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Coronavirus: Corominas alerta del riesgo de repetir por la Semana Santa el error de relajar las medidas en Navidad, causa de la tercera ola de la pandemia

Esta ola está siendo la más explosiva: 20.000 muertos, 1,4 millones de infectados, 110.000 hospitalizados y 9.800 ingresos en UCI

Se ha debido a la flexibilización de las restricciones a la movilidad y las relaciones sociales en diciembre y fiestas navideñas

Si las Administraciones no priorizan el control de la pandemia a la economía y la fiesta sufriremos una cuarta ola

No se debe bajar la guardia hasta que la tasa de infectados en 14 días sea inferior a 50, y a mitad de febrero era de 476

El cansancio y el agotamiento de la población, junto con los graves impactos económicos y de desempleo en muchos sectores de los servicios, no deberían inducir a las autoridades a relajar rápidamente las medidas de protección y
distanciamiento social, sobre todo ante la próxima Semana Santa, que podría conducirnos a la cuarta ola de la pandemia: la experiencia navideña debería habernos inmunizado frente a estos errores. Así lo afirma Joan Corominas, ex director de la Agencia Andaluza del Agua, en la undécima actualización (a fecha 16 de febrero de 2021) de su ‘Aproximación al análisis estadístico de la pandemia del coronavirus en España’.

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Más de 70.000 españoles habrían muerto ya por el Covid según el modelo matemático de Joan Corominas

El número de muertes oficialmente reconocidas por el Gobierno es de 46.252

El Instituto Carlos III ha registrado 66.700 fallecidos más de lo habitual entre marzo y noviembre, coincidiendo con el coronavirus

El ex director de la Agencia Andaluza del Agua estima que hay 4,5 millones de infectados

El Ministerio de Sanidad mantiene que son casi tres veces menos, 1.685.000

Al final de la segunda ola podría quedar infectada la décima parte de la población

Las prisas de las Autonomías por alcanzar la «nueva normalidad» al inicio del verano han sido determinantes para la segunda ola de la pandemia

Corominas aboga por limitar al máximo las relaciones familiares y sociales en Navidad

Controlar la pandemia y mantener la movilidad y relaciones sociales del pasado verano sólo será posible cuando al menos el 20% de la población esté vacunada

La última previsión de Sanidad es que la vacuna llegue al 40% en mayo y que la inmunidad de grupo se alcance con el 75%

El Covid está afectando ahora a más gente joven y los casos de mayores de 70 años se han reducido al 12%

El impacto de la pandemia en Andalucía depende en un 60% de los factores climáticos

El ingeniero Joan Corominas, ex director de la Agencia Andaluza del Agua, ha terminado su décima actualización -a fecha 3 de diciembre de 2020- de su ‘Aproximación al análisis estadístico de la pandemia del coronavirus’, basado en un modelo matemático que ha ido ampliando y perfeccionando en los últimos meses y que refleja un número estimado de muertos y de infectados superior al oficialmente admitido: 70.500 víctimas mortales (frente a las 46.252 que da el Gobierno de la nación) y 4.475.000 portadores de la enfermedad (en contraste con los 1.685.000 en números redondos que reconoce el Ejecutivo central).

A juicio de Corominas, su modelo epidemiológico es congruente con una tasa de infección real 2,7 veces superior a la deducida de los datos oficiales, lo que conduce a estimar en 0,86 veces la relación de infectados asintomáticos respecto a los sintomáticos. Asimismo, del modelo se desprende que la cifra de muertos reales debe ser del orden de 1,5 veces a la ofrecida en las cifras oficiales de fallecidos, lo que es concordante con el exceso de mortalidad detectado en el estudio MoMo del Instituto de Salud Carlos III.

Este último organismo también ha ido avanzando los Informes MoMo sobre Vigilancia de los excesos de mortalidad por todas las causas ( el último ha sido actualizado a fecha 1de diciembre de 2020), en el que concluye que se ha producido un exceso de mortalidad del 25% en el período del 13 de marzo al 30 de noviembre, probablemente debido en gran parte a la pandemia (unos 66.700 fallecidos en exceso), de los cuales unos 56.000 serían personas mayores de 74 años. Dos terceras partes de estas muertes se produjeron en la primera ola. Es una aproximación al impacto total de la mortalidad del coronavirus.

A fecha de 3 de diciembre de 2020, la cifra oficial de infectados es de 1.685.000 (de los cuales unos 647.000 serían infectados asintomáticos), que se corresponde con una tasa oficial de 35.824 infectados por millón de habitantes; la estimación del ingeniero los elevaría a 4,5 millones.

La cifra oficial de fallecidos es de 46.252, que probablemente asciendan a cerca de 70.500 al dejar de reflejar las estadísticas oficiales los fallecidos con trastornos compatibles con el coronavirus pero a los que no se les ha hecho el test de diagnóstico (téngase como referencia las más de 18.000 muertes en residencias de mayores durante la primera ola). Esta estimación también reduce la tasa de letalidad actual desde el 2,7% oficial al 1,6%, cifra más cercana respecto a las señaladas
en la bibliografía sobre el coronavirus.

Corominas estima que al final de la segunda oleada de la pandemia podríamos alcanzar 1,93 millones de infectados diagnosticados con test PCR y del orden del 4,9 millones de infectados totales, incluyendo los asintomáticos no detectados y con síntomas leves, que representarán un 10,4% de la población (la tercera ronda del estudio nacional de sero-epidemiología señalaba una prevalencia del coronavirus del 5,2% a finales de mayo).

La cifra de muertos alcanzaría los 48.700 contabilizados y del orden de 74.000 totales, incluidos aquellos a los que no se les ha hecho el test PCR de confirmación. La tasa de letalidad descendería hasta el 2,53% según cifras oficiales, superior a la citada por la revista ‘The Lancet Infectious Diseases’, del 0,66%, correspondiente a un estudio sobre los infectados en la región china de Wuhan. La estimación por parte de Corominas de la tasa de letalidad, incluyendo todos los infectados sintomáticos y asintomáticos, descendería hasta el 1%.

Esta importante reducción de la tasa de letalidad se ha conseguido gracias a la buena respuesta, aunque estresada, de nuestro sistema público de salud, puesto que de no haber podido atender las hospitalizaciones y cuidados intensivos de los enfermos con mayores patologías se habría disparado la misma.

Se comprueba así la utilidad de los dos estados de alarma para reducir rápidamente primero la tasa de infectados y, posteriormente, la de hospitalizados, ingresados en UCI y finalmente las muertes. En la segunda ola, el pico de hospitalizados se produjo
hacia el 10 de noviembre, y el de ocupación de camas de UCI, hacia el 15 de noviembre.

En La Rioja y Melilla se superó el 60% de ocupación de camas UCI Y en Aragón, Asturias, Castilla y León y Cataluña, el 40%. En todas estas comunidades se estuvo en condiciones críticas para atender a los enfermos que precisaban las atenciones de la Unidad de Cuidados Intensivos.

LA SEGUNDA OLA

El proceso de desescalada hasta finales de mayo fue un éxito, debido a diversos factores, entre los que debe destacarse el buen diseño de las fases de vuelta a la «nueva normalidad», la colaboración de las administraciones autonómicas y, sobre todo, el comportamiento responsable de la población -más allá de algunas conductas incívicas-, que mantuvo las prácticas de distanciamiento social e higiene sanitaria.

Pero, en opinión del ex director de la Agencia Andaluza del Agua, las prisas de las administraciones autonómicas para alcanzar la «nueva normalidad» al inicio del verano no fue acompañada por un fortalecimiento de la gobernanza sanitaria, que se ha
mostrado débil y frágil al carecer de los suficientes medios humanos (dotación de los centros de salud y rastreadores, entre otros) y de decisión política para dictar con anticipación las normas que aseguraran el distanciamiento social de la población. Ha fallado la cooperación y la coordinación entre las comunidades autónomas y la Administración Central, lo que ha reducido la eficacia para frenar al virus y ha transmitido incertidumbre y confusión a los ciudadanos.

Joan Corominas

Corominas reitera su crítica a los fallos, cambios y retrasos en los datos estadísticos sobre la pandemia, atribuibles a todas las administraciones, que pudieron ser inevitables al principio de la pandemia y que en la actualidad son -afirma- «imperdonables». Necesariamente, a su juicio, deberá fortalecerse el sistema de
información epidemiológica en España, cooperando las diversas administraciones en trasladar a la sociedad y los expertos la información cierta y en tiempo real.

Al finalizar el estado de alarma, a mediados de junio, empezó a aumentar de nuevo la incidencia del coronavirus de manera lenta y se denominó rebrote a lo que a primeros de octubre, al acelerarse el ritmo de contagios, ya se ha llamó claramente segunda ola de la pandemia.

Las escasas medidas que se tomaron para frenar al rebrote nos han conducido, sin casi darnos cuenta, en el mes de noviembre a unas cifras de infectados muy superiores a las de la primera ola, aunque de menor letalidad. Este período no se aprovechó para fortalecer la Atención Primaria y los sistemas de rastreo, lo que ha impedido un freno al desarrollo de la segunda ola.

En España, según los datos oficiales, hemos alcanzado los 1.684.647 infectados (confirmados con test PCR o de antígenos) y 46.252 muertos a la fecha de 3 de diciembre de 2020, cifras que multiplican por 6,7 veces los infectados y un incremento del 60% de fallecidos en relación con el final del primer estado de alarma.

Existe una diferencia muy importante en la comparación de las cifras de las dos olas: antes se detectaba con test PCR uno de cada nueve infectados y actualmente se detecta uno de cada dos.

La tasa de reproducción del COVID 19 indica el ritmo de crecimiento exponencial de la pandemia ( si es superior a 1, o su desaceleración si es menor que la unidad) estuvo durante todo el verano en cifras superiores a la unidad. Ello provocó un aumento lento pero imparable de la incidencia de la infección, por lo que bastó un repunte a primeros de octubre para disparar las infecciones y los fallecimientos y requerir nuevas y duras medidas de distanciamiento social.

EL RIESGO DE RELAJARSE EN NAVIDAD

Afirma Corominas que la segunda ola se caracteriza por una menor gravedad de los síntomas que provoca entre los infectados, por lo que disminuyen las tasas de hospitalización, de cuidados en UCI y fallecimientos, debido en gran parte a la detección de muchos asintomáticos o con síntomas muy leves: en la primera ola se hospitalizó a la mitad de los infectados, frente al 6% en la actualidad; en las UCI se trató al 5% de los infectados frente al 0,3% en la segunda ola; en la primera falleció el 11,5% de los
infectados y en esta segunda, el 1,2%.

En este momento está decreciendo el número de infectados diarios y el ingeniero vaticina que en los próximos días se consolidará esta tendencia en los fallecimientos. Para Corominas no se debe bajar la guardia hasta que la tasa acumulada de infectados en 14 días, actualmente de 300 infectados por cada 100.000 habitantes, sea inferior a 50, como sucedía a primeros de mayo en el inicio de la desescalada.

La inauguración del alumbrado navideño está atrayendo a gran número de personas pese al Covid

Y añade el autor del estudio: «El debate actual sobre cómo celebrar socialmente las fiestas de Navidad debería contemplar el precedente de relajar las medidas de protección y distanciamiento social que tuvimos en verano, y optar por limitar al máximo las reuniones familiares y sociales, manteniendo en todo caso las máximas
medidas de protección».

LA VACUNA

El ex director de la Agencia Andaluza del agua cree que en el primer trimestre de 2021 es probable que se pueda empezar a vacunar a los colectivos más vulnerables y que en el tercer trimestre se extienda la vacunación a toda la población.

En esta hipótesis estima que a lo largo del próximo año deberían reducirse lentamente las medidas de protección y distanciamiento social y acompasarlas al ritmo de vacunación de la población, pero controlando que nunca la tasa de reproducción del COVID sea superior a 1.

Vacuna de Pfizer contra el Covid 19

Como ejemplo, controlar la pandemia y mantener el tipo de movilidad y relaciones sociales del verano de este 2020 sólo será posible cuando se supere el 15%-20% de la población vacunada. La última previsión del Ministerio de Sanidad es que en mayo esté vacunado el 40% de los habitantes y que la inmunidad de grupo se alcance cuando esté vacunado al menos el 70-75% .

En todas las autonomías se ha repetido el crecimiento de la pandemia en esta segunda ola, aunque se mantienen diferencias importantes en su incidencia: Navarra, Aragón, La Rioja, Madrid y Castilla y León superan en un 50% la prevalencia española; por el contrario, Canarias y Galicia, han sufrido la mitad.

EVOLUCIÓN DE LA PANDEMIA

La no detección de todos los infectados, debido a la poca extensión de los test a buena parte de la población, infravalora la cifra de los infectados en las estadísticas oficiales al no contemplar los pacientes asintomáticos o con patologías leves.

El aumento de test PCR o de antígenos que se viene realizando desde hace el inicio de la desescalada ha puesto evidencia el gran número de infectados asintomáticos y la muy importante disminución de pacientes con síntomas muy graves o graves.

En la fase de confinamiento, el 54% de los test PCR positivos correspondían a personas con patologías muy graves o graves, mientras que en los últimos meses únicamente representan el 4,6%. El total de infectados estimados era superior a 8,5 veces el número de diagnosticados con test PCR, habiéndose reducido actualmente a 1,85
veces, lo que indica la ampliación del número de diagnósticos con test PCR a los nuevos
infectados y a su círculo de relaciones.

El coronavirus afecta cada vez más a jóvenes, pese a lo cual siguen con sus botellonas, como ésta de Heliópolis contra la que actuó la Policía Local de Sevilla

La pandemia afecta actualmente a gente más joven, con síntomas más leves. Se han reducido los casos en personas mayores de 70 años desde el 36,8 % al final del confinamiento al 12 % en la actualidad. El diagnóstico temprano, junto con el cambio de cohortes de edad afectadas, ha permitido reducir mucho la cifra diaria de fallecidos desde el 11,8% de los infectados al final del estado de alarma al 2,75% actual.

Desde el inicio de la desescalada empezó a remontar lentamente la incidencia del coronavirus, lo que se llamó un rebrote, que era de esperar al aumentar la movilidad y las interacciones sociales. Tanto las instituciones como los ciudadanos dieron poca importancia a este crecimiento de la pandemia, lo que se tradujo en un verano con bastante movilidad y poco distanciamiento social. No se tomaron mayores medidas de mitigación, sin percatarse de que la tasa reproductiva R0 se mantenía en este período entre 1 y 2,1, lo cual es un indicador de aceleración exponencial de la pandemia en todo este período veraniego: «estábamos instalados en la segunda ola -afirma Corominas- sin haberlo percibido».

SEGUNDO ESTADO DE ALARMA

A primeros de octubre se produjo un nuevo incremento de R0 hasta 1,5. Se tradujo en una aceleración de la segunda ola que puso en tensión al sistema sanitario y obligó a tomar medidas más duras que condujeron al establecimiento del segundo estado de alarma el 25 de octubre de 2020.

Las fuertes restricciones a la movilidad y a las relaciones sociales han sido efectivas y
la pandemia se desaceleró a lo largo del mes de noviembre (R0 actual de 0,73).
El número de infectados a 3 de diciembre es de 1.684.647. Desconocemos el número de recuperados (no se informa de ello desde el 24 de mayo) pero se acercarán ya a los 1,55 millones (92% de los infectados), según el autor del estudio.

Corominas ha realizado unos ajustes en su modelo matemático que le llevan a extrapolar el previsible desarrollo de la pandemia en los próximos meses, en los que de continuar las medidas de mitigación actuales alcanzaríamos 1,9 millones
de infectados a finales de febrero de 2021.

A partir del inicio de la desescalada se ha producido un aumento del ritmo de infectados diarios, esperable pero que se descontroló en verano y se disparó a principios de octubre. Se alcanzaron los 25.000 infectados diarios a finales de octubre, que se han reducido hasta los 9.500 actuales.

La incidencia acumulada en los últimos 7 y 14 días muestra claramente el desarrollo de los picos de las dos olas a primeros de abril y de noviembre, respectivamente. Para volver a alcanzar la incidencia de 100 infectados por millón de habitantes en 14 días que teníamos al levantarse el primer estado de alarma habrá que esperar a finales del invierno, siempre que continúen las tasas reproductivas del orden de R0=0,8 actuales.

El número oficial de fallecidos actualmente es de 46.252 (2,75% de los infectados), contrastados con test PCR, aunque el número real de muertos por efectos del Covid podría ascender a unos 70.500, contando los infectados asintomáticos o muy leves que no han sido detectados.

Las gráficas correspondientes a la distribución diaria de los fallecidos por coronavirus muestran un aumento significativo desde el inicio del verano hasta alcanzar los 360 fallecidos diarios -cifra inferior al de la primera ola, en la que se alcanzaron las 820 muertes diarias-, probablemente debido a una detección precoz de los nuevos casos y a la mejor atención médica por la no saturación de los hospitales y los tratamientos más experimentados.

Previsiblemente los fallecimientos se reducirán más rápidamente que las nuevas infecciones, pudiéndose alcanzar a finales de año las 20 muertes diarias.

IMPACTO EN ANDALUCÍA

Con similares criterios se puede simular el comportamiento de la pandemia en cada comunidad autónoma. Existen grandes diferencias en el desarrollo del covid en cada una de ellas.

En Andalucía y Cataluña se observa que el pico de la segunda ola, en la que se produjo una aceleración a primeros de octubre, se retrasó respecto al de Madrid unos 15 días. En las tres comunidades el último pico ha sido superior al doble del de primeros de abril, especialmente en Andalucía, donde se ha multiplicado por 9.

Las diferencias en la tasa de infección entre las comunidades autónomas son muy grandes, variando en una relación de 1 a 6. Están entre las más bajas Canarias, Galicia, Comunidad Valenciana, Baleares y Asturias, las cuales se sitúan en el entorno de los 10.000-25.000 infectados por millón de habitantes, mientras que Castilla y León, Madrid, La Rioja, Aragón y Navarra superan los 5.000 infectados por millón de habitantes. La media española es de 35.824 infectados por millón de habitantes.

En cuanto a la tasa de mortalidad (muertos por millón de habitantes) las diferencias entre comunidades mantienen la misma tendencia, aún más acusada, ya que varían entre los 160 de Canarias y los 1.900 de Castilla y León. La media española es de 984 fallecidos por millón de habitantes.

La letalidad del coronavirus es también diversa entre los territorios (entre el 1% en Melilla y Murcia y el 4,4% en Asturias), siendo la media española del 2,7%. Un indicador de la importancia actual de la fase de rebrote lo representa la incidencia acumulada
en 7 días de nuevas infecciones: es muy alta en el País Vasco (1.704 nuevos contagios por millón de habitantes) y varía en el resto del territorio entre 800 y 1.600. La menor incidencia acumulada se da en Canarias, con 455. La media española está en 1.200 contagios por millón de habitantes.

La incidencia acumulada de fallecidos en 7 días se sitúa en España en 31 muertos por millón de habitantes; es muy baja en Canarias (3,3) y muy alta en Asturias (116).

Algunas comunidades que habían tenido escasa incidencia en la primera ola, como Andalucía y Asturias y Murcia, han empeorado su posición relativa en la segunda ola, y otras como Canarias, Baleares, Cantabria, Cataluña y Madrid la han mejorado.

La pandemia es de largo recorrido y no está establecido que su incidencia final siga el desarrollo actual de la misma. Dependerá de cómo se diseñen estrategias sanitarias adecuadas, de la fortaleza de los sistemas de salud y del comportamiento responsable de los ciudadanos.

En el caso español la explicación de la diversa incidencia en las comunidades autónomas o en las provincias de Andalucía, en función de los mismos parámetros socioeconómicos y climáticos, es concluyente: en las comunidades autónomas parece que inciden especialmente, aumentando el impacto, las diferencias de PIB per cápita, el porcentaje de población rural y la densidad de población; lo reducen los porcentajes de gasto sanitario sobre el PIB.

Los factores climatológicos representan un 40% del peso de los indicadores considerados; con el aumento de la temperatura y la humedad desciende el impacto de la pandemia.

En el caso de las provincias de Andalucía se repite la ponderación de factores que incidían en las comunidades autónomas, pero adquiere un peso del 60% la influencia de los factores climatológicos.

Cuatro millones de infectados y 43.000 muertos por Covid-19 en España según el modelo matemático SIR

El Gobierno minusvalora el impacto del coronavirus  por la poca extensión de los test

Haber adelantado el estado de alarma cinco días habría reducido la pandemia a un tercio

Sin el confinamiento se habría contagiado toda España y habrían muerto 530.000 personas

Al cabo de un mes de “desescalada” habrá 5 millones de afectados y 54.000 muertos

Los efectos del coronavirus se prolongarán entre seis meses y un año

Más de 4 millones de españoles estarían ya inmunizados frente a la enfermedad

Un modelo epidemiológico desarrollado durante el último mes por Joan Corominas, ingeniero e hidrogeólogo que fue director de la Agencia Andaluza del Agua, señala que el impacto del coronavirus en España es muy superior al detectado por las estadísticas oficiales: unos cuatro millones de contagiados (el 8,5% de la población nacional) y 43.500 muertos (0,92 por cada mil habitantes).

Corominas, actualmente vicepresidente de la Fundación Nueva Cultura del Agua, ha analizado la incidencia de la enfermedad en 56 países del mundo para, mediante un modelo matemático denominado SIR (Susceptibles a infectarse, infectados y recuperados), realizar su ‘Aproximación al análisis estadístico de la pandemia del coronavirus’. El Covid 19 se ha cebado en las naciones ricas del hemisferio Norte y su impacto se reducirá con el avance del verano, aunque podría acelerarse en los estados situados en la franja de 35º a 55º Sur en su invierno.

El ex director de la Agencia Andaluza del Agua ha actualizado los datos a fecha 3 de mayo, cuando la estadística oficial reflejaba tan sólo 217.466 infectados y 25.264 muertos (confirmados con test PCR, excluyendo a infectados con síntomas ligeros o asintomáticos y a los fallecidos en residencias de mayores o en sus casas con síntomas compatibles con el coronavirus). Asimismo, ha adaptado el modelo a las fases de “desescalada” aprobadas por el Gobierno de España.

A juicio de Corominas la información estadística oficial minusvalora el impacto en la infección de la población y las muertes causadas por el coronavirus debido al desconocimiento sobre el mismo, su propagación y efectos, y también a la poca extensión de los test a buena parte de la población, por lo que no se contemplan los pacientes asintomáticos o con patologías leves. Estima el ingeniero que si no se hubieran tomado las medidas de mitigación desarrolladas por el estado de alarma, a la fecha actual prácticamente toda la población habría sufrido la epidemia y se habría dado por concluida la misma, pero con una espantosa cifra de fallecidos: unos 530.000 (el 1,13% de los españoles).

LA “NUEVA NORMALIDAD”

En cuanto al plan del Gobierno para la transición a una “nueva normalidad”, que se llevará a cabo en cuatro fases escalonadas desde el 11 de mayo hasta finales de junio, el modelo matemático de Corominas apunta a un aumento moderado de los infectados y fallecidos, “soportable -afirma- para nuestro sistema sanitario al estar ya más preparado y fortalecido”. La curva de este nuevo aumento será muy aplanada pero de larga duración (unos ocho meses), por lo que habrá que convivir durante bastante tiempo con la pandemia y mantener el nivel de protección social adecuado. En los dos primeros meses después del inicio de la recuperación parcial de la actividad se mantendrá el impacto del coronavirus de manera similar al momento actual, quizás con un leve repunte.

El autor del modelo afirma que para el éxito de esta operación de “desescalamiento”, además de las medidas contempladas en el ‘Plan para la transición a una nueva normalidad’ se deberán aplicar medidas activas de mitigación (pruebas masivas de test a los grupos más vulnerables y confinamiento de todos los infectados, incluidos los asintomáticos, muy superiores a los sintomáticos).

Hacia el 10 de junio, tras un mes de aplicación del plan gubernamental, el modelo epidemiológico refleja del orden de 5,15 millones de infectados y unos 54.550 muertos. El promedio de muertes diarias sería del orden de 377, si bien es probable que el menor estrés del sistem sanitario, la anticipación de los diagnósticos y la entrada en la UCI y las mejores prácticas clínicas reduzcan bastante los fallecidos. La recuperación media de los infectados tarda unos veinticinco días desde la fecha del contagio y al ser una curva más aplanada la total recuperación de la población infectada se alargará hasta finales de julio.

SIMULACIONES

El modelo matemático da la oportunidad de simular alternativas a la capacidad infecciosa del coronavirus o a las medidas de mitigación adoptadas por el Gobierno. Corominas ha estudiado las alternativas de haber adelantado cinco días el estado de alarma (al 10 de marzo), adelantar o retrasar la fase de retorno parcial a la actividad y la de ampliar o reducir las medidas de protección a la población.

Haber adelantado cinco días el estado de alarma (al 10 de marzo) habría reducido las infecciones y las muertes a una tercera parte a fecha 3 de mayo. “No obstante -asevera Corominas-, a toro pasado todos podemos ser profetas, pero la realidad era que el 10 de marzo se habían contabilizado en España 1.695 infectados y 28 fallecidos y no era previsible la gran aceleración de la pandemia, ni seguramente la sociedad habría entendido aquel día unas medidas tan drásticas como las del estado de alarma”.

Por otra parte, haber adelantado el inicio parcial de la actividad al 28 de abril habría incrementado en un 35% la cifra de infectados y fallecidos al cabo de un mes (para el 28 de mayo) respecto de la opción elegida por el Gobierno (11 de mayo). Retrasarla hasta final de mayo reduciría en un 40% el impacto de la pandemia al cabo de un mes (final de junio).

“Considero, a la vista de las salidas del modelo -afirma Corominas- que la opción elegida por las autoridades representa un equilibrio adecuado entre impactos sobre la salud, el bienestar social y la economía. Tendremos que prepararnos para hacer frente a la larga duración de la pandemia -continúa-, que probablemente durará entre seis meses y un año, salvo que la implantación de medidas activas de confinamiento de todos los infectados sintomáticos, el surgimiento de tratamientos eficaces o la obtención de una vacuna alivien el impacto y la duración”. 

La diversa incidencia del Covid-19 en las comunidades autónomas parece deberse a las diferencias de PIB per cápita, el porcentaje de población rural y la proporción de gasto sanitario sobre el PIB. Los factores climatológicos representan un tercio de la influencia y con el aumento de la temperatura disminuye el impacto de la pandemia. 

Corominas calcula que un 9% de la población española se ha inmunizado ya frente al coronavirus (unos 4,2 millones de habitantes), pero hay zonas como Andalucía, con menos contagios al tiempo que menos inmunizados (un 3% de sus habitantes), por lo que hay más personas indefensas frente a un nuevo brote. “Las autoridades y toda la sociedad deberemos acertar en las medidas a implementar para retomar la actividad social y económica sin asumir riesgos importantes de recaer en la pandemia”, concluye el autor del modelo epidemiológico.

La curva del coronavirus se aplanará en Andalucía hacia el 20 de mayo

Un modelo epidemiológico achaca al menor desarrollo económico y a las temperaturas la baja tasa de contagios

El número de inmunizados andaluces sería tres veces menor que en España, pero es un riesgo mayor para el futuro

La bajada de la temperatura media a partir de noviembre podría crear las condiciones para un rebrote

El modelo epidemiológico SIR que ha desarrollado durante el último mes el ingeniero e hidrogeólogo Joan Corominas, ex director de la Agencia Andaluza del Agua, apunta a que la curva que refleja el número de contagiados por la pandemia del coronavirus en Andalucía se aplanará hacia el 20 de mayo, fecha en torno a la cual es previsible que se registren menos de una decena de nuevos infectados al día.

Corominas, actualmente vicepresidente de la Fundación Nueva Cultura del Agua, ha analizado el impacto de la enfermedad en 56 países del mundo para, mediante un modelo matemático, realizar su ‘Aproximación al análisis estadístico de la pandemia del coronavirus’. Ha actualizado los datos a fecha 3 de mayo y ha adaptado el modelo a las fases de “desescalada” aprobadas por el Gobierno de España.

Joan Corominas Massip

El modelo, al que ha denominado SIR (Susceptibles a infectarse, infectados y recuperados), ha detectado grandes diferencias entre las comunidades autónomas españolas, con variaciones en una relación de 1 a 12. Canarias, Murcia y Andalucía figuran con las tasas de contagio más bajas, del orden de 1.000 a 1.400 infectados por millón de habitantes; País Vasco, Cataluña, Castilla y León, Navarra y Madrid tienen entre 5.800 y 9.300, y en La Rioja se ha registrado la tasa más elevada, al acercarse a 12.500 infectados por millón.

Según Corominas, hay una correlación casi perfecta entre los infectados en las provincias andaluzas y el indicador sintético por él elaborado a nivel mundial, si bien ha ponderado los diversos indicadores en Andalucía de modo que las características socioeconómicas representen el 50% del peso en el mismo y la temperatura media diaria de marzo-abril otro 50%. Entre los indicadores soecioeconómicos ha usado el PIB per cápita (15%), el porcentaje de población mayor de 64 años (15%), el porcentaje de población que vive en pueblos con menos de 10.000 habitantes (11%) y la densidad de población (9%). 

Cuando crecen los indicadores socioeconómicos crece el impacto de la pandemia. Lo contrario ocurre con el aumento de la temperatura media diaria, ya que reduce las infecciones. Para el autor del modelo epidemiológico, por encima de entre 15 y 17 grados disminuye muchísimo el número de infectados.

EVOLUCIÓN

Conforme a su investigación, la curva de la pandemia en Andalucía se aplanará en torno al 20 de mayo, cuando se registrarán menos de una decena de nuevas infecciones diariamente en el conjunto de la comunidad autónoma. De hecho, la tasa de incidencia en la región en el periodo (catorce días) comprendido entre la última semana del mes de abril y la primera del mes de mayo bajó casi un punto y medio en un día (7 de mayo), hasta los 9,35 casos por cada cien mil habitantes, cifra cuatro veces inferior a la media nacional (38,39).

Para el ex director de la Agencia Andaluza del Agua ,pues, en torno al 20 de mayo podría empezar a darse por controlada esta oleada de la pandemia, si bien la recuperación de los infectados y nuevos decesos se prolongarán entre dos y tres semanas más. La subida de la temperatura media en junio (generalmente entre tres y cuatro grados en cada una de las provincias andaluzas) respecto de mayo debe de evitar nuevos rebrotes, salvo que la población se comporte de manera harto imprudente.

Corominas estima que actualmente se ha inmunizado entre un 3% y un 4% de la población de Andalucía (de 253.000 a 338.000 andaluces, en números redondos), número tres veces inferior al de inmunizados en el conjunto de España, por lo cual entre un 96% y un 97% de andaluces ( unos 8,2 millones) aún son susceptibles de sufrir la enfermedad. Esta situación se debe a que nuestra comunidad autónoma ha sido una de las que menos casos de contagios ha tenido. En opinión de Corominas dicha situación se puede mantener si los andaluces siguen extremando las precauciones, se protegen y respetan la denominada distancia social: “cuanto más nos mezclemos -afirma-, mayor riesgo de infección; cuanto más nos aislemos, aislamiento que ha sido la base del confinamiento, menor riesgo de infección”. La clave, a su juicio, es ser cuidadosos en las relaciones sociales y velar especialmente por los mayores.

No obstante, el autor del modelo epidemiológico cree  que cuando las temperaturas medias bajen de entre 17 y 15 grados centígrados a partir del otoño e invierno es probable que se produzca un rebrote de la pandemia en Andalucía, aunque para entonces nuestro sistema sanitario estaría mucho mejor preparado y con más conocimiento de la enfermedad. 

La tabla climática de la temperatura media en las provincias de Andalucía elaborada con datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) entre 1981 y 2010 indica que las condiciones para el resurgimiento del coronavirus se producirían entre noviembre del año en curso y marzo/ abril de 2021.