Alameda de Hércules: de nuevo la «ciudad consolidada»

Sanz anuncia un concurso de ideas para rediseñar y reurbanizar un espacio en el que ya Monteseirín gastó casi 12 millones de euros

El alcalde de Sevilla, el popular José Luis Sanz, ha aprovechado la gala de los premios de Arquitectura y Sociedad 2025 para anunciar la convocatoria de un concurso arquitectónico de ideas para el rediseño y reurbanización de la Alameda de Hércules.

En la reinvención de este espacio público, el paseo urbano más antiguo de Europa, se gastó Monteseirín casi 12 millones de euros (casi dos mil millones de las antiguas pesetas) hasta el año 2008, cuando terminaron las obras de remodelación, según mi informe ‘Alameda de Hércules: Islantilla en Sevilla‘.

Puedo compartir, conforme al informe citado, las peores opiniones de Sanz sobre el resultado de la reforma realizada hace ahora 17 años por el inefable Monteseirín, al que en virtud de (de)méritos como ése el propio Sanz le ha concedido la medalla de oro de la ciudad. Me ahorro el comentario.

El alcalde habla de un concurso de ideas para rediseñar la Alameda y, a continuación, reurbanizarla, término éste que no figura en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua pero que en ‘román paladino’ entendemos que significará rehacerla conforme al diseño ganador del concurso arquitectónico.

Sanz, en la Alameda de Hércules

En mi modesta opinión no es necesario ningún concurso de ideas, que ya empezará a costar el dinero a los contribuyentes sevillanos, para rediseñar la Alameda porque la solución al desaguisado de Monteseirín sería sencillamente devolverla a su estado original basándose para ello en la documentación gráfica existente en la Hemeroteca y Fototeca municipales y en el Archivo Histórico Provincial.

Imagen antigua de la Alameda, el primer paseo urbano de Europa

Si la adulteración de la Alameda es consecuencia de la «capa de modernidad» que le dieron hace 17 años por orden de Monteseirín los arquitectos Elías Torres y José Antonio Martínez Lapeña, pánico me da cómo podría resultar un segundo rediseño fruto de un concurso de ideas: podríamos encontrarnos el equivalente a unas Setas de la Encarnación bis. Insisto: no se trata de rediseñar la Alameda, sino de recuperarla tal como era, y para eso no hace falta ningún concurso.

Pero incluso esa recuperación costaría un dinero, por no decir un dineral, ya que habría que intervenir sobre 37.707 m2 de superficie, y de infraestructuras Mal que bien, ese remedo del paseo marítimo de Islantilla en que Monteseirín convirtió la Alameda todavía es transitable en su estado actual y, en todo caso, podría parcheársela (¿acaso no han hecho eso en la avenida de la Constitución tras quitar las losas deterioradas?) para que aguante 17 años más.

El estrecho vial teñido por la suciedad dejado en la Alameda

Conté que en su época como alcalde Alejandro Rojas-Marcos reveló que los fabricantes de mobiliario urbano probaban en Sevilla, con la anuencia municipal, sus nuevos modelos de bancos, papeleras, contenedores, etcétera, para verificar su grado de resistencia al ser la nuestra la ciudad con el mayor vandalismo de España.

En el caso de la Alameda, dada la capa de suciedad que la acumula en parte por las características del pavimento ideado por los arquitectos que contrató Monteseirín, el alcalde Sanz podría emular a Rojas-Marcos e invitar a los fabricantes de barredoras, baldeadoras y todo tipo de maquinaria de limpieza -él, que es tan aficionado a estos temas- a que las prueben allí, a ver si son capaces de quitarle al menos la mugre y así, con un buen lavado de cara (nunca mejor dicho), nos ahorraríamos el concurso de ideas, el rediseño y la reurbanización. Tres de una tacada.

El rediseño de Monteseirín ya nos costó casi 12 millones de euros. ¿Cuánto nos costaría ahora otro? Súmese que el presupuesto de licitación de la reforma de la Plaza Nueva es de 4,5 millones de euros en números redondos. Y recuérdese que con motivo de las obras del tranvía Monteseirín también le metió mano a esta plaza. Luego, el tándem Espadas-Muñoz se cargó el pavimento, resbaladizo, raspándolo para tratar de evitar más caídas de desprevenidos viandantes y que luego exigieran la responsabilidad patrimonial al Ayuntamiento. Así pues, las obras que proyecta Sanz supondrán el tercer dinero de los contribuyentes sevillanos gastado en la Plaza Nueva en los últimos años.

La Alameda, tras las obras de 2008

Y si, como fruto del concurso de ideas, se reurbanizara de nuevo la Alameda de Hércules conforme al diseño premiado en aquél, sería la segunda gran obra en este espacio en digamos veinte años.

Añádase a estas reformas las generalmente (muy) desafortunadas realizadas a golpe de talonario en la Encarnación, la Magdalena, San Lorenzo, San Andrés, la Gavidia, San Leandro, la Puerta de Jerez….tras las cuales no las reconocerían ni Balbino Marrón ni Juan Talavera.

La conclusión, destrozo arquitectónico aparte, es que, parafraseando al inefable Monteseirín, el dinero acaba empleándose siempre o casi en lo que él denominaba «la ciudad consolidada», es decir la Sevilla de escaparate para el turismo del Casco Histórico, por partida triple en la Plaza Nueva y doble (si sale adelante el plan del alcalde Sanz) en la Alameda de Hércules, pero nada o apenas nada en la Sevilla extramuros de los barrios, o en los barrios extramuros, que tanto monta monta tanto.

Cierrre de la Plaza Nueva para la ejecución de las nuevas obras proyectadas por Sanz

La ciudad tiene 108 barrios que, se supone, también son Sevilla, ¿o no?. Y se supone, o quizás sea demasiado suponer, que en esos barrios hay al menos una plaza. ¿En qué estado se encuentran? Probablemente algunas de esas plazas de los barrios (hablo sólo de plazas, no de calles como, por ejemplo, la del Reino Unido en Los Bermejales, con tales rajas en el asfalto que se puede meter una mano dentro, si no las dos), alguna de esas plazas, por no decir bastantes, estarían en peores condiciones que la Plaza Nueva y la Alameda de Hércules y necesitarían ser reurbanizadas antes que aquéllas.

En vez de convocar un concurso de ideas sobre la Alameda, Sanz debería hacer una convocatoria para que los técnicos de Urbanismo y de Emasesa inspeccionen todas las plazas (y calles) de Sevilla y hagan un diagnóstico objetivo sobre su estado y un orden de prioridades sobre la reurbanización que necesiten, para comprobar cuántas estarían en la lista antes que la Alameda.

Mientras quede un espacio o vía públicos por (re)urbanizar en los 108 barrios de Sevilla, por cierto la ciudad con los más pobres de España, sería una inmoralidad que Sanz, emulando a Monteseirín, gastara de nuevo una millonada en el rediseño de la Alameda de Hércules.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *