La muralla ‘china’ de Sevilla

Más de 100 kilómetros de muros artificiales construidos a lo largo de siglo y medio defienden la ciudad contra las inundaciones de sus ríos

Los muros llegan hasta la cota 12 metros para poder contener una avenida de 9.000 m3/segundo, no registrada en tiempos modernos

La nueva muralla defensiva se complementa con 31,5 kilómetros de cortas para alejar de la ciudad los cauces fluviales

Merced a las cortas y eliminación de codos en el Guadalquivir la distancia navegable hasta Sanlúcar se ha reducido en 45 kilómetros

La inversión en obras de defensa contra las inundaciones equivale casi a todo lo gastado en la Cartuja para celebrar la Expo-92

Los trabajos de protección contra las riadas han permitido multiplicar por 21,5 la superficie urbana de Sevilla

Pocos sevillanos son conscientes de que Sevilla sigue siendo una ciudad amurallada como hasta el siglo XIX, salvo que ahora esas murallas están integradas en el paisaje, carecen de almenas y de sillares y sobre su cota de coronación discurren en muchos casos parte de las rondas de circulación o de circunvalación de la ciudad por las que transitan los automovilistas. Esas nuevas murallas son los muros de defensa contra las inundaciones de los ríos y arroyos que fluyen por Sevilla y que se han ido levantando desde que a partir de 1858 comenzó el derribo de las murallas históricas, las cuales también ejercieron la función de dique de contención de las avenidas.

Muralla en la Macarena

Muralla en la Macarena

Desde entonces, según los datos estadísticos facilitados por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, la ciudad se ha rodeado de un perímetro defensivo contra las crecidas de sus cauces fluviales de 104 kilómetros de longitud, una distancia como la de Sevilla a Huelva.

En una de las paredes del Ayuntamiento que da a la Plaza Nueva existe una placa de metal con el dato de la altura a la que se encuentra ese punto de Sevilla en relación con el nivel del mar medido en la ciudad de Alicante: 9,1 metros. La altura media del conjunto de la ciudad es de unos 7 metros y hay zonas aun nivel inferior, como la Alameda de Hércules, a sólo 4,30 metros. Dado que históricamente las crecidas del Guadalquivir y/o de los otros cursos que fluyen por el término municipal (Guadaira, Tagarete, Tamarguillo, Ranillas) elevaban el nivel del agua hasta los 10 metros en una llanura aluvial como la que ocupa la ciudad y sometida además al influjo de las mareas del océano Atlántico, distante sólo 80 kilómetros en la desembocadura del Guadalquivir por Sanlúcar de Barrameda, la historia de Sevilla ha estado marcada por la necesidad de defenderse de las inundaciones a que es tan propensa por su entorno hidrológico y el carácter torrencial que en poco tiempo pueden adoptar sus ríos y arroyos.

Según el informe ‘Lucha contra las inundaciones en Sevilla, compilado por la  Confederación Hidrográfica,  históricamente la ciudad se defendía de las avenidas cerrando a cal y canto sus murallas y preservando su casco urbano –con 260 hectáreas, uno de los más grandes de Europa-, salvo el arrabal de Triana y, posteriormente, los barrios de San Benito y San Bernardo, que quedaban extramuros.

Inundación de 1947 en el Paseo Colón, junto a la Torre del Oro

Inundación de 1947 en el Paseo Colón, junto a la Torre del Oro

Estos dos últimos sufrían además los embates del Tagarete, Tamarguillo y Guadaira. En tales circunstancias, se cerraban y reforzaban las puertas y los husillos de desagüe, con lo que las aguas sólo podían penetrar en el interior por rotura o negligencia, o a través del terreno por sifonamiento. Rodeada totalmente por el agua, la ciudad se convertía en una isla, sin poder evacuar sus aguas negras ni las de la lluvia, que producían inundaciones en las zonas más bajas. Sevilla sólo se comunicaba con el mundo exterior por una calzada elevada que, partiendo de la Puerta de la Carne, cruzaba el Tagarete y llegaba hasta Alcalá de Guadaíra, la cual la surtía de víveres por ese conducto.

DERRIBO DE LAS MURALLAS

Tras el derribo de las murallas en el siglo XIX, la defensa contra las riadas se encomendó a malecones de tierra, a ataguías provisionales con las que se cerraban las calles que daban al campo y los terraplenes elevados sobre los que se construyeron carreteras y ferrocarriles, en particular los que unían la ciudad con Huelva y que se alzaron en perpendicular al Guadalquivir para servir de freno a sus aguas pero sólo parcialmente, ya que Triana seguía indefensa ante las avenidas.

Así, según el catedrático Borja Palomo en su ‘Memoria histórico-crítica sobre las riadas (siglo XV-1877)’, en diciembre de 1876 una crecida del río destruyó a la altura de la Macarena más de 70 metros del malecón de tierras protector de la ciudad y las aguas inundaron dos tercios del caserío de Sevilla, y del arrabal trianero sólo dos casas quedaron en seco.

Estas catástrofes naturales motivaron la redacción de proyectos de obras públicas para proteger la ciudad de las inundaciones y mejorar las condiciones del puerto, trabajos que se han realizado entre 1909 (corta de Tablada) y 1980 (corta de la Cartuja) y de los que aún queda pendiente el desvío del Tamarguillo hacia el Norte, previsto en el PGOU de 2006  para la protección de la zona del aeropuerto viejo, Miraflores y el área construida en la margen derecha del arroyo, junto al que se ha proyectado un gran parque lineal que debe cerrar el conjunto de actuaciones de restauración del medio natural. Este proyecto ya ha sido objeto de un convenio entre el Ayuntamiento y la Confederación Hidrográfica. Se necesitará, pues, más de un siglo para completar el cierre del anillo defensivo de Sevilla desde el inicio de la primera corta.

UN SIGLO DE OBRAS

En síntesis, los trabajos realizados en este periodo de tiempo han sido los siguientes:

-Corta de Tablada (1909-1926): Consistió en la apertura de un cauce recto de 6 kilómetros de longitud entre la Punta de las Delicias y la Punta del Verde para eliminar varios codos del río y construir 800 metros de muelle y el puente basculante de hierro.

-Unión de los arroyos Tagarete y Tamarguillo cerca de la huerta de Ranillas para que desembocaran en el Guadaira aguas arriba del puente ferroviario Sevilla-Cádiz.

-Nuevos malecones de tierra completados por el Oeste con la elevación de la calle Torneo, Plaza de Armas, calle Arjona y paseos de Colón y las Delicias. La superficie defendida de la ciudad pasó de las 260 ha comprendidas entre las murallas históricas a 1.579, al quedar dentro del perímetro de malecones los barrios de San Benito, San Bernardo y San Sebastián , el Prado, el Parque de María Luisa y terrenos sin urbanizar al Norte y Este. Siguieron indefensos Triana, San Jerónimo y el cementerio.

-Creación de la dársena (1926-1948): La Junta de Obras del Puerto convirtió el puerto sevillano en una dársena libre de la influencia del río y de sus crecidas que hasta entonces inundaban los muelles, destruían las mercancías y ponían en peligro incluso los barcos. Para ello hubo que desviar el cauce del Guadalquivir desde Chapina hacia el Oeste, alzar un muro de defensa que rodeaba Triana, Los Remedios y la base aérea de Tablada  y desviar el Guadaira, para que no desembocara en el interior de la dársena, hacia la Punta del Verde, aguas debajo de la esclusa. Así quedó defendida Triana y se incrementó en 885 hectáreas el área urbana protegida.

-Desvío del Tamarguillo y del Ranillas (1961-1963): La expansión urbana acabó invadiendo el cauce de avenidas del arroyo Tamarguillo y reduciendo a poco más de la mitad su capacidad de evacuación, por lo que según la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir  el arroyo llegó a ser una verdadera pesadilla en los inviernos lluviosos. En 1948 destrozó el malecón de defensa por cinco puntos e inundó Heliópolis, por lo que tras otra inundación en 1961 y la catástrofe subsiguiente se procedió a separar los arroyos del Tamarguillo y de Ranillas de la ciudad y a dotarlos de cauces capaces de evacuar sus máximos caudales previsibles. Con estas obras y los nuevos muros de defensa se duplicó la superficie protegida de Sevilla, que pasó a ser de 4.880 ha.

-Corta de la Punta del Verde (1963) para eliminar un codo del Guadalquivir que había quedado desde las obras de la dársena.

-Nuevo cauce del Guadaira (1967-1977): Rectificación del cauce del Guadaira a lo largo de 23 kilómetros y en paralelo al futurible canal Sevilla-Bonanza, con una sección capaz de desaguar hasta 2.000 m3 por segundo.

La corta de la Cartuja, a la izquierda, generó la isla de la Cartuja, que aparece en la imagen durante las obras preparatorias de la Expo 92

La corta de la Cartuja, a la izquierda, generó la isla de la Cartuja, que aparece en la imagen durante las obras preparatorias de la Expo 92

-Corta de la Cartuja (1975-1980): La gran avenida de 1963, cuando el río alcanzó casi 6.000 m3/segundo por el Patrocinio, puso de manifiesto el riesgo de inundación que seguía corriendo Sevilla a través del meandro de San Jerónimo  y la socavación del malecón de defensa por el agua, que estuvo a punto de destruir la traída de La Algaba a Sevilla, la línea ferroviaria a la altura de San Jerónimo y las cimentaciones de los postes de alta tensión que suministraban energía eléctrica a la ciudad. Los estudios realizados demostraron que la única solución consistía en suprimir el ataque del río mediante la eliminación de los codos de San Jerónimo y Chapina y la rectificación del cauce mediante lo que sería la corta de la Cartuja, de 5,5 kilómetros de longitud.

La conclusión de esta obra, a falta de la de menor envergadura del Tamarguillo en Miraflores, supuso el fin del peligro de inundaciones para Sevilla, puesto que el perímetro defensivo formado por esos 104 kilómetros de muros que llegan hasta la cota 12 sobre el nivel del mar  (cota 9 en algunas zonas con nivel de suelo más elevado) ha sido calculado para soportar una avenida máxima de 8.000 a 9.000 m3/segundo (se produciría teóricamente una cada 500 años), que nunca se ha producido en épocas recientes en la ciudad.

Para que se registrase un caudal de estas características debería llover de forma torrencial y generalizada en toda la cuenca del Guadalquivir durante un largo periodo de tiempo. Los muros de defensa incluso sirven de soporte a rondas de tráfico. La SE-30 discurre sobre unos 15 kilómetros del muro Camas-San Juan de Aznalfarache y la avenida de Carlos III en la isla de la Cartuja aprovecha el malecón de Triana (1950), el de la corta de la Cartuja y el del Tamarguillo.

El conjunto de actuaciones realizadas en Sevilla a lo largo de estos cien años ha supuesto una inversión de unos 1.500 millones de euros, casi equivalente a lo invertido por España y los países y empresas participantes en la isla de la Cartuja para la celebración de la Exposición Universal de 1992, una isla fruto justamente de las obras para defender la ciudad de las avenidas del Guadalquivir.

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UN MURO DE DEFENSA COMO

DE SEVILLA HASTA HUELVA

Muro                                                              kilómetros

– Miraflores-Tamarguillo                                             8

-Ranillas                                                                     6

-Guadaíra                                                                 50 (25+25)

-Guadalquivir                                                            30

-Otros diques no operativos                                      10

Total                                                                       104

MAS DE 30 KILÓMETROS DE CORTAS EN EL RÍO

–         Corta Merlina (1795), situada frente a Coria del Río, de 600 metros de longitud. Evita un rodeo de 10 kilómetros por el Guadalquivir.

–         Corta Fernandina (1816), aguas arriba de la Isla Menor. Con 1.600 metros, sustituyó un recorrido de 16 Kms. del cauce natural.

–         Corta de Los Jerónimos (1888). Situada también en la Isla Menor, en la zona conocida como ‘La Mínima’. Mide 6,6 Kms. y ahorra 13 Kms. del recorrido del cauce natural.

–         Corta de Tablada (primer cuarto del siglo XX). Situada entre Sevilla y la Punta del Verde, mide 6 Kms. Actualmente ha quedado dentro de la dársena, entre el puente de Los Remedios y la esclusa.

–         Corta de La Punta del Verde, con 3 Kms. de longitud.

–         Corta de Olivillos y La Isleta (1971-1972), con 4,4 Kms. y 3,8 Kms, respectivamente. Con ellas se consigue un acortamiento de casi un kilómetro en el recorrido de las embarcaciones.

–         Corta de la Cartuja (1980). Mide 5,5 Kms. Previene de inundaciones tras la eliminación de la curva de San Jerónimo.

–         Longitud total de las cortas: 31.500 metros.

Todas estas cortas, excepto la de la Cartuja –realizada exclusivamente para la laminación de inundaciones-, además de proteger a la ciudad de los desbordamientos favorecen el acceso de los barcos a la esclusa y facilitan el desagüe del río. La distancia entre Sevilla y el Brazo del Este era de 81 Kms. y ha pasado a 36 Kms., de los que dos tercios son fruto de las obras. La distancia entre Bonanza  (Sanlúcar de Barrameda) y la esclusa es de 79 Kms. y se ha reducido para la navegación un total de 45 kilómetros.

MAS DE 5.000 HAS. GANADAS PARA LA EXPANSIÓN URBANA

-En el siglo XIX, la zona protegida por las murallas de la ciudad era de 260 Has.

-En 1930, una vez ejecutadas las obras del primer cuarto del siglo XX, la superficie protegida de inundaciones asciende a 1.500 Has (se incorporan San Benito, San Bernardo, el Prado de San Sebastián y el Parque de María Luisa, entre otras zonas).

-En 1950 se añaden al perímetro protegido (la superficie asciende a 2.460 Has.) Triana, Los Remedios y la base de Tablada.

-En 1963, tras ejecutarse las actuaciones de protección de los arroyos Tamarguillo y Ranillas, el área protegida se eleva a 4.880 Has. y se incluyen Miraflores, Bami, La Corza y Ciudad Jardín, entre otros.

-En 1980, tras la ejecución de la Corta de la Cartuja, se incorporan 500 Has. más a Sevilla y 230 al Aljarafe al protegerse parte de la Vega de Camas y San Juan de Aznalfarache. Quedan defendidos San Jerónimo, La Pañoleta y la isla de la Cartuja.

-Actualmente Sevilla tiene 5.500 Has. protegidas de inundaciones gracias a los muros de defensa y a las cortas en el río.

NUEVOS CAUCES ARTIFICIALES PARA DESVIAR LOS RÍOS

-En el plano de la ciudad correspondiente al año 1930 se observa cómo los arroyos de Miraflores, Ranillas y Tamarguillo, que anteriormente atravesaban la ciudad, se desvían hacia el río Guadaira.

-En el año 1950 se desvía el Guadaira, que pasa de desembocar en la zona de Heliópolis a la de la Punta del Verde. Además, durante este periodo se construye el tapón de Chapina. En este momento Sevilla queda protegida por la zona portuaria.

-Entre 1967 y 1970, el Guadalquivir está relativamente controlado. Los arroyos son ahora lo más conflictivo.

-Nuevas inundaciones en 1962. Los malecones construidos no son suficientes para contener las avenidas, por lo que al año siguiente (1963) se desvían el arroyo Tamarguillo y el de Miraflores, que vuelven a desembocar en el Guadalquivir a la altura de San Jerónimo.

-El arroyo Ranillas se aleja de la ciudad pero continúa desembocando en el Guadaira.

-A finales de los años 70 se ejecuta el desvío del río Guadaira a lo largo de 23 kilómetros  hacia lo que actualmente se conoce como nuevo cauce del Guadaira, que cuenta con un malecón a cada lado del cauce.

-Se construye la corta de la Cartuja (1980).

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