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Sin ‘efecto Zoido’

Zoido logró en 2007 su primera victoria en unas municipales, por 4.242 votos de diferencia y empatado en concejales (15) con Monteseirín, por lo que el pacto de éste con Torrijos le privó de la Alcaldía. Por eso, en 2011 pidió el voto prestado de los cinco distritos que habían sostenido al PSOE cuatro años antes, con el fin de desalojar a los socialistas tras los escándalos y delirios (Setas) de Monteseirín.

Zoido ganó por mayoría absoluta (20 ediles) porque prometió aquello que todos querían oír y porque atendiendo a su llamamiento tres distritos socialistas (Este, Macarena y San Pablo) le prestaron sus sufragios, frente a dos (Cerro-Amate y Norte) que no lo hicieron pero donde el PP logró grandes avances (4.457 votos más en Cerro y 4.371 más en Norte).

Cuatro años después Zoido ha ganado por tercera vez, pero por una mayoría insuficiente de 12 ediles, tras perder 59.782 votos, que muy probablemente le privarán de la Alcaldía frente al pacto de la izquierda. Ha tenido suerte, ya que si la izquierda radical hubiese concurrido en candidatura única en vez de en tres listas (Participa, Ganemos y Equo), sus 45.518 votos habrían dejado al PP con once ediles (empatado con el PSOE) y a aquélla con cuatro.

A derecha e izquierda

En una corporación con dos concejales menos (31), Zoido ha perdido tres por el centro-derecha que representa Ciudadanos, en cuyos brazos y/o la abstención (ha habido 20.000 votantes menos) se han arrojado los desencantados con el PP; y otros tres por la izquierda, fruto de la devolución del voto prestado en distritos rojos cuatro años atrás. Sólo ha retenido uno de ellos, San Pablo-Santa Justa, pero con 5.888 votos menos que entonces, y ha devuelto al PSOE el distrito Este (-7.142 votos) y Macarena (-6.285).

Por ende, en los distritos tradicionalmente del PP, en que ha ganado, ha obtenido peores resultados incluso que en 2007, con la excepción de Bellavista, con 43 votos más que hace 8 años. Sus distritos le han dado menor apoyo que en su primera victoria: 12 puntos menos en Casco Antiguo; 10 menos en Los Remedios; nueve menos en Nervión; 18 puntos menos en Sur y 8 menos en Triana.

Zoido ha tenido la mayoría más absoluta y la ha dilapidado. ¿Por qué? Porque no ha respondido a las grandes expectativas que suscitó. Basta comparar el programa del PP en 2011 con la realidad para ver su enorme grado de incumplimiento.

Promesas

Prometió convertirse en el alcalde del empleo e incluso creó una Delegación de tal nombre para a continuación alegar que el Ayuntamiento carecía de competencias o presentarse como el alcalde de la menor destrucción de empleo sin importarle manipular los datos. Dijo que con Monteseirín se habían destruido 40.000 empleos (fueron 31.378) y que con él sólo 4.000, diez veces menos (pero eran 8.507).

Prometió presentar un plan municipal de empleo a la vuelta del verano de su primer curso, del que nada más se supo, y desoyó la petición de que al menos hablara con las grandes empresas para tratar de paliar la situación, pero sólo recibió a Heineken, Persán, Renault y Cobre las Cruces al final de su mandato, que cierra con 85.196 parados, tras ver que se habían reunido en San Telmo con Susana Díaz.

Prometió 4.000 viviendas para los 17.000 sevillanos demandantes, a razón de 1.000 anuales, con las que podía haber revitalizado el sector de la construcción, pero no ha hecho ninguna.

Prometió una treintena de aparcamientos y no ha hecho ninguno, salvo empecinarse en el único que no podía por vulnerar el PGOU: el de la Alameda.

Prometió acabar con los arboricidios de Monteseirín y perpetró el de Almirante Lobo, podas primaverales de naranjos aparte.

Prometió un nuevo Palacio de los Deportes en Los Bermejales, con pistas de nieve artificial incluidas, y en su lugar cedió los terrenos para una escuela privada de golf.

Prometió arreglar la cuestión de Ikea en dos meses y dos años después todavía no se había enterado de la obligación legal del Ayuntamiento de deslindar las vías pecuarias de San Nicolás Oeste: los dos meses serán seis años.

Prometió que Altadis no se llevaría un duro de Sevilla y le ha preparado un convenio a la carta para que dé un pelotazo de 35 millones de euros.

Prometió parar la torre Pelli y la defendió ante la Unesco.

Defecto Monteseirín

Fomentó la imagen de boicot permanente de la Junta a Sevilla y fracasó allí donde la Junta no pintaba nada y era su proyecto estrella, para el que bastaba una orden en el BOE y levantar una valla con que captar cien empresas que generarían 1.000 millones de euros: la Zona Franca.

Para tratar de justificarse, alimentó la leyenda de que halló una deuda oculta de 400 millones (¿?) en el Ayuntamiento, hasta los 790 millones, y de que por Eso sólo ha tenido tiempo de sanear las cuentas. La deuda del Consistorio era de 502 millones y la previsión es que quede en 500,5 millones a fin de año. La de las empresas municipales era de 143 millones y quedará en unos 54 millones. Habrá reducido unos 90, sobre todo en Tussam y Lipasam para así garantizarse la paz social en las empresas públicas.

Con 12 ediles, Zoido devuelve al PP a 2003, en la demostración de que el efecto Zoido fue realmente el defecto Monteseirín. Una vez que éste y Torrijos salieron del Ayuntamiento, Zoido no supo qué hacer con todo el poder en sus manos. Era un líder para la oposición, pero no para la gestión.

Resaca

El rito empieza la noche del día de autos, ésa en que todos los partidos han ganado las elecciones porque siempre tienen algún dato positivo al que agarrarse como un clavo ardiendo. En este sentido, pasará a los Anales la ‘paradoja Griñán’: cómo cantar victoria y presidir un gobierno tras haber sido el primero en 30 años en perder unas elecciones en Andalucía, 654.000 votos y nueve diputados. Ahora estamos en la segunda fase: las extrapolaciones. Si en vez de autonómicas hubiesen sido otras, el partido tal o cual o fulanito o menganito habrían obtenido tanto o cuanto. En un ‘totum revolutum’ se mezclan peras con manzanas, churras con merinas, autonómicas con generales y con municipales y resulta un cóctel a gusto del consumidor. Así andan Espadas y Torrijos, desinflando el ‘efecto Zoido’. Es cierto que ha perdido gas, pero como este juego postelectoral de la señorita Pepis es puro artificio, cuando Espadas dice ufano que el alcalde “ya no tiene la mayoría absoluta”, miro las bancadas del Ayuntamiento y sigo viendo a Zoido con los mismos 20 concejales que antes.