La Dirección General de Gestión del Agua se ha
convertido en el puesto con más relevos
Alguno de los cinco titulares distintos en los últimos
dos años y medio sólo ha durado cuatro meses en el puesto
La Dirección General de Gestión/Explotación de la Agencia Andaluza del Agua (que se fusionará a partir de ahora con Egmasa pese a las protestas de los funcionarios) se ha convertido en el cargo con peor reputación del organigrama de la Junta de Andalucía, ya que en los últimos dos años y medio se han sucedido cinco titulares distintos, a un promedio de uno cada medio año, como si pesara una maldición político-administrativa sobre el puesto. Otra característica del puesto es que parece haber sido diseñado a la medida de las mujeres. Cuatro de sus seis titulares han sido féminas en un mundo aparentemente tan dominado por los hombres como el de los ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.
María Emilia Sainz de Baranda Muñoz fue, en mayo de 2008, la primera cesante de la serie tras la creación de la Agencia Andaluza del Agua en enero de 2005 como organismo autónomo dependiente de la Consejería de Medio Ambiente encargado de materializar la gran apuesta de la Junta por el agua y las transferencias de las competencias sobre la cuenca hidrográfica del Guadalquivir. La Agencia se constituyó al tiempo que la antigua Confederación Hidrográfica del Sur pasaba a ser gestionada por el Gobierno andaluz como Dirección General de la Cuenca Mediterránea Andaluza. Un año más tarde, el 1 de enero de 2006, se constituyó la Dirección General de la Cuenca Atlántica Andaluza, que abarcaba las de los ríos Guadalete, Barbate, Tinto, Odiel, Piedras y Chaza.
Sainz de Baranda fue sustituida por otra mujer, dentro de la política de cuotas femeninas de la Junta, aunque la elegida no tuviera conexión alguna con el mundo hidráulico: Amparo Ramírez Espinosa. Esta licenciada en Filosofía y Letras por la Universidad de Granada estaba apadrinada políticamente por Gaspar Zarrías como miembro del clan socialista jiennense. Tras ser concejal en su pueblo natal (Higuera de Calatrava) y delegada del Instituto Provincial de Asuntos Sociales en Jaén, fue delegada provincial de Medio Ambiente desde 2003 a 2008, año en que fue catapultada por Zarrías a la Dirección General de Planificación y Gestión de la Agencia del Agua. Los ingenieros de Caminos no la tomaron para nada en serio, dada su falta de cualificación técnica, y apenas duró unos meses en el puesto.
DESEMBARCO DE EGMASA
Fue sustituida en noviembre de 2008 por Javier Serrano, hombre procedente de Egmasa y que llegó al cargo de la mano de Juan Jesús Jiménez y de Luis Pizarro. Antes de su incorporación a la Agencia del Agua, de la que pasa por ser el auténtico hombre fuerte como supervisor de los intereses socialistas en el sector, ocupó los puestos de comisario de Aguas de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, jefe del Servicio de Protección Ambiental de la Consejería de Medio Ambiente, coordinador de la Oficina del Corredor Verde del Guadiamar y consejero delegado de Egmasa.
En enero de 2009, Javier Serrano cesa en el cargo para ocuparse de la Dirección General del Dominio Público Hidráulico y llega otra mujer para desempeñar sus mismas funciones dentro del equipo de Jaime Palop como nuevo titular de la Agencia: Mónica González Bueno. Al contrario que Amparo Ramírez Espinosa, Mónica González era funcionaria de carrera e ingeniera de Caminos, Canales y Puertos por la Universidad de Granada y había acumulado ya cierta experiencia. Había ocupado, entre otros cargos, los de jefa del Servicio de Explotación de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir y del Servicio de Proyectos y Obras de la Demarcación de Costas de Huelva. Sin embargo, al igual que su predecesora, dura en el puesto tan sólo cuatro meses, cuando salta de la Agencia su gran valedor, Jaime Palop.
Palop fue destituido como director de la Agencia Andaluza del Agua apenas un año después (mayo de 2009) de su nombramiento, al cabo de cinco meses de la transferencia del Guadalquivir (el traspaso lo había negociado él mismo en la legislatura anterior en su calidad de director general de Aguas del Ministerio de Medio Ambiente) y tres semanas después de la toma de posesión del nuevo Gobierno de José Antonio Griñán. Le sustituyó el malagueño Juan Paniagua, en un intento de la Junta de compensación política tras la polémica surgida por la pérdida de competencias de la Cuenca Mediterránea en la nueva configuración del organismo autónomo. Si Málaga había perdido peso en la política de aguas del Gobierno andaluz, Griñán trata de reequilibrar la situación imitando a Chaves y nombra máximo responsable de toda la Agencia a un malagueño, el susodicho Paniagua.
Juan Luis Ramírez Vacas se convierte (26 de mayo de 2009) en el quinto director del área en tan corto periodo de tiempo, el titular con más amplia experiencia de todos los habidos hasta entonces. Ingeniero de Caminos, licenciado en Derecho y funcionario de carrera, había sido alto cargo en la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (comisario de Aguas) y en el Ministerio de Medio Ambiente. Dura en el puesto hasta el pasado 18 de enero de 2011, cuando cesa, según él, a petición propia, pero casualmente tras la última polémica sobre la gestión del agua en Andalucía: desembalses e inundaciones en Ecija y otros municipios de la cuenca del Guadalquivir.
CUARTA FÉMINA
Para sustituirle, el Consejo de Gobierno recurre de nuevo a una mujer: Belén Gualda. La nueva directora general de Infraestructuras y Explotación, granadina, es ingeniero de Caminos, Canales y Puertos. Inició su andadura profesional en la empresa pública Gestión de Infraestructuras de Andalucía (Giasa). En 2005 se incorporó a Egmasa y en 2008/2009 desempeñó las funciones de directora general de Transportes. Tras ese paréntesis, retornó a la empresa medioambiental como directora de la División de Infraestructuras Ambientales y Gestión del Agua.
Su desembarco supone la evidencia de la toma del poder en la Agencia Andaluza del Agua por parte de Egmasa antes de su liquidación y posterior fusión, propiciada por la reordenación de la función pública, en la ‘súper agencia’ Amaya (Agencia de Medio Ambiente y Agua). En el sector se la tiene por persona de la esfera política de Juan Jesús Jiménez y de Luis Pizarro.
Quien ha escrito esto no sabe mucho de mí, ni porqué llegué y mucho menos porqué me fui y no será hoy cuando lo explique ni aquí.