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Cruceros

Barcelona recibió el pasado fin de semana 64.000 turistas de cruceros, que se gastaron allí 6 millones de euros. Tal ingente cantidad de cruceristas son cuatro veces más que todos los recibidos en Sevilla en 2012, lo cual indica que hay un crucerismo de Champions League, como habría dicho Zapatero, y otro de andar por casa. Y si se compara el número total de cruceristas arribados a la ciudad catalana el pasado año con los nuestros, la diferencia es de 154 a 1. El éxito barcelonés, merecedor de un estudio de la OMT  para ponerlo como modelo a los países emergentes en turismo, se atribuye en la capital catalana al trabajo conjunto de su Autoridad Portuaria y de los empresarios agrupados en el consorcio Barcelona Turisme y a haber sabido captar el mayor mercado emisor, el de EE UU. Y es que mientras los catalanes instan a los americanos a disfrutar de la vida y de Gaudí en Barcelona, cuando Goro Serrano va a Nueva York lo único que se le ocurre es invitarlos a pegarse una pechada de correr en la maratón de Sevilla. Y ya se sabe qué decía Rogelio sobre eso de correr.

 

El dragado como excusa

Zoido, tras haber pactado la operación con Hacienda, espera la aprobación de la UE para que a partir de julio la ciudad cuente con una Zona Franca (ZF) similar a las de Barcelona, Cádiz, Vigo y Canarias. Se instalaría en un área de 720.000 m2 del dominio portuario y, según sus previsiones, movería 1,73 millones de toneladas de mercancías/año y generaría 1.115 millones de euros.

La iniciativa ha sido calificada por el Consistorio como “un revulsivo económico” para el  empleo, y se enmarcaría en las propuestas del PP para el Pacto por Sevilla, que vincula la supuesta creación de 20.000 puestos de trabajo al dragado del río, ya que habría  más de 50 grandes empresas interesadas en instalarse en la futurible ZF.

A priori la iniciativa es interesante, pero no se debe caer en el triunfalismo, ya que la realidad suele desinflar el exceso de expectativas. Se dice que más de cincuenta grandes empresas se asentarían en la ZF, pero aparte de preguntarnos qué grandes compañías nos quedan en Sevilla (plantilla superior a los 500 trabajadores y/o facturación superior a 1.000 millones), de momento el Ayuntamiento sólo es capaz de citar dos interesadas, Renault y Airbus, ya instaladas en la ciudad. Por tanto, también habría que analizar si se captarán realmente nuevas empresas o habrá reubicación de existentes. Incluso la ZF podría ser considerada una unificación de los doce recintos con algún tipo de exención fiscal que ya hay  en el puerto.

Dolores Alvarado publicó un análisis comparativo de las cinco ZF de nuestro país (Barcelona, 1916; Cádiz, 1929; Vigo, 1947; Canarias, doble, en 1998) que revela que aunque ayudan no son la panacea contra el paro (Sevilla, 91.398 en febrero). La estrictamente ZF de Barcelona (no la mezcolanza de polígonos industriales y viviendas en derredor), con lo que supone la ciudad Condal, mueve 600.000 toneladas de mercancías (en Sevilla se habla del triple) y da empleo a 700 personas; la de Cádiz, con 83 empresas, 2.000 puestos de trabajo directos (y 2.800 indirectos); la de Vigo acoge 350 compañías (siete veces más que la previsión de Sevilla) y genera 18.000 empleos; las de Canarias, pese a sus trece años, apenas han captado una veintena de empresas.

La segunda vertiente de la historia es que se vincula la solicitud de ZF al dragado en profundidad del Guadalquivir, cuestionado por los científicos. Dicho de otro modo: el mensaje que ahora se lanza a la opinión pública es que si no se acomete cuanto antes el dragado peligra la ZF misma (y éso que aún es un futurible) y el propio puerto. De hecho, el presidente de la Cámara de Comercio, Francisco Herrero, ha sostenido en una conferencia en el Fórum Europa que el puerto, sin dragado, está abocado a la muerte y que la nueva esclusa, que ha costado 170 millones de euros, quedaría incompleta.

Según los datos oficiales difundidos en su día, con la nueva esclusa el puerto puede acoger buques de hasta 20.000 toneladas y 290 metros de eslora, o sea, los que componen dos tercios de la flota mercante mundial, amén de grandes cruceros como el ‘Azamara Quest’ y el ‘Azamara Journey’, que antes no podían acceder al interior de Sevilla.

Esto es justo lo que destacaba la Autoridad Portuaria el pasado 5 de marzo al difundir que el buque mercante Fraga (con 170 metros de eslora y 26 de manga) ha cargado 12.700 toneladas de trigo duro, “consolidando operaciones comerciales de grandes volúmenes que hoy permite la Nueva Esclusa Puerta del Mar”. Y añadía: “Las previsiones de tráfico en el puerto sevillano son ya una realidad con la entrada de buques con cuyas dimensiones no hubiera sido posible con la anterior esclusa, permitiendo así la creación de clúster de empresas de servicios logísticos competitivos y eficientes que impulsan operaciones de exportación de grandes volúmenes…Se está generando una intensa actividad comercial de empresas de Andalucía Occidental y Centro peninsular vinculadas a la importación y exportación, cuya definitiva consolidación vendrá de la mano de la realización del dragado de profundización…”.

Veamos el tráfico anual de mercancías en millones de toneladas de los últimos tiempos para obtener una perspectiva amplia:

Año 1998: 3,86 millones de toneladas.

Año 1999: 3,96

Año 2000: 4,49

Año 2001: 4,89

Año 2002: 4,70

Año 2003: 4,85

Año 2004: 4,54

Año 2005: 4,90

Año 2006: 5,34

Año 2007: 4,76

Año 2008: 4,62

Año 2009: 4,54

Año 2010: 4,40

Año 2011: 4,61

Año 2012: 4,59

Atención, con la nueva esclusa plenamente operativa en los dos últimos años, el puerto mueve menos mercancía que en siete ejercicios precedentes y está a 730.000 toneladas de diferencia del mejor año (2006, con 5,34 millones), cuando ni había esclusa ni podían entrar los grandes mercantes de ahora.

Tampoco se ha cumplido la previsión de crecimiento entre un 12-14% anual del turismo de cruceros con la nueva esclusa. En 2012 arribaron 53 buques, de los que desembarcaron 15.579 turistas, y en 2011, 57 buques y 16.058 turistas. En contraste, cuando no había nueva esclusa, en 2009 atracaron 99 cruceros (casi el doble que ahora) con 20.913 pasajeros. Y en 2007 (16.361 viajeros) y 2008 (18.089) también se superaron las cifras de los dos últimos años.

Si con la nueva esclusa y aun entrando a puerto barcos y cruceros con muchísima más capacidad que antes nuestros registros mercantiles y turísticos son significativamente peores a los de antaño, el problema ya no radica en la esclusa o en el dragado, sino en la propia Sevilla, que no genera actividad industrial, comercial y turística suficiente.

Cruceristas

El Ayuntamiento anuncia con trompeterío triunfalista la reactivación de su nuevo invento, el ‘Cecop de cruceros’, con motivo de la próxima arribada al puerto de un barco con turistas. Habrá un despliegue de la Policía Municipal  en los extremos del muelle de las Delicias, en la apertura del puente levadizo y alrededor del buque, cuyos pasajeros gozarán de un servicio de vigilancia especial durante sus movimientos por la ciudad, así como de un trato VIP en el Prado de San Sebastián para sus conexiones con el aeropuerto y de una parada reservada  de taxis en el Paseo de las Delicias. Asimismo, habrá un zafarrancho de limpieza para dejar Sevilla en estado de revista a su paso. Ante tanta alfombra roja pensé que desembarcarán miles y miles de turistas, pero resulta que son tan sólo 400. Vamos, que cabrían en únicamente  siete autocares y serán muchísimos menos visitantes que los que celebran en un fin de semana el Día de cualquier pueblo en Isla Mágica, pero al Ayuntamiento ni se le ocurre barrer la puerta del Parque Temático. Como no se les llama cruceristas…..

Sevilla y Barcelona, 20 años después

Este año se celebra el XX aniversario de la Expo, aunque a mes y medio para el 12 de octubre, fecha de su clausura, el Ayuntamiento aún no ha organizado un solo acto conmemorativo. También Barcelona está de efemérides: los Juegos Olímpicos de 1992. En 1991, vísperas de ambos acontecimientos, Sevilla recibió entre 1 y 1,2 millones de turistas. En 2011, al cabo de cuatro lustros, tuvimos 2.238.852, el doble en números redondos. Barcelona ha pasado en el mismo periodo de 1,5 millones a 7.450.000: cinco veces más. La ciudad condal no se tenía hasta el 92 por una urbe turística, sino industrial. Sevilla, sí. Hoy, Barcelona, partiendo de una posición similar, más que la triplica turísticamente.

Sevilla resucitó en 1992 las exposiciones universales, consideradas un producto del pasado, como prueba que la previa se había celebrado en 1970 en Osaka (Japón). Sevilla reinventó el modelo, pero una vez clausurada la Muestra se desentendió del digamos ‘movimiento expositivo’. Ni siquiera convirtió uno de los pabellones de la Cartuja en museo de la Expo.

LA LLAMA OLÍMPICA

Aunque los Juegos Olímpicos se celebran cada cuatro años en un sitio distinto, una vez concluidos los suyos Barcelona siguió ‘infiltrada’ en el movimiento olímpico al convertirse en consultores internacionales muchos de los gestores de su Olimpiada; creó el Museo Olímpico (dedicado a Samaranch); mantuvo vivo el ‘Anillo Olímpico’ de Montjuich, donde este año ha organizado el Mundial de Atletismo Junior y en 2013 albergará el Mundial de Natación, y, previamente, el Campeonato de Europa (2010) y el Campeonato del Mundo Indoor (1995), y donde las instalaciones, como el Palau Sant Jordi, albergan hasta congresos médicos, en contraste con nuestro Palacio de San Pablo; cada año la ciudad organiza además cerca de 350 eventos deportivos (¡casi uno diario!), con unos 250.000 participantes de media.
Es la primera urbe de Europa en practicantes deportivos y, en proporción a su población, la tercera del mundo. Además, con pleno apoyo de los empresarios (Joan Gaspart, expresidente del F. C. Barcelona, lidera el Consejo General de Turismo), aspira a organizar los Juegos Olímpicos de Invierno en 2022, contra Jaca si es preciso (siete candidaturas fallidas). ¿Que en Barcelona no hay nieve? No importa: se ‘anexiona’ las estaciones de esquí pirenaicas, de ahí que la candidatura se denomine Barcelona-Pirineus: las pruebas al aire libre, a la montaña más o menos lejana; las pruebas bajo techo (hockey sobre hielo, patinaje y ‘curling’, además de la inauguración y clausura), al estadio de Montjuich y al Palau Sant Jordi.

EL F. C. BARCELONA

A la ‘marca olímpica’ legada por el 92 se le ha unido como gran polo de atracción turística la conversión del F.C. Barcelona en un equipo universal (cuatro Champions en este periodo), gracias a Cruyff, Guardiola y Messi. Hay camisetas del ‘10’ barcelonista a la venta en infinidad de tiendas por la ciudad.
El Barça ha montado el ‘Camp Nou Experience’, que al ‘sablazo’ de 23 euros incluye una visita al museo del club con sus trofeos, el estadio y un espacio multimedia que recrea sus mejores partidos y goles. Pese a ese precio, en pleno mes de agosto y bajo un sol de justicia fluía a diario (hasta 13.000 visitantes en una sola jornada) un río de autocares y de turistas/hinchas de los cinco continentes, como en una peregrinación a la Meca. La estadística refleja 1.626.990 visitantes en 2011, lo que convierte al museo/estadio en el tercero más visitado de España, sólo superado por el Prado (2.911.767) y el Reina Sofía (2.705.529). Gran parte de estos turistas compran en la tienda oficial camisetas de los jugadores ¡a 100 euros!. No es extraño que la facturación del Barça haya crecido un 59% en un año.

EL GENIO DE GAUDÍ

Los turistas que llegan a Barcelona por tierra, aire (3.824.658 pasajeros por el aeropuerto del Prat en julio, nuevo récord histórico, y 20.248.786 desde enero, frente a 4.939.890 en todo 2011 de San Pablo) y mar (851 escalas de cruceros en su puerto, con 2,3 millones de turistas que gastaron 260 millones de euros y han convertido a la ciudad en el cuarto destino mundial) tienen en la arquitectura de Gaudí el otro gran motivo de atracción (sus 74 autobuses exclusivamente turísticos transportan a 21,7 millones de visitantes al año).
Desde que en 2002 se celebró el Año Internacional de Gaudí y se abrió al público la fabulosa Casa Batlló en el Paseo de Gracia, la fiebre por conocer la obra del genial arquitecto de Reus aumenta cada año. Las colas para entrar en la Sagrada Familia son tan multitudinarias (dos horas de espera) como las de Versalles y la Capilla Sixtina: 3,2 millones de visitas/año. No en vano la Cámara de Comercio de Monza le atribuye en un estudio un valor de marca de 90.366 millones de euros, más aún que al museo del Prado (59.262 millones).

TURISMO CULTURAL

Pese a que otras obras de Gaudí, como la Casa Batlló y la Casa Milá (la Pedrera) están abiertas los siete días a la semana hasta las 21 horas, no dan abasto a atender la enorme demanda de los turistas. Al socaire de Gaudí se ha revalorizado toda la obra de otros maestros como Domenech i Montaner (Palau de la Música, Hospital de Sant Pau) y se ha creado una ruta específica sobre el modernismo.
Por el contrario, en Sevilla ni siquiera hemos sabido rentabilizar la arquitectura regionalista ni potenciar la figura de nuestro Gaudí particular, Aníbal González. La creación de valor de marca es uno de los factores que explica por qué tras veinte años Barcelona ha superado con creces turísticamente a Sevilla y se ha instalado de forma permanente en la Liga de grandes ciudades del mundo.