Alarma

Menos mal que, según el alcalde, las relaciones entre el Ayuntamiento y la patronal son “fluidas”, porque en caso contrario no sabríamos de qué magnitud en la escala de Richter habría sido la bronca a Zoido del ladrillero presidente de la CES, Miguel Rus, si la que le ha echado en Antares ha tenido el efecto de un terremoto en las hasta ahora plácidas aguas del Consistorio tras quince meses de ‘dolce far niente’.  Los poderes fácticos se han hartado de que Zoido no sirva a sus intereses y hasta todas las cartas publicadas al día siguiente en un periódico (al que hace poco aquél acudió a dejarse pelotear y a retratarse con los representados por Rus, que entonces sí le daban ojana) eran en su contra. Ya se sabe que en esta ciudad se conjuran todos los elementos para que algo que esté de moda y goce del favor del gran público pase de la noche a la mañana al olvido más absoluto, sin que nadie se explique muy bien por qué. Me huelo que a Zoido, como en el anuncio televisivo, está empezando a abandonarle su desodorante. Las flores de la suerte también se marchitan.

 

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