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Ciudadanos, en plan veleta, da un viraje político para apoyar el tranvía de Espadas que bloqueó hace 13 meses

El 19 de diciembre de 2018, el gobierno de Espadas llevó al Consejo de la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Sevilla, en el punto cuarto del orden del día, la siguiente propuesta de acuerdo para elevarlo al Pleno municipal: Aprobación definitiva del Plan Especial de la Plataforma Reservada del Metro Ligero en superficie. Tramo San Bernardo-Santa Justa. Como se recordará, a Espadas le traicionó el inconsciente cuando en unas declaraciones periodísticas se refirió por primera vez al que iba a ser su proyecto estrella de su primer mandato al frente del Consistorio sevillano aseveró que “algo había que hacer para las próximas elecciones municipales”. Por tanto, Espadas carecía de argumentos técnicos para justificar la ampliación del tranvía, a un coste superior a los 48 millones de euros, y desvelaba en plan freudiano que eran razones puramente electoralistas las que le llevaban a seguir con el sucedáneo socialista de Metro lanzado, con la misma motivación, en su día por Monteseirín, de ahí la misma denominación del punto planteado en la Gerencia: “Metro ligero en superficie”. El eufemismo Metro ligero trataba de ocultar que en el fondo se trataba de un mero tranvía.

La oposición en bloque tumbó la propuesta del PSOE con similares argumentos a los que dio el entonces portavoz de Ciudadanos, Javier Millán, el cual expresó que la ampliación del tranvía “no es una prioridad de Sevilla” y que la “necesidad” de la ciudad es el Metro. Millán destacó el coste del proyecto, “una inversión de 48 millones de euros que saldrán de los bolsillos de todos los sevillanos para un recorrido que une dos intercambiadores, las estaciones de Santa Justa y de San Bernardo que ya están doblemente conectadas, por superficie con la red de autobuses, y bajo tierra con los trenes de cercanías”.

Tan sólo trece meses después, el grupo municipal de Ciudadanos, por boca de su nuevo portavoz, Álvaro Pimentel, ha dado un viraje en toda regla a su posición y se ha subido al tranvía de Espadas al anunciar que apoya el proyecto del alcalde socialista. Como en el chiste de la madre del recluta, que hablaba de lo bien que desfilaba su niño porque era el único que no llevaba el paso cambiado, el portavoz del partido veleta naranja afirma que no es Ciudadanos el que ha cambiado, sino las circunstancias: “Ciudadanos no ha cambiado de posición (¿?), sino que ha habido un cambio de circunstancia: los avances en el Plan de Movilidad Sostenible de la ciudad. No se daban antes las circunstancias ni los requisitos. Y si la Junta está apostando por desbloquear la movilidad en Sevilla con la línea 3 (del Metro) y el tranvía de Alcalá, este Ayuntamiento se tiene que sumar”. 

Más claro, agua. El bandazo de Ciudadanos se produce justo al día siguiente de la foto en que el Gobierno de Espadas da su apoyo a la instalación de la Ciudad de la Justicia en Palmas Altas, el proyecto estrella del partido naranja para Sevilla desde la Consejería de la que es titular el líder andaluz de Ciudadanos, Juan Marín. Así pues, sólo hay razones puramente políticas, que no técnicas, en el cambio de posición del grupo municipal, porque las estaciones de San Bernardo y de Santa Justa siguen estando igualmente de interconectadas en superficie y bajo rasante que hace trece meses, cuando lo decía Javier Millán, y el coste de más de 48 millones de euros de ampliar el tranvía no sólo no se habrá rebajado sino que lo más probable es que acabe incrementándose.

Nos hallamos, pues, ante un trueque político, un “do ut des” conforme a la máxima de la antigua Roma: tú me apoyas mi proyecto estrella, la Ciudad de la Justicia, y yo te apoyo el tuyo, la ampliación del tranvía, total si la factura no la vamos a pagar ni tú ni yo, sino los sufridos contribuyentes. La addenda a este matrimonio de conveniencia será probablemente el apoyo de Espadas a que la línea 3 del Metro discurra en superficie a partir de la avenida de la Palmera para que la Junta se ahorre el coste de hacerla en subterráneo, tal como estaba proyectado inicialmente, y así se reedite el antiguo tranvía a Heliópolis bajo el mismo eufemismo de “Metro ligero en superficie”.

Según Pimentel, Álvaro que no Manuel, en el nuevo Plan de Movilidad Urbana Sostenible se contempla el tranvía como proyecto “importante” y “complementario” de la red de Tussam y de los trenes de Cercanías. ¿Y eso justifica el veletazo de Ciudadanos? ¿Cómo no va a calificarlo de tal manera si se redacta por encargo del Gobierno de Espadas, que es el padre de la criatura? ¿Puede considerarse serio un partido que cambia de criterio sólo porque en el Plan se califique la ampliación del tranvía como “importante”? ¿Dónde están las razones técnicas, urbanísticas y económicas? Salta a la vista, como bien lo veía Javier MIllán, que la ampliación del tranvía no es complementaria del Cercanías de Renfe, sino REDUNDANTE, ya que cubriría en superficie el mismo trayecto que ya cubren en subterráneo los trenes de Renfe y que utilizan decenas de miles de sevillanos al cabo del año, pero como quien paga es el contribuyente, da igual gastarse ahora más de 48 millones de euros en ampliar en 2,16 kilómetros en superficie el tranvía (que ha perdido más de un millón de viajeros en el último decenio, como prueba de su frascaso) que realiza el mismo viaje que bajo tierra el Cercanías. Así se despilfarra el dinero de los sevillanos.

Esta apuesta por la ampliación del tranvía en Sevilla contrasta con la decisión, mucho más lógica y económica, del Ayuntamiento socialista de Dos Hermanas de sustituirlo en su término municipal por una plataforma reservada para autobuses que por esa afición del PSOE por los eufemismos ha sido denominada “Metrobús ecológico”, plataforma reservada que se podría hacer igualmente en Sevilla con cualquiera de las actuales líneas de autobús de Tussam que dan servicio al tramo San Bernardo-Santa Justa.

Con una longitud de 4,6 kilómetros, la plataforma para autobuses ecológicos de Dos Hermanas conectará la línea 1 del Metro en Olivar de Quintos con el núcleo nazareno. Los cruces se salvarán gracias a un sistema semafórico automático que permitirá a los autobuses circular a una velocidad máxima de 60 kilómetros/hora. Esta obra se realizará en tres fases, de las cuales la primera (ya acabada) y la tercera (de tres kilómetros de longitud y con un presupuesto de 3,1 millones de euros) las acometerá el Ayuntamiento que preside el histórico socialista Francisco Toscano, mientras que la segunda fase será financiada por la Junta de Andalucía.

Y atención al dato: tres kilómetros de plataforma reservada para autobuses ecológicos cuestan 3,1 millones de euros, mientras que 2,1 kilómetros de la ampliación del tranvía proyectada por Espadas costarán más de 48 millones de euros y para cubrir el mismo trayecto que ya bajo tierra cubre el Cercanías de Renfe, el cual se conecta con la línea 1 del Metro en la estación de San Bernardo.

¿Dónde queda, pues, la racionalidad técnica y económica en el proyecto de Espadas y en el viraje de Ciudadanos?.

Kilómetro cero

El aeropuerto se ampliará para 10 millones de pasajeros sin que haya aún conexión ferroviaria  con Santa Justa

La partida de 5 millones de euros de los Presupuestos del Estado para tal fin no se ha ejecutado

 

El comité de empresa de Tussam ha alertado de que los conductores de la línea especial al aeropuerto están teniendo problemas para cumplir con el horario y ofrecer un servicio de calidad, debido al aumento del nùmero de vuelos en San Pablo y a la gran afluencia de usuarios,  consecuencia lógica lo segundo de lo primero.

Esta queja pública de los trabajadores de Tussam se une a la expresada a título particular por viajeros sevillanos que han sufrido un tiempo de demora que califican de excesivo para poder utilizar un transporte público en el aeródromo ante las largas colas de pasajeros que allí se forman.

Y es que no hay mes en que no se bata un récord de viajeros en el aeródromo sevillano, que el pasado mes de abril movió 682.791, la mejor cifra mensual de su historia hasta ahora, con un incremento del 21,5% en comparación con el mismo mes del año anterior y liderando el crecimiento del tráfico aeroportuario en España como causa/efecto del ‘boom’ turístico que vive la ciudad.

Ese crecimiento repercute en el del número de usuarios de la línea especial de autobuses de
Tussam, que se incrementa incluso en una mayor proporción, pero sin capacidad para absorber toda la demanda potencial salvo que se multiplique el número de vehículos en servicio.

Recuérdese que en 2018 la línea especial de Tussam a San Pablo batió también su propio récord al transportar 1.153.734 personas. Dado que por el aeropuerto pasaron 6.380.465, el balance es de 5.226.731 que recurrieron a otros medios de transporte distintos a los autobuses de la empresa municipal, desde taxis a automóviles particulares.

 

AMPLIACIÓN

 

Y hay que añadir que la gestora del aeropuerto, Aena, adjudicó el pasado mes de marzo por 26,3 millones de euros a la UTE Arpo-Inabensa las obras de reforma y ampliación del edificio terminal del aeródromo (plazo de ejecución aproximado, 30 meses) con, entre otros, el objetivo de que pueda acoger 10 millones de usuarios.

En el año 2015 se registraron en el aeropuerto 4.308.845 pasajeros, que se convirtieron en 6.380.465 en 2018. En tres años, dos millones de viajeros más, con lo que si se mantiene esta progresión los 10 millones podrían alcanzarse en 2023.

Si la línea especial de Tussam da servicio actualmente al 18% de los pasajeros del aeropuerto, para mantener esa proporción con un tráfico de 10 millones tendría que dotarse de medios y de organización para captar al menos 1,8 millones, pero con esas cifras se quedarían fuera de sus autobuses 8,2 millones de viajeros.

Es obvio que se necesita un sistema de transporte con mucha mayor capacidad y rapidez, una solución ferroviaria para, tal como ha puesto de relieve el II Barómetro Económico de Sevilla (Colegio de Economistas y Universidad Loyola Andalucía), satisfacer las necesidades de quienes constituyen el principal motor de la economía sevillana, los turistas. Esta es la auténtica prioridad, porque en caso contrario se puede crear un cuello de botella en San Pablo que proyecte una pésima imagen de la ciudad y se convierta en un freno a su crecimiento turístico si prosiguen y se incrementan las dificultades para llegar desde el aeródromo hasta el casco urbano.

Hasta el propio Espadas, para el que, sin embargo,  la prioridad es gastarse 48 millones de euros del Ayuntamiento en prolongar por un trazado redundante un tranvía con cada vez menor demanda de viajeros, consideró durante el debate electoral entre los cinco candidatos en las recientes elecciones municipales  que organizó la cadena SER “increíble” que todavía no haya una conexión directa entre el aeropuerto y la estación de Santa Justa. ¿Y por qué no se hace creíble dicha conexión? Veamos.

 

LA MOCIÓN

 

Ya en noviembre de 2015, al percatarse de la obviedad de que una línea de autobús es insuficiente para el aeropuerto de una gran capital como Sevilla, el entonces portavoz municipal de Ciudadanos y hoy delegado provincial de la Consejería de Justicia y Turismo, Javier Millán, promovió una moción  que aprobó el Pleno por unanimidad y en la que se reclamó a las Administraciones Públicas que ya que no se había acometido la conexión entre San Pablo y Santa Justa mediante una línea de alta velocidad, se hiciera con un Cercanías, conforme a lo previsto en el Plan General de Ordenación Urbana de 2006.

La conexión por alta velocidad se adjudicó a una UTE compuesta por OHL, Comsa, Detea y Noriega por un importe de 241 millones de euros y el inicio de las obras se anunció en mayo de 2010, con previsión de que estuvieran finalizadas en un plazo de 38 meses (verano de 2013), pero nunca se iniciaron. El tramo iba a  formar parte del denominado Eje Ferroviario Transversal, una línea de alta velocidad que debía realizar la Junta de Andalucía hasta Antequera, mientras que el Gobierno central sufragaría la obra hasta Almería. Sin embargo, la Junta la dejó abandonada a su suerte, y con ello la conexión Santa Justa-San Pablo, con motivo del estallido de la crisis económica y, por imposición de la Unión Europea, la necesidad de recortar gastos en infraestructuras  para reducir el elevado déficit público de España.

 

En los tiempos previos del ‘boom’ inmobiliario, que parecían los bíblicos de las vacas gordas,  nadie cuestionó que se fueran a destinar 241 millones de euros a un tramo de tan sólo 11 kilómetros entre el aeropuerto y la estación ferroviaria mediante un túnel y pese a que en superficie la línea podía discurrir  en buena parte por campo abierto. Se trataba de una distancia tan corta que apenas daría tiempo a que el AVE alcanzara su velocidad de crucero.

 

CERCANÍAS

 

A falta de línea y de tren de alta velocidades, el planteamiento de Javier Millán como portavoz de Ciudadanos fue demandar una solución mucho más realista y barata: el Cercanías de Renfe. Se trataría de construir un ramal de 5,5 kilómetros desde la curva de la línea del Cercanías C-4 junto a la carretera de Miraflores hasta San Pablo, con un presupuesto estimado de unos 31 millones de euros (solución siete veces más económica que la anterior) y que podría financiarse en parte con fondos europeos.

En favor de esta propuesta hay que decir que los trenes de Cercanías son más versátiles que el AVE, alcanzan la velocidad de crucero rápidamente, podrían unir el aeródromo y la estación de Santa Justa en unos diez minutos y transportar del orden de 400 a 500 personas en cada viaje (el doble de gente con una composición de vagones reforzada, frente a los 60 ó 70 de un autobús). En función de la zona el coste del billete podría oscilar entre 1,80 y 2,30 euros (4 euros cuesta ahora el autobús especial de Tussam a San Pablo y 22,20 euros  la tarifa única de los taxis al aeropuerto en los días laborables).

Ciudadanos, mediante una enmienda, consiguió que el Gobierno de Rajoy incluyera una partida de 5 millones de euros en los Presupuestos Generales del Estado para la conexión ferroviaria sevillana. Aquellos Presupuestos, los últimos de Rajoy, se aprobaron el 23 de mayo de 2018 y, prorrogados tras el rechazo a los de Pedro Sánchez que acabaron provocando las elecciones anticipadas del pasado mes de abril, siguen estando vigentes al día de hoy, pero esa partida no se ha ejecutado hasta la fecha y, lo que es políticamente muy significativo, Espadas jamás ha exigido al Gobierno socialista de Sánchez su ejecución, no se fuera a molestar. Y luego va el alcalde y dice en los debates que le parece increíble que no haya todavía la famosa conexión San Pablo-Santa Justa. A la vista está de que él tampoco se ha preocupado de presionar para que la haya.

Asimismo, Ciudadanos logró en paralelo que el último Gobierno socialista de Susana Díaz incluyera otra partida en los Presupuestos de la Junta de Andalucía, dotada con  800.000 euros, para que en el plazo de “tres o cuatro meses” -se dijo entonces- se realizara un estudio técnico sobre la conexión aeropuerto-estación ferroviaria.

El objetivo del estudio debía consistir en  concretar la demanda estimada de viajeros, el modelo de transporte más idóneo, su viabilidad económica y las Administraciones que deberían implicarse en su ejecución.

Ahora el nuevo Gobierno andaluz PP-Ciudadanos ha vuelto a incluir en su proyecto de Presupuestos una partida similar, pero esta vez dotada con tan sólo 180.000 euros, para que, una vez adjudicado, el estudio técnico se elabore en un plazo de seis meses, con lo cual nos plantaremos en el año 2020. Así pues, hasta catorce años después del PGOU de 2006 no se sabrá, en el mejor de los casos, cómo se conectarán el aeropuerto de San Pablo y la estación ferroviaria de Santa Justa, un proyecto que pese a los años transcurridos no ha salido todavía del kilómetro cero.

El vodevil

El PP ha acabado creyéndose su propio mensaje de que como partido más votado puede imponer su Presupuesto alternativo a los demás

Si el PP tumba las Cuentas ahora, se proyectará tan radical como Participa e IU, y si se abstiene, ratificará a Cs como la oposición útil

 

A salvo de una pirueta de última hora, que ya no causaría extrañeza dado el vodevil en que se ha convertido en estas semanas la negociación sobre los Presupuestos del Ayuntamiento y también porque el PP ha anunciado la presentación para hoy de una “contraoferta” al alcalde, en un plazo de veinticuatro horas debe celebrarse la reunión de la Comisión de Hacienda que fue convocada por Espadas el pasado fin de semana, harto de la intransigencia de los populares y de sus maniobras políticas al ir filtrando a algunos medios las propuestas del gobierno y hasta su rechazo a las mismas sin comunicarlo siquiera de forma oficial.

Recapitulemos. El portavoz del PP, Beltrán Pérez, anunció a finales de diciembre la elaboración de un Presupuesto alternativo al redactado por el gobierno de Espadas y su predisposición a negociar con el alcalde sobre las Cuentas de la ciudad, dado que éste gobierna en minoría (con once concejales sobre el total de treinta y uno que tiene la corporación municipal) y para sacar adelante los Presupuestos de 2018 necesita el apoyo de al menos un partido político y de la abstención de uno o dos más de los cinco que conforman el Ayuntamiento.

Beltrán Pérez ha aprovechado estas más de tres semanas desde que Espadas, en plan institucional como alcalde y con el propósito de que cuanto más grupos apoyen el Presupuesto mejor para que no sean sólo del gobierno y sí de la mayoría de la corporación le recogió el guante, para insistir ante la opinión pública en que el PP es la fuerza mayoritaria del Ayuntamiento y que por lo tanto tiene poco menos que el derecho a imponer a las restantes su Presupuesto alternativo como reflejo y materialización de su modelo de ciudad.

Sin embargo, el PP es la mayoría minoritaria del Ayuntamiento, que aun pareciendo igual no es exactamente lo mismo, porque aun teniendo sólo un concejal más que el PSOE (doce frente a once) se encuentra en la misma situación que Espadas pero peor: sin mayoría suficiente para gobernar en solitario y sin haber contado con el resto de grupos en el Pleno de investidura que dio la Alcaldía a los socialistas.

 

LA FUERZA DE CADA UNO

 

Recordemos, porque alguien parece haberlos olvidado, los resultados de las pasadas elecciones municipales para constatar la realidad de la soledad política del partido de Beltrán Pérez:

-El PP obtuvo 106.258 votos, que supusieron el 33,08% de los sufragios válidos emitidos por los sevillanos y que le dieron 12 concejales.

-El PSOE obtuvo 103.238 votos (3.020 menos), que supusieron el 32,14% y le proporcionaron 11 ediles.

-Ciudadanos logró 29.861 votos, que significaron el 9,30% del total y le dieron 3 capitulares.

-Participa Sevilla fue votada por 28.933 personas (el 9,01%) y obtuvo también 3 concejales.

-Izquierda Unida logró el apoyo de 19.177 votantes, el 5,97% del total, y logró 2 concejales.

 

Así pues, el PP representa al 33,08% de los sevillanos, mientras que el resto de fuerzas políticas del Ayuntamiento aglutinan de forma conjunta al 67%. Y si el PP puede decir que obtuvo el apoyo de 106.258 sevillanos, el resto de partidos lograron conjuntamente el de 214.957, el doble.

 

LA SUMA PSOE-CIUDADANOS

 

Item más, cuando Beltrán Pérez accedió a negociar con Espadas (o viceversa, porque en este proceso tanto monta monta tanto) sobre el proyecto del Presupuesto para el año en curso, el alcalde ya tenía cerrado un acuerdo con Ciudadanos (Cs). La suma de votos de PSOE y de Cs es 133.099 (26.8412 más que los obtenidos por los populares en las pasadas elecciones municipales), que equivalen al 41,44% de los emitidos por los sevillanos en las urnas (frente al 33,08% del PP), y estas dos formaciones que ya sustentaban y siguen sustentando el Presupuesto en ciernes del Consistorio tienen 14 ediles, frente a los 12 del PP.

En resumen, Espadas puede acudir a la Comisión de Hacienda donde se debatan y voten las enmiendas al proyecto del Presupuesto con el apoyo de 14 concejales, dos más de los que cuenta Beltrán Pérez, que sólo tiene 12 y nulas posibilidades de sumar algún apoyo por parte de lo que él tacha como la izquierda radical y a la que sitúa en las antípodas de su posición política: Participa Sevilla e Izquierda Unida.

No parte pues en minoría Espadas con respecto a Beltrán Pérez, sino al revés, pero el portavoz del PP parece haberse creído su mensaje de que es su formación política la que tiene la sartén por el mango solo por haber sido la más votada en las pasadas elecciones municipales.

Por ende, Beltrán Pérez ha cometido el error de sobreestimar a Ciudadanos, el partido al que pretendía orillar o minimizar en la negociación sobre el Presupuesto para presentar al PP como la oposición mucho más útil, mucho más que la formación naranja, a la hora de darle estabilidad al gobierno de Espadas.

 

FIJACIÓN NARANJA

 

Tras su éxito en Cataluña y su primer puesto en intención de voto en las últimas encuestas, Ciudadanos se ha convertido en el gran rival a batir por el PP en la pugna por el espacio político del centro-derecha. Si el PP hubiera forjado ya un pacto con el PSOE  para el Presupuesto del Ayuntamiento de Sevilla (ambas formaciones habrían sumado 23 concejales y la representación del 65,22% de los sevillanos), Ciudadanos habría quedado relegado a un papel secundario o indiferente, ya que con sus tres ediles no habría tenido fuerza alguna para imponer nada en la negociación, aunque en ésta se hubieran alterado los términos de su pacto previo con Espadas.

Al poner como excusa las críticas, que ha calificado como insultos, del portavoz de Ciudadanos para retirarse de las negociaciones con Espadas en vez de ignorarlas o menospreciarlas, el PP de los doce concejales se ha puesto en pie de igualdad con el partido naranja de tan sólo tres, y al darle el portazo al alcalde ha dejado de nuevo el protagonismo y el rol de única oposición útil a la formación liderada en el Ayuntamiento por Javier Millán. Dicho de otro modo: Beltrán Pérez ha trasladado a la opinión pública que le importan y acusa más las críticas del minoritario Ciudadanos que la consecución de un acuerdo presupuestario con el otro partido mayoritario del hasta ahora sistema bipartidista, el PSOE.

SIN CESIONES

Una negociación es un proceso en el que todas las partes implicadas hacen cesiones o concesiones y en la que ninguna obtiene el 100% de sus exigencias. Beltrán Pérez ha confundido una negociación con una imposición al enrocarse, pese a no gozar de la mayoría en el Pleno municipal, en su exigencia de que ha de aceptarse sí o sí su Presupuesto alternativo sin entrar en lo que califica de “mercadeo” de enmiendas o, en su defecto, que el alcalde, el único facultado legalmente para presentar un proyecto de Presupuesto -según el dictamen jurídico del secretario y del interventor- retire el suyo y redacte uno nuevo pero con todas las medidas incluidas en el del PP.

Tal como ha dicho Espadas, el PP exige “romper el actual procedimiento, obviar al resto de grupos municipales, imponer su proyecto de Presupuesto, iniciar otro procedimiento e incrementar en dos meses la demora que ya sufre la aprobación de las Cuentas municipales”.

La intransigencia del PP al cerrarse en banda, pese al dictamen jurídico de los altos funcionarios municipales y la prórroga del plazo facilitada por el resto de los partidos para que recapacitara y trocara su Presupuesto alternativo en enmiendas sobre las que negociar, no puede ser aceptada por Espadas, ya que en caso contrario se convertiría en un alcalde vicario o marioneta que gobernara en nombre del PP a través de las Cuentas de éste y por tanto del programa popular en vez del programa socialista.

Con esa intransigencia, Beltrán Pérez ha proyectado del PP la imagen de un partido antitético de Ciudadanos, al que deja el monopolio de la marca “la oposición útil” frente a la inútil, y tan radical por la derecha como él mismo dice de la izquierda que componen Participa e IU y que tendría preso a Espadas. Pues bien, en vez de liberar a Espadas de esa supuesta prisión, el PP ha querido convertirse en el nuevo carcelero del alcalde pero por el lado contrario.

Llegados a este punto, si Beltrán Pérez tumba el Presupuesto de PSOE+Ciudadanos  votando en contra junto con Participa y/o IU, quedará alineado con las mismas fuerzas a las que tacha de extremistas y radicales;  y si facilita su aprobación con su voto favorable o su abstención tras haberse empecinado infructuosamente en imponer su propio texto y no negociar siquiera enmiendas, ratificará el rol de Ciudadanos, ahora su enemigo íntimo, como la oposición útil, merced a la cual se podrán ejecutar las inversiones municipales en Sevilla y contribuir a la recuperación económica y a la mejora de la vida de los sevillanos.

¿A qué ha estado jugando Beltrán Pérez?

 

La llave

PP y CS trasladan a los Presupuestos municipales su pugna por el espacio de centro-derecha

El PP necesita rebajar en al menos un edil la expectativa de CS para privarlo de la llave de la gobernabilidad

 

El pasado fin de semana, el diario El País publicó una encuesta de ámbito nacional realizada por Metroscopia y según la cual en estos momentos y tras las elecciones en Cataluña, donde ya se convirtió en la primera fuerza política, Ciudadanos sería el partido más votado en el conjunto de España, con cuatro puntos de ventaja sobre el PP de Mariano Rajoy, cinco y medio sobre el PSOE de Pedro Sánchez y doce sobre Unidos Podemos de Pablo Iglesias.

Según refleja el sondeo, que recordamos es sólo la foto fija del estado de opinión de la ciudadanía en un momento dado pero que también indica tendencias, Ciudadanos logra arrebatar votos al resto de los principales partidos, “pero es indudable que los obtiene en mayor medida en el caladero del PP (23%) que en el del PSOE (13%) o Podemos (5%). Es además el partido que mantiene más fidelidad de voto (81%), es decir el que retiene a más votantes de los que optaron por él en 2016 y el que consigue a su vez captar más votantes desafectos del resto de partidos”.

La encuesta de El País atribuye este ascenso de Ciudadanos al Olimpo de la política nacional a su posición clara y firme en defensa del orden constitucional en Cataluña. No hace falta, empero, remitirse a Cataluña para detectar esta tendencia al alza del partido naranja de Albert Rivera e Inés Arrimadas.

EL SONDEO DE VIVA SEVILLA

El pasado verano Viva Sevilla publicó un sondeo elaborado por SW Demoscopia según el cual Espadas habría vuelto a ganar las elecciones municipales si se hubieran celebrado en ese momento y, atención, Ciudadanos se habría quedado a tan sólo cuatro ediles de diferencia del PP: cinco (dos más respecto a las elecciones municipales de 2015) para la formación naranja frente a nueve (tres menos que hace tres años) del partido del que es actual portavoz Beltrán Pérez.

Dijimos en aquel entonces que aunque Espadas, siempre según el sondeo de SW Demoscopia, se habría quedado con el mismo número de concejales que ahora (once), su margen de maniobra de cara a repetir un gobierno en minoría como el actual se habría incrementado porque ya no habría dependido tan sólo del apoyo de las dos formaciones a su izquierda (Participa Sevilla e IU), dado que podría haber gobernado también sólo con el apoyo del gran beneficiario de la caída del PP: Ciudadanos.

Y añadimos: el resultado de este sondeo es que, en el casi mantenimiento del “statu quo”, Espadas es el más beneficiado, ya que la pérdida de ediles del PP no permite “a priori” que se articule una mayoría de centro-derecha (la suma de PP y Ciudadanos sería de 14 ediles, uno menos que en el actual mandato) y sí una mayoría de izquierdas (el bloque PSOE más Participa e IU sumaría 17 ediles y por tanto tendría la mayoría absoluta), pero en el caso de que el alcalde quiera elegir, como hasta ahora, seguir gobernando en solitario, podría optar por el apoyo de Ciudadanos, que ya lo ha tenido para los Presupuestos municipales, o por el del bloque de izquierdas, del que ya no sería rehén.

LA BATALLA

Distanciado de las fuerzas más a su izquierda tras más de dos años y medio largos de mandato y sin muchas expectativas de obtener su apoyo para los Presupuestos de 2018, Espadas está viendo cómo la batalla política se está librando ahora en su flanco derecho, entre el PP y Ciudadanos, por la obtención de la llave de la gobernabilidad del Ayuntamiento.

Bastaría con que el PP mejorase esa pésima expectativa que le auguró la encuesta del pasado verano en tan sólo un concejal más (de nueve a diez, cuando tuvo veinte con Zoido en 2011) y se lo restara a Ciudadanos (de cinco a cuatro) para que el partido de Javier Millán dejase de tener en solitario la teórica llave de la gobernabilidad en la Casa Grande en caso de que en el futuro Espadas se viera obligado a gobernar de nuevo en solitario y a depender de terceros para sacar adelante los Presupuestos municipales, las Ordenanzas Fiscales o cualquier otra medida de calado como la venta de la Gavidia (si para entonces no se hubiera vendido).

Dicho de otro modo, si Ciudadanos obtuviera los cinco ediles que le auguró el sondeo de SW Demoscopia, el PP no podría hacerse valer prácticamente en el Ayuntamiento con tan sólo nueve. Por tanto, el PP necesita desde ya laminarle intención de voto a Ciudadanos y restarle al menos un edil a esas expectativas, para que Espadas precise también en el futuro del apoyo del partido de la gaviota si mantiene su divorcio de Participa e IU.

OPOSICIÓN ÚTIL

Y para ganar el futuro ( o al menos no perder demasiado) hay que empezar por el presente. Como el PP ha observado que la estrategia de “oposición útil” de Ciudadanos le estaría dando excelentes expectativas electorales en la ciudad a la luz del sondeo publicado por Viva Sevilla, se ha lanzado a disputarle al partido naranja ese mismo título haciendo ostentación de sus actuales doce ediles y de su condición de mayoría minoritaria en el Consistorio.

Por eso estamos asistiendo en las últimas semanas al insólito espectáculo de los dos partidos de centro-derecha cortejando al socialista Espadas con tal de ser uno y no el otro quien aparezca ante los sevillanos como el artífice de los Presupuestos del gobierno local y de un alcalde en minoría, y como la oposición más útil.

Beltrán Pérez incluso ha llegado a decir que Javier Millán tiene “celos políticos” por el acercamiento del PP al PSOE en una especie de reivindicación del bipartidismo para frenar a las fuerzas emergentes como el partido naranja.

Mientras, satisfecho de quedarse en el centro del espectro por el radicalismo de unos y la pugna de los otros, Espadas mira y se deja querer.

Gobernar con tan sólo once concejales y con una oposición que se disputa convertirse en su pareja de baile nunca fue tan fácil en Sevilla.