La casa de Pin y Pon

Viaje en el tiempo. Junio de 1991. El PSOE, que presume de haber regalado a Sevilla una Exposición Universal cuya inauguración está prevista en diez meses, no se explica cómo los sevillanos no le han dado en las municipales el apoyo suficiente para que Luis Yáñez revalide la Alcaldía ostentada por Manuel del Valle.

Aun siendo el partido más votado, la suma de sus ediles con los de IU (14, tras  perder uno cada uno) queda lejos del bloque PA (9) y PP (8), y Rojas Marcos-Soledad Becerril se hacen con la Casa Grande. El primero será el alcalde en la Expo, un ‘agravio’ inconcebible para el partido de González y Guerra en la cuna del nuevo socialismo español.

Al poco de tomar posesión, el gobierno local saca del parque de María Luisa 40 camiones con basura y despojos vegetales, los mismos que miles de familias que iban a pasear los domingos a uno de los símbolos de la ciudad habían visto acumularse semana tras semana. Mientras el PSOE construía durante ocho años al otro lado del río una Expo invisible hasta que se levantara el telón, se olvidaba de la Sevilla real, la misma que por el estado del viario urbano rebautizaba a Manuel del Valle como ‘Manuel del Bache’.

 

PEQUEÑECES

 

Rojas-Marcos, un ‘soñador para un pueblo’ cuyo carácter visionario ha tratado de remedar de mala manera Monteseirín, mientras impulsaba la candidatura olímpica y el Parque Temático no comprendía la preocupación de Soledad Becerril por las ‘pequeñas cosas’ de la ciudad, y que cuando cuatro años después renovara el pacto de gobierno con más concejales -lo que le permitió sucederle como alcaldesa- dejara en sus manos Urbanismo y otras delegaciones clave en su afán por conservar el control de ‘marrones’ como los parques y jardines, el tráfico, la recogida de basuras…. cuyo funcionamiento anómalo implicaría ‘ipso facto’ la repulsa ciudadana en las urnas.

Rojas-Marcos calificó esta obsesión de Soledad Becerril como política de ‘la casita de Pin y Pon’, en alusión a un juguete de Famosa que por aquella época hacía furor entre las niñas y que las obligaba a ‘lucir cada cosa de la casa en su sitio’ y a mantener el orden y la limpieza.

Iba yo a comprar no el pan, como Francisco Umbral, sino el periódico este verano en mi barrio cuando me sorprendí al ver un gran solar contiguo tomado por una legión de operarios de Lipasam. En los 12 años de mandato de Monteserín jamás había parecido por allí brigada alguna de limpieza, por lo que la vegetación había alcanzado una altura considerable y el sitio se había convertido en refugio idóneo para las ratas, mingitorio y defecadero de perros, basurero, vertedero…. En un solo día el solar fue desbrozado y limpiado completamente y la imagen de los camiones llevándose la maleza me retrotrajo a la de los camiones que Soledad Becerril sacó con hojarasca y ramajos del Parque en vísperas de la Expo.

 

ZAFARRANCHO

 

 

Este solar no ha sido la excepción. En sólo tres semanas de verano, Lipasam ha realizado 14 intervenciones especiales y ha desbrozado una superficie de 80.000 m2 cubiertas de maleza en distintos barrios y parques, el equivalente a ocho campos de fútbol y reveladora del abandono en que Monteseirín tenía sumido estos espacios mientras alardeaba de puertas para afuera de ‘ciudad verde’. Con esta simple medida de ordenar un zafarrancho de limpieza, Zoido visualizaba ante los ojos de los sevillanos el cambio político en el Ayuntamiento.

Otra visualización del cambio: la ofensiva policial contra ‘gorrillas’ y prostitutas en las  calles, para cuya causa el nuevo alcalde se ha ganado a la Policía Local simplemente con talante, la receta de Zapatero que Monteseirín no supo aplicar porque ha quedado retratado por estas declaraciones de un miembro de un sindicato policial: “En cinco años, Monteseirín no me contestó una sola carta, y Zoido, en un mes, me ha recibido. Y eso que soy el secretario general de UGT en el Ayuntamiento, en teoría afín al PSOE. De gestión aún no puedo hablar, pero el talante de uno y otro está bien claro.

Zoido -continuó- sabe cómo funciona el Ayuntamiento porque ha vivido algunas informaciones con nosotros. Monteserín nunca fue concejal en la Oposición; ni siquiera saludaba a sus trabajadores y desconocía ciertas informaciones. Y cuando lo supo, el orgullo lo mató”.

 

‘GORRILLAS’ Y PROSTITUTAS

 

El nuevo alcalde ha prometido a la Policía que sus denuncias no van a caer en saco roto y que si los ‘gorrillas’ son insolventes, pagarán con trabajos comunitarios. Así, en tan sólo una semana se han triplicado las multas a los ‘aparcacoches’, se ha detenido a uno que amenazó a una conductora en Reyes Católicos y la Policía se ha desplegado por Bami, la Macarena, Nervión, Adriano, Marqués de Paradas…, donde hasta ahora era imposible aparcar sin pagar el ‘impuesto revolucionario’.

La ‘tolerancia cero’ de Zoido con los ‘gorrillas’ se ha extendido a la prostitución, que ha desaparecido ya de Nervión ante la actuación disuasoria de la Policía, la cual deberá complementarse, al igual que con los ‘aparcacoches’, con medidas sociales para abordar la raíz de estas prácticas y no sólo sus consecuencias.

Hace unos días se supo que Monteseirín ha dejado en los cajones más facturas, por valor de 52 millones de euros, que se suman al déficit ya reconocido de 51 millones y a los más de 600 de deuda del Ayuntamiento y sus empresas. Zoido no tiene margen para soñar con equivalentes a ‘estadios olímpicos’ y ‘setas’. No es tiempo de obras emblemáticas ni de ‘grandeur’, sino de poner orden y de emular la ‘casa de Pin y Pon’, eso que ahora llaman ‘micropolítica’.

‘Nihil novus sub sole(dad Becerril)’.

 

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