El volumen de los establecimientos podrá aumentar hasta en un 20%
Reza el adagio que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, en este caso con el mismo ladrillo, y máxime si se trata de políticos. Y es que el Gobierno de la Junta de Andalucía, que preside Juanma Moreno (PP), va a emular parcialmente lo sucedido en Sevilla con las moles universitarias construidas en la avenida de La Palmera gracias al PGOU de Monteseirín y concederá una prima de edificabilidad a los hoteles de toda la región con la coartada de la modernización post Covid.
Como hemos visto en numerosos informes publicados sobre el tema, el PGOU de Monteseirín contenía artículos-coladero que con el pretexto de mejorar los equipamientos de Sevilla otorgaban una prima de edificabilidad del 80% sobre la existente en condiciones normales siempre que en una parcela residencial se construyera una residencia universitaria, una clínica, un tanatorio o cualquier otro inmueble que se considerara como una dotación para la ciudad.
El resultado ha sido la construcción de al menos una docena de enormes residencias universitarias, incluso con tantas plazas como las del hotel Al-Andalus, y tres de ellas directamente en la avenida de La Palmera, cuya imagen ha quedado desfigurada pese a tratarse de una de las vías más emblemáticas de Sevilla.
Para frenar la enorme especulación desatada y evitar una mayor destrucción de esta avenida y de su entorno, como la calle Tramontana y la barriada Elcano, el Ayuntamiento presidido por Espadas, forzado por una escandalizada opinión pública, no ha tenido más remedio que decretar una moratoria de un año en la concesión de licencias para este tipo de proyectos y anunciar la modificación del PGOU de Monteseirín para suprimir los artículos que han permitido llegar a esta situación.
Pese a lo acaecido a pocos metros de la sede de la Presidencia de la Junta, en el palacio de San Telmo, el Gobierno de Juanma Moreno (PP) va a emular el PGOU de Monteseirín con una medida similar aunque en un grado menor pero de efectos que se adivinan también considerables: ha aprobado un decreto-ley por el que regalará una prima de edificabilidad de entre el 15% y el 20% a todas las empresas hoteleras de la región.
La medida se presenta como un incentivo para la renovación y modernización de los hoteles, a fin de contribuir “a la recuperación económica de un sector de la actividad productiva estratégico para la comunidad autónoma”.
Según ha trascendido, la prima de edificabilidad al modo del PGOU de Monteseirín la ha impulsado la consejera de Fomento, Marifrán Carazo, de acuerdo con el de Turismo, Juan Marín, y en atención a una demanda del ‘lobby’ hotelero, más en concreto de la Asociación de Empresarios Hoteleros de la Costa del Sol (Aehcos).
Como en la fábula del escorpión y la rana, el PP no puede evitar que le aflore su naturaleza desarrollista, asociada desde siempre al ladrillo y los pelotazos inmobiliarios. Y resulta que éste es el PP con el que se apresta a pactar otras medidas aún más desarrollistas el nuevo/viejo PSOE de Juan Espadas, el mismo que como alcalde de Sevilla ha tardado varios años y más de doce moles universitarias autorizadas por él mismo en percatarse de las nefastas consecuencias de las primas de edificabilidad del PGOU de Monteseirín. ¿Qué va a decir ahora el nuevo/viejo PSOE de Espadas, alcalde a tiempo parcial de Sevilla, del decreto-ley sobre prima de edificabilidad hotelera/ladrillera de Juanma Moreno? ¿Hará también la vista gorda, como la hizo con el PGOU de Monteseirín?
Afirma el Gobierno desarrollista de Juanma Moreno que pretende mejorar la calidad de los establecimientos turísticos en suelo urbano permitiendo que incrementen su edificabilidad en un 15% e incluso en un 20% si ésta se corresponde con un aumento de categoría, es decir al menos una estrella más.
¿Y qué tiene que ver la mejora de la calidad de un hotel con permitirle una volumetría mayor, de hasta un 20%? Yo creía que la mejora de la calidad tenía que ver con la modernización de las instalaciones, nuevas dotaciones y servicios, la digitalización, la formación de su personal para que, por ejemplo, conozca idiomas y aspectos similares, pero resulta que, según la doctrina de la Junta (PP+Ciudadanos), para que un hotel andaluz sea mejor y tenga más estrellas la condición “sine qua non” es que le añadan hasta un 20% más de ladrillos.
Traduzcamos: con un 20% más de edificabilidad no es que los hoteles serán mejores, sino que el ‘lobby’ hotelero podrá construir más habitaciones, y más habitaciones podrán significar más clientes, y más clientes, más facturación, y más facturación mayores beneficios, todo gracias a esta concesión graciable de Juanma Moreno, que, otra casualidad, es de Málaga, donde ha cursado tal petición la patronal hotelera costasoleña.
Pero, claro, a más edificabilidad, a más ladrillo, mayor impacto en el paisaje y en el patrimonio, pero ¿qué sería de nosotros, pobres andaluces y españoles, sin Su Majestad el Ladrillo?
Por eso, cuando se conmemoró un aniversario de la Unión Europea y se organizó en Bruselas una exposición en que había que simbolizar a cada país miembro con un elemento característico que lo identificara, a España la representaron unos artistas un tanto irreverentes con hormigoneras, montones de ladrillos y otros elementos del mundo de la construcción, ya que no en vano aquí se construían más viviendas en un año que en el Reino Unido, Francia y Alemania juntos.
La prima de edificabilidad hotelera de hasta el 20% de Juanma Moreno es en realidad un impulso a la especulación y a la mayor adulteración del paisaje urbano y costero, un regalo injustificado e injustificable que no se ha hecho a ningún otro sector en Andalucía, pese a que todos han sufrido los efectos económicos de la pandemia.
Ya que hemos comprobado los perniciosos efectos de primas de edificabilidad de este tipo en la avenida de La Palmera merced al PGOU de Monteseirín, tomemos como ejemplo posible de las consecuencias del decreto-ley de Juanma Moreno el hotel Villa de la Palmera, situado en esa misma vía pública y con una categoría, si no estoy equivocado, de cuatro estrellas superior.
Este hotel fue comprado en 2017 a la familia Porres por el conocido promotor marbellí Tomás Olivo, propietario, entre otros, del centro comercial La Cañada.
Dado que este establecimiento es uno de los preferidos de la realeza, arostócratas, VIPS y ultrarricos para alojarse en Sevilla, con el decreto-ley de la Junta en la mano nada le impediría al avispado promotor inmobiliario dueño del mismo ponerle una estrella más y así ganarse el derecho a construir un nuevo ala al palacete, a costa naturalmente de parte de los jardines, como han hecho en su práctica totalidad las moles universitarias gracias en su caso al PGOU de Monteseirín.
He simulado el posible efecto del decreto-ley de Juanma Moreno en este hotel de la avenida de La Palmera, de tamaño reducido:
Pero ¿y si ese 20% de edificabilidad extra se aplica en el hotel Al-Andalus, sito a escasa distancia, en la prolongación de la avenida de La Palmera, y que cuando se construyó ya era el tercero más grande de España? ¿Cuál sería el impacto visual en esta vía, junto al estadio del Betis, de incrementar en un 20% el tamaño de un hotel que parece ya El Escorial al final de la avenida? ¿Y si además se aplica ese 20% al futuro hotel proyectado entre el edificio Columbus y la Casa Rosa? ¿Hasta qué nivel se irá llenando de ladrillo y más ladrillo la avenida?
Y ahora, imaginemos el efecto de este decreto-ley de Juanma Moreno de incrementar en un 15% o un 20% el volumen de los miles de hoteles repartidos por las ciudades y el litoral de Andalucía? ¿Esta es la modernización, sin importar los efectos paisajísticos, de la economía andaluza que preconiza el Gobierno del PP? ¿La multiplicación del ladrillo por la multiplicación y para mayores beneficios de la patronal hotelera y sin tener en cuenta el medio ambiente ni la sostenibilidad?
A este paso, emulando aquella exposición europea, el símbolo de Andalucía no será Hércules entre leones, sino entre hormigoneras.
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