Las colas de turistas ante el Alcázar podrían reducirse cambiando la entrada al Apeadero del Patio de Banderas
Un incremento al 80% de las reservas previas por Internet dejaría colas de tan sólo 150 personas
El alcaide del Alcázar, Bernardo Bueno, ha declarado a El Correo de Andalucía que acudió a Madrid a reunirse con Icomos (órgano consultivo de la Unesco en temas de patrimonio y que ha informado negativamente sobre el proyecto de demoliciones en el Patio del León para adecuar su uso y el de la Casa del Militar a espacio de acogida de turistas) para explicarle “las necesidades imperiosas que tiene el Alcázar de resolver el tema de las colas”.
Ahora que Icomos rechaza el proyecto de meter la piqueta en el Patio del León es cuando Bueno destaca que no es una idea inicial del gobierno de Espadas, sino del de Zoido. Habrá que preguntarse entonces por qué lo han tenido tan callado, ya que los socialistas lo hicieron suyo desde primera hora y con la fe del converso.
Y como por lo que pueda ocurrir se trata en esta fase de reescribir la historia, el alcaide afirma lo siguiente: “Lo que hemos hecho es sacarlo a la luz y ponerlo en exposición a raíz del tema de la seguridad”. Así pues, Bueno trata de hacer creer que el proyecto en una prevención/reacción a la amenaza terrorista, máxime tras los atentados de agosto en Barcelona y Cambrils.
Sin embargo, tal como reveló Viva Sevilla en mayo del año pasado, el proyecto fue presentado en abril de 2016 a la Consejería de Cultura y no por razones de seguridad, sino con el objetivo de recuperar -se decía- el carácter unitario y monumental de la Puerta del León, por la que acceden los turistas, abriendo un eje que una la Plaza del Triunfo, el Patio del León y el Patio de la Montería. Era un proyecto arqueológico/arquitectónico (para Icomos, más lo primero que lo segundo) sin conexión alguna con la seguridad.
DATOS OCULTOS
Bernardo Bueno se permite el lujo de reprender a Icomos por haber informado negativamente sobre el proyecto por ser éste aún -dice- de carácter básico, cuando a su juicio lo procedente habría sido esperar al proyecto de ejecución. Al alcaide habrá que recordarle que hasta en urbanismo se somete a información pública la normativa en todas las fases del procedimiento: inicial, provisional y definitivo. Cuanto antes se conozcan los términos del proyecto, antes se podrá frenar o al menor corregir, porque el ocultismo ha imperado desde el principio en este asunto, señal de que temían las reacciones que pudieran suscitarse.
Pregunté recientemente a un miembro del Patronato del Real Alcázar si había podido leer el documento completo del proyecto. Su respuesta fue que a pesar de haberlo pedido a la Dirección del monumento, no se lo habían entregado y que lo único que conocía directamente era por una charleta que le dieron los autores acompañada de unas láminas y filminas. En esa charla no se dijo ni pío, por ejemplo, de lo que luego hemos conocido gracias al dictamen de Icomos: que también proyectaban abrir un hueco de ocho metros de anchura en el muro del Patio del León para facilitar el acceso de los turistas a la Casa del Militar.
Así pues, hay miembros del Patronato a los que se hurta información y que no conocen el alcance real del proyecto de demoliciones, pese a lo cual -o gracias a ello- el delegado de Cultura, Antonio Muñoz, ha alardeado en varias comparecencias públicas de que “cuenta con el apoyo del Patronato y de la Comisión de Patrimonio”. Cabe preguntarse entonces en qué manos están en Alcázar y el patrimonio.
No quiero ahora extenderme en otros aspectos de las declaraciones del alcaide, en las que inconscientemente demuestra la rendición del Alcázar al “lobby” turístico de la ciudad, sino concentrarme en lo que dijo sobre “las necesidades imperiosas de resolver en tema de las colas”, para convertirlo en un recinto más seguro y en el que las filas de turistas en la Plaza del Triunfo no sean las grandes protagonistas.
LA ALHAMBRA
Se puede resolver el falso problema (lo llamo falso porque esas colas son una minucia comparadas con las que se forman ante grandes monumentos en Europa) incrementando las ventas previas de entradas por Internet, como ya es habitual en el extranjero y, por ejemplo, en la Alhambra, el monumento más visitado de España, con 2.615.188 visitas, casi llegando ya al aforo máximo establecido (2.763.500) por razones de conservación patrimonial.
En la Alhambra se pueden comprar las entradas con una antelación de entre tres meses y tan sólo dos horas antes de la visita y llevarlas impresas desde casa o imprimirlas en impresoras que se han colocado en la zona de las taquillas y en un edificio cercano al recinto. Incluyen un código QR único que va asociado al DNI o pasaporte, ya que desde el 1 de octubre al menos las individuales deben ser nominativas y acreditarse con un documento de identificación personal. El comprador recibe tras la compra información útil y pautas de seguridad en su correo electrónico.
Además, se han instalado obligados lectores de entradas en distintos puntos del conjunto granadino para así conocer de forma casi instantánea en qué sitio de la Alhambra y a qué hora se encuentra cada visitante. Con este sistema se reducen al máximo las colas, se acaba con la reventa a que en Granada se acostumbra, se conoce el flujo de visitantes y se mejora la seguridad, en línea con lo que demanda aquí Bernardo Bueno.
Es más, al menos hasta el mes pasado en las entradas a los palacios nazaríes de la Alhambra aparecía impresa la hora de acceso. Si el poseedor no se presentaba a la hora indicada, ni los podía visitar ni se le devolvía el dinero, con lo cual ya procuraba estar puntualmente presente.
En el Alcázar se ha implementado recientemente un sistema parecido, aunque aún no tan desarrollado como el de la Alhambra, para facilitar la compra telemática de entradas desde cualquier dispositivo móvil, ya que hasta ahora tan sólo se podían adquirir a través de la página web del monumento y mediante ordenador personal.
Como el Patronato restituyó el número máximo de personas que pueden estar simultáneamente dentro del Alcázar a 750 y si por ley hay que tener a la venta en taquilla al menos el 20% del aforo, vendiendo previamente el 80% por Internet (ahora estamos en un 21%) y con reserva incluso de la franja horaria de la visita, podríamos conseguir que la cola de turistas ante el Alcázar fuera cada hora más o menos el equivalente al 20% de ese número máximo de 750, es decir 150 personas, número más que asumible.
NUEVO ACCESO
La segunda medida que podría aplicarse para acabar con la foto de la cola en la calle ante la Puerta del León, aunque fueran tan sólo 150 personas a lo largo de una hora, y mejorar la seguridad de los turistas sin que tuvieran que parapetarse detrás de macetones sería hacer lo mismo que ha decidido el Consejo de Cofradías con el Martes Santo: el recorrido al revés, conforme en el caso del Alcázar a la idea defendida por su ex-conservador y miembro del Patronato, José María Cabeza.
Si ahora se entra por la Puerta del León y se sale por el Patio de Banderas, la propuesta de Cabeza es que el acceso se haga por el Patio de Banderas y que los turistas salgan del Alcázar por el Patio del León. Sólo por motivos de seguridad, esta solución ya es mucho mejor que la actualmente vigente, porque los turistas estarían protegidos dentro del Patio y no expuestos en el exterior, y con una puerta fácilmente controlable. Por otra parte, el Patio de Banderas es tan grande (sólo la zona de albero mide unos 1.000 m2) que puede absorber colas mucho mayores que las que ahora se forman delante de la Puerta del León, y en función de la hora del día las hileras de casas que lo rodean proyectarían sombra protectora para aliviarles de los efectos del sol.
Aunque se podría aplicar casi de inmediato y sin esta opción, la idea de José María Cabeza incluye la recuperación de la casa número 7 del Patio de Banderas, en la que vivió el bibliófilo Luis Toro Buiza y que permitiría conocer el lienzo de muralla, bóvedas y otras partes del primitivo Alcázar que allí han ido descubriendo los arqueólogos. En esta casa, mucho más grande de lo que parece desde fuera, podría habilitarse un centro de acogida (haría las funciones de la Casa del Militar que pretenden los redactores del polémico proyecto para el Patio del León) y de interpretación, amén de las taquillas, tanto para el Alcázar como para la cripta del Patio de Banderas que se va a desenterrar.
PERMUTA
Con esta idea se haría presión ante el Ministerio de Hacienda para recuperar para la ciudad esta casa (y si es posible, otras) del Patio de Banderas, en línea con la reivindicación histórica del Ayuntamiento de Sevilla y que hacía Espadas cuando era el líder de la oposición, entre otras razones porque Hacienda no sabe qué hacer con ese patrimonio si no es tratar de rentabilizarlo subastándolo al mejor postor. Recientemente Espadas ha propuesto al Gobierno una permuta: le entregaría un solar municipal en Nervión para que construya allí una comisaría de Policía a cambio de que Interior libere definitivamente en el Registro de la Propiedad la Gavidia. Pues bien, ¿por qué no proponerle a Hacienda otra permuta para hacerse con la propiedad de la casa número 7 del Patio de Banderas y crear allí el gran centro de recepción de turistas del Alcázar?
Con la entrada por el Apeadero se recuperaría además el acceso original al conjunto declarado Patrimonio de la Humanidad, y hasta el flujo de visitantes se podría canalizar interiormente y a lo largo del mismo hasta casi el final, donde instalar los tornos y los arcos de seguridad.
La solución ideada por José María Cabeza reduciría las colas y mejoraría la seguridad de los turistas sin necesidad de meter la piqueta en el Alcázar y de poner en peligro su declaración como Patrimonio de la Humanidad por el informe negativo de Icomos.
Bastaría con hacer las cosas al revés de lo que se está haciendo ahora, como con el Martes Santo.