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Urbanismo mantendrá la accesibilidad Universal a los veladores de la Avenida

RECLAMACIÓN

Los hosteleros pidieron al Ministerio que los discapacitados no pudieran acceder a todas las mesas, sino sólo a una parte

INGRESOS

Con una menor separación podrían poner más veladores en las terrazas y obtener más rentabilidad

CAL Y ARENA

El Ministerio avala al Ayuntamiento pero sugiere una solución  menos distorsionadora de la actividad económica

La Gerencia de Urbanismo mantendrá en los veladores de la Avenida de la Constitución el principio de accesibilidad universal, que exige una separación mínima entre ellos de 1,5 metros para que quepa o pueda pasar cualquier discapacitado con su silla de ruedas, pese a un dictamen del Ministerio de Economía que pretende ser salomónico y que aun reconociendo la potestad municipal para regular las terrazas concluye pidiendo una solución alternativa con el fin de que haya más veladores.

El pasado 11 de abril, la patronal de la hostelería sevillana, en representación de los establecimientos Zona Café, Oniroma, Sotavento Café y Grancafé, elevó una reclamación al Consejo para la Unidad de Mercado (Ministerio de Economía) contra la propuesta de ordenación de terrazas de veladores en la Avenida de la Constitución.

Según los hosteleros, el Ayuntamiento, a través de la Gerencia de Urbanismo, establece una disposición de veladores muy por debajo de los usos y ocupaciones actualmente concedidos, sobre la base, a su juicio, de una interpretación restrictiva de la normativa de accesibilidad.

En virtud de esta normativa y del denominado principio de accesibilidad universal, Urbanismo estipula una separación de al menos 1,5 metros entre los veladores de las terrazas: la distancia mínima para que quepan o puedan pasar las sillas de ruedas que utilizan personas con discapacidad y que necesiten circular entre las terrazas o bien estacionar en las mismas para tomar algún refrigerio.

Los hosteleros, por su parte, consideran que no todos los veladores de las terrazas de la Avenida deben ser accesibles para las personas discapacitadas y que es suficiente con que lo sean sólo una parte. Conforme a su pretensión, no haría falta establecer una franja mínima de 1,5 metros entre todos los veladores, con lo cual éstos podrían juntarse más, podría incrementarse su número, también los clientes y, como consecuencia final, los ingresos de los establecimientos.

 

DICTAMEN

 

El Consejo para la Unidad de Mercado emitió el pasado 5 de mayo su dictamen sobre la reclamación de los hosteleros, un dictamen en el que trata de ser salomónico aunque al final propende a dar satisfacción a los propietarios de las cafeterías por cuanto su finalidad como organismo es el fomento con los menos obstáculos posibles de la actividad económica.

Esta entidad reconoce que la exigencia de licencia por parte del Ayuntamiento para la colocación de terrazas con veladores en las inmediaciones de los negocios de hostelería sería “necesaria y proporcionada” en virtud de los términos de la Ley de Garantía de la Unidad de Mercado y de la de Bienes de las Entidades Locales de Andalucía.

Pese a avalar la legalidad de la actuación municipal, el Consejo hace una pirueta al final para tratar de satisfacer también la exigencia de los hosteleros y concluye de la siguiente forma: “En la medida en que el contenido y la aplicación de una norma o un instrumento de planeamiento urbanístico pueda limitar el acceso o ejercicio de una actividad económica, éste habrá de ajustarse a los principios de la Ley 20/2013, de 9 de diciembre, de Garantía de la Unidad de Mercado, en especial al principio de necesidad y proporcionalidad recogido en su artículo 5. En el caso que nos ocupa -prosigue- los mecanismos para garantizar la accesibilidad universal deberán ser siempre tales que no existan otros medios que resulten menos restrictivos o distorsionadores para la actividad económica”.

 

REACCIÓN

Como este dictamen no es vinculante, la Gerencia de Urbanismo no va a modificar su propuesta de ordenación de los veladores en la Avenida y mantendrá el principio de la accesibilidad universal para todos los discapacitados, que exige una distancia separadora mínima de metro y medio entre las mesas de las terrazas, por entender que el interés general está siempre por encima del interés económico de un sector privado.

Según Urbanismo, el planteamiento del Consejo para la Unidad de Mercado de que se intente de alguna manera permitir la colocación de más veladores sin impedir simultáneamente la accesibilidad de los discapacitados es, sencillamente, inviable, ya que o cabe o no cabe una silla de ruedas entre un velador y otro: no hay término medio.

Impacto de la Semana Santa

El arzobispo de Sevilla, monseñor Asenjo, previno en su día contra la vertiente crematística de la Semana Santa al subrayar que debe predominar su dimensión espiritual, porque se trata “de actualizar y revivir -dijo- la Pasión del Señor”. Pero eso no significa que el pontífice de la Iglesia sevillana no comprenda ni valore la dimensión económica de estas fechas religiosas, tan señaladas para los creyentes, siempre que no sea “un fin en sí mismo, sino -según sus palabras- una consecuencia del corazón”.

Un mes antes del pleno ejercicio de su responsabilidad como arzobispo de Sevilla (noviembre de 2009), para lo que hubo de esperar a la renuncia efectiva del cardenal Amigo Vallejo, y siendo aún administrador apostólico de la diócesis de su procedencia (la de Córdoba), el actual prelado de los sevillanos tuvo la oportunidad de comentar un estudio realizado por Analistas Económicos de Andalucía -perteneciente a Unicaja- en que se llegaba a la conclusión de que el impacto de la Semana Santa en la capital de la mezquita era de 42 millones de euros y que contribuía a generar o mantener el equivalente a 1.682 puestos de trabajo.

Monseñor Asenjo expresó su alegría por que la Semana Santa contribuyera al sustento de tantas familias y aprovechó la oportunidad para asegurar que “la Iglesia da a la sociedad mucho más de lo que recibe de los poderes públicos”. Según el arzobispo de Sevilla, la contribución eclesial debe valorarse doblemente, no sólo por esa ayuda material derivada de la conmemoración de la Pasión y Muerte de Cristo, sino también por “la formación de buenos cristianos, que siempre serán buenos ciudadanos”.

Que recordemos, ésa ha sido la única oportunidad en que el titular de la Archidiócesis de Sevilla se ha pronunciado públicamente sobre la repercusión económica de la Semana Mayor. Si saludó con alborozo el estudio de Unicaja sobre la de Córdoba y su evaluación de los 42 millones de euros, cabe imaginar qué habría pensado cuando medio año antes un estudio similar cifró el impacto en Sevilla en 240,3 millones de euros, casi sesi veces más que la cordobesa.

En el año 2005, un equipo de trabajo de la Universidad Hispalense compuesto por Luis y María Luisa Palma Martos, Antonio García Sánchez y Gloria Franco Casillas realizó una propuesta metodológica para la evaluación del impacto económico de las fiestas de primavera en la ciudad de Sevilla, cuya última cuantificación se produjo, si no recordamos mal, en el año 2010.

La conclusión del equipo universitario fue que sólo la Semana Santa tenía un impacto económico en la ciudad de los citados 240,3 millones de euros. En comparación con el estudio de Unicaja, realizado casi por las mismas fechas para Córdoba, la Semana Santa sevillana tiene mucho más potencial que la que reflejan esas cifras. Con tan sólo algo más del doble de población (702.000 habitantes frente a 328.000, en números redondos) la repercusión económica de la fiesta primaveral hispalense no duplica, sino que sextuplica a la cordobesa, pese a estar las dos ciudades ribereñas del Guadalquivir separadas únicamente por 120 kilómetros y al también enorme valor patrimonial de la capital califal.

Estos datos demuestran que Sevilla ha sabido rentabilizar, en mayor proporción que el que teóricamente le correspondería por su peso demográfico, la Semana Santa en comparación con el resto de Andalucía y aun de España. Y es que, según el estudio universitario citado, la conmemoración de la Pasión de Cristo que se organiza en nuestra ciudad llega a congregar 909.000 personas, de las que 215.000 vienen de fuera de la capital y de su área metropolitana.

El perfil mayoritario del sevillano que participa o está presente en los actos de la Semana Mayor es el de un varón de entre 20 y 29 años o mayor de 50, con estudios superiores y ocupado en el sector servicios, con una renta inferior a los 3.000 euros y cuatro días de asistencia. El perfil dominante entre los forasteros es el de una mujer de similares tramos de edad, formación y sector ocupacional, pero con un día menos (tres) de asistencia.

El informe del equipo de investigadores de la Hispalense revela también la importancia para el sector turístico local de la fiesta religiosa, por cuanto el gasto medio de los turistas que se alojan en los hoteles asciende a 230 euros.

Con estas magnitudes no es de extrañar que los hosteleros sevillanos se levantaran en pie de guerra en las vísperas de esta Semana Santa contra el Ayuntamiento por el horario de los veladores, que ya viene siendo motivo de discordia a lo largo del mandato de Zoido y, especialmente, tras la redacción de la nueva Ordenanza contra el Ruido.

Pese a que el delegado de Fiestas Mayores, Gregorio Serrano, declaró en la emisora de radio de la Conferencia Episcopal Española que todo estaba listo para la Semana Santa de este 2013 con un despliegue en los servicios de varios millares de personas, porque según dijo existe una larga experiencia en su organización, la Asociación de Hosteleros montó en cólera contra el Consistorio al conocer a última hora del Viernes de Dolores la orden de que debía retirar el Domingo de Ramos los veladores de las calles a partir de las 13 horas, con el fin de dejar expedito el terreno ante el paso de las cofradías y una posible evacuación en caso de emergencia, y el resto de la Semana Santa a partir de las 16 horas.

Los hosteleros llegaron a calificar la notificación municipal de “puñalada” a sus negocios y criticaron por boca de su vicepresidente, Antonio Palomino, la “falta de seriedad y de coordinación absoluta” en el seno del gobierno local, especialmente entre el Cecop, Urbanismo y la Policía Municipal.

Y es que mientras en años anteriores se realizaba, según la Asociación de Hosteleros, un análisis previo para ver si había que hacer algunos cambios, como retirada puntual de veladores o retranqueos, este año le ha costado más tiempo de lo normal reunirse con los distintos departamentos municipales. Cuando cada propietario de bar había tomado sus decisiones en materia de contratación de personal para atender a los veladores que tenía previsto, a las 7 de la tarde del Viernes de Dolores llegaron las notificaciones sobre los nuevos horarios, después de una semana “sin que nadie cogiera el teléfono -aseveró Palomino- ni responder a nuestros correos electrónicos”.

Al final ha tenido que ser el alcalde, tan solícito siempre a las demandas de comerciantes, hoteleros y hosteleros, quien le ha enmendado la plana a su equipo para mantener el ‘statu quo’ en los horarios de los veladores, a fin de que propietarios de algunos establecimientos no perdieran, según las estimaciones de la patronal, hasta el 80% de los ingresos previstos en estas fechas de Semana Santa, la temporada alta para el sector y que aporta el 1,22% del producto Interior Bruto de Sevilla capital.

El desencuentro temporal entre el Ayuntamiento y la Asociación de Hosteleros demuestra que el gobierno de Zoido, en el segundo año en que organiza la Semana Santa (el Consistorio se remite a que, en puridad, el organizador es el Consejo General de Cofradías y Hermandades, pero éste no regula el horario de los veladores), sigue sin estar completamente rodado y que el Cecop, o bien no ha empezado haciendo honor a su nombre de Centro de Coordinación Operativa o bien ha quedado desautorizado por el alcalde con tal de complacer a uno de los poderes fácticos de la ciudad.

 

Sin fuentes

Joaquín Turina nunca podría haber emulado a Ottorino Respighi, compositor de ‘Las fuentes de Roma’, sencillamente porque en esta Sevilla que presume de ser nodo entre Oriente y Occidente, ciudad de la música y unos cuantos títulos rimbombantes más  no hay una fontana maravillosa como la de Trevi en la capital italiana –donde abundan las fuentes de agua sorprendentemente fresquísima para un clima parecido al nuestro- ni apenas humildes pilones o grifos, a pesar del tórrido calor del estío. No sé si esta carencia será fruto de un contubernio entre Emasesa y los hosteleros para que los sofocados turistas, rojos como salmones en su transitar por nuestras calles , acaben pasando por caja a cuenta del agua embotellada. A quienes hemos podido asomarnos al extranjero y disfrutar gratuitamente de la profusión de fuentes de otras ciudades nos causa vergüenza ajena comprobar cuán lejos se halla aún Sevilla de cumplir ciertos estándares normales en capitales europeas. Aquí, pese a que alardeemos de carácter abierto y de hospitalidad, resulta que al turista, ni agua.