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No tocata y fuga

Zoido ha perdido en tan sólo medio año tres de los cuatro independientes que iban en su lista electoral
A Espadas se le fueron dos de los cuatro “galácticos” que fichó en el anterior mandato, con fuerte malestar interno

 

El arquitecto José Luis Vargas, uno de los cuatro candidatos independientes que iban en la lista del PP para las elecciones municipales del 22 de mayo y fichaje estrella de Zoido para ocuparse  de la Delegación de Urbanismo en el caso de que, como confiaba, él resultara reelegido alcalde ha dado un portazo y ha dimitido como concejal del grupo Popular antes de que acabara el año y poco más de seis meses después de constituida la nueva corporación municipal.

Urbanismo, la delegación tradicionalmente más poderosa del gobierno local y de la que depende la Gerencia como organismo autónomo, había pasado sin pena ni gloria durante el mandato de Zoido como alcalde y pese a que su mayoría absolutísima de 20 concejales le permitía hacer y deshacer a su antojo sin ninguna oposición tras el castigo infligido por los sevillanos en la persona de Espadas a la nefasta gestión de Monteseirín y su socio Torrijos.

Sin embargo, la falta de peso político y de conocimientos técnicos en la materia de la dupla Vílchez/Leopoldo se convirtió en un lastre insalvable tanto para desbloquear a tiempo para su rentabilización política por Zoido proyectos como la segunda tienda de Ikea, el Caixaforum en las Atarazanas, una tienda de Decathlon en la isla de la Cartuja, la SE-35…. como para proceder a la tantas veces anunciada revisión del PGOU para adecuarlo a la nueva coyuntura de grave crisis económica.

 

UN EXPERTO

 

Por eso Zoido decidió darle un giro de 360 grados a la cuestión al pensar nombrar como responsable de esa parcela municipal no a un neófito como Vílchez sino a todo un arquitecto experto como José Luis Vargas, director general del estudio Orfila 11, con 35 personas en nómina, un historial a sus espaldas como restaurador de edificios antiguos en la ciudad y ganador de proyectos de hospitales en Brasil.

Vargas, tras su fichaje por Zoido después de haberle asesorado en el montaje de la Copa Davis, anunció que abandonaría su estudio de arquitectura para dedicarse de lleno a la política, confiando, como el entonces alcalde, en que ejercería como nuevo delegado de Urbanismo del Ayuntamiento. Sin embargo, sus expectativas no se cumplieron, ya que Zoido acabó relegado al palomar de la oposición y Vargas, a un concejal raso sin relumbrón, con un horizonte de cuatro años dedicado a la ingrata labor no de “hacer ciudad”, sino de fiscalizar la que haga el gobierno de Espadas.

En vez de renunciar a las obras que ya llevaba como arquitecto, las mantuvo, como la reforma de la casa de la calle San Fernando, antigua sede de Agua de Sevilla, para la cadena Hard Rock Café, que para colmo le había sido paralizada por la Gerencia de Urbanismo todavía en el mandato de Zoido como alcalde. Dicho de otro modo, Zoido había fichado para delegado de Urbanismo a un arquitecto al que su futurible Delegación le había paralizado unas obras por su presunta ilegalidad. No cabía mayor desatino.

En vez de hacer mutis por el foro, evitar un conflicto de intereses y un quebradero de cabeza a Zoido, su gran valedor, Vargas no tuvo empacho en simultanear su profesión de arquitecto con las tareas de concejal y de representante del PP en la Gerencia de Urbanismo, la misma que le había parado las obras en el Hard Rock Café y que recibía las denuncias contra él de los vecinos y las peticiones de información al respecto del Defensor del Pueblo por la polémica adaptación para local de ocio y restauración de un inmueble contiguo a viviendas. Al final, Vargas ha tirado la toalla. El fichaje estrella, estrellado.

LA CUARTA PARTE

Zoido, del que aún se teme que tras su elección como diputado acabe dejando también el Ayuntamiento, ha batido un récord en el Consistorio sevillano, ya que en tan sólo medio año le han dimitido tres concejales, lo que supone la cuarta parte de su grupo municipal. Todos ellos, independientes, y todos tras haber ocupado los puestos de privilegio de la lista electoral. Los cuatro independientes fichados por el exalcalde figuraban entre los seis primeros y, por tanto, con un puesto garantizado en el Ayuntamiento: Asunción Fley (número dos), Javier Landa (número tres), José Luis Vargas (número cinco) y Dolores De Pablo-Blanco (número seis).

La primera en tomar las de Villadiego fue Asunción Fley, que sólo duró una semana, ya que dimitió el 17 de junio, tras haber sido, como delegada de Hacienda en el mandato anterior, la persona clave a la hora de ejecutar el plan de austeridad con mano de hierro y de recortar sin contemplaciones en gastos e inversiones para que Zoido luciera como gran aval de su gestión el supuesto saneamiento de las cuentas municipales. Pero, víctima de las propias políticas de austeridad del Gobierno nacional del PP y del ministro Montoro, a quien ya no le salían las cuentas como edil condenada a la oposición era a la propia Fley, que no estaba dispuesta a perder del orden de mil euros mensuales como concejal de a pie en vez de como funcionaria de alto rango en el Ayuntamiento, el puesto al que decidió volver más pronto que tarde: en sólo una semana.

El siguiente en abandonar el equipo municipal del PP fue otro independiente y número tres en la lista de Zoido: Javier Landa. Aunque el PP, frente a las tesis del gobierno socialista local, mantenía contra viento y marea que Landa podía simultanear su acta de concejal con el puesto que se había venido trabajando durante el mandato anterior -delegado del Gobierno en la Zona Franca- y para el que había sido nombrado previamente por Montoro, finalmente optó por evitar cualquier conflicto de intereses por su doble condición de edil y delegado especial del Ejecutivo y anunció su dimisión a finales de noviembre, tan sólo unas semanas antes que el arquitecto Vargas. Así que a Zoido sólo le queda una independiente de su lista: Dolores De Pablo-Blanco. ¿Hasta cuándo?

 

HISTORIAS PARALELAS

La situación que vive actualmente el PP recuerda a la que sufrió el PSOE de Espadas durante el anterior mandato, con un evidente paralelismo. Espadas también llevaba a cuatro independientes entre los seis primeros puestos de una lista que, por ello, fue muy contestada y recibió escasa colaboración en la campaña electoral por parte de algunas agrupaciones socialistas en los distritos: Mercedes de Pablos,  periodista y antigua miembro del Consejo Audiovisual (número dos), Eugenio Suárez Palomares, fiscal en excedencia y abogado (número tres), Susana López, presidenta de la Asociación de Empresarias de Sevilla (número cuatro), y Antonio Muñoz, director general de Planificación Turística de la Junta de Andalucía (número seis).

Suárez Palomares sólo aguantó ocho meses en la corporación de Zoido como alcalde y de Espadas como líder de la oposición. Aunque según la versión oficiosa del grupo Socialista el abogado dejó el Consistorio por problemas de compatibilidad con su actividad como letrado, trascendieron sus diferencias políticas con Espadas, ya que éste se había alineado con Carme Chacón como candidata a la Secretaría General del PSOE ante el congreso socialista que se iba a celebrar precisamente en Sevilla y Suárez Palomares apostó por su el rival de aquélla y a la postre candidato vencedor, Alfredo Pérez Rubalcaba, de la vieja guardia del partido.

La número dos de Espadas, la también independiente Mercedes de Pablos, abandonó el barco en enero de 2013, al cabo de año y medio, “rescatada” por la entonces aún consejera de Presidencia e Igualdad, Susana Díaz, como nueva directora-gerente del Centro de Estudios Andaluces.

Así pues, de los cuatro “galácticos” de Espadas, sólo sobrevivieron hasta el final Antonio Muñoz, revalorizado para el rol que desempeña en el actual mandato, y una apagada Susana López, cuyo aguante durante cuatro años en el banquillo de la oposición le fue premiado con su nombramiento posterior (agosto de 2015) como delegada provincial de Economía de la Junta de Andalucía.

Las experiencias de Espadas y Zoido demuestran que los independientes como fichajes estrella están dispuestos a permanecer en el Ayuntamiento si tocan el Poder y ocupan un cargo, pero que su capacidad de aguante es muy limitada en cuanto ven la perspectiva de permanecer cuatro años en la oposición, por lo que existen muchas posibilidades de que acaben dándose a la fuga o cambiando de destino.

Y es que, como decía Valdano de los 90 minutos de los partidos de fútbol que se disputan en el Bernabéu, también los 1.460 días en el palomar del Ayuntamiento se hacen demasiado largos.