los que prefieren al actual alcalde al frente del Ayuntamiento (48,2%).

PREFERIDO

Esta preferencia se registra en diez de los once distritos de la ciudad salvo en el tradicional feudo del PP, Los Remedios, pero incluso ahí Espadas queda a tan sólo 3,5 puntos de distancia de Beltrán Pérez, haciendo valer sus palabras de que él ha gobernado para ese distrito igual que para todos los demás y sin pensar en la ideología de sus vecinos porque es el alcalde de todos los sevillanos, y a las pruebas de las grandes obras realizadas allí (las de la calle Niebla, por ejemplo) puede remitirse.

Hasta ha recibido una valoración más positiva que negativa (once puntos de diferencia) el pacto de investidura que firmó con Participa Sevilla e Izquierda Unida y que le ha permitido gobernar haciendo, según él mismo dice, “milagros” con tan sólo once concejales, un gobierno minoritario nunca visto antes en Democracia. Ese juicio favorable por parte de los sevillanos puede ser motivo más que suficiente para que Espadas pueda defender un pacto similar con la conjunción de izquierdas (Adelante Sevilla) en caso de necesitar reeditarlo para el próximo mandato, tal como apuntan la encuesta y la extrapolación del resultado de las recientes elecciones generales.

OBSTÁCULOS

Con este panorama, la lucha de Beltrán Pérez como alcaldable del PP es aún más difícil. La irrupción de Vox se produce a costa de su electorado tradicional, a lo que hay que sumar el crecimiento de Ciudadanos, el cual se ha quedado a tan sólo 3.354 votos de los populares en Sevilla capital en las recientes elecciones generales y cuyo objetivo ahora es dar el “sorpasso” en el centro-derecha y colocar a su candidato, Álvaro Pimentel, al ,menos como líder de la oposición municipal. Por tanto, Beltrán Pérez ya no tiene a Espadas como único gran rival político, sino también a los candidatos de su mismo espectro ideológico y aunque él obtuviera el mejor resultado en el bloque de centro-derecha “a priori”, ni siquiera la hipotética suma en su favor del voto de todos los concejales de este signo le daría la Alcaldía.

Además, según pone de manifiesto la encuesta publicada por Viva Sevilla, Beltrán Pérez lucha por la Alcaldía en una ciudad en la que el 44,7% de los electores se declaran de izquierdas y un 36,6% afirma que no votaría nunca al PP, partido que sólo cuenta con la fidelidad inquebrantable del 5,3% de los votantes.

Tras la debacle sufrida en las elecciones generales del pasado 28 de abril, el PP ha dado libertad  sus candidatos para que potencien al máximo su propia imagen y minimicen las siglas del partido, una consigna que ha seguido Beltrán Pérez en el acto de presentación de los miembros de su lista electoral.

Sin embargo, hasta en esa estrategia el alcaldable del PP se encuentra con un nuevo obstáculo en su camino: pese a que lleva desde 2003 de forma ininterrumpida en el Ayuntamiento como concejal sólo es conocido por la mitad de sevillanos que Espadas (45,7% frente al 90,3%). Necesita el plazo de veinte días hasta la cita con las urnas el próximo día 26 de mayo para compensar una desventaja acumulada en los últimos dieciséis años. Demasiado.

Dos medias líneas (de Metro)

La Junta, en vez de la red completa exigida por Pérez, anuncia dos medias líneas de Metro

La estrategia del Gobierno andaluz coincide más con la de Espadas que con la del alcaldable del PP

 

El pasado 23 de enero, tras anunciar Espadas que el Ministerio de Hacienda del Gobierno de Pedro Sánchez avalaba la firma del protocolo de financiación negociado a tres bandas (Ayuntamiento, Junta de Andalucía en tiempos de Susana Díaz y Gobierno central) para las obras del tramo Pino Montano-Prado de San Sebastián de la línea 3 del Metro, el portavoz y alcaldable del PP, Beltrán Pérez, le acusó de “usar el Metro para estafar electoralmente” a los sevillanos.

Beltrán Pérez recordó que en los Presupuestos Generales del Estado para el año en curso, elaborados por la ministra sevillana María Jesús Montero, “no se contemplaba ni un solo euro para el Metro de Sevilla”, por lo que a su juicio la entrevista entre la titular de Hacienda y el alcalde no era más que “una foto preelectoral y una estafa a los sevillanos”.

 

El alcaldable popular anunció que presentaría una nueva moción en el Pleno para reclamar otra vez la construcción de la red completa de Metro que, a su juicio, había traicionado Espadas al conformarse sólo con media línea de la 3 (el tramo Pino Montano-Prado). Según Beltrán Pérez, “Sevilla no puede renunciar a su red  completa de Metro, gobierne quien gobierne en cada Administración; por eso -añadió- el PP va a seguir pidiendo su construcción en 15 años, priorizando la línea 3, y la 2 con arranque en Sevilla Este”.

 

156 MILLONES

 

Posteriormente, el 12 de febrero, Beltrán Pérez se reunió con su correligionaria y consejera de Fomento, Marifrán Carazo, y con el viceconsejero, Jaime Raynaud, y anunció que la titular del departamento le había comunicado que “hoy podríamos disponer de 156 millones de euros para la ampliación del Metro”.

Según el portavoz y alcaldablde del PP, era “la primera vez en los últimos diez años que se habla de compromiso presupuestario, lo que es una gran noticia -añadió- para todos los sevillanos que demandan esta infraestructura tan relevante para el futuro de la movilidad en la ciudad”.

Beltrán Pérez continuó diciendo que “frente a compromisos verbales del alcalde del PSOE, Juan Espadas, con la anterior Consejería y la cortedad de sus aspiraciones al pedir media línea (del Metro), nos encontramos con el Gobierno del cambio, con una clara apuesta que puede marcar un antes y un después”.

Todas estas declaraciones han ido en línea con los mensajes lanzados por Beltrán Pérez en los últimos meses, en los que ha convertido el Metro en el “leit motive” de su campaña preelectoral a las municipales, con las ideas-fuerza de que Espadas ha renunciado a la red completa (líneas 2, 3 y 4, las pendientes) al conformarse sólo con la mitad de la línea 3; que el protocolo de financiación tripartita no estaba respaldado por ninguna partida en los Presupuestos Generales del Estado (aparte de que la ley del Metro exonera al Ayuntamiento del pago de la infraestructuras de las líneas, no así de otros conceptos) y que cuando llegara el PP a la Junta de Andalucía habría dinero y compromiso para activar la red completa, subterránea además y prácticamente de construcción simultánea.

 

REBAJA

 

Pues bien, los anuncios del nuevo Gobierno andaluz han desmentido toda la estrategia del portavoz y alcaldable del PP. El viceconsejero de Fomento, Jaime Raynaud, ha adelantado en el curso de un encuentro empresarial celebrado en la Cámara de Comercio de Sevilla que la Junta va a destinar un millón de euros, repartidos en los Presupuestos de 2019 y 2020, para revisar y actualizar los proyectos básicos de las tres líneas de Metro pendientes de construir y que se acabaron de redactar en 2011 pero que acabaron metidos en un cajón tras el estallido de la crisis económica y la falta de recursos para grandes inversiones en obra pública.

Conclusión: nos plantaremos como mínimo en 2021 antes de que se construya un solo metro del Metro, valga el juego de palabras. ¿No decía Beltrán Pérez en febrero pasado que “hoy podríamos disponer de 156 millones de euros para la ampliación” del suburbano? Hay declaraciones carentes de lógica porque no se puede empezar la casa por el tejado, sino por los cimientos. El nuevo Gobierno andaluz actúa con seriedad y prudencia al proceder primero a la revisión de los proyectos básicos, para así conocer los costes actualizados de las tres líneas pendientes y poder obrar en consecuencia y en función de los recursos económicos disponibles en cada momento.

 

No se olvide que, como ha revelado Raynaud, en la Consejería de Fomento hay ya comprometidos 3.650 millones de euros en proyectos hasta el año 2042, un dinero equivalente prácticamente al coste estimado de las tres líneas de Metro que faltan en Sevilla. Así pues, no hay dinero para todo, por lo que lo más probable es que aprovechando digamos el paréntesis del bienio 2019-2020, dedicado sólo a revisiones y estudios de los proyectos básicos, la programación de las obras del Metro se subordinará al próximo Plan de Infraestructuras de Andalucía 2021-2027.

 

MITADES

 

No obstante, ya hay varias directrices para el Metro sevillano en ese nonato Plan de Infraestructuras que se desarrollará en el próximo decenio. Lo avanzó la consejera en unas declaraciones que pasaron inadvertidas en plena Semana Santa y lo ha ratificado su viceconsejero, Rynaud, en el encuentro celebrado en la Cámara de Comercio: acometer, de momento no se sabe si simultáneamente o no (lo más probable es que no), la construcción no integral de las líneas 3 y 2, sino sólo la mitad aproximadamente de las mismas: el tramo Pino Montano-Prado de San Sebastián de la línea 3 (que, completa, llegaría hasta Los Bermejales) y el tramo Sevilla Este-María Auxiliadora/Puerta Osario de la línea 2 (que, completa, llegaría hasta Torre Triana, en la isla de la Cartuja). De este modo, las líneas 3 y 2 confluirían en María Auxiliadora y desde allí los pasajeros podrían conectar con la línea 1 en la estación del Prado de San Sebastián.

 

Raynaud ha afirmado que el compromiso de la Junta de Andalucía es con la red completa del Metro tal como aprobó el Pleno del Ayuntamiento de Sevilla a instancias del PP aunque “acometida por tramos”.

¿Y no era acaso esa misma la postura de Espadas, el cual, ante la falta de fondos por mor de la crisis económica, trató de impulsar al menos la construcción del tramo Pino Montano-Prado de la línea 3 en alianza con la Junta de Andalucía y el Gobierno de la nación?

 

Como la política, y todo en la vida, es según el color del cristal con que se mire, si el alcalde impulsa mejor que nada el tramo Norte de la línea 3, entonces es tachado de traidor y de alcalde de “la media línea de Metro” por Beltrán Pérez, pero si el nuevo Gobierno andaluz, de forma tan bien razonable ante la imposibilidad de disponer de 3.700 millones de euros de golpe y la necesidad de optimizar y repartir los recursos, hace eso mismo, entonces el portavoz y alcaldable del PP guarda silencio y asume así el “compromiso por tramos”.

 

Beltrán Pérez reprochaba a Espadas haberse conformado con una mera media línea de Metro y ahora resulta que podría haber en todo caso dos medias líneas pero no la red completa, tantas veces por él demandada y prometida. El plan de la Junta de Andalucía parece más cercano a la estrategia (haciendo de la necesidad virtud) del socialista Espadas que a la del popular Beltrán Pérez. Paradojas de la política.

 

El PGOU de Beltrán

En Sevilla queda suelo calificado para construir 30.787 viviendas

Si el PGOU frena la inversión, ¿cómo se explican los 1.309 millones en licencias de obra?

 

El título de este artículo es equívoco, ya que según se desprende de una reciente comparecencia del portavoz y alcaldable del PP, Beltrán Pérez, éste en realidad no se identifica con el vigente Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), el cual data de 2006, y promete no la redacción de uno nuevo, sino su revisión parcial en caso de que acceda a la Alcaldía tras las elecciones municipales del próximo mes de mayo.

Habría que preguntarse por qué si el PGOU heredado de los gobiernos de Monteseirín no satisfizo y sigue sin satisfacer al PP, este partido no aprovechó la oportunidad de haberlo revisado, e incluso redactado uno nuevo, cuando gozó de la mayoría absolutísima de los 20 concejales durante el mandato de Zoido (2011-2015). Misterios de la política.

Según Beltrán Pérez, el Plan General no permite el desarrollo de los suelos vacantes y frena la inversión privada y el crecimiento residencial, ya que en su opinión hay un exceso de terrenos terciarios que no favorecen la construcción de viviendas baratas, motivo por el cual nativos de Sevilla capital emigran a municipios del área metropolitana donde sí se desarrollan áreas residenciales.

 

RECALIFICACIÓN

 

Tras este diagnóstico, la receta del alcaldable popular consiste en recalificar suelos terciarios como residenciales e incrementar su edificabilidad mediante la regla del tres por dos, es decir que donde ahora se permite construir dos viviendas se autorizaría la edificación de tres y esta mayor densidad serviría teóricamente para abaratar el precio de los inmuebles y para que los sevillanos no tuvieran que irse a otros municipios limítrofes, con la consiguiente sangría demográfica que sufre la capital en los últimos años.

 

El problema es que el diagnóstico urbanístico de Beltrán Pérez no concuerda con la realidad que reflejan las estadísticas oficiales. Los números hablan, pero los políticos prefieren no escucharlos para que no les estropeen sus apriorismos.

 

Afirma el alcaldable del PP que en Sevilla no hay suficiente suelo residencial para la construcción de viviendas. Sin embargo, en el PGOU de 2006 (aprobado de forma definitiva por la Junta de Andalucía el 19 de julio de dicho año) se calificó suelo residencial para la construcción de 45.000 viviendas. Entre 2007, primer año completo de aplicación de la nueva norma urbanística, y el pasado 2018 se han construido en el término municipal sevillano 14.213  nuevas viviendas. La conclusión es obvia: queda aún suelo para erigir 30.787 viviendas, con lo cual se desmorona el edificio argumental elaborado por el alcaldable del PP.

El número de nuevas viviendas se ha disparado además en el actual mandato de Espadas (4.224) en contraste con el de Zoido (1.294), lo cual se debe en parte a que éste gobernó en plena crisis económica y Espadas lo ha hecho en la fase final de la misma y en el inicio de la recuperación, pero como ésa ha sido la realidad, así hay que contarla.

 

Si, como dice Beltrán Pérez, existiera falta de interés entre los promotores inmobiliarios, el número de nuevas viviendas en Sevilla capital se hubiera mantenido estancado o su crecimiento habría sido irrelevante, pero no es el caso, como demuestra la estadística: 169 en 2015; 711 en 2016; 1.137 en 2017 y 2.207 en 2018.

 

INVERSIÓN SIN FRENO

 

Según el discurso del alcaldable del PP, por causa del vigente PGOU se ha frenado la inversión privada. Veamos qué dicen a respecto los datos de la Gerencia de Urbanismo: entre 2011 y 2018 se han concedido un total de 16.992 licencias de obra y declaraciones responsables, con un incremento progresivo a partir de 2016, cuando cada año se han superado los dos millares (2.600 en 2018), hecho demostrativo de que no existe ningún frenazo, sino todo lo contrario: una notable aceleración.

 

Y el presupuesto de esas licencias y declaraciones responsables ha ascendido a un total de 1.309,6 millones de euros. Muy significativo es que en 2016 se superaron los 100 millones de euros (117,4 millones); en 2017, los 200 millones (238,4), y en 2018, los 300 millones (310,6). De nuevo hay que preguntarse dónde está el frenazo a la inversión.

 

Estas cifras son engañosas por cortas, porque sólo están reflejadas las licencias de obra, cuando el global de la inversión ha sido muy superior. Por ejemplo, la licencia para el complejo comercial en Palmas Altas, rebautizado como Lagoh y promovido por el grupo LAR, fue evaluada en 70 millones de euros, pero cuando se inaugure en el próximo mes de septiembre la inversión por todos los conceptos habrá ascendido a unos 250 millones de euros. Un caso similar es el del rascacielos en la isla de la Cartuja con su zona comercial.

 

Afirma Beltrán Pérez que como Sevilla no dispone ni ofrece actualmente oportunidades de inversión ni suelos a desarrollar, la mayoría de las nuevas promociones se están construyendo en otros municipios como Dos Hermanas y Mairena del Aljarafe. ¿Que no hay en la capital suelos residenciales por desarrollar? Citemos a vuelapluma Palmas Altas, Buen Aire, Hacienda del Rosario, Cortijo de Cuarto, Cruzcampo, Santa Justa, Fábrica de Vidrio, Su Eminencia, Sevilla Este…. Lo dicho anteriormente: hay suelo pendiente y suficiente para 30.787 viviendas nuevas.

 

DOS PROMESAS

 

Por tanto, no se puede establecer una ecuación falta de suelo residencial/exceso de suelos terciarios para fundamentar las dos promesas estrella del alcaldable del PP.

 

La primera es la recalificación de suelos terciarios en residenciales, que aunque no fuera el propósito de Beltrán Pérez haría la felicidad de esos promotores privados que tienen suelos terciarios en buenas zonas de la ciudad y que aspiran a que se los recalifiquen para poder construir promociones de lujo que les deparen mayores plusvalías que los usos actualmente previstos.

La segunda consiste en incrementar la densidad urbana: permitir que se construyan tres viviendas en lugar de dos con la teoría de que así saldrán más y a precios más baratos al mercado y se contendría la sangría demográfica. Estaría por ver si esa mayor colmatación de la ciudad ocupando mucho más espacio, que de entrada redundaría en una menor calidad de vida, tendría como efecto pisos más baratos, pero a buen seguro multiplicaría las ganancias de los promotores y constructores. El alcaldable popular olvida además que esta propuesta suya de una mayor densidad de viviendas obligaría a compensarla con mayores dotaciones y equipamientos y que una revisión general del PGOU, en un momento además de notable recuperación del sector de la construcción, obligaría también a la suspensión de licencias.

 

En resumen, no parece que más ladrillo sea la fórmula para, como preconiza Beltrán Pérez, convertir Sevilla en una ciudad mucho más atractiva para vivir.

 

MMMMMM

 

Viviendas nuevas en Sevilla capital

Año                            Viviendas

2007                          2.953

2008                          2.325

2009                          1.997

2010                          1.600

2011                            584

2012                            362

2013                            179

2014                            169

2015                            169

2016                              711

2017                          1.137

2018                          2.027

TOTAL                     14.213

NOTA.- En el PGOU de 2006 se calificó suelo para 45.000 viviendas, por lo que aún queda terreno para construir 30.787.

Presupuesto licencias de obras y

declaraciones responsables en Sevilla capital

Año                                        Presupuesto

2011                                      164.721.565

2012                                      171.055.816

2013                                      126.606.423

2014                                       87.149.833

2015                                       93.518.331

2016                                      117.489.161

2017                                      238.465.415

2018                                      310.633.539

TOTAL                                1.309.640.083

La plaza del siglo XXI (Prado de San Sebastián)

Beltrán Pérez recupera 25 años después la idea del PA de soterrar el tráfico y convertir el Prado en espacio peatonal

Soledad Becerril, socia entonces de Rojas Marcos, la vetó diciendo que sería “abrir una herida en el corazón de la ciudad”

 

El portavoz y alcaldable del PP, Beltrán Pérez, anunció durante un encuentro organizado por la cadena SER su proyecto estrella si tras las próximas elecciones municipales alcanza la Alcaldía de Sevilla: soterrar el tráfico mediante un paso subterráneo desde el antiguo Equipo Quirúrgico hasta el teatro Lope de Vega, con el fin de crear “una gran zona peatonal y una de las principales plazas de Europa, ejemplo de sostenibilidad pero respetando el tráfico rodado”. Según Pérez, con su proyecto se crearía un gran eje peatonal y verde que conectaría el parque de María Luisa, el Prado de San Sebastián, la Universidad (antigua Fábrica de Tabacos) y la calle San Fernando, con lo que se extendería desde el museo Arqueológico hasta la Encarnación.

El alcaldable popular incluye en su propuesta un gran aparcamiento en el Prado, donde estacionarían autobuses turísticos, algo que, según expresó, ya planteó el gobierno de Zoido, del que él formó parte y cuya licitación quedó desierta en aquel entonces.

Empecemos por el final para aclarar esta cuestión. Zoido propuso construir un aparcamiento sin más, pero no pudo ir más allá porque se lo tumbaron tanto la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía como la Consejería de Obras Públicas porque no estaba previsto en el Plan General de Ordenación Urbana, una norma básica que el entonces alcalde tenía bastante propensión a ignorar (recuérdese también su idea de otro parking al margen del PGOU en la Alameda), por lo que si lo llegó a licitar siquiera no podía más que quedar desierto, sencillamente porque era irrealizable, salvo que se hubiera embarcado en la revisión del PGOU.

 

UNA IDEA ANTIGUA

La propuesta de Beltrán Pérez sobre la creación de “una de las principales plazas de Europa en el Prado” mediante el soterramiento del tráfico con un túnel desde la Pasarela al Lope de Vega ni es nueva ni es suya. Llega veinticinco años después de que fuera concebida, aunque quizás se la haya presentado como supuestamente original el Consejo Ciudadano que le asesora en plan factoría de ideas y él, que por aquel entonces tendría 20 años, no guarde memoria de lo que se entonces se denominó la Plaza del Siglo XXI.

Remito al alcaldable al Plan Especial PERI SU-1 Prado de San Sebastián, de 149 páginas y que fue redactado por la Gerencia de Urbanismo con fecha 29 de julio de 1994, un organismo dirigido por el Partido Andalucista de Alejandro Rojas Marcos durante aquellos gobiernos de coalición con el PP de Soledad Becerril.

En ese documento, donde se hace una magnífica sinopsis histórica del ejido sevillano, está argumentada, justificada y hasta presupuestada en pesetas de la época la peatonalización del espacio comprendido entre la Universidad y el Prado, previo soterramiento del tráfico. Así, en la página 24 puede leerse: “La actuación en el Prado de San Sebastián se concibe y debe formalizarse como la Plaza del Siglo XXI, tomando como ámbito de referencia urbana la ciudad completa”.

Se recuerda cómo ya en 1916 se rechazó la idea de construir allí un rascacielos, prueba de que los sevillanos de hace un siglo no tenían ningún complejo de “no modernidad” como el que sufría Monteseirín, empecinado en construir como fuera uno en la Cartuja pensando en que así colocaba a Sevilla a la vanguardia. Asimismo, cómo los vecinos y el Colegio de Arquitectos tumbaron en los años 60 y 70 del pasado siglo otro proyecto, el de un gran centro comercial; cómo no prosperó tampoco, ya en la Transición, la idea de crear un Foro de las Tres Culturas, y cómo en 1985 se seleccionaron tres propuestas para aquel sitio tras un concurso internacional de ideas arquitectónicas: una empalizada sobre albero con un edificio en forma de cubo en su extremo, un gran estanque que llegara hasta la Universidad y una arboleda con un desnivel como lugar de encuentro, ideas que sirvieron de inspiración al Avance de la Revisión del PGOU (1985) y al posterior Plan Especial del Prado de San Sebastián (1994).

 

TIANANMEN SEVILLANA

 

En este último se puso en valor, como se diría hoy, el potencial del ejido comunal, con 300 metros de longitud por 180 de anchura y con una superficie de 54.000 m2 en la que cabría -se decía- una réplica de la Fábrica de Tabacos o cuatro teatros de la Maestranza, o cuatro estaciones como la de Plaza de Armas o toda la nueva estación de Santa Justa.

Gran repercusión tuvieron en la prensa de la época los planos comparativos de las dimensiones del Prado con otras grandes plazas o explanadas del mundo, para que los sevillanos se hicieran una idea gráfica de sus posibilidades: la explanada de los Inválidos y el Paseo del Louvre y las Tullerías, de París; la plaza de Tiananmén, de Pekín; San Pedro, de Roma; la plaza pública de Samarcanda; la del Campo, de Siena….y también con españolas, como la Mayor, de Madrid; la de Vitoria; el Obradoiro, de Santiago de Compostela; la de Valladolid…..

En el documento se decía que frente a ejemplos como éstos, capaces de ser el eje central de las actividades colectivas de sus poblaciones, Sevilla no ha generado un gran espacio libre de naturaleza arquitectónica para ese número de acontecimientos anuales en torno a los que se mueve el calendario festivo y cultural de la ciudad.

 

Y se añadía: “La Plaza Nueva, con su espacio central fragmentado por su propia definición arquitectónica y de jardín; la Plaza de San Francisco, de reducidas dimensiones; la Alameda de Hércules, maltratada siempre, no ha perdido su carácter marginal y se muestra incapaz de definirse como el gran paseo del centro de la ciudad….No es necesario abandonar nuestro municipio para tener ejemplos recientes de la capacidad de atracción del binomio explanada urbana-actividad cultural. Así, durante la Expo, el importante papel que jugó en la misma la plaza Sony , masivamente utilizada en sus noches musicales como gran espacio libre, con capacidad para albergar grandes espectáculos….” (Página 22).

 

EL SOTERRAMIENTO

 

Y más adelante se propugna el soterramiento del tráfico, en línea con lo expuesto ahora por Beltrán Pérez: “Una de las claves de la solución será la transición-vinculación del Prado al recinto universitario (…). Esta relación se verá potenciada con la depresión del tráfico desde la Pasarela hasta la glorieta de San Diego, impidiendo así que el denso tráfico sea obstáculo para el enlace entre el eje Puerta de Jerez, Calle san Fernando con el Prado de San Sebastián, permitiendo la total permeabilidad del mismo desde su límite con la Glorieta del Cid, estableciendo así de manera clara que el marco de referencia del Prado es la ciudad completa, como confirmación de su carácter singular y de su historia, así como de su capacidad física”.

En el Plan se preveía además aparcamientos subterráneos, intercambiador de transportes y hasta una calle de servicio para el aparcamiento de vehículos vinculados al turismo. O sea, que se adelantó a su tiempo.

¿Y qué pasó? Pues que en el debate en el Consejo de Gerencia, Soledad Becerril se opuso frontalmente con el argumento de que soterrar el viario era “abrir una herida en el corazón de la ciudad”, y condicionó el voto del PP a que no se ejecutara. Así se perdió hace 25 años aquella oportunidad que por ironías de la historia ahora trata de recuperar el mismo partido que la vetó entonces. Curiosamente, no se recuerda que Soledad Becerril dijera que el paso inferior de la calle Arjona para el tráfico fuera otra herida urbana, aún estando más cerca del Centro que el Prado.

El proyecto del Prado tenía tal potencia que Monteseirín trató de apropiárselo en 2007, pese a que el PSOE compartió trece años antes con el PP su oposición al mismo, y luego fue apoyado (2009) por el entonces presidente de la CES, Antonio Galadí, el cual habló de que podía crearse allí una “milla de oro”, máxime si se daban usos museísticos a la Fábrica de Tabacos.

 

Una vez reconocida la paternidad de la idea a los andalucistas, hay también que reconocerle a Beltrán Pérez su resurrección, porque el soterramiento del tráfico y la conversión del espacio Universidad-Prado en la Gran Plaza del Siglo XXI tiene hoy el mismo atractivo que hace 25 años.

Incoherencias

El PP propone una macrosede municipal tras haber rechazado una idea de Espadas en tal sentido hace dos años

La propuesta es una variante de la diseñada por Carbajal en la Cartuja para Urbanismo y Emvisesa en 2007

 

El portavoz del PP en el Ayuntamiento de Sevilla y candidato a la Alcaldía, Beltrán Pérez, ha presentado lo que ha calificado como su “primera gran propuesta de corte electoral”, fruto -ha dicho- del trabajo de su ampliado Consejo de Ciudad, ese órgano asesor compuesto por medio centenar de profesionales con la misión de dotar de contenido al programa del partido para las municipales.

La gran propuesta de Pérez consiste en unificar en un “edificio de vanguardia dotado de tecnologías y avances de última generación” las veintisiete sedes municipales dispersas por la ciudad y dejar las históricas Casas Consistoriales de la Plaza Nueva únicamente para la celebración de actos institucionales  y “usos ciudadanos de excelencia”.

Según la idea de las eminencias grises del alcaldable del PP, la sede municipal unificada se construiría en el sitio de la Cartuja cercano a la torre Pelli y ocupado por las caracolas de la Gerencia de Urbanismo desde la finalización de la Expo-92. Beltrán Pérez ha tirado del PGOU para recordar que allí el Ayuntamiento cuenta con 38.324 m2 edificables para usos terciarios, con una altura máxima de seis plantas y con 10.873 m2 de espacios libres.

En el “edificio de vanguardia” se podrían concentrar 2.100 empleados municipales, se construiría en el plazo de cinco años con un coste de unos 53 millones de euros y su diseño sería fruto de un concurso internacional de ideas. La factura se pagaría con recursos propios del Ayuntamiento, el dinero ingresado por la venta de propiedades municipales, subvenciones de la Unión Europea y préstamos bancarios ya concedidos (para otros objetivos, se entiende) y aún no utilizados por la Corporación Municipal.

 

Aparte de que cuando surge la palabra “vanguardia” hay que echarse a temblar porque es la justificación para que los arquitectos-estrella diseñen sus sueños faraónicos, o los de los políticos, a costa (habría que decir más bien sobrecostes) de los contribuyentes, y a las Setas de la Encarnación me remito, la supuesta original idea, que no es tal sino un poco antigua, de Beltrán Pérez y de sus cabezas pensantes supone una incoherencia política.

 

PLAZA NUEVA

 

Y es que el grupo Popular municipal que ahora lidera Pérez ya rechazó en noviembre de 2016 , en un Pleno municipal extraordinario, una propuesta de corte similar pero a coste mucho más barato que presentó Espadas. Consistía en comprarle a la Junta de Andalucía el edificio de la Consejería de Gobernación, sito en la Plaza Nueva, con ese mismo fin de concentrar las sedes municipales dispersas por la ciudad.

La idea del alcalde era empezar comprando a la Junta el 35% del inmueble de Gobernación (2.934 m2 de un total de 8.383 m2 construidos) por 6.080.000 euros y alquilarle los dos tercios restantes con opción de compra en el futuro. Según Espadas, con la compra de ese tercio el Ayuntamiento se ahorraría 5,7 millones de euros en nueve años respecto del precio que habría que pagar por un alquiler.

Además, la Junta estaba dispuesta a incluir en la operación sin coste adicional un edificio trasero que había comprado en tiempos para ampliar la Consejería y como el Ayuntamiento disponía de la sede de Emvisesa en la calle Bilbao al final se podía encontrar con cuatro inmuebles en el área de la Plaza Nueva (las Casas Consistoriales, la sede de Gobernación, su anexo y la sede de Emvisesa) donde concentrar los servicios y funcionarios municipales.

 

La propuesta de Espadas fue rechazada con el voto negativo del PP, el cual argumentó que “no era una prioridad” para Sevilla sino “una prioridad impostada”. El entonces portavoz, Gregorio Serrano, dijo que mientras se hacía ese planteamiento de gasto (6 millones de euros), el patrimonio “se sigue cayendo a pedazos”, por lo que a su juicio era mejor redirigir el dinero a asuntos sociales, un plan de empleo propio o el arreglo de calles.

 

Si para el PP no era una prioridad hace poco más de dos años gastarse 6 millones de euros en unificar las oficinas municipales, ¿cómo pretende ahora justificar Beltrán Pérez un gasto de al menos 55 millones para ese mismo fin y allende el río, ni siquiera en el Centro?

 

SATURACIÓN

 

En julio de 2018, cuando se preveía la apertura del centro comercial vinculado al rascacielos de la Cartuja para septiembre de dicho año, Beltrán Pérez auguró un “colapso de tráfico”. El alcaldable del PP ofreció una rueda de prensa en la que dijo que con el rascacielos ya prácticamente a pleno funcionamiento el circuito vial de este entorno, que acoge el tráfico de entrada a Sevilla desde la A-49 y el sector Norte de la cornisa del Aljarafe “está ya a punto de colapsar”, máxime tras el previsible impacto de las “decenas de miles de ciudadanos” que atraerá el nuevo centro comercial de los edificios Podio. Así pues, Beltrán Pérez concluyó augurando “atascos monumentales en la zona”.

Si el alcaldable del PP temía el colapso del tráfico por exceso de coches y de personas en el entorno del rascacielos, ¿con qué argumento puede justificar erigir allí, tras cinco años de obras, un macroedificio municipal con al menos 2.100 funcionarios al que tuvieran que acudir a diario los sevillanos y las empresas a arreglar cualquier papeleo, contribuyendo así a saturar aún más aquel entorno?

 

EL CONCURSO

 

Por último, la idea de Beltrán Pérez de construir una macrosede en la Cartuja no es nueva ni original. Es una variante ampliada de la propuesta de unificar las sedes de la Gerencia de Urbanismo y de Emvisesa, que se lanzó hace doce años. En 2007, el gobierno de Monteseirín convocó ese concurso de ideas arquitectónico del que habla Pérez, un concurso que ganó el arquitecto sevillano José Antonio Carbajal y al que también se presentaron, entre otros, Guillermo Vázquez Consuegra, Cruz y Ortiz y Francisco Torres.

 

Según los detalles revelados por el entonces vicealcalde, Emilio Carrillo (aunque se pueden consultar en el portal en Internet del propio estudio de arquitectura: http://www.estudiocarbajal.com/es/nueva-sede-para-la-gerencia-de-urbanismo-y-emvisesa/ ), el diseño ganador del concurso consistía en un edificio de planta cuadrada, articulado mediante una sucesión de patios interiores y exteriores y que se remataría con hormigón blanco teñido, acero lacado y grandes planchas solares orientables a modo de celosías.

 

Con una edificabilidad de 40.000 m2 (23.000 sobre rasante), dispondría de 11.000 m2 de oficinas para los 600 empleados de Urbanismo y de Emvisesa y se dejaría reserva de espacio para un incremento de personal del 25%. La faraónica idea del gobierno local entonces era la de gastarse 70 millones en la obra y financiarla con los 100 millones que pensaba obtener por la venta, en plan cuento de la lechera, del edificio de Emvisesa en la calle Bilbao y de la parcela de las caracolas de la Expo.

 

FIN DE LA BURBUJA

 

Sin embargo, estalló la burbuja inmobiliaria y aquellos planes se fueron al traste. El Consistorio  pensó a continuación en una colaboración público-privada como solución: cedería el suelo a una constructora para que ésta levantara el edificio a cambio de pagarle luego un alquiler por ocuparlo, en línea con lo hecho por la Junta de Andalucía para su macrosede en la avenida de Grecia, en el barrio de Los Bermejales. Posteriormente inclusó pensó en instalar las oficinas de los funcionarios en el rascacielos de la Cartuja.

Finalmente nada se materializó y el PP denunció que el Ayuntamiento acabó pagando 1,6 millones de euros (1,1 millones a Carbajal y el resto a los cuatro arquitectos finalistas en el concurso de ideas) por el proyecto de sede urbanística unificada para al final dejarlo arrumbado en un cajón de la Gerencia.

Así pues, la factoría de pensadores le ha colocado a Beltrán Pérez una idea más bien de segunda mano por la que habría que ver si no tendría que pagarle el “copyright” a Monteseirín, tan propenso a aquel tipo de megalomanías arquitectónicas. Se agradecería que para la próxima ocasión fueran un poco más originales.

El agravio del Metro

La ley de 1975 estipula que Sevilla no tiene que pagar nada de la infraestructura del Metro

Málaga denuncia que la Junta exoneró además al Ayuntamiento sevillano a cambio de obras “sostenibles”

 

El candidato del PP a la Alcaldía y portavoz del grupo municipal en el Ayuntamiento de Sevilla, Beltrán Pérez, ha reaccionado al anuncio de Espadas de que cuenta con el respaldo de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, para la financiación por el Estado de su parte (teóricamente, un tercio) de la línea 3 del Metro (tramo Pino Montano-Prado de San Sebastián) diciendo que “el PP no va a permitir que el Ayuntamiento tenga que pagar un solo euro, porque sería un agravio comparativo con otras ciudades cuyos ayuntamientos no han tenido que costear parte de la obra, como los de Málaga, Bilbao, Madrid, Valencia o Barcelona”.

Es ésta una cuestión que nunca ha quedado clara a ojos de la opinión pública y que, como no podía ser menos, también ha sido utilizada en Málaga, antes y después de la creación del eje simbólico con Sevilla, en ese mismo sentido esperable del agravio comparativo del que habla Beltrán Pérez. Y es que en la urbe de la Costa del Sol se interpreta que Sevilla no ha pagado ni un euro por las obras del Metro. A su vez, el alcaldable del PP sevillano entiende que como Málaga es la que no ha pagado Sevilla tampoco debe hacerlo.

Así pues, cabe preguntarse si el Ayuntamiento hispalense ha tenido alguna vez obligación legal de pagar al menos una parte de las obras de la línea 1 del Metro, obligación que se extendería también a futuras líneas como la 3, y si de hecho ha contribuido financieramente o no.

LA LEY DE 1975

Hay que empezar recordando que Sevilla tiene a su favor algo que no tienen otras ciudades, la ley 37/1975, de 31 de octubre, sobre construcción y explotación del Metro de la ciudad, una norma que no ha sido derogada hasta la fecha.

En el preámbulo de la misma se destaca como novedad que la financiación de la infraestructura corre íntegramente a cargo del Estado y se elimina la obligación del reembolso del 50% por parte del Ayuntamiento con cargo a contribuciones especiales y recargo del arbitrio sobre el incremento del valor de los terrenos.

De esta manera, según el artículo segundo de la ley, deben correr por cuenta del Estado (entonces nos hallábamos todavía en la Dictadura franquista y no existía el Estado de las Autonomías) la construcción de la infraestructura de la red: las obras de explotación, túneles, estaciones y accesos con sus servicios mecánicos, los edificios de cocheras, talleres y subestaciones y las instalaciones de ventilación e iluminación.

En virtud del artículo tercero de dicha norma, el Ayuntamiento quedó obligado a pagar la vía, el material móvil (los trenes), la electrificación, señalización, comunicaciones, puesto de mando, instalaciones de cocheras y talleres, subestaciones y los demás elementos necesarios para la explotación del servicio.

 

CONVENIO DE 2005

En septiembre del año 2005, el Ministerio de Economía del Gobierno central y la Consejería de Economía de la Junta de Andalucía firmaron un protocolo para la financiación de la línea 1 del Metro de Sevilla y de las líneas 1 y 2 del Metro malagueño. Ambas partes asumieron el planteamiento del Gobierno andaluz, el cual calculó que el Estado debía asumir el pago del 100% de la infraestructura de la línea 1 en el tramo que discurriera íntegramente por el término municipal de Sevilla capital (176 millones de euros) y el 33% de los tramos fuera de la urbe (42 millones de euros), tanto en la parte del Aljarafe como en la de Dos Hermanas. Los otros dos tercios los pagarían los restantes ayuntamientos implicados y la Junta de Andalucía.

Esta fue la fórmula en virtud de la cual el Gobierno de la nación se comprometió a abonar 218.313.046 euros a lo largo de 30 años, que es el plazo de duración de la concesión administrativa del Metro sevillano.

Ahora bien, ese cálculo se hizo a partir de la estimación de que el Metro costaría del orden de 461 millones de euros, cuando tras la reciente sentencia condenatoria del Tribunal Supremo a la Junta de Andalucía la factura real final se ha elevado a 890 millones.

Por eso, y mucho antes del fallo del Supremo, el PP ya exigió en el Parlamento de Andalucía que el Gobierno andaluz revisara el convenio del Metro firmado con el Ejecutivo central en 2005, para que éste incrementara su aportación económica conforme al coste real final y no al estimado al inicio de las obras. Veremos si ahora que el PP gobierna en la comunidad y Juanma Moreno es el presidente de la Junta no se abre un nuevo frente con Madrid a cuenta de la factura de la línea 1.

 

REACCIÓN EN MÁLAGA

 

El convenio de los 218 millones de euros que exoneraba al Ayuntamiento de Sevilla del pago de las obras de infraestructura (no así por otros conceptos) del Metro conforme a la ley del año 1975 no dejó de levantar ampollas en el Ayuntamiento de Málaga, que reivindicó una equiparación con el Consistorio hispalense.

A finales de 2018, el entonces consejero de Fomento de la Junta de Andalucía, Felipe López, hizo unas declaraciones a la prensa malagueña en los siguientes términos: “La paradoja es que después de la inversión tan importante hecha por el Gobierno andaluz en Málaga, a estas horas del mes de noviembre de 2018 la aportación del Ayuntamiento al Metro ha sido cero”.

Así pues, casi doce años y medio por entonces del inicio de las obras del Metro malagueño y cuatro años y medio después de la puesta en servicio del suburbano, el Ayuntamiento de la urbe costasoleña no había desembolsado un solo euro, en línea con lo expuesto por Beltrán Pérez.

La reacción del alcalde malagueño, Francisco de la Torre, a las declaraciones del consejero fue invocar el Metro sevillano, donde según él el Ayuntamiento de la capital de Andalucía “no ha puesto un euro”. Y añadió: “Nuestro compromiso era igual. ¿Por qué no se aplica esa misma norma? ¿O es que nosotros tenemos una norma distinta porque estamos en el Mediterráneo y la Andalucía de la Bética es distinta?”.

 

COMPENSACIÓN

 

El Ayuntamiento malagueño le reprocha a la Junta de Andalucía que en su día le perdonara a la Corporación Municipal sevillana una supuesta obligación de aportar 17,5 millones de euros a la línea 1 del Metro a cambio de la realización de obras de movilidad sostenible valoradas en 26,6 millones, unas obras que sonaban a mera coartada para justificar la falta de desembolso municipal.

El alcalde malagueño, Francisco de la Torre, no ha dejado de expresar su protesta por que la Junta llegara a un acuerdo con el Ayuntamiento sevillano “para que lo que iba a tener que poner (en el Metro) fuera sustituido por obras que haría el Consistorio, y con nosotros este tema está por resolver”.

Conclusión: Málaga se escuda en que Sevilla no ha aportado nada al Metro para no desembolsar a su vez, con lo cual el agravio comparativo entre una y otra sirve de perfecta coartada para las dos. En cualquier caso, Beltrán Pérez ha hecho bien en recordar que, según la ley del Metro, el Ayuntamiento de Sevilla no tendría que pagar tampoco ninguna infraestructura de la línea 3, por lo que habrá que estar muy pendientes de cómo se reparte la factura de los 718 millones de euros que costará el tramo entre Pino Montano y el Prado.

El Consejo de Beltrán Pérez

El alcaldable del PP no ha sabido ampliar con este Consejo la base sociológica de su partido

Resalta el escaso peso de las mujeres, que suponen sólo un  tercio de los miembros

 

El alcaldable del PP; Beltrán Pérez, presentó hace unos días el denominado Consejo de Ciudad o Consejo de Sevilla, compuesto por veintinueve expertos -calificados de independientes- en diversos campos y cuya misión, según el partido de la gaviota (o del charrán, según se interprete) será configurar el modelo de ciudad que el candidato a la Alcaldía va a proponer a los sevillanos “como fruto -indica la formación política- de la conversación constante entre los integrantes de un proyecto que quiere transformar la frustración ciudadana en ilusión y a aquellos (sic) que tienen en sus manos la llave del futuro de Sevilla: nuestros vecinos”.

La creación de un consejo de notables dentro del PP no es algo novedoso. Hace ahora casi diez años, el 25 de octubre de 2008, el entonces presidente del PP(A), Javier Arenas, presentó en Córdoba un Consejo Asesor formado por 32 personas, la mayoría de ellas profesionales independientes. Lo definió como “un laboratorio de ideas” que debía trasladarle la opinión directa de la calle y traducir en iniciativas que poder presentar en el Parlamento andaluz, y también para testar la alternativa popular en la comunidad autónoma. “Le queremos trasladar a la sociedad -dijo Arenas en su discurso- el mensaje de que queremos la alternativa no para intervenir en ella, sino para escucharla”.

 

Obsérvese el evidente paralelismo entre las dos iniciativas separadas por diez años y hasta en la terminología empleada: conversar/escuchar a la sociedad civil para que de ella emanen las ideas para el programa electoral del partido. Es la mejor demostración de que Beltrán Pérez tiene como ejemplo y mentor a Javier Arenas, a la postre el valedor de su candidatura a la Alcaldía.

Hasta el número de miembros (32 en el Consejo de Arenas, 29 en el de Beltrán Pérez) es similar, con la diferencia de que el del ex-ministro lo presidía una persona sin cargo orgánico en el partido, el notario Luis Marín Sicilia (primer vicepresidente del Parlamento andaluz por UCD) y que el del alcaldable lo presidirá una compañera de su bancada en el Ayuntamiento, la edil Mar Sánchez Estrella.

Arenas fue aún más lejos en el tiempo y en la creación de consejos, ya que en el año 2004 fundó un Consejo Asesor sobre I+D compuesto por catorce miembros, entre los que figuró el ex rector de la Hispalense y ex diputado autonómico por Izquierda Unida Juan Ramón Medina Precioso y presidió otro catedrático ex militante de IU, Luis Rull.

 

También hay que remitirse al actual alcalde, Juan Espadas, que aunque no nombró un Consejo Asesor como tal sí mantuvo reuniones sectoriales con todo tipo de personas y reconoció poco antes del inicio de la campaña electoral del año 2015 que para la redacción de su programa, con 377 medidas “para un gobierno participativo, innovador y revolucionario” se había basado en 5.000 ideas aportadas por los ciudadanos; en esa línea,  su “filosofía” sería potenciar la participación de colectivos sociales y profesionales

Así pues, el denominador común de Arenas, Pérez y Espadas es la referencia al diálogo, la conversación y el escuchar a los ciudadanos a través de los notables de que se rodean.

 

LOS “EX”

 

Del Consejo de la Ciudad de Beltrán Pérez se ha querido destacar la naturaleza independiente de sus miembros, aunque hay alguna excepción.

Por ejemplo, Adolfo González, profesor de Historia de América de la Universidad Hispalense, fue durante ocho años diputado del PP en el Congreso de la Carrera de San Jerónimo pero en 2011 dio la espantada cuando se enteró de que lo iban a relegar del cuarto al sexto puesto en la lista electoral y, por tanto, con menos posibilidades de repetir en el escaño.

Otro egresado de la política, o más bien regresado a ella, es Juan Ortega, el exconsejero por el PA de Relaciones Institucionales en la Junta de Andalucía, que trae consigo a este Consejo Asesor de Pérez a su esposa, la poetisa Rosa Díaz. Veremos cómo le resulta a Beltrán este guiño al extinto Partido Andalucista, que en las últimas elecciones municipales apenas cosechó 4.536 votos (el 1,41% de todos los emitidos).

 

DISPARIDAD

Resalta en el Consejo del alcaldable del PP la gran desproporción entre el número de hombres y de mujeres que lo componen, máxime tras el éxito de las masivas movilizaciones femeninas el pasado 8 de marzo y el reciente nombramiento por Pedro Sánchez del Gobierno más feminista de la historia de España, con once mujeres y siete hombres, incluido el presidente.

 

De las veintinueve personas elegidas por Pérez para ayudarle a elaborar el programa electoral para las elecciones municipales de 2019, veinte son hombres (el 69% del total) y tan sólo nueve, mujeres (el 31%). Esta proporción no se aproxima siquiera a la existente en la población de Sevilla capital, formada mayoritariamente por mujeres: 366.759, que suponen el 52,50% del total de habitantes, frente a 331.931 hombres, el 47,50%.

Así pues, la representación femenina en este Consejo de Beltrán Pérez está veintiún puntos por debajo del peso demográfico de la mujer en nuestra ciudad y aunque podría argumentarse que el criterio que ha de primar es la valía personal por encima del sexo, el alcaldable del PP quizás podría haber hallado más féminas para su organismo asesor si se lo hubiera propuesto en firme, en una mayor apuesta por la paridad.

 

PROFESIONALES

El tercer rasgo destacable es que el Consejo está integrado en su inmensa mayoría por profesionales que hasta no hace mucho se calificaban de liberales: cuatro abogados (el 14%), cuatro profesores universitarios (otro 14%), tres médicos (el 10%), tres arquitectos (otro 10%), dos ingenieros (el 7%), tres profesionales vinculados al mundo de la comunicación (10%), dos de las finanzas (7%), tres del mundo de la cultura (10%), un notario, un ex consejero de la Junta de Andalucía, un ex jefe de la Policía, un alto funcionario del Ministerio de Justicia y un miembro de una asociación de afectados por una enfermedad.

Por tanto, el alcaldable del PP se ha rodeado de perfiles que “a priori” encajan con el electorado de su partido, pero no ha ido mucho más allá ni ha hecho guiños a colectivos profesionales y sociales que pudieran significar un deseo de ensanchamiento de la base electoral de la formación política.

Si se observan los resultados de las elecciones municipales en Sevilla capital en los últimos veinte años, el PP se mueve entre doce y quince concejales, insuficientes para poder gobernar en solitario. Sólo rompe ese techo cuando Zoido irrumpe sin complejos en los barrios sociológica y políticamente de izquierdas, que nunca antes se habían atrevido a pisar los líderes locales de su partido, y pide a los vecinos su voto prestado con la promesa de arreglar desde el gobierno de la ciudad los desaguisados, escándalos y despilfarros de Monteseirín. En esa jugada capta como símbolo hasta un frutero de Su Eminencia.

 

ZONA DE CONFORT

 

Y la falta de ampliación de la base sociológica, por no haber realizado ningún fichaje en ámbitos de la izquierda (recuérdese a Javier Arenas incorporando a antiguas figuras de IU), se nota en demasía en la composición del Consejo de Ciudad de Beltrán Pérez, y desde ese punto de vista puede calificarse como una ocasión perdida. El alcaldable no ha salido de su zona de confort al no reclutar para su causa a personas distintas y distantes ideológicamente a través de las que conectar con los votantes no tradicionales de su partido y sin los cuales no puede aspirar a lograr una mayoría de gobierno. Necesitaba ampliar el espectro con este organismo y no ha transmitido ese mensaje a la opinión pública con la selección de los miembros que lo componen.

Beltrán ha pedido a su flamante Consejo de Sevilla que identifique una oportunidad oculta y no evidente que permita a la capital andaluza “volver a ser la gran ciudad que puede ser, si decide serlo”, pero ha marcado entre sus objetivos el dragado del Guadalquivir tan sólo unos días después de que en unas Jornadas universitarias el presidente de la Autoridad Portuaria ratificara que se trata de un proyecto abandonado y que la apuesta actual del puerto es por la sostenibilidad ambiental del estuario. O sea, que Beltrán pide ideas nuevas para Sevilla mientras él sigue anclado en las viejas.

Polígono (Sur) sin comisaría

Zoido impuso cuando era alcalde una comisaría para turistas en el Patio de Banderas por criterios políticos y no técnicos ni policiales

Beltrán Pérez dice que una recalificación en el Polígono Sur retrasaría la comisaría 7 años mientras impone la de la Gavidia “ipso facto”

 

El delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz, ha defendido que la ubicación final de la comisaría de Policía fuera del Polígono Sur -en un solar entre la Ciudad Sanitaria Virgen del Rocío y el parque Celestino Mutis- no responde “a una decisión política, sino a criterios policiales y técnicos”.

Sanz considera una paradoja el rechazo de la comisionada (“no sabía que tuviera competencias en materia de seguridad”, ha dicho de ella) y del Ayuntamiento de Sevilla a que la comisaría se erija en el solar que, según el delegado, se estableció en un convenio firmado en 2005 y en el que se fijó la cesión de ese terreno municipal al Estado con tal finalidad.

Según el delegado, “es conveniente que nadie juegue a lo que no es y dejar a la Policía que decida la instalación de sus comisarías por criterios técnicos, de seguridad, de accesibilidad y de agilidad para que se tenga lo antes posible”.

 

UN PRECEDENTE

 

Veamos un ejemplo protagonizado por el actual ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, en que no se decide la instalación de una comisaría por la Policía, ni por criterios técnicos, sino políticos. Cuando aún era el líder de la oposición municipal, Zoido presentó el 13 de julio de 2006 una moción en el Pleno instando a que se abriera una comisaría de Policía en el Patio de Banderas por considerarlo “un punto estratégico en lo que a posibles delitos contra los turistas se refiere”.

Zoido dijo entonces que “independientemente de la inauguración de la comisaría de la Alameda de Hércules (la inauguró  el entonces ministro Rubalcaba, en mayo de aquel año; instalaciones que sustituían a las de la Gavidia y a las provisionales del Patio de Banderas tras el cierre de aquéllas) su apertura es absolutamente necesaria porque Sevilla necesita la aplicación de medidas de seguridad inminentes…”.

El alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, inaugura junto al ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, el Servicio de Atención al Turista Extranjero (SATE) del Patio de Banderas.

 

Y ya siendo Zoido alcalde, a finales de julio de 2014 se inauguró en el Patio de Banderas una comisaría conjunta de la Policía Nacional y de la Local que fue denominada “Servicio de Atención al Turista Extranjero”. Los agentes de ambos cuerpos se iban a encargar de recabar las denuncias de los extranjeros y de facilitarles el catálogo de gestiones disponibles, como la cancelación de las tarjetas de crédito o los trámites con el Consulado de su país y la agencia de viajes.

En crónicas periodísticas de la época pudo leerse lo siguiente: “Todas estas gestiones ya las hacía la Policía desde sus actuales sedes, pero las autoridades creen que ubicar una oficina en la zona monumental supondrá una ventaja para los visitantes. Otras fuentes policiales consultadas entienden que puede producirse una duplicidad de funciones y que la nueva comisaría obligará a restar agentes de servicio en la calle para meterlos en una oficina”.

Queda por tanto claro, pese a lo que ahora diga Sanz y que también con Zoido al mando, (en aquel entonces como alcalde de Sevilla), que no fue la Policía la que decidió que se abriera una comisaría para turistas en el Patio de Banderas, ya que esa atención se les prestaba desde las instalaciones policiales en la Alameda, Betis y Blas Infante, sino que esa apertura obedeció a designios políticos para proyectar una imagen ante los visitantes y los propios sevillanos, conforme al planteamiento que tenía el entonces alcalde desde ocho años antes.

EN CLAVE POLÍTICA

Por tanto, la comisaría de la polémica podría, y debería, haberse ubicado en el Polígono Sur por una conveniente decisión política y al margen de los criterios técnicos y policiales. ¿Desde cuándo se imponen los criterios profesionales a los políticos? Zoido -y el PP- ha perdido el olfato populista con que ganó aquellas elecciones con 20 concejales, simbolizado justamente en el frutero del Polígono Sur que le dio su apoyo público e hizo campaña por él en el barrio.

Dado que allí la demanda de la comisaría es un clamor popular, además de una reivindicación histórica y una cuestión de justicia y hasta de lógica policial por tratarse de la zona más conflictiva y con mayor tasa de delincuencia de la ciudad, el ministro se habría ganado a sus 50.000 habitantes si hubiera lanzado el mensaje de que a pesar de que la Policía aconseje (el único criterio aceptable sería el de una mejor comunicación) instalarla a espaldas del hospital, él había decidido atender los deseos de los vecinos construyendo las instalaciones dentro del Polígono Sur.

En vez de eso, se insiste machaconamente en que está a tan sólo 200 metros de distancia (del límite del barrio, que no del centro del mismo), con lo cual la lectura puede hacerse justamente a la inversa: por ahorrarse 200 metros, el PP se ha malquistado a 50.000 votantes potenciales del Polígono Sur.

RECALIFICACIONES

Antonio Sanz se remonta a un convenio firmado en 2005 y Beltrán Pérez, para congraciarse públicamente con el sector zoidista al que en privado acusa de torpedear su candidatura a la Alcaldía de Sevilla, defiende el sitio elegido en vez de otra parcela estatal en la calle Padre José Sebastián Bandarán (sita en el interior del Polígono Sur) con el argumento de que para ésta se necesitaría una recalificación urbanística que retrasaría el proyecto hasta el año 2025.

Hay que preguntarle entonces al portavoz municipal del PP cómo es posible que él haya conseguido imponerle a Espadas en el pacto para los Presupuestos municipales que recalifique la antigua comisaría de la Gavidia y la ponga a la venta en tan sólo los nueve meses que faltan para que acabe el año en curso mientras dice que para recalificar un solar en el barrio más degradado de Sevilla, donde justamente cabría aplicar la mayor celeridad administrativa, se necesitan siete años. A ver cómo lo explica, porque es difícilmente entendible.

La construcción de la comisaría estuvo prevista desde el principio en el Polígono Sur y así ha sido reclamada desde hace 34 años por sus vecinos, como se pone de manifiesto a lo largo del tiempo cuando se tira de hemeroteca.

DEMANDA HISTÓRICA

El 3 de marzo de 1984, ABC publicó una noticia con el título “Ayer volvieron a cerrar los comercios del Polígono Sur y alrededores”, un cierre de “la práctica totalidad de establecimientos, quioscos, tiendas, bares y supermercados”, en dos jornadas consecutivas de protestas por la inseguridad ciudadana. “Los comerciantes del Polígono Sur solicitan -podía leerse- la instalación en el barrio de una comisaría de Policía prevista desde la construcción de la zona pero aún inexistente por la falta de medios económicos en el Gobierno Civil”.

El 20 de septiembre de 1988, el mismo diario publica otra información al respecto que es toda una premonición de lo que finalmente ha acabado pasando: “En su afán de no perder la comisaría de Policía, los vecinos han ofrecido unos locales donde, de forma provisional, se podría ubicar las dependencias policiales. “Sabemos -añadió (Manuel de los Reyes, representante vecinal)- que está previsto construir la comisaría, pero tememos que por la extensión del Distrito V, que abarca desde el Parque (de María Luisa) hasta Bellavista, las dependencias policiales no estén cerca de los barrios donde vivimos. Ello nos ha llevado a movilizarnos y a recoger las firmas que hemos entregado refrendando nuestra petición”.

Y así puede rastrearse en la prensa esta reiterada reivindicación desde hace 34 años: los vecinos del Polígono Sur han demandado unas instalaciones policiales previstas en el barrio desde el principio y para sentirse además arropados por el Gobierno frente al imperio de la delincuencia. Pese a tantos años de espera y de peticiones, el Ministerio del Interior la construirá fuera de la zona (barriadas de Paz y Amistad, la Oliva, Antonio Machado, Martínez Montañés, las Letanías y Murillo) alegando que distan tan sólo 200 metros y criterios técnicos.

No cabe mayor error, cuando justamente era el momento de tomar decisiones por razones políticas y porque no es cuestión de geografía, sino de psicología. Con esta decisión los vecinos se han sentido preteridos una vez más y abandonados por el Gobierno y se acrecienta su sensación de que ellos no forman parte de Sevilla. Se pudo construir una comisaría para los turistas en el Patio de Banderas, pero no en el interior del Polígono Sur para los 50.000 habitantes de esos barrios marginados y que ahora se creen aún más marginados de lo que ya están.

 

Abrazos (casi) gratis

El pacto presupuestario con el PP sólo tiene un impacto de 4 millones y a partir de 2019

Espadas hasta ha desvinculado la reclamación de la Patrica de inversiones del PP

Si para Enrique IV París bien valía una misa y por eso, para poder tomar pacíficamente la capital de Francia ante la imposibilidad de hacerlo por la fuerza debido a la resistencia de los parisinos ante un hugonote como él, hubo de abjurar de su fe y convertirse al catolicismo, para Espadas los Presupuestos municipales de 2018 pueden valer una reelección a cuenta de las inversiones previstas en los mismos, de ahí que haya aceptado el abrazo del PP para sacarlos adelante, máxime si el abrazo de Beltrán Pérez le sale prácticamente gratis y no le provoca el temor de que se convierta en el abrazo del oso.

El portavoz del PP ha vendido por muy poco, casi nada (como decía el Beni de Cádiz), su abstención, que ha permitido la aprobación de las Cuentas pactadas por el PSOE y Ciudadanos y que, paradojas de la política, llevan incorporadas las enmiendas de Participa Sevilla e Izquierda Unida pese a que estas dos formaciones acabaron votando en contra. Así pues, nos hallamos ante unos Presupuestos de la izquierda que salen adelante merced al apoyo y/o el no rechazo de la derecha.

Aunque Beltrán Pérez ha publicitado que su abstención se ha debido a un ejercicio de responsabilidad y de altura de miras para no dejar a la ciudad sin nuevos Presupuestos (técnicamente, como dice el PP nacional, se puede gobernar 150 años con los Presupuestos antiguos prorrogados), ello ha sido la consecuencia de su decisión política, pero no la causa, ya que su motivación principal habría sido no aparecer ante sus votantes

en particular y los sevillanos en general alineado con las fuerzas radicales de la izquierda en su rechazo al proyecto de Espadas.

 

ERROR DE ESTRATEGIA

 

Y una vez más se pone de manifiesto el error estratégico del PP por su empecinamiento en la política del todo o nada con su denominado Presupuesto alternativo y su negativa a negociar y presentar enmiendas al proyecto redactado por el gobierno conforme a los cauces reglamentarios. Ni siquiera tras el dictamen jurídico negativo emitido por el secretario y el interventor municipales el PP se avino a razones, y se quedó voluntariamente en fuera de juego, por lo que al final no ha colocado ninguna enmienda a los Presupuestos definitivos, ha tenido que negociar la abstención renunciando a su supuestamente innegociable Presupuesto alternativo que tanto trabajo le costó elaborar y ha acabado permitiendo que se aprueben unas Cuentas que incorporan las enmiendas por valor  superior a 8,5 millones de euros de esa izquierda radical (Participa e IU) a la que tanto descalifica.

Veamos qué supone para Espadas la aceptación de las condiciones “light” de Beltrán Pérez, que en cualquier caso nunca se podrán aplicar durante este año sino, en la mejor de las hipótesis, en 2019.

 

1.- Reclamación de la red completa de Metro: Antes de que la negativa de Participa e IU a los Presupuestos provocara el giro del PP y su decisión de abstenerse para facilitar su aprobación con sólo los votos de PSOE y Ciudadanos, Espadas ya declaró públicamente que no tenía inconveniente alguno en suscribir cualquier pacto sobre el Metro que propusiera Beltrán Pérez para que éste “saliera en la foto” del desbloqueo de la línea 3 del Metro en el tramo Pino Montano-Prado de San Sebastián. Y es que Espadas nunca ha renunciado al resto de líneas ni a la posible ampliación de aquélla a San Jerónimo y a Bellavista (sin esos dos posibles nuevos tramos el coste de todo lo pendiente ya asciende al menos a 3.700 millones de euros en un escenario con un Gobierno nacional, éste sí, sin Presupuestos aprobados), pero tiene muy claro que sólo tras el inicio del primer tramo de la línea 3 será posible continuarla hasta Los Bermejales y empezar a activar las restantes.

 

Recordemos la estrategia del Gobierno de Felipe González con la línea ferroviaria de alta velocidad que se construyó con motivo de la Expo-92. La lógica económica invitaba a que la primera línea española de AVE se tendiera entre Madrid y Barcelona, para así conectar a través de su prolongación a Francia con el resto de la alta velocidad europea.

 

Cuando a Alfonso Guerra, con la acusación implícita de favoritismo a Sevilla por la condición de sevillanos tanto de él como de Felipe González, le preguntaron la razón de empezar el AVE entre Sevilla y Madrid, Guerra explicó sin complejos de que ésa era la única forma de garantizar que algún día el tren de alta velocidad llegara a la capital de Andalucía, porque si se hubiera elegido Madrid y Barcelona no habría habido ninguna seguridad de su prolongación futura hacia el Sur. De la otra forma se acabaría imponiendo la presión por conectar las dos grandes capitales españolas, como así acabó ocurriendo (el AVE llegó de Madrid a Barcelona en el año 2008, más de tres lustros después de inaugurada la línea a Sevilla).

 

En el Metro pasa lo mismo: la única forma de que algún día se complete la línea 3 y toda la red es al menos empezar el tramo Pino Montano-Prado de San Sebastián, porque hoy por hoy no hay dinero para todas las líneas a la vez ni es viable poner patas arriba con obras toda la ciudad.

 

2.- Reclamación de la actualización de la participación de Sevilla en los tributos distribuidos por la Junta de Andalucía (la Patrica). El pacto con el PP obliga a Espadas a “iniciar los trámites” institucionales operativos con el objeto de remitir petición formal a la Junta de Andalucía para que se reconozca la cantidad que corresponde al Ayuntamiento de Sevilla en concepto de Patrica…”.

Mandar una carta a la Junta con esta reclamación (recuérdese las que enviaba Zoido a Griñán cuando aquél era alcalde y éste presidente) no le supone coste alguno a Espadas (si acaso, el del franqueo) porque la decisión de ese reconocimiento de cantidad, estimada por el PP en 14 millones de euros, no está en sus manos sino en las de Susana Díaz.

Es más, Espadas ha conseguido que esta reclamación genérica sea sólo eso y no, como pretendía el PP cuando en diciembre ofreció un pacto basado en su Presupuesto alternativo, vincular una serie de inversiones en la ciudad al potencial dinero que pudiera librar el Gobierno andaluz, un dinero que en tal hipótesis sería administrado por el alcalde y en función de sus prioridades políticas, no de las del PP, luego todavía más en su beneficio.

 

3.- Revisión de las Ordenanzas Fiscales, con el pequeño, o gran, matiz de que como ya está todo el pescado fiscal y económico vendido para el año en curso, las exigencias del PP no podrían ser satisfechas hasta 2019. Los populares han exigido a cambio de su abstención a los Presupuestos que el IBI se reduzca en un 5% y el ICIO al 3,25% (está en un 3,5%), la supresión de la tasa que grava los convenios urbanísticos y otras medidas menores.

El impacto de estas exigencias ha sido estimado por el gobierno socialista en unos 4 millones de euros (dos millones y pico por los dos puntos adicionales de rebaja del IBI a los tres ya acordados con Ciudadanos y, el resto, por el ICIO y demás medidas).

 

4.- La Gavidia: Según el pacto, se debe iniciar durante el primer semestre del año en curso “los trámites para la modificación puntual del PGOU a fin de calificar la Gavidia como edificio terciario para su enajenación de acuerdo con los usos específicos que prevé el Plan General y para que la reducción fiscal acordada en el punto anterior no impida el desarrollo de inversiones públicas efectivas durante el próximo ejercicio presupuestario 2019”.

Este texto es la mejor demostración de que el pacto con el PP no tiene ninguna consecuencia para el año en curso. Independientemente de otras consideraciones sobre las que no es el momento de extenderse (incumplimiento del acuerdo del Pleno sobre la antigua comisaría, pérdida de un equipamiento para el Casco Antiguo) ¿recuerdan quién fue el primero que en este mandato planteó la venta/demolición del edificio y reabrió así el debate sobre su uso y destino futuro? ¿Recuerdan quién fue el que trasladó a los grupos municipales varias ofertas para la enajenación de la Gavidia? Pues, por más señas, el mismísimo Juan Espadas, al que la exigencia del PP (¿o la habrá metido él?) en el pacto le sirve de perfecto  camuflaje para ese mismo propósito, ya que se encontraría así con 10 millones de euros más para invertir en 2019 en proyectos que llevar al balance con el que se presentará ante los sevillanos en las elecciones municipales de mayo del año próximo.

Pero no sería ése el dinero importante, ya que con la tramitación que exigiría la aprobación del Presupuesto de 2019 apenas le quedaría margen temporal para gastarlo antes de las elecciones municipales  del 9 de junio del año próximo, sino el del Presupuesto para este 2018, gracias al cual Espadas va a llenar de obras los barrios y materializar todo el gasto social que repercute en aliviar tantas necesidades en una ciudad con 73.000 parados, su mejor aval para aspirar a la reelección.

Estos Presupuestos, los del tercer año, son la clave de todo el mandato, de ahí el afán del alcalde en ofrecerse a pactarlos con quien fuera, con la izquierda o la derecha, porque conforme a la máxima de Deng Xiao Ping, gato negro o blanco no importa con tal de que cace ratones.  Y sí, Sevilla para Espadas bien valía el abrazo de Participa por la izquierda o del PP por la derecha, abrazo que en este último caso le ha salido (casi) gratis.