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Contramano


Ciclistas por Tetuán

Ciclistas por Tetuán

Lunes 21 de febrero. Pasan algunos minutos de las 19:30 horas. Calle Tetuán, tan frecuentada como casi siempre. O menos que casi siempre en versión de los eternamente quejumbrosos comerciantes (todo es según el color del cristal con que se mire). De pronto, en medio de la bulla se forma un revuelo. Algo está pasando. Se agolpan los curiosos al ver una bronca. Un policía local de paisano y tres de uniforme han trincado al abogado José Ignacio Aguilar García, que va por la vida presumiendo de militancia y compromiso de izquierdas, pedaleando en bicicleta como si tal cosa por esta vía comercial, con riesgo de atropellar a los transeúntes. De hecho parece que ha tenido sus más y sus menos con alguno y que hasta lo han retenido. Ante cierta actitud un tanto desafiante, los agentes se ven obligados a mostrar  sus placas identificativas. Todo un señor letrado metiéndose contramano de las Ordenanzas. Quien debería ser el primero en dar ejemplo de respeto a las normas es pillado ‘in flagranti’ haciendo su particular Ciclovida. Unos se creen que todo el monte es orégano y otros, que toda Sevilla es carril-bici.

Vocación

Uno de los últimos de Filipinas de Monteseirín, Fran Fernández, se está revelando como tal artista del lenguaje que va a mandar a los albañiles a la María Moliner de la Junta, Rosa Aguilar, y a los periodistas que aún no han podido amordazar Marchena y el (sin) alcalde pese al uso de la publicidad institucional y otros recursos como moneda de cambio. La nueva perla del fiel ejecutor de Monteseirín  para justificar el diseño de 11 parkings sobre suelos privados, razón de su parálisis, es que esos terrenos tenían “vocación pública” en el PGOU que entonces se empezaba a redactar en paralelo al Plan de Aparcamientos. Yo pensaba que la vocación era algo inherente al ser humano, pero no, resulta que Fran va preguntando por ahí, en plan San Francisco de Asís, pero a los solares en lugar de a los lobos: “Hermano suelo, ¿tienes vocación de ‘cole’ o de rascacielos?”. ¿Y qué tiene que ver la calificación de un terreno en el PGOU con la propiedad? El PGOU se aprobó inicialmente en 2004 y definitivamente en 2006. Seis años sin hacer nada. ¡Cuántas ‘vocaciones’ perdidas!