El dueño de Calzados Mayo -en la Alfalfa, especializado en artículos de la Feria y la Semana Santa-, escribe una carta en la que muestra su sorpresa por la reposición del anuncio en forma de bacalao de madera de una tienda de ultramarinos que cerró hace 40 años en Argote de Molina. Cuenta que con un esfuerzo titánico mantiene aún la pequeña tienda familiar que data de 1940 y en cuyo exterior tenía unos carteles anunciadores del negocio, que el Ayuntamiento le ha obligado a retirar a un coste final superior a los 3.000 euros. La pregunta que deja en el aire es por qué el alcalde, hasta con banda de música incluida, participó en la fiesta popular organizada para celebrar la reposición del fósil publicitario en forma de teleósteo, pese a que anuncia un comercio inexistente, mientras el Ayuntamiento que preside el mismo Zoido obliga a retirar la publicidad externa que un comercio necesita para seguir sobreviviendo a la crisis y no morir en el intento. Coda final: confiesa que su único consuelo es haber contribuido (con su dinero) a toda la fanfarria del bacalao.