La Junta y el Ayuntamiento negocian la recalificación del suelo para poder construir encima
El jardinero mayor de la Muestra Universal propugnó su conversión en el mayor jardín de plantas acuáticas del mundo
La Casa de los Nenúfares gigantes de Kew, en Londres, atrae cada año miles de visitantes
El atractivo turístico más importante de Burdeos es el Espejo del Agua, un estanque de sólo 2 centímetros de profundidad
En el año 2018 se anunció el proyecto Cartuja Qanat, con un presupuesto de 5 millones de euros y que basándose en muchas de las investigaciones y aplicaciones prácticas que se hicieron para la Expo-92 (véase al respecto mi artículo de entonces ‘Plagiando a la Expo-92‘) consistía en crear un nuevo microclima en la avenida Marie Curie de la isla de la Cartuja para combatir el cambio climático.
En síntesis, se proyectó extraer por las noches agua del subsuelo, almacenarla en una acequia (rebautizada con el antiguo nombre árabe qanat) bajo la superficie, inyectarle el aire exterior a mayor temperatura para que éste se enfriara en contacto con el líquido elemento y, una vez enfriado, expulsarlo a la atmósfera durante el día para que refrigerara el ambiente.
Si lo piensan bien, en la Cartuja ya existe desde hace más de 30 años una gran acequia (qanat), que podría desempeñar esa función de almacén de agua para climatizar la avenida Marie Curie o cualquier otra de la isla: el canal de los Descubrimientos, que conectaba durante la Muestra el denominado lago de España (en torno al cual se articuló finalizado el gran evento el parque temático, ahora conocido como Isla Mágica) con la dársena del Guadalquivir a través de una cascada y una esclusa para salvar el desnivel de 3,8 metros existente entre el lago y el canal y el río. Ese canal, o más bien lo que queda del mismo, debe de medir, tomando como referencia Google Earth, unos 677 metros de longitud por unos 30 de anchura y ocupar unos 20.310 m2 de superficie.
Imagen de la Expo-92, con el lago y el canal a la izquierda, y abajo, detalle del canal y de cuando los catamaranes navegaban sobre sus aguas en la Muestra Universal
En vez de mantener el canal de los Descubrimientos como, por ajustarnos a la nueva nomenclatura para aparentar que se estaba creando algo diferente al microclima de la Exposición, un qanat lleno de agua que elimine la visión de dureza del cemento y el ladrillo con que han ido colmatando la isla que cada vez se parece menos al diseño ganador de Emilio Ambasz sobre cómo debía ser la Muestra Universal, una Venecia a la sevillana llena de lagos interiores que refrescaran el ambiente por la función mitigadora del calor que ejercería el agua……
El diseño ganador, del arquitecto argentino Ambasz, sobre cómo debía ser la Expo-92
….las Administraciones Públicas se han dedicado durante los años post-Expo a vaciar el canal y a dejarlo abandonado a su suerte, de manera que se llene de residuos y de maleza y se creen las condiciones de rechazo social a la «lamentable imagen de suciedad» que presenta para así justificar su eliminación y su conversión en «otra cosa»,
El vaciado canal, lleno de maleza (bajo estas líneas), entre el pabellón del Futuro (derecha en la imagen superior) y la maqueta del cohete Ariane (izquierda, en la misma foto)
un aparcamiento (idea inicial) o un edificio que ocupe otro trozo del espacio ahora libre de lo que primero iba a ser una Expo azul (la de Emilio Ambasz), y luego más o menos verde (la fusión del proyecto de Ambasz con el de Fernández Ordóñez), con una proporción 60 (zonas verdes) / 40 (zonas construidas)……
Propuesta de José Antonio Fernández Ordóñez para la Expo, finalista en el concurso
El proyecto definitivo de Exposición Universal 1992 en la isla de la Cartuja
…,.y ahora cada vez más gris cementera, con proyectos como los de levantar tres rascacielos más a imagen y semejanza de la torre Pelli en la banda Oeste
y el de cargarse definitivamente el canal de los Descubrimientos para, probablemente, erigir una cortina de cemento paralela al antiguo pabellón del Futuro.
Mi compañero Roberto Arrocha publicó hace unos días en ABC que los señores del dinero en la Junta de Andalucía ( los de la Consejería de Economía, Hacienda y Fondos Europeos), que sólo tienen una visión crematística de las cosas, están negociando con el Ayuntamiento de José Luis Sanz, el alcalde que prometió desde un Anillo Verde hasta la siembra de miles y miles de árboles para combatir el cambio climático, la recalificación (palabra que es el altar en el que, en honor del dios Ladrillo, se inmolan todas las buenas intenciones y promesas en Sevilla) del suelo que ocupa el canal de los Descubrimientos para que, ya sin obstáculo normativo alguno, alguien pueda comprarlo, engordar las arcas del Gobierno de Juanma Moreno y dar su particular pelotazo (28.200 m2 de edificabilidad) levantando allí otra mole con la coartada del I+D+i.
La materialización de esta recalificación, otra más y primera que habría que apuntar en el historial de José Luis Sanz como alcalde, sería la demostración del extremo contrasentido de gastarse 5 millones de euros en el proyecto Qanat de crear un estanque para que al contacto con el agua el aire de los alrededores se enfríe mientras se ciega el ya existente (el canal de los Descubrimientos) para construir encima otro edificio como los de la avenida de la Palmera sobre los jardines de las antiguas casas señoriales de la Exposición del 29 y recalentar aún más el ambiente, justo lo contrario de lo que se pretendió con el microclima de la Expo-92.
No haría falta, pues, buscar otras funciones añadidas a esa paisajística, en medio del cemento de la isla, y microclimática que cumpliría el canal de los Descubrimiento una vez vuelto a llenar de agua y con sus orillas restauradas, aunque no han faltado ideas en estos años para devolverle algo de vida, por nostalgia de lo que fue y ha dejado de ser gracias a la dejadez de los políticos, en especial la Junta de Andalucía, su propietaria. Y luego se escandaliza ésta por el estado de abandono en que estaba sumido el parque de las maquetas Andalucía de los Niños, cuando ella hace lo propio con el canal. En fin, la bíblica historia del que ve la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio.
En el año 2018, al tiempo que se lanzó el proyecto Cartuja Qanat, un equipo de la Universidad de Sevilla ganó con ‘Línea Viva’ el concurso de ideas de la Cátedra Metropol-Parasol. La propuesta consistía en poner en valor el cauce seco del canal de los Descubrimientos mediante su conversión en viveros de claveles visitables por el gran público y la creación a su alrededor de una oferta paralela de ocio compuesta, entre otros, por talleres lúdicos para niños, tiendas y kioscos.
En mi opinión haría falta un proyecto mucho más ambicioso y con potencial transformador que sirviera de foco de atracción para la isla de la Cartuja. ¿No se habla de diversificar la oferta turística y cultural de la ciudad y de llevar visitantes mucho más allá del circuito habitual del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, o sea la Catedral, el Alcázar y el Archivo de Indias?
Se trataría de rescatar una idea de mi amigo Alberto García Camarasa, jardinero mayor que fue de la Expo, cuidador de las pérgolas hasta donde sus fuerzas y la burocracia se lo permitieron y artífice del parque José Celestino Mutis en el barrio de la Oliva, cuya asociación de amigos de los jardines le rindió un merecídísimo homenaje dando su nombre a un pequeño espacio anexo con juegos infantiles antes de su fallecimiento.
Alberto García Camarasa, jardinero mayor de la Expo, en una de sus últimas imágenes
Alberto propugnó la conversión del canal de los Descubrimientos en el mayor jardín de plantas acuáticas del mundo. ¿No decía el alcalde Sanz durante su larga precampaña electoral que Sevilla había dejado de pensar a lo grande, que es justo lo que se hizo para y durante la Expo-92, pensar a lo grande? La diferencia entre pensar a lo grande, como antaño, y a lo pequeñito, como ahora, se plasma perfectamente en el canal de los Descubrimientos: de poder ser el mayor jardín de plantas acuáticas del mundo a rellenarlo de cemento para erigir un aparcamiento u otro inmueble de hormigón y vidrio que necesite la tira de kilovatios para su climatización.
¿Imaginan el potencial y la belleza del canal lleno de flores de nenúfares, saggitarias, lotos, catas, aros, alcatraces, lirios acuáticos, pontederias, ranúnculos, jacintos….?
La estrella de un proyecto de esta naturaleza dentro de tal jardín de plantas acuáticas podría ser la Casa de los Nenúfares, al modo de la existente en los Jardines londinenses de Kew, que albergan 50.000 especies de plantas. ¿Saben cuántos visitantes acuden de media al año a esos jardines? Pues 1.350.000. Visitemos también nosotros la Casa de la mano del gran naturalista británico David Attenborough a través de este vídeo de Youtube:
La Casa de los Nenúfares de los jardines de Kew, el modelo a imitar en este caso, es un invernadero de estilo victoriano que se construyó en 1852 con el único fin de acoger una especie única, aunque hoy alberga también de otro tipo (desde carnívoras en macetas colgantes hasta trepadoras): el nenúfar gigante del Amazonas (Victoria amazonica).
Nenúfares gigantes en los jardines londinenses de Kew
Sus grandes hojas circulares flotantes pueden medir hasta un metro de diámetro y soportar hasta 40 kilogramos de peso.
La hija del conservador de los jardines de Kew, sobre una hoja del nenúfar gigante del Amazonas en una foto tomada en el año 1923
Esta fantástica planta tiene otras singularidades. Su flor, de cerca de medio metro de diámetro, se abre al anochecer con un color blanco y siendo de género femenino, y no se cierra hasta el amanecer. A la segunda noche la flor se torna de color rosa y de género masculino, antes de marchitarse.
La flor tornada en masculina del nenúfar gigante del Amazonas
El jardinero cuidador de los nenúfares gigantes de Kew y descubridor a su vez, en 2006, de una nueva especie, denominada Victoria boliviana, es el asturiano Carlos Magdalena, conocido como el ‘Mesías de las plantas’, por las que ha salvado de la extinción.
Carlos Magdalena, rodeado de nenúfares del Amazonas en Kew
Este español fue clave para que se llegara a un acuerdo entre el los jardines de Kew y el que la Fundación Sales tiene en Vigo (ya ven que la ciudad gallega es algo más que su alumbrado de Navidad) mediante el cual aquél donó en el año 2013 una planta de nenúfar gigante a éste. La planta se aclimató y se convirtió en la acuática más grande de España. En Vigo, la floración se puede producir entre mediados de agosto y mediados de septiembre, época que en Sevilla sería plena temporada turística.
Mientras en Sevilla se piensa en cómo darle la puntilla al canal de la Expo, en Vigo la Fundación Sales tiene dos proyectos singulares, apoyados por los jardines de Kew y que van en línea con el sueño que para nuestra ciudad tuvo Alberto García Camarasa: construir un hábitat permanente para el nenúfar amazónico y otras plantas exóticas acuáticas, y un gran invernadero de 2.500 m2 (la décima parte de la superficie del canal de los Descubrimientos) y 12 metros de altura, que se elevaría como un espectacular espacio acristalado de formas circulares y se convertiría en un nuevo símbolo de Vigo.
Como alternativa o complemento a esta idea, una parte del canal de los Descubrimientos podría convertirse en el equivalente al ‘Espejo del Agua’ de Burdeos. Durante el tiempo que estuve en esta preciosa ciudad francesa no hubo día en que, al igual que millares de bordeleses y turistas, no acudiera a disfrutar como un niño, empapándome la ropa, de este singular y aparentemente simple atractivo situado entre el Palacio de la Bolsa y el río Garona.
Burdeos concibió en torno al año 2000 un ambicioso plan de regeneración de un frente de unos 4 kilómetros de longitud paralelo al río Garona, hasta entonces ocupado por muelles y almacenes portuarios.
El arquitecto Jean-Max Llorca y el paisajista Michel Corajoud concibieron el proyecto de convertir un espacio de 3.450 m2 delante del Palacio de la Bolsa en un falso estanque de tan sólo, cuando se llena de agua, ¡dos centímetros de profundidad!
El ‘Espejo del agua’, lleno de gente disfrutando de las pulverizaciones micronizadas
En el subsuelo (en la isla de la Cartuja ya está excavado el canal, por lo que el trabajo más importante ya está hecho), un sistema de bombas funciona mediante un programa informático y unas electroválvulas que cíclicamente van llenando el estanque de agua, a partir de unas reservas de 800 m3, a lo largo de unos 15 minutos. Durante otros cinco, la lámina de agua, de 2 centímetros de profundidad, permanece quieta. Luego, a lo largo de otros cinco minutos se activan, mediante 900 inyectores, diversos juegos de agua como chorros de líquido pulverizado y neblinas que pueden alcanzar los dos metros de altura. Tras los juegos de agua, que hacen las delicias de niños y mayores, como por arte de magia el líquido se «pierde» por unas mínimas hendiduras que se abren bajo los pies de los «bañistas» y el estanque se vacía. El ciclo vuelve a empezar de nuevo, y así habitualmente desde las 10 de la mañana hasta las 10 de la noche.
Disfruten del espectáculo acuático con este vídeo:
Reflexionen sobre la paradoja de que mientras en Burdeos han montado todo un sistema para crear un estanque de tan sólo dos centímetros de profundidad en el que refrescarse y disfrutar con chorros de agua micronizada y neblinas, en Sevilla mantenemos vacío y convertido en un vertedero un estanque de más de medio kilómetro de largo por 30 metros de ancho que ahora se pretende, ¡en la ciudad del calor y en pleno cambio climático!, liquidar para poder construir sobre el mismo.
Un proyecto de revitalización del canal que emule la Casa de los Nenúfares y/o el Espejo del Agua sí tendría un atractivo suficiente para captar visitantes en la isla de la Cartuja que a su vez alimenten los negocios que se instalaran a sus orillas, como los que bajo las singulares pérgolas y entre árboles y plantas prosperaron durante la Expo-92: restauración, tiendas…. y venta de recuerdos tanto «in situ» como a través de Internet, como prueba lo que venden (merchandising) los jardines de Kew con las hojas del nenúfar gigante amazónico como reclamo principal:
La conversión del canal de los Descubrimientos en el mayor jardín de plantas acuáticas del mundo o/y en otro ‘Espejo del Agua’ debería enmarcarse en un proyecto aún más ambicioso, cual sería la plena recuperación de los Jardines del Guadalquivir, el Jardín Americano y el Umbráculo de la Expo-92 para conformar un particular ‘Kew Garden’ en la isla de la Cartuja bajo la gestión de una sección especial del Servicio de Parques y Jardines, al modo de la creada para los Jardines Históricos de la ciudad.
Pero como las Administraciones Públicas, empezando por la Junta de Andalucía, han demostrado su miopía y su incapacidad -en su afán de hacer caja como sea con el canal abandonado a su suerte y dejando vía libre a okupas y vándalos-, habrá que pensar en una propuesta alternativa del tipo colaboración público-privada, esa de la que tanto gusta alardear a los gobiernos del PP.
Qué mejor colaboración público-privada que ceder el canal y su entorno para su gestión y explotación comercial, a cambio de la ejecución de un proyecto como el/los especificado(s), a la Fundación de la Cámara de Comercio de Sevilla, entidad que ha empezado a demostrar su sensibilidad con el patrimonio vegetal con la donación del ficus de la Encarnación que ha sustituido al que hubo que talar tras desgajarse parte de su gran tronco por causa de las chapuzas durante la ejecución del proyecto de las Setas durante el mandato de Monteseirín.
El presidente de la Cámara de Comercio, Francisco Herrero, plantando el nuevo ficus en la Encarnación en presencia del alcalde, José Luis Sanz
Como es sabido, la Cámara de Comercio es una de las entidades que gestiona, a tan sólo 380 metros de distancia del canal de los Descubrimientos, el Cartuja Center CITE, en el que se ofrecen espectáculos de los más diversos géneros y modalidades artísticas como teatro, danza, conciertos, ópera, flamenco, musicales…..
No olvidemos que el ‘Espejo del Agua’ de Burdeos puede ser vaciado de forma casi instantánea para ofrecer conciertos y otro tipo de espectáculos al aire libre, oferta que podría complementar en verano a la del Cartuja Center CITE, al tiempo que se podrían comercializar paquetes conjuntos que incluyeran también visitas al jardín acuático, de pago, obviamente, como en Kew.
Turistas visitando la Casa de los Nenúfares en los jardines londinenses de Kew
La fórmula administrativa podría ser la concesión del canal y de sus orillas por parte de su dueña, la Junta de Andalucía, a la Cámara de Comercio y/o su Fundación a cambio del pago de un módico o simbólico pago de un canon anual, al modo de lo hecho con el parque temático Isla Mágica, cuya empresa gestora dudo mucho que lo haya satisfecho en tiempo y forma, ya que ha acumulado pérdidas por valor de 34 millones de euros en dieciséis años y sólo ha obtenido beneficios en el ejercicio correspondiente al año 2022.
De esta forma la Junta se libraría del «muerto» del canal que tanto parece pesarle, se conservaría un legado patrimonial de la Expo-92 que forma parte de la memoria de varias generaciones de sevillanos y de la historia reciente de la ciudad, y se podría acometer un proyecto de revitalización que paliara de paso los efectos del cambio climático en línea con el espíritu del microclima de la Muestra Universal en vez de agravarlos vertiendo allí miles de toneladas de hormigón para erigir otra mole que colmate aún más la isla de la Cartuja.
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