La juez ha imputado a Montaño, Medrano y Torrijos por la prohibición del acto de homenaje a Foxá en un centro cívico. Según habría declarado Torrijos en la radio cuando pensaba en su posible imputación en Mercasevilla y no en ésta, ir a declarar como imputado es una gran ventaja porque al poder disponer de abogado se tiene una gran tranquilidad y, además, se puede mentir o no decir la verdad sin que ocurra nada, al contrario de lo que podrìa pasar en caso de acudir como testigo. ¿Es éste el sentido de la ética marxista de Torrijos, cuando se permite aludir a la mentira como posible estrategia de defensa? Recuérdese cómo Torrijos presentó en 2008 una moción en el Ayuntamiento en la que exigió el cese o la inhabilitación de los cargos públicos implicados en procesos judiciales y calificó su propuesta como “la prueba del algodón”. Esa prueba ya se la hizo IU a Agustín Pavón en Camas y acabaron quitándolo del medio. Falta ahora saber si Torrijos se la hará a sí mismo o acabará como en el pasaje bíblico: viendo la viga en ojo ajeno y sólo paja en el propio.
La prueba del algodón
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