El PSOE (A) pregona que la prueba de la superación de su crisis por la pugna entre rubalcabistas y chaconistas y la dimisión de Viera es que el Comité Director aprobó las listas electorales por aclamación, a mano alzada y sin que nadie pidiera la palabra. Claro, los ausentes no hablaron. Y es que se ha puesto sordina a la crisis de ‘la silla vacía’, protagonizada por los seguidores de Viera al modo de lo que, miren por dónde, hicieron los franceses al no volver a ocupar sus asientos durante las negociaciones para la financiación de la PAC, ésa que trae por la calle de la amargura a nuestros agricultores y ganaderos. La mitad de los delegados sevillanos, que eran afines a Viera, no acudieron o no entraron en el Comité y dejaron sin ocupar sus puestos, para dejar patente que la guerra no ha terminado. Como ni siquiera han escenificado una paz aparente, le han dado a Susana la excusa perfecta para dejarse de integraciones y empezar a cortar cabezas a partir del día 26, si antes no le cortan la suya: quien no fue al Comité del PSOE de Sevilla perderá su silla.
Sillas vacías
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