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Más de 8.500 actuaciones policiales contra la Movida en Sevilla

INCREMENTO

El número de intervenciones supera en un 26% al del mismo periodo de 2016

CLAUSURAS

Clausurados, o con expedientes que podrían derivar en cierre, 32 establecimientos

TEST POLICIALES

Cae el número de positivos en las pruebas de alcoholemia y sube en los de drogas

 

El dispositivo desplegado por el Ayuntamiento durante los fines de semana de este otoño para controlar que los establecimientos de ocio y restauración cumplan las Ordenanzas municipales y el resto de normativa aplicable y prevenir las botellonas en la vía pública se ha dejado notar de forma considerable en la estadística. Hasta el 22 de noviembre se han registrado 1.783 intervenciones policiales más en las calles que en el mismo periodo del año 2016.

La mayor presencia y vigilancia policiales se han traducido, aparte de en la imposición de numerosas sanciones, en la clausura (o apertura de expedientes por faltas graves o muy graves que pueden derivar en el cierre) de 32 establecimientos de ocio y restauración, en su mayor parte a la vuelta del verano, cuando se han intensificado los controles de los agentes.

Las zonas más batidas por la Policía, debido al mayor número de locales y de consumidores que se concentran en la calle para beber, han sido el Paseo de Colón y Arfe, en el Centro; el distrito Nervión y, en menor medida, la Macarena y los distritos Norte y Este.

Los motivos principales para la clausura de locales o apertura de expedientes sancionadores son cuatro:

1.- Permitir consumiciones en la vía pública, por lo que han provocado prácticamente la celebración de botellonas en la calle. Ha sido, por ejemplo, la causa que motivó en vísperas del puente de la Inmaculada Concepción y del día de la Constitución el cierre de cinco establecimientos en la calle Arfe, los cuales vendían bebidas alcohólicas para su consumo en el exterior.

2.-Causar graves problemas de accesibilidad por ocupación descontrolada de la vía pública. Fue el motivo de que la Policía volviera a clausurar en la madrugada del primer domingo de diciembre cinco bares de copas del Paseo de Colón que expedían bebidas para su consumo fuera de las zonas habilitadas para ello, por lo que se ocuparon de nuevo las áreas de paso y otros espacios públicos. En las fotografías tomadas por el Servicio de Emergencias de Sevilla se apreciaban no sólo tales hechos, sino también la existencia de cableado eléctrico por los suelos. Según la Policía Local, en el Paseo de Colón se ha puesto en serio riesgo la seguridad tanto de los clientes de los bares como de los transeúntes.

3.- Falta de medidas de seguridad y de autoprotección, por lo que se pone en riesgo a los clientes en caso de que se produzca una situación de emergencia. Es lo que de forma reiterada se ha detectado no sólo en el Paseo de Colón, sino también en la discoteca Valmont, de Nervión; y en la Madison, de la calle Méndez Núñez, el pasado fin de semana. La Policía clausuró el sótano de esta discoteca colindante con la Plaza Nueva y a escasos metros del Ayuntamiento por incumplir las condiciones mínimas de protección contra incendios, evacuación y compartimentación de los espacios. Asimismo, durante la intervención policial se detectó que dicho sótano carecía de licencia y del documento de calificación ambiental, amén de que no estaba incluido en la póliza de seguros.

El delegado de Seguridad, Juan Carlos Cabrera, ha destacado que esta actuación en la Madison es “un aviso a navegantes” para quienes organicen fiestas en esta Navidad. Cabrera ha dicho que el gobierno local no va a permitir que existan sótanos en locales de ocio que puedan convertirse “en ratoneras a la hora de una evacuación”.

4.- Excesos de aforo. Otra de las situaciones detectadas por la Policía el pasado fin de semana, sin ir más lejos. En un local de la calle Balbino Marrón, en la zona de Viapol, había 315 personas, cuando su aforo máximo autorizado es de 147 (superación en un 114%). Asimismo, en un local de la Alameda de Hércules se detectó que el nivel de ocupación superaba en un 78% el máximo permitido.

 

CONTROLES Y PRUEBAS

Por otra parte, la estadística comparada revela que se han incrementado en un 55,74% los controles de alcoholemia por parte de la Policía Local en los once primeros meses del año en curso en comparación con el mismo periodo del año anterior, al pasarse de 531 a 827. El número de pruebas de alcoholemia se ha mantenido prácticamente estable, con un leve repunte del 0,30%: de 6.910 el año pasado a 6.931 en este 2017.

Ha habido un notable descenso en la detección de positivos por la ingesta de alcohol, fruto de una mayor concienciación respecto de este grave problema: mientras que el año pasado hubo 359 casos positivos, en lo que va de éste se han producido 250, lo que supone una caída esperanzadora del 30,36%.

En cuanto a las pruebas de drogadicción, resalta que sólo se realizara una en el periodo analizado del año 2016, mientras que en lo que va de curso se han realizado doce, prácticamente a una media de tan sólo una por mes, una circunstancia que merecería una explicación por parte de los responsables policiales, máxime si se tiene en cuenta que en la única realizada el año pasado el resultado fue positivo y que de las doce de este 2017 nueve han arrojado detección de drogas.Dicho de otro modo: en el 75% de los test realizados se ha comprobado la ingesta de algún tipo de estupefacientes.

Paciencia agotada

El delegado de Seguridad, Juan Bueno, ha reconocido que “todo lo que se ha hecho (contra las botellonas) no es suficiente; y Zoido ha declarado a raíz de las protestas de los desesperados vecinos de la Alfalfa que hará que “se cumplan las Ordenanzas”, en implícito reconocimiento a su vez de que aquéllas no se están cumpliendo, pese a que ésa es justamente su función como máxima autoridad.

En el gobierno municipal no ha habido más remedio, dada la evidencia y las grabaciones colgadas en Internet (véase, por ejemplo,  https://www.youtube.com/watch?v=32d9PhsERNc ) por la plataforma ‘Alfalfa Degradada’, que asumir que se ha producido una relajación en la lucha contra la movida nocturna y las ‘botellonas’ en plena vía pública, aunque tras ese ‘mea culpa’ inicial divulgó una serie de datos para justificarse.

Aparte de por la desastrosa gestión de la dupla Monteseirín-Torrijos, Zoido ganó las elecciones porque durante cuatro años se dedicó a patear la calle y, simultáneamente, a mantener una fuerte presencia en las redes sociales.

RELAJACIÓN

La movilización vecinal en la Alfalfa, liderada por una procuradora y por tanto miembro -en otra escala- de la carrera judicial al igual que Zoido, que es juez, ha servido para dejar en evidencia que el alcalde y su equipo han descuidado de manera notable esos dos factores que tanto coadyuvaron a la victoria por goleada en los anteriores comicios.

La complacencia parece instalada en el seno del equipo de gobierno, como prueba el hecho de que en un reciente Pleno se dedicó  a dar pábulo a un supuesto sondeo que dejaría a  Espadas con menos concejales que ahora. Sin embargo, creerse que todo el pescado está vendido puede ser un error fatal en política, máxime cuando aún quedan siete meses para la cita con las urnas y ya no dé tiempo de corregir cualquier imprevisto o fallo garrafal.

Recuérdese lo ocurrido en Alemania, donde hace unos años todas las encuestas pronosticaban la victoria del democristiano Edmund Stoiber frente al canciller socialdemócrata Gerhard Schroeder, pero se produjeron unas inundaciones y la gestión de la catástrofe por parte del canciller, frente a la pasividad de su rival a la hora de solidarizarse con los afectados, le dio la vuelta a los sondeos y Schroeder acabó ganando.

DESCONEXIÓN

Así que mientras los estrategas del PP contaban los concejales que va a perder Espadas, no se percataban de que a tan sólo unos centenares de metros de la Plaza Nueva, la Alfalfa y sus alrededores se poblaban cada noche de bebedores de alcohol que impedían el descanso de los vecinos. Y que éstos, hartos de cursar denuncias a la Policía Local sin resultado alguno, se aglutinaban en una plataforma que se dedicó a realizar grabaciones de la masa de gente y a colgar vídeos en Internet y narrar sus cuitas en las redes sociales, sin que tampoco esas señales de peligro para el Ayuntamiento fueran detectadas o se les diera mayor importancia por el equipo que Zoido tiene dedicado a Twitter, Facebook, Instagram y compañía.

Desconexión con  la calle y desconexión con lo que se cocía en las redes sociales, justo lo contrario de lo que ocurría anteriormente en las filas del gobierno, ésas fueron dos moralejas extraíbles del caso de la Alfalfa, a la que habría que unir una tercera: la tardanza en reaccionar, pese a que las protestas de los vecinos ya habían saltado desde Internet a las páginas de la prensa.

Sólo cuando por las previsiones de las agencias  el equipo de gobierno se enteró de que Espadas tenía concertada a las 11 de la mañana del día siguiente una reunión con los vecinos de la Alfalfa, se dispararon las alarmas políticas en la Casa Grande y se convocó una minicumbre de los departamentos implicados en el control de la movida dos horas antes de la que iba a mantener el líder de la oposición, en ese afán de proclamar que aquél siempre llega tarde en sus denuncias porque ya se ha previsto solucionar el problema denunciado. Esta vez, no obstante, con los vídeos de la plataforma ‘Alfalfa degradada’ circulando por Internet desde hacía días, era evidente que quien se había dormido en los laureles era el equipo de la mayoría absoluta, fiado a sus 20 concejales.

CULPAR A LOS ERASMUS

Tras la asunción pública en las primeras horas de los errores cometidos por no advertir el problema de la Alfalfa, el Consistorio intentó contrarrestar luego la imagen de desidia frente a la movida tirando del manual habitual: difusión de gran cantidad de datos sobre actuaciones  a lo largo del año (16.200). Pero la estadística sólo venía a demostrar su inutilidad, por cuanto esa cascada de números no había servido para contener ni erradicar las botellonas en pleno corazón de la ciudad.

La segunda línea defensiva consistió en culpar a los estudiantes extranjeros del programa Erasmus, con lo cual el problema se aquilataba en el tiempo a tan sólo los días previos y como si se tratase de un fenómeno puntual de carácter universitario. Sin embargo, entre la Hispalense (unos 1.700) y la UPO (705) suman unos 2.400 estudiantes extranjeros, y esa cantidad no podía explicar la muchedumbre que tomaba la Alfalfa y su entorno, más los restantes focos de movida dispersos por el Arenal, la Alameda, Los Remedios y el entorno del Parque.

Además, los reportajes publicados y los testimonios de los vecinos revelan que el problema no es de ayer, sino que se viene arrastrando desde al menos 2012. Por tanto, no se debe a la súbita llegada de los Erasmus por el inicio del nuevo curso. Ellos no lo han creado, aunque hayan contribuido a agravarlo.

ESCASOS POLICÍAS

La polémica sirvió para que se conociera que sólo durante el primer fin de semana de  octubre el teléfono de emergencias 112 recibió 434 denuncias sobre ingesta de alcohol y ruido en las calles, que fueron  comunicadas a la Policía Local en un tiempo máximo de dos minutos.

Para responder a esas 434 denuncias, el Ayuntamiento sólo tenía destacados once policías en tres furgones: uno para patrullar el Centro; otro, para Los Remedios, y el tercero, para el resto de la ciudad. Once policías en las noches del fin de semana para una urbe con más de 700.000 habitantes. La cifra se antoja manifiestamente insuficiente, ya que cada agente debería haber atendido una media de 39 denuncias.

Los vecinos denunciaban también el descontrol con los horarios de los bares, prácticamente abiertos durante toda la noche pese a que la Alfalfa está declarada zona acústicamente saturada. Y ello ocurría también en la Alameda, según las declaraciones de quienes allí residen: “No hay ningún bar de copas cerrado por el Ayuntamiento; somos los vecinos -afirmaban- los que provocamos los cierres. No sabemos cómo se siguen concediendo licencias. La única manera que hay para que el ocio y el descanso sean compatibles es cumpliendo las Ordenanzas”.

SUCEDÁNEO DE COMISIÓN

Curiosamente, ese diagnóstico coincide con el del alcalde, que ha insistido en la necesidad de cumplir las normas municipales, así que lo primero que planteó el Ayuntamiento fue adelantar la hora de cierre de los bares.  La idea fue desterrada en cuanto  se conoció la reacción negativa de la patronal de hostelería.

En esa tesitura se ha recurrido a la solución preconizada por Napoleón cuando no se sabe bien cómo actuar o se trata de diferir un problema: crear una comisión, en este caso una denominada mesa de diálogo con todas las partes implicadas y con el fin de hallar, según Juan Bueno, “un acuerdo de máximo consenso que busque el equilibrio entre el ocio, el negocio y el derecho al descanso de los vecinos”. Dicho de otro modo, el gobierno traslada la responsabilidad a los ‘agentes sociales’, antes que aplicar las Ordenanzas.

Otra decisión ha sido la de darles a los vecinos de la Alfalfa un teléfono directo de la Policía para que denuncien las aglomeraciones de la movida. Esta medida abunda en los errores cometidos hasta la fecha. El mensaje que se transmite es que como el Consistorio no pone en la calle suficientes policías para averiguar qué está ocurriendo y disuadir a quienes beben alcohol, se le encomienda la función de vigilantes supletorios a los vecinos. Estos denunciarán cuando la aglomeración ya se haya producido, con lo cual el riesgo de enfrentamiento con la Policía una vez se presente ésta será mucho más elevado.

120 SEGUNDOS

¿Necesita el gobierno municipal, cuya sede está a 300 metros de la Alfalfa, que los vecinos le avisen de las aglomeraciones de bebedores en la vía pública? ¿Es incapaz de verificarlas por sus propios medios? Y cuando lo haga, ¿no será ya demasiado tarde?

La medida de la línea telefónica directa no deja de tener su intencionalidad: transmitir la idea de que como el 112 no es eficaz, por eso se da un número alternativo mientras se reimplanta el 092, pero el 112 ya ha dejado constancia de que la Policía recibe los avisos en un máximo de 120 segundos. ¿Acaso va a reaccionar antes por que se la llame a otro número?

El equipo de Zoido parece no percatarse de que la clave no es la reacción en respuesta a un problema ya creado y sólo cuando el vecindario ha emprendido movilizaciones o ha llevado sus denuncias hasta las redes sociales, sino la prevención y la disuasión para evitar las concentraciones en la vía pública, lo cual le obliga a imponer el cumplimiento a rajatabla de las Ordenanzas, por más que les pese a los dueños de los bares, y a ordenar un mayor despliegue policial y no sólo once agentes para toda Sevilla.

El alcalde ha dicho que este problema “no se soluciona de la noche a la mañana”. O sea, lo mismo que dijeron los anteriores. Olvida que cuando era líder de la oposición prometió solucionarlo; que ha tenido 40 meses  para hacerlo y que no lo ha logrado, pero los vecinos de la Alfalfa, la Alameda, Los Remedios….. se han cansado de esperar porque su capacidad de aguante ya está más que agotada. Nadie puede reprocharles que hayan perdido la paciencia.

Muerto el perro

La versión oficial de la delegada del distrito municipal Casco Antiguo, Amidea Navarro, sobre la polémica retirada de los bancos colindantes con un parque infantil en la Alameda de Hércules es que se ha debido a las quejas de otros vecinos, motivadas porque aquéllos eran utilizados durante las noches para la celebración de botellonas y juergas musicales, con lo que los residentes más cercanos necesitaban hasta ingerir pastillas para poder dormir. Insólito. La idea de Amidea es que el causante del problema es el mobiliario urbano y el parque donde juegan los niños en vez de los niñatos de la movida, así que muerto el perro (retirados los bancos), se acabó la rabia. Como el Ayuntamiento de Zoido es incapaz de obligar a cumplir la ley antibotellona aprobada por el Parlamento andaluz en tiempos de Evangelina Naranjo de consejera de Gobernación (Zoido empieza a parecerse en esto peligrosamente a Monteseirín) y de imponer el orden público en la Alameda, la toma contra los objetos en vez de contra los incívicos y los vándalos. Como  los bancos no votan, son botados.

Botellonas

Vecinos del casco antiguo constatan este verano cómo Sevilla sigue siendo una ciudad sin ley en cuanto a la movida se refiere. Dada la falta de policías, que como no hay dinero en las arcas municipales para pagar horas extra no se han ofrecido para reforzar el turno de noche, los ‘botelloneros’ campan a sus anchas y han reconquistado bebida en mano espacios emblemáticos que el vecindario creía perdidos definitivamente para ellos: el Salvador, la Alfalfa, la Alameda y el Pabellón de la Madrina. Sevilla es la única ciudad de Andalucía donde se incumple flagrantemente la ley antimovida del Parlamento andaluz, según la cual está prohibido terminantemente beber en la vía pública salvo en los sitios designados expresamente a tal efecto. Monteseirín sigue sin señalar botellódromo alguno y mantiene una tolerancia ambigua para no malquistarse el favor de los más jóvenes, el único segmento de población proclive a su política. Mientras el Ayuntamiento habla de ‘tolerancia cero’ con la doble fila, hace la vista gorda con las ‘botellonas’. Piensa que los coches no votan.