A Bernardo Bueno no se le había comido la lengua el gato. El hombre que también hizo la vista gorda con Monteseirín dice que abrir un aparcamiento en la Encarnación es una vuelta atrás “como los cangrejos” y que pensaba que las licencias provisionales como la otorgada por el Ayuntamiento a ese parking no existían. Caliente, caliente, don Bernardo, pese a quien pese. Yo hice un máster en golfadas urbanísticas a cuenta de las licencias provisionales, convertidas por el Poder en el truco del almendruco para pasarse por el arco del triunfo la normativa en función de sus conveniencias y amparadas por la Junta cuando las usaban los de su cuerda. Y sí, pese a la jungla de normas autonómicas, deben de seguir existiendo cuando hasta la LOUA las cita en su artículo 177.1.e, pero siempre han sido de carácter excepcional, otorgables sólo en suelo urbanizable o rústico y previo informe de la Comisión Provincial de Ordenación del Territorio y Urbanismo. Miren por dónde, gracias al parking nos enteramos ahora de que la Encarnación es suelo rústico, ¿verdad, Maximiliano?
Cangrejos
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