Valeriano Ruiz emprendió su definitivo viaje al sol y la eternidad

Se me ha ido, se nos ha ido -porque creo que su obra y su legado nos pertenecen y nos benefician a todos- definitivamente Valeriano Ruiz Hernández. A partir de aquí, si quisiera añadir todos sus títulos, méritos y obra del que entre otras muchas cosas fue alcalde de Mairena del Aljarafe, catedrático de Termodinámica de la Universidad de Sevilla y presidente de Protermosolar, necesitaría otro artículo para enumerarlos.

Cuando apenas yo estaba empezando mi carrera periodística en ABC, hace más de 40 años, a alguien (no sé si a Nicolás Salas, Antonio Burgos o Juan Luis Manfredi, o a los tres) se le ocurrió enviarme a cubrir la información de la Universidad, de la que se decía por entonces que necesitaba saltar el foso que la separaba de la calle San Fernando para incardinarse en una sociedad en la que era más valorado el hermano mayor de una cofradía que el rector o cualquier catedrático.

No había muchos antecedentes -por no decir ninguno, que yo conociera al menos en mi natural ignorancia de periodista novato- de tal sección fija en el periódico, pero de la noche a la mañana me vi entrevistando a eminencias del saber en todos los ámbitos, de un campus a otro.

La antigua Escuela de Ingenieros de Reina Mercedes

Y así fue como un día acabé en la Escuela de Ingenieros de Reina Mercedes para verme con un catedrático de un nombre tan raro como Valeriano, que me pareció sacado de la época de los romanos, y de una asignatura, la Termodinámica, que a uno de Letras como yo le sonaba a chino. Sin embargo, el hombre de Ciencia y el periodista debutante congeniamos de inmediato porque teníamos algunas cosas en común.

Para empezar, ambos éramos y llevábamos a gala ser de pueblo, y además cercanos, porque su Higuera la Real era fronteriza con mi Sierra onubense. Quizás por esos orígenes rústicos (término que incluso adopté como guionista del dibujante Calderón) y mineros yo era de profundas convicciones ecologistas, hasta el punto de que formaba parte de la Coordinadora de Periodistas Ecologistas, creada durante la Transición, tiempo en que la sociedad se abría a cualquier nueva tendencia. Y hasta me había leído los informes del Club de Roma.

Con esos rasgos, fue lógico y natural que Valeriano y yo estuviéramos predestinados a encontrarnos y a entendernos, ya que por su parte él se definía a sí mismo en su blog de la siguiente manera: «Yo soy de campo, pueblerino, que estudió en su día, y que tiró para adelante. El de pueblo o de campo nunca olvida que la vida tiene que ser en colaboración con la naturaleza, lo sabe, y no se lo ha explicado nadie. Estuve influido por las consecuencias de la guerra árabe israelí de 1973 y el consiguiente embargo y subida de los precios del petróleo; además,  por las repercusiones teóricas del célebre informe “Los límites del crecimiento” de Denis Meadows y sus colaboradores.

Valeriano Ruiz Hernández, uno de los padres de la energía termosolar

Enseguida llegas a una conclusión fácil: las únicas formas energéticas sostenibles a muy largo plazo, de cara a los tiempos de la Humanidad y la Tierra, y sin efectos contaminantes, son las renovables. Entonces se puso en marcha –en mi caso personal- un proceso que aún no ha terminado y que cada día es más apasionante.

Mi trasfondo es de físico básico, experimental, que es de lo físico lo más cercano a la ingeniería. Yo siempre digo que estoy en la interfase, entre la ingeniería y la física; entre la universidad y la empresa; entre la docencia y la investigación…De alguna manera yo me siento cómodo en ese ámbito intermedio».

PANELES SOLARES

Así pues, nos unieron nuestros orígenes rurales y nuestras ideas ecologistas, en este caso relativas a las energías renovables, especialmente la solar. Mantuvimos un contacto intermitente hasta que me mudé a una vivienda que me daba la posibilidad de cumplir un viejo sueño sobre el que en tiempos habíamos hablado los dos: instalar paneles solares, que por entonces se destinaban más a calentar agua que a producir electricidad.

Y como Valeriano fue también padre del programa Prosol, mediante el cual la Junta de Andalucía incentivaba la instalación de energías renovables, le llamé y le dije que ya se daban las condiciones objetivas para, por fin, enchufarme siquiera indirectamente al sol. Él vino a mi vivienda para inspeccionarla y aconsejarme tanto sobre la instalación más idónea como sobre el técnico más competente para el montaje. Casi un cuarto de siglo después los paneles recomendados por el catedrático siguen funcionando como el primer día y evitando la emisión de gases de efecto invernadero.

Valeriano aprovechó para invitarme a su vivienda en Mairena del Aljarafe. Como en el poema de Quevedo «érase un hombre a una nariz pegado», la de Valeriano me pareció una casa pegada a paneles solares, que se extendían por cualquier sitio donde había sido posible colocarlos, en tejado y azotea. Para Valeriano, la instalación fotovoltaica de su vivienda era su mejor instrumento propagandístico, tanto frente a los negacionistas y escépticos sobre las posibilidades de la energía solar, como para convencer a los indecisos que dudaban sobre si era rentable generar la propia energía.

ALCALDE Y PRESIDENTE DE UNA PATRONAL

A Valeriano, que era un científico enamorado del sol y de sus posibilidades -como demostró al ser uno de los artífices del sistema bioclimático de la Expo-92 y uno de los padres de la energía termosolar- se le podía haber preguntado aquello de ¿qué hace una persona como tú en un sitio como éste?.

¿Qué hizo en un sitio como el Ayuntamiento de Mairena, que presidió como alcalde? La verdad es que no hablamos mucho sobre el porqué y el cómo de aquella etapa de su vida. No era un político, ni aspiraba a hacer carrera política. Creo, simplemente, que recurrieron a él más por su prestigio que por su ideología y que no supo negarse, pensando además en que podría ayudar con su tiempo y sus conocimientos a su municipio adoptivo. Estuvo de alcalde entre 1987 y 1991, es decir hasta el año anterior a la inauguración de la Exposición Universal. Y justo en el término de Mairena se construyó durante su mandato Ciudad Expo, para albergar a los comisarios y directivos de los países participantes.

Valeriano, ante el Ayuntamiento de Mairena del Aljarafe, municipio del que fue alcalde e hijo adoptivo

¿Y cómo acabó un científico como Valeriano no sólo de alcalde, sino también de presidente fundador de una patronal, Protermosolar, que agrupó a las empresas del sector termosolar? Pues yo creo que por lo mismo que en el Ayuntamiento de Mairena del Aljarafe: por su enorme prestigio en un campo en que era uno de los máximos expertos. En un sector en el que estaban entonces presentes grandes multinacionales como Abengoa, ACS, Acciona, Iberdrola, Sener….y teniendo al frente a figuras como Felipe Benjumea, Florentino Pérez, José Manuel Entrecanales, Ignacio Sánchez Galán…que no estaban dispuestos a admitir el liderazgo de sus rivales directos Valeriano emergió como una figura de consenso, capaz de armonizar los intereses de todos y de lanzar la asociación como su primer presidente, tal como reconoce la entidad en la semblanza que le ha dedicado:

https://www.protermosolar.com/protermosolar-desea-hacer-publico-su-reconocimiento-a-la-labor-desarrollada-por-el-prof-valeriano-ruiz-recientemente-fallecido-en-el-campo-de-la-electricidad-termosolar/

Valeriano me llamó para que le echara una mano en las tareas de difundir las excelencias de la energía termosolar y la labor de la asociación. Desgraciadamente, a pesar de que acuñó aquella brillante frase de que «España también es campeona del mundo termosolar (medio centenar de centrales así lo acreditan) y no sólo de fútbol», ni el Gobierno de Rajoy, ni la clase política, ni la sociedad española y ni siquiera algunas empresas de la propia Protermosolar (como Iberdrola, con Sánchez Galán, que acabaron expulsados por torpedearla desde dentro) valoraron el liderazgo tecnológico mundial de España (algo insólito en el país del «que inventen ellos») en este campo gracias a pioneros como él.

A las energías renovables se las culpaba, especialmente por cierta prensa de Madrid más amarilla que salmón, del déficit de tarifa eléctrico, y entre ellas a la termosolar más que a ninguna otra, de modo que todo eran presiones sobre el Gobierno del PP para que le metiera las tijeras y le recortara las primas firmadas, sin tener en cuenta que se trataba de una nueva tecnología aún en «curva de aprendizaje» y en proceso de maduración, que se iría abaratando con el tiempo y cuyos avances tecnológicos «made in Spain» acabarían revirtiendo en nuestro país.

Dentro de la asociación, el caso de la sevillana Abengoa, la más cercana geográfica e históricamente a Valeriano Ruiz, era paradigmático, por su pasividad. Había inaugurado en febrero de 2007 la PS10 en Sanlúcar la Mayor, primera central termosolar en explotación comercial del mundo, y era líder mundial en esta tecnología, condición que le había merecido elogios de Barack Obama, presidente de EE UU, país donde estaba construyendo las mayores centrales en su género.

Complejo termosolar de Abengoa en Sanlúcar la Mayor

Sin embargo, este liderazgo termosolar mundial de Abengoa  -y por extensión de otras compañías nacionales que dominaban esta tecnología de vanguardia que permitirá en el futuro abastecerse de la inagotable energía del sol y acabar con la dependencia de las contaminantes energías de origen fósil, causantes del cambio climático- no era percibido en toda su magnitud, ni siquiera en su territorio natural de Sevilla y Andalucía.

Así, pese a su carácter pionero y a la variedad de sistemas que desarrollaba en su complejo de Sanlúcar la Mayor, la imagen de modernidad termosolar había sido copada en los medios de comunicación por la central Gemasolar, construida por la vasca Sener en Fuentes de Andalucía.

Ni Abengoa ni sus homólogas en el desarrollo de la energía termosolar fueron capaces, con una política de comunicación activa desde el principio y no reactiva, de frenar la campaña de desprestigio de esta energía renovable promovida por las grandes eléctricas tradicionales. Mensajes contra la denominada ‘Triple A’ (Abengoa, Acciona, ACS) y acusaciones de ser las causantes del déficit de tarifa y de las subidas del recibo de la luz calaron en la mente de unos consumidores así mediatizados.

No supieron ni quisieron contrarrestarla transmitiéndoles a diario la importancia de esta tecnología de vanguardia y el ahorro y la riqueza que generaban para España, pese a que aún le faltan años para alcanzar la madurez mediante una curva de aprendizaje que, con generosas subvenciones incluso en la actualidad (baste recordar los denominados ‘beneficios caídos del cielo’), sí han tenido los sistemas tradicionales de producción como el carbón,  mucho más caro y contaminante que el importado y que está condenado por la estrategia 20-20-20 de la Unión Europea, frente a la energía limpia y de desarrollo nacional que representaba y representa la termosolar.

Ese contraste con el sector del carbón y su capacidad de movilización política, sindical, económica y social demostró las consecuencias que para el sector termosolar español en general, y para Abengoa en particular, tuvo su incapacidad de comunicar a la opinión pública la trascendencia de su actividad, las inversiones que había realizado en la España menos desarrollada (la mitad meridional) y el empleo que había creado con la construcción hasta entonces de 45 centrales (más seis en ejecución).

Manifestaciones en favor del carbón

De haber concienciado con una política comunicativa mucho más activa a las opiniones públicas de las regiones con centrales de este tipo (Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha,  Murcia, Valencia y Cataluña, cuyos diputados tenían conjuntamente hasta mayoría en el Congreso) y propiciado, por ejemplo, la constitución de una Red de Municipios, provincias y comunidades termosolares, el sector habría contado con una capacidad de influencia y de movilización muy superior al de las regiones hulleras del Norte, e incluso con un ‘lobby’ parlamentario termosolar con capacidad de bloqueo de cualquier iniciativa en su contra.

Se había visto a UGT y CCOO movilizarse en defensa del carbón, pero ¿acaso lo han hecho alguna vez a favor de la termosolar que lideraba Abengoa? Cabe preguntarse por qué.

Abengoa y sus homólogas desperdiciaron hasta las mejores ocasiones para invertir en su favor y a favor de la tecnología termosolar a la manipulada, por las grandes compañías eléctricas,  opinión pública. En pleno debate sobre el cierre de la central nuclear de Garoña (cuyo desmantelamiento se ha anunciado en el BOE del 16 de marzo de 2021), ninguna de las compañías termosolares contrarrestó la campaña pronuclear de Iberdrola/Endesa con el irrefutable dato de que sólo con 22 centrales termosolares de las ya existentes por entonces se suplía la energía que dejaba de producir Garoña. Un hito histórico éste del sol sustituyendo al átomo por primera vez en el planeta y del que pocos se percataron, ni en España ni en el extranjero, por el silencio acomplejado del sector.

Central nuclear de Garoña

Este bajo perfil comunicativo que tenía maniatados a Protermosolar y a Valeriano dejó al Gobierno libre de presiones sociales y mediáticas a la hora de aplicar continuos recortes a la retribución a las termosolares, en base a las cuales se articuló el programa termosolar español y se captaron las inversiones internacionales para el sector. El quebrantamiento de la seguridad jurídica en España a costa de la termosolar fue digno de un país tercermundista.

Valeriano, que no era un político ni estaba para la guerra de despachos, acabó hastiado de la miopía de nuestros gobernantes y de la pasividad y falta de compromiso de empresas del sector y dejó el cargo.

La última aventura en la que modestamente le ayudé fue la creación, hace ahora tres años, de El Consultorio de la Energía, motivado porque estaba harto de oír lo del «impuesto al sol» supuestamente imperante en España y que espantaba a los particulares a la hora de invertir en la autogeneración eléctrica. El objetivo del Consultorio era combatir los bulos sobre la energía y asesorar a los interesados mediante el concurso de los mejores especialistas en cada aspecto de las renovables.

Valeriano Ruiz, ante la imagen de uno de sus inventos, una instalación termosolar de geometría variable que incrementaba el rendimiento en un 30%

«En España -podía leerse en la presentación del proyecto- no existe ningún impuesto al sol, pese a la extendida falsa leyenda al respecto, por lo que es legal y técnicamente posible instalar paneles fotovoltaicos en las viviendas para producir electricidad con la que independizarse hasta cierto punto de las compañías eléctricas y rentabilizarlos en un plazo de cinco años si se utiliza toda la electricidad generada; si no fuera así el plazo de amortización sería un poco mayor pero inferior a 10 años».

En sus últimos años de vida Valeriano intentó salvar de los restos del naufragio provocado por la crisis financiera de 2008 y el abandono de la I+D+i por parte de la Junta de Andalucía algunos proyectos, instalaciones y entidades ligados a las energías renovables. En esa tarea se consumieron las menguadas fuerzas que le dejó la enfermedad, hasta que emprendió su definitivo viaje para fundirse con el sol y con la eternidad.

Su legado, no obstante, perdurará para siempre entre nosotros, en cada uno de esos watios de energía verde y limpia que, capturando los rayos del astro rey, generan todas y cada una de las centrales termosolares que ayudó a construir con sus investigaciones y con su impulso desde Protermosolar.

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