Cámaras

La alerta dada por un transeúnte que pasaba por allí ha permitido la detención de tres rumanos que iban camino de una chatarrería  con una furgoneta cargada hasta los topes de piezas de carros de combate que habían robado en la abandonada Fábrica de Artillería, ese Bien de Interés Cultural que el Ayuntamiento quiere convertir en un almacén. Los cacos ya se están frotando las manos ante tal perspectiva. Cuenta una colega que hasta hace unas semanas se veían en la fachada del inmueble cámaras de seguridad dotadas con infrarrojos que tendrían que haber detectado cualquier movimiento en torno al edificio, pero no debían de estar operativas porque no dieron ninguna señal de alarma cuando se llevaron los elementos de los tanques. Al contrario, las cámaras de vigilancia del Plan Centro, que todo el mundo creía estaban desconectadas tras su derogación por Zoido, resulta que llevaban meses grabando todo lo que se movía por el Casco Antiguo. Enchufan lo que no deben y desenchufan lo que es preciso. Este Ayuntamiento tiene un serio problema con las nuevas tecnologías.

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