El dilecto colega Javier Rubio escribe: “Uno de los grandes misterios de la Humanidad en vacaciones, qué llevan los turistas en la mochila. No falla: un turista, una mochila. Y no una bolsita cualquiera, sino un saco…¿Qué llevan los tíos ahí?”. Me alegra que haga esa pregunta porque he sido cocinero antes que fraile y por estar cansado de los denuestos de los prebostes contra los turistas “de mochila y alpargata”. Veamos: mochila media, con dos departamentos desde la cintura hasta el cuello, más otro menor. Departamento más cerca de la espalda, para preservar del calor o el frío el contenido: varios bocadillos y botellas de agua, alguna pieza de fruta, servilletas de papel y bolsas vacías. Segundo: paraguas para la lluvia o el sol, rebeca o chubasquero, gorra, gafas de sol, diccionario de bolsillo, plano de la ciudad, mapa del transporte y cámara de fotos. Tercero: pilas recargables, tarjetas de fotos, bloc de notas, bolígrafos, líquido de manos. Ah, y como diría Napoleón, piesen que cada turista puede llevar en su mochila el bastón de un futuro mariscal.
La mochila
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