Maribel Montaño persigue en plan cobradora del frac a los organizadores de la Cabalgata de su pueblo, Carmona, para que le paguen los 1.999 euros que gastó en un traje de Rey Gaspar que no lució. Tras aceptar salir en el cortejo, comprar telas y encargar la confección de sus ropajes, sufrió un ataque de feminismo ‘progre’ y exigió salir sin barba, como si en vez de tres Reyes Magos hubiera habido sólo dos y una Reina, la Reina Gaspara. Sus paisanos le aplicaron la Ley de la Memoria Histórica y le dijeron que se desfilaba conforme a la Biblia y a la tradición, que obliga a Gaspar a llevar barba rubia oscura, y que tal disfraz en nada sería un desdoro para una mujer. La doña se indignó y renunció ‘a posteriori’, pero no ha cejado en su empeño de traspasar la factura. Su última intentona ha sido tratar de que los 2.000 euros que la obra social de La Caixa donó a la Cabalgata fueran destinados a pagar a su sastre en vez de a los centros asistenciales de Carmona. La caridad, según la muy ‘progre’, feminista y socialista Maribel Montaño, empieza por ella misma.
La cobradora del frac
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