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Rencor

En su momento fue muy comentada la espantá  que dio el (sin) alcalde Monteseirín en el último almuerzo-homenaje de su mandato a un pregonero de la Semana Santa, Fernando Cano-Romero. Si se cayó del cartel no fue por causa del pregonero, sino por su delegada de Fiestas Mayores, sabedor de que la comida se acabaría convirtiendo en una despedida por todo lo alto a Rosamar Prieto, hasta el punto de que Adolfo Arenas le dijo a esta última: “Si te presentas a la Presidencia del Consejo General de Cofradías y Hermandades, yo te voto”. El otro día, tampoco Monteseirín ni nadie del  círculo de los últimos de Filipinas de su Régimen se sumaron a la comida-homenaje tributada a Rosamar con motivo de su jubilación como funcionaria municipal. Rencoroso como el niño chico que en el fondo sigue siendo, el (sin) aún se la tiene jurada a su antigua delegada porque en su día dijo estar dispuesta a sustituirlo como alcaldesa si el PSOE se lo pedía. Monteseirín la tiene desde entonces en su lista negra de enemigos personales. El (sin), como Enrique Múgica, ni olvida ni perdona.

Cierre del hotel Alfonso XIII

El Ayuntamiento cede ante el comité de empresa

y autoriza el cierre del hotel Alfonso XIII

El pliego de la adjudicación obligaba a mantenerlo abierto

durante los diez meses de obras previstos

Un cierre anterior para otra rehabilitación acabó prolongándose

durante tres años

Sevilla se quedará sin su hotel más emblemático, el Alfonso XIII, que permanecerá cerrado desde el 1 de junio de 2011 hasta el 29 de marzo de 2012, en vísperas de la Semana Santa de este último año, con motivo de las obras de modernización que sufrirá el inmueble construido para la Gran Exposición Iberoamericana de 1929. El cierre del hotel de cinco estrellas es justamente lo contrario de lo que estipuló el Consistorio presidido por Monteseirín cuando en 2009 adjudicó el concurso para el alquiler del edificio, de propiedad municipal.

El Ayuntamiento sevillano ha pasado de prohibir la clausura temporal del hotel por excelencia de la ciudad a la posición contraria, tras plegarse a las presiones del comité de empresa del establecimiento, cuya gestión fue adjudicada hace un año a la cadena norteamericana Starwood Hotels.

Esta firma hotelera, que ya venía gestionando el edificio, ganó el nuevo concurso público convocado por la corporación municipal con una oferta que duplicaba en cuantía económica a la presentada por otros grupos, entre ellos la alianza de firmas locales en la que se integraron la familia Otero (hotel Inglaterra), la cadena Robles de restauración y la constructora Azvi.

En esa oferta, Starwood se comprometió a invertir 20 millones de euros durante el primer trienio de la nueva etapa para la rehabilitación y modernización del emblemático establecimiento, con el fin de adecuar sus infraestructuras y servicios a las exigencias del siglo XXI.

El pliego de condiciones del concurso incluía como condición que durante las obras de rehabilitación el gran hotel sevillano permaneciera abierto, con el fin de que no se repitiera la historia de finales de los años 70, cuando otros trabajos de restauración que teóricamente debían durar como mucho doce meses se prolongaron durante tres años y dejaron a Sevilla sin una oferta hotelera para el turismo de mayor poder adquisitivo. Aquel cierre tan prolongado obligó además a un sobreesfuerzo para reenganchar al establecimiento en los circuitos internacionales.

CAMBIO DE CRITERIO

En el tiempo transcurrido desde el nuevo contrato de gestión, el Ayuntamiento ha ido cambiando de opinión a medida que se incrementaban las presiones del comité de empresa sobre la cadena hotelera en pro del cierre, un comité de empresa que mantenía hilo directo con el grupo municipal de IU. Así, a la vuelta del verano la delegada de Fiestas Mayores, Rosamar Prieto, ignoraba el pliego de condiciones al declarar que no entraba ni salía en si se cerraba el hotel o se mantenía abierto durante las obras de rehabilitación, “siempre y cuando haya un acuerdo entre el comité de empresa y la concesionaria”, y que en ambos casos había “pros y contras”.

La cadena Starwood veía la tibia postura municipal en esta cuestión al tiempo que no quería un nuevo enfrentamiento con los trabajadores después del conflicto del año pasado, cuando la respuesta sindical a nueve despidos fue la convocatoria de una huelga para todos los días de la Semana Santa y la Feria. Según lo establecido en el pliego de condiciones del nuevo contrato de alquiler, el número mínimo de empleados entre fijos y discontinuos debe ser de 170.

A la vista de que el Consistorio se plegaría a los deseos del comité de empresa y de que no defendía el mantenimiento del hotel abierto durante los trabajos de rehabilitación, la cadena norteamericana tuvo que elevar formalmente al Ayuntamiento la petición de clausurar temporalmente el Alfonso XIII mientras duraran las obras, a fin de que los servicios jurídicos municipales dieran el plácet a la modificación del pliego de condiciones y lo ratificara la Junta de Gobierno.

Sin explicar el cambio de posición de un año para otro, la delegada de Fiestas Mayores, Rosamar Prieto, alabó el cierre del hotel con el argumento de que así se podrían acortar los plazos de la reforma y evitar las molestias a una clientela de alto nivel, “que paga por el mejor servicio y, por tanto, exige total comodidad”.

Ese problema en todo caso habría sido de la cadena hotelera, que había previsto un plan de trabajo en dos fases de seis meses cada una  en los meses de mayo a noviembre, sin afectar a los períodos de temporada alta de Navidad, Semana Santa y Feria de Abril y sin paralizar la actividad en el hotel, que es el vértice de la oferta turística de calidad.

De hecho, los trabajos de reforma ya hacía un tiempo que habían empezado, pero al parecer el Ayuntamiento ni siquiera se había enterado de tal circunstancia, quizás porque la tarea principal se halla fuera de la vista, en los sótanos del edificio.

EXPEDIENTE DE REGULACIÓN

Tras el visto bueno de la Junta de gobierno municipal, sólo quedaba cerrar el pacto entre la empresa y los trabajadores, los cuales se acogerán a un ERE durante todo el periodo de cierre, desde el 1 de junio de 2011 hasta el 29 de marzo de 2012.

Con la clausura temporal, Sevilla deja de ofertar un hotel de cinco estrellas que forma parte del circuito mundial de la cadena norteamericana Starwood y a la que suele acogerse un público de alto poder adquisitivo acostumbrado a los establecimientos de lujo, justamente el tipo de turista que más interesa a la ciudad y de una nacionalidad que está costando recuperar tras los atentados del 11-S. Estos turistas ya no podrán alojarse en el hotel sevillano de la Starwood y tendrán que buscarse una alternativa en otra ciudad.

Con una inversión de unos 20 millones de euros, la cadena hotelera procederá a ampliar el número de habitaciones del Alfonso XIII, que pasarán de 147 a 151; construir un spa de 500 metros cuadrados; apertura de un nuevo restaurante y recuperación del bar americano original, gracias sobre todo a la reutilización de varias estancias situadas en el semisótano.

Las fachadas del edificio, que fue diseñado por el arquitecto regionalista José Espiau y Muñoz y construido entre 1916 y 1928 para la Expo del 29, no necesitan de una rehabilitación profunda, según el arquitecto director de las obras, Jaime Montaner, ya que se encuentran en buen estado y lo único que precisan son de una limpieza en profundidad, impermeabilización donde fuera preciso y repintado.

El estudio de Jaime Montaner

hará la restauración

La cadena norteamericana Starwood ha encargado la rehabilitación del hotel Alfonso XIII al estudio sevillano Demópolis Arquitectura e Ingeniería y a la firma madrileña Ingenor, bajo la supervisión de E. C. Harris.

Demópolis Arquitectura e Ingeniería fue fundado por Jaime Montaner Roselló, exconsejero de Obras Públicas y de Economía de la Junta de Andalucía; Lino Alvarez Reguillo y Antonio Lissen Ortega. Desarrolla labores de planeamiento, urbanización, edificación, restauración y gestión de proyectos inmobiliarios y turísticos.

El estudio de la empresa está ubicado desde hace tres años en una oficina de más de 600 m2 del parque empresarial Vega del Rey, en el término municipal de Camas.