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Coronavirus: el dinero de la Semana Santa y la Feria

El Consejo de Cofradías no entiende la devolución del dinero de sillas y palcos como un derecho, sino como una gracia suya

Espadas ha devuelto las tasas a los feriantes de la calle del Infierno pero se niega a reintegrarlas a los titulares de las casetas

Más de 600 malagueños han firmado ya en la plataforma de Internet Change.org la siguiente  petición dirigida a la Agrupación de Cofradías de la Semana Santa de Málaga:

“En unos momentos tan complicados para la economía de las familias como los que estamos viviendo, en donde se pone de manifiesto la solidaridad de todas las personas y de muchísimas empresas privadas…

La Agrupación de Cofradías de Semana Santa de Málaga, tras comunicar la suspensión de los desfiles procesionales, no se ha comunicado con los abonados de las sillas para tramitar la devolución del importe, que ya ha cobrado por adelantado.

Hay empresas, como Renfe, que han ofrecido la devolución del importe de los billetes de tren a todos los afectados por la crisis del coronavirus. La Agrupación de Cofradías es una institución eminentemente solidaria y con labor social. Nos preguntamos cómo no ha valorado devolver el dinero de los abonos. Para muchas familias supondría un respiro en este sacrificio económico que ahora nos toca hacer. 

Firmemos todos para que la Agrupación nos devuelva el importe de los abonos de las sillas (más el IVA que nos añadieron) y que, de esta manera, también aporte su granito de arena en este gran esfuerzo que todos estamos haciendo”.

RESPUESTA

La demanda ciudadana ha provocado la reacción del presidente de la Agrupación, Pablo Atencia, el cual ha declarado al diario Sur que no quiere perjudicar a los abonados pero que la decisión no le corresponde a él, sino a la Junta de Gobierno, la cual, debido al estado de alarma, no se ha podido reunir. Aun así, dice que tras haber hablado con los hermanos mayores “la Agrupación tiene la intención de devolver el dinero de los abonos”. 

Pablo Atencia, presidente de la Agrupación de Cofradías de Málaga

Pero tras esta afirmación empiezan los matices, ya que añade: “Se decidirá cuando nos reunamos y podamos poner sobre la mesa todos los elementos, ya que por el hecho de que se ponga en marcha la Semana Santa hemos acumulado una serie de costes que eran ineludibles…Cuando tengamos la Junta de Gobierno será el momento de concretar cuándo se podría hacer esa devolución, en qué plazos. Puede ser en uno o dos años; tenemos que barajar distintas opciones según la economía y tesorería de la propia Agrupación y de los compromisos que ya tenemos adquiridos; y ¿cuándo se haría? Si se hace en efectivo, en compensación a futuros años….”. 

La situación es similar en Sevilla, donde también se ha suspendido la Semana Santa, pero a diferencia de Málaga en Change.org no se ha registrado ninguna demanda de devolución del dinero de las sillas y palcos, sino otra en la que se propone una procesión Magna Mariana el próximo verano con todas las Vírgenes de la ciudad. Ha sido apoyada hasta ahora por 2.525 personas. 

EN SEVILLA

Quien está dando la batalla en Sevilla y reclamando la devolución del dinero abonado por sillas y palcos es Facua, la organización en defensa de los consumidores. El Consejo General de Hermandades y Cofradías, que preside Francisco Vélez, ha respondido de forma parecida al presidente malagueño: “Respecto a lo que afecta a los fondos obtenidos por la explotación de las sillas y palcos, no es una decisión que la Junta Superior pueda tomar por sí misma, ya que dicho efectivo no es propiedad de la institución sino de las hermandades a las que representa. Son ellas las que tienen la última palabra y serán convocadas cuando pase esta crisis sanitaria para tomar una resolución colegiada, la más beneficiosa posible para las cofradías y los propios abonados, con los que somos especialmente sensibles, teniendo en cuenta las circunstancias económicas, jurídicas y sociales”.

Francisco Vélez, presidente del Consejo General de Cofradías y Hermandades de Sevilla

De las respuestas  malagueña y sevillana se desprende que los máximos responsables de ambas Semanas Santas entienden la posible (está por ver) devolución del dinero de las sillas y palcos no como un derecho de los usuarios, sus clientes, sino como una concesión graciable suya; sin límite de plazo (Atencia llega a hablar de dos años) y eligiendo a su capricho la modalidad de devolución, que podría no ser en forma líquida y por el importe abonado sino a plazos, como compensación a futuro….

LEY DE ESPECTÁCULOS

Sin embargo, si las procesiones se entienden afectas a la Ley de Espectáculos Públicos de Andalucía nos hallamos ante la cancelación de un espectáculo, situación en que la norma obliga a la devolución de las cantidades satisfechas previamente para su contemplación. Así pues, tanto la Agrupación malagueña como el Consejo de Cofradías sevillano estarían, presuntamente, haciendo caso omiso de su obligación legal de devolución automática del dinero que han cobrado por anticipado. 

Se amparan en que no pueden adoptar tal decisión debido a la imposibilidad de sus Juntas de Gobierno de reunirse por el estado de alarma. Parece, pues, que los directivos cofrades malagueños y sevillanos son los únicos en toda España, en contraste con los de numerosas empresas y entidades, que no pueden comunicarse entre sí por teléfono, videoconferencia, correo electrónico o cualquier otro sistema, ni tampoco teletrabajar, para decidir la devolución del dinero, un dinero que no es de las hermandades, como sostiene el Consejo General en su respuesta a Facua, sino de los consumidores que lo entregaron por adelantado a cambio de disfrutar de un espectáculo (las procesiones) que ha sido cancelado.

Alberto Garzón, ministro de Consumo

Otro aspecto enormemente significativo es la inhibición en ambos casos, Málaga y Sevilla, de las Administraciones teóricamente competentes, como el Ayuntamiento hispalense (no se olvide que el Consejo de Cofradías organiza la Semana Santa por concesión municipal), la Junta de Andalucía y el Ministerio de Consumo. El titular de este último es, por cierto, el podemita y diputado por Málaga Alberto Garzón. Aquí todos se lavan las manos, como Pilatos, y se atienen a la máxima de Santiago Montoto de “ni fías, ni porfías, ni cuestión con cofradías”, en la mejor demostración de que el Consejo de Hermandades y  Cofradías sigue siendo tratado como un Poder fáctico contra el que no se atreven ni los ministros de Podemos.

LA FERIA DE SEPTIEMBRE

El paralelismo entre la Semana Santa y la Feria es evidente, pero en este último caso el organizador del festejo abrileño, el Ayuntamiento de Sevilla, se niega también a devolver el dinero abonado por las casetas (habitualmente en la segunda quincena de enero) con el argumento de que técnicamente la Feria no se ha suspendido o cancelado como la Semana Santa sino sólo aplazada a septiembre.

Según el gobierno de Espadas, este aplazamiento se enmarca en la estrategia de reactivación de la ciudad tras la grave crisis sanitaria y su objetivo consiste en aprovechar al máximo todos los trámites, actuaciones e inversiones realizadas en el recinto ferial, por lo que sería contradictorio volver a iniciarlos. 

Compárese  la actuación del Consistorio con la del Teatro de la Maestranza, cuyo Consorcio preside el portavoz de Espadas, Antonio Muñoz. Tras la declaración del estado de alarma el Maestranza anunció la reubicación de los espectáculos afectados en otras fechas (como el Ayuntamiento la Feria) siempre que sea posible y que informaría del procedimiento a seguir “para el cambio o devolución del importe de las localidades de los espectáculos afectados”.

El Ayuntamiento debería haber dado a los sevillanos con caseta la opción de mantenerlas para la hipotética Feria en septiembre o bien de recuperar las tasas abonadas sin perder por ello su derecho para el futuro, y haber dado también la opción de cubrir las bajas a los miles de solicitantes que están en la lista de espera, tanto por haber cambiado unilateralmente la fecha (¿para esto no sabe organizar referendos telemáticos como el anterior?) como las circunstancias económicas generales a consecuencia de la pandemia. 

Juan Espadas, en la caseta municipal de la Feria

Porque, ¿cuántos sevillanos se habrán quedado en el paro y ya no tendrán dinero para ir a la Feria en septiembre? ¿Cuántos no irán sólo por miedo a un posible contagio? ¿Y si tenían otros planes para septiembre, como irse a la playa o a la sierra y han firmado contratos acordes con esos planes que les impedirían acudir al Real en las coincidentes fechas septembrinas?

Moralmente al menos el gobierno de Espadas debería haber dado la opción de la devolución de la tasa de las casetas y así, además, habría conocido el nivel real de aceptación de la Feria en septiembre en vez de retener el dinero cobrado por un festejo no celebrado en su fecha. ¿Se admitiría este comportamiento en, por ejemplo, el empresario de la plaza de toros en caso de que cambiara la fecha de un cartel?

DISCRIMINACIÓN

El Consistorio, juez y parte en la Feria, se ha quedado ya sin el argumento técnico que invocaba tras haber comunicado a los dueños de las atracciones de la calle del Infierno que les devolverá los 2,3 millones de euros cobrados en tasas. Según la comunicación que les ha enviado, “el motivo por el que se ha decidido la devolución de oficio de todas las tasas de instalaciones feriales ha sido porque había multitud de peticiones de devolución y, en caso de celebrarse durante este año, se abriría un nuevo procedimiento que habría que analizar….Ningún titular de ninguna atracción -añade- perdería sus derechos sobre la misma, ya que la suspensión o aplazamiento se ha debido a una causa de fuerza mayor y el reintegro de las cantidades abonadas no implica la renuncia al sitio”.

Calle del Infierno

¿Por qué el Ayuntamiento sí devuelve las tasas a los feriantes y no a los sevillanos titulares de las casetas, a los que sigue reteniendo el dinero abonado? Su doble rasero implica un trato discriminatorio. Por otra parte, se pone de manifiesto un vacío legal en la Ordenanza de la Feria de Abril, donde no se regula la cancelación del festejo, y también la necesidad de suscribir un seguro que cubra tal eventualidad, hasta ahora impensable pero que tras el coronavirus podría repetirse con cualquier otra pandemia en el futuro.