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Espadas y el techo de Zoido

A menos de tres meses ya de las municipales (22 de mayo), el ambiente preelectoral se caldea aún más con las encuestas. En la última semana se han divulgado las de Cepes-Andalucía, Gesta y Commentia. Las dos primeras, de alcance regional, aunque para las autonómicas quede aún un año; la tercera, sobre Sevilla capital.

Juan Ignacio Zoido

Juan Ignacio Zoido

Los tres sondeos auguran la victoria del PP. En dos casos, por mayoría absoluta, y en otro, rozándola. Son ya, pues, una docena de sondeos  los que desde hace un año reflejan una tendencia cada vez más acentuada a un vuelco político en Andalucía y Sevilla que, de producirse finalmente, tendría una dimensión histórica.

Algún observador político que ha escrutado el sondeo de Cepes ha destacado un dato que ha pasado inadvertido pero de vital importancia: el PP ganaría también ahora al PSOE unos comicios en la provincia de Sevilla.

Por su parte, Commentia augura que, también por primera vez, el PP con Zoido al frente obtendría la mayoría absoluta (17 concejales) en Sevilla capital.

INTERPRETACIÓN INVERSA

La reacción del alcaldable socialista, Juan Espadas, ante el sondeo es insóilita, ya que interpreta lo contrario de lo que muestran los datos: “El PP, tanto en España como en Andalucía  y Sevilla –ha dicho- ha tocado techo, porque aunque tiene una masa de votantes perfectamente definida, ese electorado no le permite lograr una mayoría absoluta que le deje gobernar. En el PSOE estamos acostumbrados a trabajar en otros escenarios”.

Esos otros escenarios a los que alude son las coaliciones –primero, con el PA; luego, con IU-, que han permitido al PSOE hacerse con la Alcaldía, pero al coste de entregar a sus socios, con autonomía plena, importantes parcelas de poder y del presupuesto.

Espadas no quiere enterarse de que a la luz del sondeo da igual que aluda a una nueva coalición con IU, porque el PP obtendría ahora mismo la mayoría absoluta. Y según expertos en demoscopia, Zoido aún no ha tocado techo: en función del grado de participación podría lograr 18 e incluso 19 concejales.

VOTO VERGONZANTE

Parafraseando a Javier Cercas, recién conmemorado  el XXX aniversario del 23-F, un sondeo no es más que la anatomía de un instante, de ahí que Zoido no deba lanzar todavía las campanas al vuelo. Y es que Commentia desvela la existencia de un voto vergonzante socialista en Sevilla. ¡Quién lo habría dicho hace tan sólo unos años! Antes, los simpatizantes de la Derecha se avergonzaban de revelar sus inclinaciones políticas. Ahora, las tornas han cambiado y por los antiefectos Zapatero y Monteseirín  un 23% de quienes otrora votaban al PSOE están deshojando la margarita de la duda:  votar, no votar o cambiar su sufragio.

Si a ellos se les une otro 20% de indecisos, resulta que esta foto instantánea que son los sondeos a menos de tres meses del 22-M no ha captado aún nítidamente a casi la mitad de los electores. Por esta circunstancia, basta con que en el último minuto un significativo porcentaje de ellos decidan votar incluso con la nariz tapada para hacer trizas la imagen que hoy proyectan las encuestas.

Hechas estas salvedades, habría que estar ciego sin embargo para ignorar que desde hace 14 meses los sondeos dibujan constantemente la victoria del PP.

EN CLAVE DE PACTO

Este hipotético triunfo ya está asumido en el inconsciente del alcaldable socialista desde hace tiempo, por más que Espadas proclame que su lista, que lleva por delante sus fichajes ‘galácticos’ como independientes, va a ser el revulsivo que los indecisos y los simpatizantes avergonzados necesitaban para salir de su atonía.

Espadas y Torrijos

Espadas y Torrijos

A su alusión de que el PSOE contempla otros escenarios que no son su propia mayoría absoluta ni la del PP, hay que unir la polémica que mantuvo con Torrijos acerca de que nunca le entregaría la Delegación de Economía, en un intento de distanciamiento y de congraciarse con los empresarios,  máxime tras la declaración del titular de la Delegación como persona ‘non grata’ por la hostelería a raíz de participar  en un piquete durante la huelga general. Expresarse en tales términos denota por parte de Espadas la interiorización de la necesidad de un pacto postelectoral con Torrijos como consecuencia, obviamente, de una victoria de Zoido o una casi improbable mayoría relativa socialista.

EL TIEMPO VUELA

Zoido, por su parte, también ha proyectado inconscientemente que no confía en la mayoría absoluta, pues en tal caso no se hubiera empeñado en el debate a tres en  Giralda Tv en que Espadas y Torrijos se comprometieran a respetar la lista más votada y no pactar entre ellos. Olvidaba Zoido que Becerril y Rojas Marcos pactaron en su día contra la lista más votada de Yáñez para arrebatarle la Alcaldía.

Tras veinte años de gobiernos de coalición de casi todos los colores en la ciudad, Zoido se ha impuesto cautela, pues ya sufrió una amarga experiencia en las últimas elecciones pese a haber sido el ganador.

Ahora bien, quien no puede permitirse el lujo de ser cauteloso, sino osado en pos de la victoria es Espadas. La herencia de Monteseirín es un lastre difícilmente olvidable, y ahí están las ‘setas’ para recordarlo de forma permanente; su lista con independientes en puestos de privilegio puede tener un efecto ‘boomerang’ desmovilizador entre las bases y simpatizantes del PSOE en los barrios; es el candidato más desconocido; los sondeos están en su contra y sólo le quedan 84 días para revertir la situación.

Espadas dice que ésta es una carrera de larga distancia y que él es “un corredor de fondo”. Todavía no se ha percatado de que, en su caso y máxime  por haber salido el último, es una carrera contra el reloj.

El patulaje

Zoido demostró, frente a quienes auguraron que no iba a aguantar cuatro años en el Palomar, que no sufría el síndrome de Luis Yáñez, el cual dio la ‘espantá’ cuando vio que no iba a suceder a  Del Valle. Sin embargo, ahora Zoido ha metido la pata hasta el corvejón al decir que si no es el alcalde se irá tras las elecciones porque ha venido a la política “a servir y no a servirse”. Incurre en una confusión garrafal de concepto: no sólo se sirve desde la Alcaldía, sino también desde la Oposición, como demuestra él mismo cada día controlando al Poder en nombre de todos los sevillanos y no sólo de sus votantes. Con sus palabras ha dado pie a que Moriña  le acuse de ambicionar sólo el cargo, de incivismo por querer irse si no es alcalde y de hacer un chantaje antidemocrático al electorado. Tiene razón el portavoz socialista: la obligación de un político que se presenta a unas elecciones es defender el interés ciudadano allí donde democráticamente le sitúen los votos. Esta vez, Zoido se lo ha puesto al PSOE como decían que se las ponían a Fernando VII: a huevo.

La sartén de doña Sole

Soledad Becerril ha dicho que se fue tras ganar las elecciones del año 1999 porque no podía consentir que el PA exigiera Urbanismo para reeditar la coalición. De acuerdo en que los andalucistas habían perdido tres concejales, pero la clave estuvo en el mandato anterior. Recuérdese que Rojas Marcos y Becerril pactaron en contra del PSOE de Luis Yáñez en vísperas de la Expo-92 y que, por haber cosechado más votos que el PP, Alejandro se quedó con lo mejor del pastel municipal, Urbanismo incluido. Tras las elecciones de 1995 cambiaron las tornas y el PP fue más votado que el PA. A la hora de renegociar el pacto, en vez de darle la vuelta a la tortilla doña Sole dejó las cosas tal como estaban salvo en la Alcaldía: le dio al PA unas alas que ya no pudieron recortarle ni ella ni el PSOE, hasta el punto de que, con Monteseirín, Rojas Marcos se volvió a quedar con Urbanismo y hasta con el 70% del Presupuesto. Doña Sole tuvo en su momento a Alejandro contra las cuerdas y la sartén por el mango, pero a la hora de la verdad no supo manejar la sartén y se quemó.

Desecho de tienta

Una bofetada sin manos a Monteseirín. Así hay que interpretar la confirmación por Griñán de que el PSOE intentó que Guerra fuera su candidato a la Alcaldía en 2007. El propio Griñán fue tocado. Quizás también otros, pero todos rechazaron el caramelo envenenado, por el tufo a derrota que emanaba de las encuestas y por temor a verse en el mismo dilema de Luis Yáñez: chupar el banquillo de la oposición durante cuatro años o dar la ‘espantá’ a las primeras de cambio. Ya saben la historia: el alcalde repitió mandato, pero merced al apoyo ortopédico de Torrijos, el ATS de IU. Ahora ya todos saben públicamente que Monteseirín fue, digamoslo con todo el respeto en lo personal pero con un símil taurino, un candidato de desecho de tienta. Esta revelación, ahora,  no es gratuita. Griñán espera que el alcalde capte el mensaje y obre en consecuencia. Cuando dice que Guerra “es un grande de la política para un ayuntamiento grande como el de Sevilla” está diciendo que Monteseirín es un hombre pequeño de la política al que le viene grande el ayuntamiento de Sevilla.

Vuelve el ‘banquero’ de Bellavista

¿Recuerdan la perra de Zoido con el banco de Bellavista? Una de las tácticas del ganador de las municipales, por más que el  pacto PSOE-IU le impidió gobernar (como en su día el pacto PP-PA a Yáñez), fue la de entrar en ‘territorio comanche’, el que hasta entonces todos, incluidos los populares, creían vedado al PP: los barrios-granero de votos de la izquierda. Zoido empezó a patearse el extrarradio, donde lo más que habían visto de un político pepero eran los carteles electorales, si es que sobrevivían pegados más de un día en las tapias antes de amanecer hechos jirones. Vecinos del Sur clamaban por un banco roto. Allí acudió Zoido a retar al alcalde: o reponía el banco o lo haría él mismo. Se lo tomaron a chacota y lo apodaron el ‘banquero’ de Bellavista. Vieron que iba en serio cuando cogió pico y pala en El Vacie y le avalaron los votos. Ahora Zoido amenaza al alcalde con ir a limpiar y a pintar el colegio ‘Nuevo Tussam’, dejado de la mano de Alfredo. Ya me veo la foto de Zoido con el cubo y la brocha. El ‘banquero’ de Bellavista ataca de nuevo.