Destinan el 90% de su producción a la regeneración de la abandonada mina de cobre y oro de Touro, en A Coruña
Green Soil Solutions se constituyó en plena pandemia y al mes siguiente del anuncio de posible ampliación del vertedero de Nerva
La planta de referencia en Galicia trata los residuos de depuradoras como las de A Coruña, Santiago, Pontevedra y Villagarcía: 125 toneladas de lodos diarios
Tiene autorización para acoger 70 tipos distintos de residuos para la elaboración de tecnosuelos y 35 para la de compost
Su talón de Aquiles es el hedor de los residuos que trata, aunque anuncia que en Riotinto los confinará en naves cerradas
Green Soil Solutions, la empresa que promueve la instalación de una planta de tecnosuelos (también llamados tecnosoles) en La Dehesa (término municipal de Minas de Riotinto) tiene entre sus administradores a Marcos Rodríguez Jorge y Santiago Vallejo Álvarez, los cuales también aparecen con cargos similares en la compañía Tratamientos Ecológicos del Noroeste, dueña de otra planta en Galicia que procesa más de 135.000 toneladas de residuos al año.
La empresa Green Soil Solutions, con sede en Minas de Riotinto, ha anunciado la tramitación de un proyecto para instalar una planta de reciclaje que valorizará residuos orgánicos, destinándolos a la fabricación de suelos artificiales, contribuyendo de esta manera a una gestión excelente de los residuos y añadiendo valor a la sociedad. Se trata, afirma, de un claro modelo de economía circular, ya que el proyecto evitará el depósito en vertedero, transformando así residuos en recursos.
Según informan desde la propia empresa a través de una nota de prensa, la nueva planta de tratamiento, con 7.000 m2 de superficie cubierta, estará ubicada en el término municipal de Minas de Riotinto, en terrenos cedidos por Atalaya Mining, empresa que opera la mina de cobre. Su desarrollo supone una nueva inversión en la comarca, que superará los 5 millones de euros, y generará 20 nuevos empleos directos y 40 indirectos. Para cubrir esta demanda laboral, la empresa ofrecerá formación específica, y dará preferencia a aquellas personas que se encuentren en situación de desempleo, siguiendo una política de contratación en círculos concéntricos.
Green Soil Solutions dice apostar por un modelo de convivencia en armonía con su entorno, por lo que el proceso de valorización se desarrollará de manera confinada en naves especialmente diseñadas para ello. Estas, asegura, contarán con todas las garantías técnicas para que su actividad no vaya en detrimento de la calidad de vida que disfrutan sus vecinos, evitando la emisión de olores. Además, su orientación, altura y ubicación han sido seleccionadas cuidadosamente con este propósito. En este sentido, la empresa establecerá un exhaustivo Plan de Vigilancia y Control Ambiental que garantice la trazabilidad de los productos, así como el control de la calidad del aire y de las aguas, tanto superficiales como subterráneas, según la legislación vigente, una de las más estrictas del mundo.
El producto final de la planta son los tecnosuelos (o tecnosoles), materiales que se utilizan para la restauración de entornos degradados y que permiten la revegetación de éstos; son conocidos como suelos a la carta, pues dependiendo del área donde van a ser depositados atraviesan diferentes procesos para asegurar una buena reproducción de las especies vegetales que van a ser plantadas. Asimismo, estos suelos artificiales están diseñados para corregir factores como el PH, contribuyendo así a la mejora ambiental.
La situación geográfica de Riotinto ha sido determinante a la hora de ubicar la inversión de Green Soil Solutions, pues se encuentra en el centro de la Faja Pirítica, un área con un importante pasivo ambiental procedente de la minería histórica. Así, la planta ofrecerá tecnosuelos de alto valor añadido a las operaciones de restauración y revegetación que las empresas mineras están ya acometiendo, y que se incrementarán con el paso de los años. Asimismo, sus productos tienen la capacidad de regenerar zonas afectadas por las aguas ácidas, por lo que se podrían recuperar ambientalmente amplias áreas de la provincia afectadas por esta situación.
David González, director de Green Soil Solutions, afirma:“Apostamos por esta nueva instalación como una contribución al Medio Ambiente, la salud humana, la creación de empleo y la mejora de la actividad económica de la zona. En estos momentos, el proyecto está realizando su trámite ambiental, una vez presentada la documentación para su evaluación por parte de la Administración. Invitamos a la ciudadanía a interesarse por esta iniciativa y participar en la fase de información pública en la que actualmente se encuentra. Estaremos encantados de aclarar cualquier aspecto del proyecto, y ofrecer las explicaciones técnicas necesarias con la transparencia que nos caracteriza.”
ANTECEDENTES
Hasta aquí la, digamos, versión oficial de la historia. Tratemos de averiguar algo más al respecto. Green Soil Solutions (anglicismo que podría traducirse como Soluciones Verdes para el suelo o para la tierra) tiene entre sus administradores a Marcos Rodríguez Jorge y Santiago Vallejo Álvarez, los cuales también figuran con la misma condición en Tratamientos Ecológicos del Noroeste, dueña de otra planta de tecnosuelos que procesa más de 135.000 toneladas de residuos al año.
Green Soil Solutions se constituyó el 29 de mayo de 2020, en pleno confinamiento por la pandemia del coronavirus, y, curiosamente, al mes siguiente de que en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía apareciera el acuerdo de apertura del proceso de información pública sobre el procedimiento de modificación sustancial de la Autorización Ambiental del vertedero de residuos tóxicos y peligrosos de Nerva, en lo que en la Cuenca Minera de Riotinto se ha interpretado como una ampliación del mismo y/o de su vida útil con nuevas actividades, entre las que también se citaron los tecnosuelos.
Así pues, en paralelo al proceso administrativo que desembocaría en la posible ampliación del vertedero nervense se constituía Green Soil Solutions, con domicilio social en La Dehesa (término municipal de Minas de Riotinto) y con un objetivo social también vinculado a los residuos: recogida, transporte y gestión de valorización, eliminación u otras, de todo tipo de residuos, tanto urbanos como industriales, y subproductos, incluida la vigilancia de estas actividades, así como de los lugares de gestión y vertido posterior. El capital social es de tan sólo 3.000 euros, de ahí que si no lo ampliara tendría que recurrir a financiación externa para afrontar esa inversión superior a los 5 millones de euros en la construcción de la planta de tecnosuelos.
Marcos Rodríguez Jorge y Santiago Vallejo Álvarez, dos de los tres administradores mancomunados en la firma (el tercero es David González Campos, que en calidad también de director es quien ha hecho las declaraciones públicas), crearon en Orense en 2001, tras terminar sus estudios universitarios, la compañía de contenedores de residuos Formato Verde. Al cabo de veinte años se ha convertido en un referente en el sector, ya que fabrica 10.000 contenedores en cada ejercicio, da empleo a medio centenar de personas y exporta a países como Francia, Chile, Arabia Saudí, Emiratos Árabes, Omán, Singapur….
Los dos amigos desde su etapa en la Universidad aparecen en otras empresas del mismo tipo, dedicadas de alguna manera a los residuos y su tratamiento o reciclaje, como Reciform y Tratamientos Ecológicos del Noroeste. Esta última, con sede en la localidad coruñesa minera de A Touro, se define a sí misma como «especialista en valorización de residuos desde 2004».
EL ORIGEN
Según una información de Minaria Sostible de Galicia, la mina de Touro fue utilizada durante trece años por la empresa Rio Tinto (Patiño) para la extracción de cobre. La explotación tuvo lugar entre los años 70 y 80, una época en que la sensibilidad medioambiental era distinta y en la que la legislación no obligaba a la recuperación de los espacios afectados por las labores mineras. Sin embargo, a partir de 1982 la legislación española marcó como obligatorias las restauraciones de espacios afectados por las actividades mineras.
Tras el cierre de la mina, la propiedad de los terrenos se transfirió y, a día de hoy, son cuatro las compañías aglutinadas en el autodenominado Centro de Valorización Ambiental de Touro-O Pino y que son: Explotaciones Gallegas, dedicada a la producción de áridos y a la restauración de terrenos; Tratamientos Ecológicos del Noroeste, centrada en el desarrollo de compostaje y elaboración de tecnosoles o tecnosuelos; Tecnología y Reciclaje de Materiales, dedicada al reciclaje de plásticos; y el Centro de Valorización Ambiental del Norte, enfocado a Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i).
Estas compañías iniciaron en el año 1989 el análisis de los impactos en el entorno de la mina. Fruto de los estudios llevados a cabo, a finales de los años 90 del siglo pasado comienzan a aplicar el plan de regeneración del entorno de la mina de Touro en colaboración con un equipo de investigadores del Departamento de Edafología de la Universidad de Santiago de Compostela (USC), liderado por el catedrático Felipe Macías.
Para Felipe Macías, la restauración de la mina de Touro comienza años atrás, con la experiencia acumulada entre los años 80 y 90, cuando él y su equipo desarrollaron sus investigaciones en la recuperación de la escombrera de la mina de lignito de As Pontes y en el diseño del lago que ahora ocupa su lugar. En este municipio de A Coruña es donde nacieron los llamados tecnosoles que sirvieron para recuperar los terrenos. «Era algo que aún no estaba inventado, nosotros les llamábamos suelos artificiales, no sabíamos que cobrarían tanta importancia”, afirma Macías.
SUELOS DEGRADADOS Y AGUAS CONTAMINADAS
Macías recuerda que los primeros episodios de acidificación documentados de la mina de Touro datan del año 87, lo que les llevó a él y a su equipo a caracterizar los impactos que la actividad extractiva había provocado en las aguas y en los suelos. “Nos encontrábamos ante un gran problema, con aguas hiperácidas, con un pH menor a 3, hiperoxidantes e hiperconductoras, cargadas de sulfato, aluminio, hierro y manganeso”, comenta Macías. Estas características implicaban que había más de 500 hectáreas de terrenos inservibles, donde un 1 litro de agua acidificada contaminaba 1.000 litros de agua potable.
Macías aclara que los impactos negativos en el río Ulla apenas existían gracias a la gran potencia de su caudal y que la Ría de Arousa jamás se vio perjudicada. Por contra, los arroyos vecinos a la mina (como el arroyo de Brandelos y otros que desembocan en el río Lañas) se encontraban degradados y desprovistos de vida.
A principios de los años 1990 se iniciaron los primeros trabajos de recuperación de terrenos; es en 2002, gracias a los conocimientos previos obtenidos en As Pontes y a los años de análisis del suelo de Touro, cuando Macías y su equipo comienzan a establecer soluciones de calado. Apuestan por la creación de suelos artificiales para neutralizar la acidez, absorber los sulfatos y precipitar los metales.
TECNOSUELOS Y HUMEDALES REACTIVOS
Con el tiempo y la experiencia, el equipo de la Universidad de Santiago de Compostela comienza a crear suelos más complejos y diseña humedales reactivos mediante cuatro tipos de tecnosuelos cuya composición se basa en las necesidades de cada zona. Estos humedales reactivos funcionan por ósmosis inversa con procesos completamente naturales: neutralización, absorción, precipitación y son capaces de sacar aguas potables.
Macías explica cómo crearon estos tecnosuelos o suelos artificiales: “Nosotros imitamos a la naturaleza en la creación de suelos y sabemos que éstos tienen materia orgánica viva, materia orgánica en forma de humus y materia orgánica muerta; y arcilla, áridos, arenas, gravas. Y no sólo lo juntamos, sino que le damos estructura”.
La restauración a base de tecnosuelos se encuadra dentro de la economía circular, en palabras del propio Macías: «Es necesario eliminar la palabra residuo y sustituirla por producto«. En la receta de los tecnosuelos, los residuos se convierten en recursos mediante materiales procedentes de escombreras con estériles resultantes de arcillas, pizarras… mezclados con otros desechos de la zona, como residuos orgánicos procedentes de fábricas o de biomasa.
Para obtener tecnosuelos que funcionen como suelos naturales no basta con mezclar los componentes, sino que es necesario darles una estructura. «Creamos un suelo que tiene organismos vivos, que funciona como un suelo natural y evoluciona convergiendo con el suelo natural de la zona», explica el profesor Macías.
Estos suelos trajeron consigo las condiciones necesarias para el desarrollo de la vegetación. En la actualidad quedan muy pocos restos visibles de las balsas de residuos y escombreras, que fueron revegetadas con pinos, así como los taludes de los frentes de explotación. Este entorno propició el crecimiento de insectos acuáticos, para después continuar con anfibios y aves como patos o garzas. Por último, para completar la cadena trófica se sumaron predadores como víboras y halcones. «A partir de nuestra solución se creó un ecosistema completo en Touro», señala Macías.
«Gracias a la técnica de los tecnosuelos podemos llegar al punto en el que estábamos antes de la creación de la mina e incluso mejorarlo con nutrientes», comenta Macías, que compara estos suelos artificiales con el suero que se le administra a una persona enferma: «Los suelos se van degradando y perdiendo calidad con el paso del tiempo, pierden calcio y magnesio. Nosotros podemos identificar las carencias y curarlas». También señala que es más efectivo aplicar esta técnica antes de comenzar la explotación minera, robusteciendo el suelo para que resista mejor, es mucho más sencillo y económico que hacerlo a posteriori.
A día de hoy (marzo de 2019), la mina de Touro está recuperada al 90%, exceptuando una zona de aguas de salida donde hay organismos extremófilos desconocidos por la ciencia. Según Macías, «es importante dejar esta zona sin restaurar y aprovecharla para investigación, ya que estas arqueobacterias destruyen contaminantes orgánicos muy nocivos (como hidrocarburos o el lindano utilizado para pesticidas)». Dentro del espacio de la mina se está luchando por neutralizar el grado de acidez de los suelos y las aguas, un problema que no afecta a las aguas de los arroyos y ríos de alrededor, ni tampoco al Ulla y mucho menos, a la Ría de Arousa.
La regeneración de la Mina de Touro constituye un caso de éxito reconocido por entidades como APROEMA, la Asociación Profesional de Empresas Medioambientales que ha querido premiar las labores de Tratamientos Ecológicos del Noroeste con el Premio Medio Ambiente 2018 destinado a empresas. Además, Felipe Macías ha recibido el I Premio de Minería Sostenible 2014 en el Foro de Desarrollo Minero Sostenible, y el premio Santa Bárbara 2018 de la Cámara Oficial Mineira de Galicia.
Asimismo, este programa de restauración mediante tecnosuelos fue pionero en el marco de la Unión Europea y el precedente de muchas otras restauraciones lideradas por Felipe Macías y su equipo: «La rehabilitación de la mina de Touro está resultando tan exitosa que ya hemos exportando estas técnicas a la rehabilitación de viejas minas de uranio en Salamanca o de oro en Perú», concluye Macías.
REGULACIÓN
La Dirección General de Calidad y Evaluación Ambiental de la Consejería de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Junta de Galicia aprobó el 8 de enero de 2008 una Indicación Técnica específica (publicada en el Diario Oficial de Galicia el día 25 del mismo mes) sobre la elaboración de suelos (tecnosuelos/tecnosoles) derivados de residuos tras haberse incrementado el conocimiento sobre el comportamiento de este nuevo producto así como de los materiales utilizados en su elaboración.
Aun reconociendo sus beneficios para, entre otros, la recuperación de suelos degradados o contaminados a costes asumibles, con el fin de preservar la «naturalidad» del terreno prohibió totalmente su uso en:
-Áreas de la Red Natura 2000.
-Áreas protegidas o de interés natural y paisajístico.
-Áreas de elevada sensibilidad, tales como turberas, marismas y carrizales o zonas hidromorfas.
-Suelos singulares que deben ser protegidos como patrimonio edafogenético.
-Bosques climácicos.
-Praderas y pastizales naturales.
-Cabeceras y márgenes de los ríos.
-Fuentes y pozos de captación de agua subterránea para abastecimiento de la población.
-Otros que especificara la Dirección General de Calidad y Evaluación Ambiental.
La Instrucción contenía un Anexo con la lista de residuos que podían ser empleados, con limitaciones especificadas, en la fabricación de tecnosuelos/tecnosoles. La lista quedaba abierta a la incorporación de nuevos residuos, previos ensayos experimentales que incluirían el análisis del tecnosol elaborado y pruebas de plantación con especies vegetales.
Una de las condiciones impuestas en la Instrucción Técnica era la prohibición de aplicar en el terreno tecnosuelos que generaran olores. La norma puede consultarse en el siguiente enlace:
https://www.xunta.gal/dog/Publicados/2008/20080125/Anuncio58E2_es.html
EL ENCUENTRO CON ATALAYA MINIGN
Tratamientos Ecológicos del Noroeste, la empresa a la que también están vinculados los administradores de Green Soil Solutions, contaba desde finales del año 2013 con una autorización en Galicia para la valorización de residuos no peligrosos de origen doméstico e industrial que, mediante tratamiento mecánico de pretrituración, selección y clasificación manual, combinado con un sistema de higienización basado en la aplicación de calor y temperatura (en reactor autoclave), conseguía clasificar las partes recuperables de los residuos de entrada para su expedición a los valorizadores finales.
En noviembre de 2014 solicitó a la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Galicia una Autorización Ambiental Integrada para la planta de tratamiento de residuos que ya poseía en la corta de Arinteiro (término municipal de Touro, provincia de A Coruña). Según la solicitud, la actividad principal de la instalación sería la valorización de residuos no peligrosos mediante compostaje para obtener enmiendas orgánicas y tecnosuelos destinados a la regeneración de la antigua mina de Touro: https://www.xunta.gal/dog/Publicados/2014/20141212/AnuncioCA02-181114-0006_es.html
El 25 de agosto de 2017 se publicó en el Diario Oficial de Galicia el anuncio de información pública de la actualización del proyecto de explotación minera en los municipios coruñeses de Touro y O Pino, promovido por la sociedad Cobre San Rafael. En síntesis, se trataba de reabrir y ampliar la antigua mina cuprífera a cielo abierto que había explotado Río Tinto Patiño hasta 1986:
https://www.xunta.gal/dog/Publicados/2017/20170825/AnuncioG0424-210817-0003_es.html
Detrás de la iniciativa estaban Explotaciones Gallegas y Atalaya Mining. Ésta ejerció una opción para adquirir el 10% del capital social de Cobre San Rafael, como parte de un acuerdo que le permitiría llegar hasta el 80% y dentro de su plan de complementar su proyecto para Riotinto:
https://atalayamining.com/proyecto-touro/
El proyecto de reapertura de la mina provocó una fuerte oposición popular en la comarca, donde se constituyó la plataforma vecinal ‘Mina Touro-O Pino Non’:
https://minatouroopinonon.org/o-proxecto-mina-touro-pino/
Finalmente, a principios de 2020, la Consejería de Medio Ambiente gallega emitió una Declaración de Impacto Ambiental negativa basándose en dos informes desfavorables e «insalvables» de Patrimonio y de Aguas de Galicia que destacaban el impacto ecológico que supondría la reapertura de la mina: afección a ocho cursos fluviales, así como una posible incidencia en los animales de una zona de especial protección agraria, unido a un «riesgo muy elevado» para las poblaciones próximas y el medioambiente en caso de catástrofe»: https://www.xunta.gal/dog/Publicados/2020/20200207/AnuncioG0532-300120-0008_es.html
La participación, frustrada, de Atalaya Mining en el proyecto Touro propició, sin embargo, que conociera la planta de tecnosuelos de Tratamientos Ecológicos del Noroeste y que, de su mano, los mismos empresarios gallegos hayan desembarcado ahora en la Cuenca Minera onubense, a 850 kilómetros de distancia, con un proyecto similar tras la constitución de la sociedad Green Soil Solutions, en terrenos cedidos por la multinacional dueña de las minas de Riotinto.
LA PLANTA DE REFERENCIA
El 17 de noviembre de 2018, la delegación gallega de Europa Press difundió una información sobre Tratamientos Ecológicos del Noroeste y su planta coruñesa (en Touro) de tecnosuelos en la que, entre otras cosas, se decía lo siguiente:
«Más de 135.000 toneladas de residuos se transforman cada año en la antigua mina de Touro (A Coruña) en fertilizantes ecológicos y tecnosuelos, que sirven como abono natural para cultivos y para la reparación de terrenos degradados como los de la vieja explotación de cobre, respectivamente.
La gestión de lodos procedentes de estaciones depuradoras, sobre todo, pero también de la industria agrícola y de la agroalimentaria, genera beneficios por valor de unos 0,44 millones de euros a la empresa de tratamiento de residuos ubicada en la antigua mina.
Tratamientos Ecológicos del Noroeste factura, en concreto, unos 3,5 millones de euros anuales, de los que entre el 13% y el 14% se quedan en ganancias para la sociedad, participada por Explotaciones Gallegas (Exga). Esta última, dedicada a los áridos para carreteras, es la propietaria de los terrenos donde hace casi 50 años se extrajo cobre en la comarca de Arzúa.
El gerente, David González (el mismo que ahora aparece como director de la futura planta en La Dehesa), destaca que la actividad de esta empresa se enmarca en la denominada «economía circular»: trata los residuos de depuradoras como las de A Coruña, Santiago, Pontevedra y Vilagarcía, y el cobro a estas estaciones es la «principal fuente de ingresos», en torno al 90% del total.
«Yo tampoco había pensado nunca qué pasa cuando tiramos de la cisterna», declaró. La EDAR (estación de aguas residuales) de A Coruña es la que más aporta a TEN, unas 25.000 toneladas al año, de modo que cada día la compañía recibe en sus instalaciones «cuatro o cinco bañeras» de lodos (sobre 125 toneladas).
Una vez en Touro, en las tierras de la vieja explotación minera (que también dan cabida a una empresa de reciclaje de plásticos de la cual es socia igualmente Exga), los residuos se amontonan en pilas en las que se mezclan con cenizas y otros restos forestales de plantas de biomasa. Ahí, a temperaturas superiores a los 55 grados, los lodos sufren volteos con el objetivo de «higienizarlos», explica González. Es decir, para terminar con virus, insectos y demás.
Los olores constituyen uno de los principales problemas para la compañía, cuyo gerente asegura ser «sensible» ante esta adversidad. «Dentro de las líneas estratégicas, la prioritaria es mejorar la relación con el entorno y con los vecinos», subraya.
Los episodios de olor afectan a lugares como Loxo, motivo por el cual la compañía ha instalado barreras vegetales y también aplica productos químicos que «se comen» las moléculas que conllevan ese hedor.
David González afirma que los episodios, en este momento, son «menos intensos» y «más espaciados» en el tiempo: de acuerdo con sus datos duran entre una y dos horas y se han producido 12 días en lo que va de 2018. «Sobre todo pasa en septiembre y octubre, cuando el salto térmico entre los días y las noches es mayor, lo que genera más brisas que mueven las bolsas de aire», indica.
El gerente resalta los «estrictos controles» a los que se somete la empresa, tanto por parte del Gobierno central, como del autonómico y el europeo. Entre otros requisitos, dispone de autorización ambiental integrada, que conlleva informes e inspecciones periódicas.
Los principales clientes de la sociedad son ViAQUA, Aqualia, Espina & Delfín, Ence, Ferrovial, Rianxeira, Coren… En total entran unas 130.000 toneladas de lodos y residuos al año, de las que el 80% son agua. Salen unas 45.000 toneladas de tecnosuelos y otras 30.000 de compost.
Y es que los residuos tienen dos destinos en esta compañía: por un lado, la creación de tecnosuelos, aquellos que se utilizan para recuperar espacios dañados como antiguas minas, canteras, etcétera, y, por otro, la fabricación de fertilizantes orgánicos «100% naturales».
Aunque aspira a potenciar la parte del fertilizante, para tener «menos dependencia de la mina», admite que, en principio, la reapertura de la mina (de Touro, denegada por la Junta de Galicia) le favorecería, pues implicaría más zonas estropeadas para ir reparándolas «sobre la marcha».
Por ahora tiene un 70-80% de la superficie afectada por la vieja mina con los tecnosuelos aplicados, según sus cálculos. «Lo que ocurre es que al hacerse la reparación a posteriori surgen más dificultades, los taludes tienen una altura y hay que ir haciendo reaplicaciones», expone su gerente.
Con todo, si no vuelve a iniciarse la actividad minera en Touro, estima que tiene para unos 15 años para finalizar la reparación, en la que se avanza con la vista puesta, principalmente, en la reducción del nivel de acidez de las aguas de escorrentía».
Conforme a las declaraciones del gerente, veamos las distancias a que se encuentran las estaciones depuradoras que suministran sus lodos a la planta de tecnosuelos existente en el municipio coruñés de Touro para poder hacernos una idea de cuál sería el radio de acción de una planta equivalente en Minas de Riotinto:
-Distancia de A Coruña a Touro: 83,4 kilómetros por carretera.
-Distancia de Santiago de Compostela a Touro: 31,8 kilómetros.
-Distancia de Villagarcía de Arosa a Touro: 78,6 kilómetros.
-Distancia de Pontevedra a Touro: 92 kilómetros por carretera.
Por tanto, teóricamente a la planta proyectada en Minas de Riotinto podrían trasladarse lodos generados en Sevilla y su área metropolitana, distante 85 kilómetros, y en Huelva y su entorno, distante 70 kilómetros.
La propia empresa reconoce que el talón de Aquiles de su actividad son los olores que desprende. En este sentido, hará unos dos años, en la conocida plataforma Change.org se pidió el cierre o el traslado de las instalaciones en Touro por sus olores «putrefactos». La petición fue firmada por 64 personas y puede leerse en el siguiente enlace:https://www.change.org/p/medioambiente-empresa-ten-vecinos-cierre-de-la-empresa-ten-tratamientos-ecol%C3%B3gicos-del-noroeste-en-touro
Para evitar el problema de los hedores en la Cuenca Minera onubense, Green Soil Solutions afirma que el tratamiento de los residuos que constituyan su materia prima se realizará en naves cerradas, especialmente diseñadas con tal finalidad. Cabe preguntarse entonces cómo se realiza en Touro para que haya quejas vecinales.
En este sentido, un factor a tener en cuenta ante posibles emanaciones odoríferas, habituales o no o accidentales, es la dirección predominante en que soplan los vientos en la Cuenca Minera, que suele ser de Oeste a Este, como indicarían las flechas de este mapa en que dentro del círculo rojo podría ubicarse hipotéticamente la planta de tecnosuelos:
MÁS DE CIEN TIPOS DE RESIDUOS
La planta de tecnosuelos en Touro, referencia para la anunciada en La Dehesa (Minas de Riotinto) ocupa una superficie de 52.000 m2 y da empleo a 10 personas. Tiene autorización para gestionar y valorizar residuos no peligrosos de origen doméstico e industrial.
La lista ocupa tres páginas y da una idea de los residuos que pueden llegar a sus instalaciones:
-Unos 70 tipos distintos para la elaboración de tecnosuelos.
-Unos 35 para la elaboración de fertilizantes (compost)
Además, la empresa está autorizada para gestionar catorce clases de residuos.
La relación completa (listado LER) de residuos con los que trabaja se puede descargar desde la parte inferior de la página, en el siguiente enlace: https://tensl.com/
La Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible de la Junta de Andalucía publicó en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA) del pasado 22 de febrero de 2021 el acuerdo por el que se abre un período de información pública del procedimiento de Autorización Ambiental Integrada (AAI), del estudio de impacto ambiental, de la valoración de impacto en la salud y solicitud de licencia municipal, para la instalación de esta planta de tecnosuelos en Minas de Riotinto. Hay un plazo de 45 días hábiles para la presentación de alegaciones:
https://www.juntadeandalucia.es/boja/2021/40/39
REUNIÓN CON LA FEDERACIÓN ONUBENSE DE EMPRESARIOS
El día 10 de noviembre de 2021, la Federación Onubense de Empresarios (FOE) hizo pública la siguiente nota de prensa: «El director general de Green Soil Solutions (GSS), David González, ha mantenido una reunión con el presidente de la Federación Onubense de Empresarios (FOE), José Luis García-Palacios Álvarez con el objetivo de darles a conocer los detalles y el estado de tramitación en el que se encuentra actualmente el proyecto para la construcción de una Planta de Compostaje en la localidad de Minas de Riotinto.
En lo que respecta al empleo, el proyecto estima la contratación de 20 personas de forma directa, así como unos 40 puestos de trabajo indirectos vinculados a la actividad, priorizando empleo local y de calidad
La Planta de Compostaje de Minas de Riotinto contempla en su plan industrial una inversión de 5 millones de euros para la construcción de unas infraestructuras dotadas con las últimas tecnologías destinadas a la fabricar suelos fértiles y compost. Estos productos se emplearán también en la corrección de la calidad de las aguas y la regeneración de espacios degradados por la actividad minera histórica.
El proceso de fabricación es completamente natural y confinado al 100% para evitar cualquier tipo de molestia. Para ello, se emplean como materias primas los lodos de las Estaciones Depuradoras de Aguas Residuales (EDAR), cenizas de biomasa, restos de biomasa y tierras. La futura planta contará con capacidad para dar un servicio esencial a toda la provincia de Huelva y otras zonas cercanas de Andalucía.
González ha valorado de forma muy positiva este encuentro y el buen talante mostrado por la FOE a la hora de “resaltar el interés social y económico con el que cuenta este proyecto para el desarrollo de la comarca”.
El director general, ha puesto en valor “la aportación de la planta al empleo, la innovación y la diversificación del tejido empresarial de la comarca a través de una actividad basada en la sostenibilidad”. Asimismo, ha incidido “en las oportunidades de colaboración con otras empresas auxiliares del territorio que fomentan el empleo indirecto y el desarrollo económico en torno a un sector que cuenta con gran proyección de futuro”.
Por su parte, desde la Federación Onubense de Empresarios ha manifestado su satisfacción por la presencia de nuestras compañías en la comarca que vendrán aportar valor añadido a la economía, generando empleo, y apostando por la sostenibilidad como es el caso que nos ocupa”.
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