Vocación

Uno de los últimos de Filipinas de Monteseirín, Fran Fernández, se está revelando como tal artista del lenguaje que va a mandar a los albañiles a la María Moliner de la Junta, Rosa Aguilar, y a los periodistas que aún no han podido amordazar Marchena y el (sin) alcalde pese al uso de la publicidad institucional y otros recursos como moneda de cambio. La nueva perla del fiel ejecutor de Monteseirín  para justificar el diseño de 11 parkings sobre suelos privados, razón de su parálisis, es que esos terrenos tenían “vocación pública” en el PGOU que entonces se empezaba a redactar en paralelo al Plan de Aparcamientos. Yo pensaba que la vocación era algo inherente al ser humano, pero no, resulta que Fran va preguntando por ahí, en plan San Francisco de Asís, pero a los solares en lugar de a los lobos: “Hermano suelo, ¿tienes vocación de ‘cole’ o de rascacielos?”. ¿Y qué tiene que ver la calificación de un terreno en el PGOU con la propiedad? El PGOU se aprobó inicialmente en 2004 y definitivamente en 2006. Seis años sin hacer nada. ¡Cuántas ‘vocaciones’ perdidas!

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