El coronavirus pone en cuestión el papel reductor del paro en Sevilla de la Semana Santa y la Feria de Abril

La caída en el número de parados en marzo y mayo de 2021, aún bajo la pandemia, supera a la registrada en los mismos meses de todos los años con fiestas primaverales

Únicamente en abril del año en curso la bajada del paro ha sido inferior a la de sus meses homólogos, salvo en un año de la serie histórica

El impacto de los dos festejos en bajar las listas del paro se nota más cuando ambos se celebran en el mismo mes o poco separados entre sí

La caída en el número de parados registrada en los meses de marzo y mayo de 2021, año sin fiestas primaverales (Semana Santa y Feria) en Sevilla debido al coronavirus, ha superado a la que se produjo en los mismos meses de todos los años de la serie histórica reciente (desde 2006), cuando dentro de la «vieja normalidad» se celebraban los festejos más importantes de la ciudad. Abril del año en curso ha sido la excepción, ya que la caída del paro únicamente superó al dato de un abril anterior, el de 2008, año del inicio de la crisis financiera.

Marzo, abril y/o mayo son los meses en que habitualmente se celebran las dos grandes fiestas primaverales de Sevilla capital, la Semana Santa y/o la Feria. Esta última, cada vez con más días en mayo, por el intento del Ayuntamiento y del sector turístico en atraer a los madrileños que salen de su ciudad aprovechando la doble festividad del 1 y del 2 de mayo en la capital de España.

Estudios avalados por el Consistorio hispalense y la Universidad estiman en 900 millones de euros el impacto económico de la Feria de Abril en Sevilla, y de 400 millones el de la Semana.

Por pura lógica, tal poder de atracción y de fomento de la actividad económica, del que se benefician los hoteles, bares y restaurantes, comercios, taxistas y otros gremios, adscritos fundamentalmente al sector Servicios, debería provocar en los meses en que se celebran las fiestas una importante generación de empleo y traducirse en la consiguiente reducción del número de parados.

Imagen de una Semana Santa en Sevilla

Siempre se ha creído que la Semana Santa y la Feria eran dos de los motores económicos con más potencia de Sevilla y en pocas ocasiones en la historia reciente se ha dado la circunstancia de que no se celebraran ninguna de las dos para poder comprobar qué ocurriría en el mercado laboral en su ausencia.

El coronavirus ha provocado por primera vez una situación insólita: dos años consecutivos, 2020 y 2021, sin Semana Santa ni Feria en la ciudad. ¿Y qué ha ocurrido en el mercado laboral en estas condiciones excepcionales? En el año 2020, recién aparecida la pandemia y con el confinamiento general decretado por el Gobierno de la nación, era lógico que en los meses inicialmente más afectados por la situación -marzo, abril y mayo- y sin nada que celebrar, se disparara el número de parados, aunque ya en mayo bajó la cifra de desempleados en vez de seguir subiendo.

En el año 2021, ya con la sociedad más adaptada a la situación de excepcionalidad, con cada vez mayor proporción de la población vacunada y con menos restricciones a la movilidad y a la actividad mercantil, se ha producido un hecho aparentemente ilógico: que tanto en marzo como en mayo se haya registrado el mayor descenso en el número de parados para esos meses de toda la serie histórica reciente. Dicho de otro modo, en esos dos meses primaverales sin haberse podido celebrar aún ni la Semana Santa ni la Feria ha caído más el paro que en los mismos meses de todos los años anteriores en que sí se celebraron ambos eventos festivos.

Abril del año en curso ha sido la excepción (que suele decirse confirma la regla). En dicho mes, en que también puede celebrarse la Semana Santa y/o la Feria en el calendario anual, se ha registrado también una caída del paro, pero bastante menor que en marzo y en mayo y superando sólo (2020 no debe contabilizarse por razones obvias) la reducción del número de parados de un abril anterior, el de 2008, cuando subió el desempleo como preludio al estallido de la crisis financiera, oficialmente en septiembre de aquel entonces.

Los datos estadísticos oficiales están ahí y reflejan que en el segundo año de la pandemia, en los meses en que se pueden celebrar las fiestas más importantes de la ciudad como marzo y mayo pero que por segundo año consecutivo no se han celebrado, la disminución del número de parados ha superado a la que se produjo en meses homólogos de todos los años en que sí se disfrutó de la Semana Santa y de la Feria.

Prueba del ‘alumbrao’ en una Feria de Abril

Llegados a este punto cabe preguntarse si realmente la Semana Santa y la Feria generan el multimillonario efecto económico que se dice oficialmente que generan y si, de ser así, ese movimiento económico tiene la traducción que debería tener en el empleo. Tomemos como referencia a la compañía sevillana Persán, que en 2020 facturó 423 millones de euros y dio empleo durante todo un año de forma directa a 1.350 personas.

Según el Ayuntamiento y la Universidad Hispalense, el impacto de la Semana Santa es de 400 millones de euros en números redondos (equivalente, pues, al de la compañía Persán), y el de la Feria, 900 millones de euros (equivalente a algo más de dos veces el de Persán).

Planta de Persán

Por tanto, teóricamente, sería esperable que cada una de las dos grandes fiestas de la ciudad provocara en el mes en que se celebraran (o/y en el previo o/y el posterior, teniendo en cuenta los preparativos y el desmontaje) una reducción del paro equivalente al menos al de su supuesto impacto económico y tomando como referencia la facturación de Persán y el empleo sostenido por esta última.

Es decir, Semana Santa, igual a un Persán; Feria, igual a dos Persán y pico. En el cuadro que se muestra a continuación puede verse la evolución en los meses de fiestas primaverales de la caída o incremento del número de parados:

Sólo hay en la serie histórica tres meses en que el paro disminuye por encima de las 2.000 personas y esa circunstancia se produce en el mes de abril de años en que coincide la celebración de la Semana Santa y de la Feria (año 2006), o bien cuando la Semana Santa concluye en abril y se enlaza con los preparativos de la Feria aun cuando ésta se celebre casi íntegramente en mayo (año 2017, del 30 de abril al 6 de mayo) o íntegramente en este último mes (año 2014, mandato de Zoido, del 5 al 11 de mayo, con un intenso calor).

Por tanto, prácticamente han de sumarse los efectos de la Semana Santa y de la Feria en un periodo de aproximadamente tres a cuatro semanas entre las dos para que se note una reducción del paro que beneficie a más de dos millares de personas, pero incluso así es una cifra relativamente modesta si se tiene en cuenta que el impacto económico teórico conjunto de ambos eventos en tal periodo de tiempo sería de 1.300 millones de euros, una cifra equivalente a tres veces la facturación de Persán (que, siempre teóricamente, podría dar trabajo con ese dinero a 4.144 personas durante todo el año y no sólo durante el mes bajo el efecto de las fiestas primaverales).

Celebrándose en meses distintos (marzo, abril y ya cada vez más entrando en mayo) o separadas por un periodo equivalente a un mes, el impacto en la reducción oficial del empleo tanto de la Semana Santa como de la Feria disminuye bastante, al margen del que pudieran tener en la economía sumergida.

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