Habló de la recuperación demográfica de la ciudad pero eludió dar datos porque habrían demostrado la falsedad de tal aserto
El ya senador en representación del Parlamento andaluz, secretario general del PSOE (A), aspirante a la Presidencia de la Junta de Andalucía y exalcalde de Sevilla, Juan Espadas, se despidió del Ayuntamiento el pasado 20 de diciembre (2021) haciendo un balance triunfalista de su mandato en el que no le traicionó el inconsciente, como suele decirse, sino que afloró la consciencia misma: omitió de forma deliberada dar dato alguno que dejara en evidencia su afirmación sobre la recuperación demográfica de la ciudad, recuperación que sencillamente no ha existido.
Puedo compartir la afirmación del ya exalcalde de que ha dejado una Sevilla mejor que la que se encontró, entre otras razones porque Zoido fue un ‘bluf’ que ni hizo apenas nada ni respondió a las grandes expectativas que él mismo había creado, pero no las mentiras en que Espadas ha incurrido en los últimos tiempos, para decepción de quienes como este cronista lo conocimos tiempo ha, en otras circunstancias y cuando parecía regirse por ciertos principios.
Con el curso de los años Espadas se ha ido transformando en un político cada vez más maquiavélico en el sentido de la frase atribuida al filósofo italiano Nicolás Maquiavelo (¿o en realidad la dijo Napoleón Bonaparte?): «el fin justifica los medios».
Espadas lo ha demostrado con creces con su irracional proyecto de ampliación de la ya de por sí irracional línea del tranvía de Monteseirín (circulando en superficie por similar trazado que en subterráneo el Metro y, por tanto, incrementando sin sentido el gasto público), cuyo único objetivo era, tal como declaró en una entrevista periodística, presentarse con algo hecho (al parecer daba igual qué, su justificación y su coste) para las elecciones municipales.
En el afán de conseguir la financiación europea mediante el Gobierno de otro político con todavía muchos menos escrúpulos políticos, como el de su correligionario Pedro Sánchez, Espadas no tuvo el menor reparo en mentir alevosamente ante el IDAE (organismo canalizador de las subvenciones de la UE) diciéndole que Sevilla contaba en el momento de la solicitud con un Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS) en el que se sustentaba la ampliación del tranvía, cuando era absolutamente falso.
El PMUS vigente entonces (descalificado en su día por el propio Espadas, por considerarlo inválido y poco menos que una chapuza) era el de Zoido, que no contemplaba la prolongación de la línea tranviaria.
Luego vino el Gobierno cómplice de Pedro Sánchez para retorcer a su antojo la letra del Real Decreto regulador de las subvenciones y decir que daba igual que no hubiera en vigor un PMUS que sustentara la ampliación del tranvía, que bastaba con que durante la tramitación del expediente se aprobara uno nuevo en que se contemplara tal objetivo… a la medida de los intereses del entonces alcalde, elegido ya por Sánchez para ser su hombre fuerte en Andalucía y quitar de en medio a Susana Díaz: https://www.manueljesusflorencio.com/2020/10/el-gobierno-de-pedro-sanchez-retuerce-la-interpretacion-de-la-normativa-para-que-espadas-pueda-hacer-su-tranvia/ .
Siguiendo, lamentablemente, esta línea de actuación en la que todo vale y se sacrifica la verdad en aras del interés político o de la mayor gloria personal, Espadas, según las referencias periodísticas, faltó a la verdad ante el Pleno el pasado 20 de diciembre en du discurso de despedida cuando habló de forma genérica de la recuperación demográfica de Sevilla.
Y no me refiero ya a que quizás no imaginaba que el Gobierno de la nación lo iba a dejar aún más en evidencia al publicar tan sólo tres días después de su marcha, y no el último o el penúltimo del año, los datos oficiales del Padrón Municipal a 1 de enero de 2021, que reflejan que nuestra ciudad ha perdido 7.161 habitantes en el último ejercicio: https://www.manueljesusflorencio.com/2021/12/la-poblacion-oficial-de-sevilla-capital-en-2021-es-de-684-234-habitantes-7-161-menos-que-en-el-ano-anterior/#more-16503
La cuestión venía de antes, como prueban las reseñas periodísticas de su discurso de despedida. Los medios reflejaron que Espadas destacó lo que ‘eldiario.es’ calificó como «el botón (de muestra) de cuatro datos a su juicio (del alcalde) objetivos y que demuestran que deja una Sevilla mejor que la que se encontró en 2015: la recuperación demográfica; el incremento de afiliados a la Seguridad Social (de 309.000 a 376.818 en 2021); la reducción del número de parados (de 85.200 a 67.212); y el aumento de empresas, pasando de 47.662 a 50.973, un récord histórico».
¿Qué llama la atención en este discurso? Que de esos cuatro botones de muestra ofrece cifras en todos ellos menos en uno: la supuesta recuperación demográfica. Y esa dolosa omisión de datos concretos para sustentar tal afirmación expresada de forma meramente genérica es la prueba de cargo. Espadas se marca un farol, que todo el mundo se traga, porque sabe que no puede demostrar tal aserto con datos objetivos y, por tanto, los oculta deliberadamente.
Basta con repasar los datos oficiales de la revisión del Padrón Municipal de Habitantes publicados por el INE año tras año desde que Espadas llegó a la Alcaldía en 2015 para encontrarse con el siguiente cuadro estadístico:
Aunque cuando Espadas dimitió de forma efectiva el 20 de diciembre (2021) el INE aún no había publicado la cifra oficial de población, que deja a Sevilla con 684.234 habitantes (7.161 menos que en el ejercicio anterior), tampoco los 691.395 de 2020, la cantidad que podría haber invocado el alcalde a su marcha, superaban los 693.878 censados cuando él llegó a mitad de 2015.
Y por eso justamente se cuidó muy mucho de dar un solo número al respecto, en contraste con los que ofreció en el resto de las grandes magnitudes con que resumió el balance de su mandato: afiliados a la Seguridad Social, parados y empresas.
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