El Tribunal de Cuentas ha constatado irregularidades en el 100% de las obras del Plan ‘E’ en Sevilla durante el fin de ciclo de la dupla Monteseirín-Torrijos. Dice, entre otras perlas, que el gobierno ‘de progreso’ en ningún caso tuvo en cuenta el precio como criterio de adjudicación en los contratos de obra. Naturalmente. El Tribunal sólo entiende de economía, pero no de política, y, al igual que en el flamenco-fusión, el arte del (sin) alcalde anterior consistía en hacer economía-política o en convertir la economía en pura política. Monteseirín se atuvo a la frase de Machado de que sólo el necio confunde valor y precio, típico error en que incurren los organismos fiscalizadores, que no tienen en cuenta los condicionantes de la vida política. Ya que disparaba con pólvora del Rey, de lo que se trataba con el Plan ‘E’ era de poner en valor el dinero público contratando el máximo número de operarios posible para hacer chapuzas en las aceras. En su inocencia el Tribunal cree que se trataba de inflar las cuentas cuando en realidad se trataba de inflar los votos.