En la crisis PSOE-IU a cuenta del desalojo de la banda de Las Cigarreras de los bajos del Paseo Alcalde Marqués del Contadero no se ha prestado suficiente atención a las palabras pronunciadas por Maribel Montaño, que últimamente está sembrada. Que el alcalde nos la conserve por mucho tiempo.A la portavoz, ni tocarla, que luego no tenemos de qué escribir. La Montaño no fue capaz de concretar el número de cesiones gratuitas de locales oficiales a colectivos que carecen de contratos a tal efecto o de expedientes administrativos. Y luego aventuró que la situación de hecho de ocupación del local podría ser también de derecho, al haberse rebasado la transitoriedad de la estancia acordada con los músicos. Osea, que no ha pasado sólo con las facturas falsas, el desalojo de los chabolistas de Los Bermejales y el caso Mercasevilla. El descontrol administrativo se evidencia hasta en asuntos menores como éste, donde quien actúa como una banda, pero sin ton ni son ni batuta que lo dirija, es más el (des)Gobierno municipal que la agrupación de Las Cigarreras.
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Divorcio a la sevillana
Durante su matrimonio de conveniencia con el PA, Monteseirín adoptó una frase de San Agustín para definir los principios de aquella coyunda que acabó como el rosario de la aurora: “Unidad en lo fundamental; en lo discutible, libertad, y en todo lo demás, solidaridad”. ¿En qué categoría entra el conflicto con su nueva pareja, IU, por la banda de las Cigarreras? Alfredo dice que ha ordenado a Torrijos que la reponga en los bajos del Contadero. Torrijos, “el socio” de la novela de Grisham, o alega que no ha recibido orden alguna (¿será todo un paripé del alcalde para aparentar que manda?) o aplica la desobediencia civil al reprocharle al regidor en minoría que actúa “en este clima en que cada cual va a su libre albedrío”. Son como esas parejas que ya no comparten el mismo lecho pero que por causa de la crisis económica se ven forzadas a vivir bajo el mismo techo. Lo suyo, como antes lo del PSOE con el PA, es ya un divorcio a la sevillana: se dan patadas bajo la mesa pero sin romper el vínculo porque, como diría Guerra, fuera del poder hace mucho frío.
falseadas y ‘maquilladas’ mediante la inclusión de ingresos de varios años en un solo ejercicio o la omisión de gastos de otros para tapar el agujero de un déficit que ni se sabe a cuánto asciende. Vamos, que los gestores de la empresa municipal de los escándalos eran fans de Mecano e interpretaban al pie de la letra su canción ´Maquillaje´: “No me mires, no me mires, déjalo ya, que hoy no me he puesto maquillaje y mi aspecto externo es demasiado vulgar. Sombra aquí, sombra allá, maquíllate, maquíllate….Mira ahora, mira ahora, puedes mirar, que ya me he puesto maquillaje y si ves mi imagen te vas a alucinar”. Lo peor es que la empresa presidida por Monteseirín, el mismo que en cuanto ha olido chamusquina se ha quitado del medio como hace siempre en casos donde hay que dar la cara, presentó en esos años auditorías favorables. Y el alcalde, Torrijos, Marchena y compañía sin enterarse de que en el mercado de abastos se la estaban dando con queso. ¿Quién vigila a los vigilantes?