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El tranvía millonario

El kilómetro de tranvía prolongado a Santa Justa va a acabar costando casi tanto como el del Metro

Los autobuses que cubren el mismo tramo transportan el doble de viajeros que los previstos para el tranvía

Espadas se ha empecinado en gastarse 48 millones de euros en prolongar el tranvía desde San Bernardo hasta Santa Justa en dos fases y con el único argumento tras su lapsus inicial (cuando dijo que algo habría que hacer de cara a las elecciones municipales, sin pensar en la necesidad o en su coste) de que cuando se ejecute al completo la ampliación se podrá dar servicio a 3,5 millones de pasajeros más, con lo que toda la línea (Plaza Nueva-Santa Justa) tendría 8 millones de usuarios al año.

Viajemos en el tiempo al 25 de marzo de 2011. Aquel día, el entonces alcalde, Monteseirín, anunció la entrada en servicio para el Viernes de Dolores de la ampliación de la línea del tranvía en 885 metros más, desde el Prado hasta San Bernardo. Esgrimió unos estudios de demanda encargados por Tussam, la empresa municipal gestora de este medio de transporte, según los cuales con la ampliación la demanda se iba a incrementar en un 15%, de modo que se pasaría de 16.000 viajeros diarios a 18.400, con un incremento anual de 600.000 hasta un total de 5,1 millones.

Que tome nota Espadas. Las previsiones anunciadas entonces por Monteseirín nunca se han cumplido en el septenio transcurrido. No sólo no se han alcanzado los 5,1 millones de viajeros, sino que la demanda fue cayendo prácticamente año tras año a partir del pico de 4,77 millones alcanzado en 2011.

INCUMPLIMIENTO

Esta ha sido la evolución: año 2011 (el de la ampliación a partir del segundo trimestre a San Bernardo), 4,77 millones de pasajeros; año 2012, 4,54 millones; año 2013, 4,30 millones; año 2014, 4,15 millones; año 2015, 3,93 millones; año 2016, 4,03 millones, y año 2017, 3,97 millones de viajeros.

Si tomamos como referencia los 4,70 millones transportados durante el año anterior a la ampliación, esto es en 2010, los 3,97 millones del año pasado suponen 730.000 menos (Monteseirín anunció 600.000 más); una caída del 15,53% (Monteseirín anunció justamente lo contrario: un incremento del 15%), y una media de 10.876 viajeros diarios (Monteseirín anunció una media de 18.400).

Así pues, han fallado todas las previsiones de Monteseirín y de Tussam, pero como parece que aquí da todo igual se emprende una huida hacia adelante, a ver si prolongando cada vez más el tranvía, enterrando más millones en el mismo y eliminado las líneas de autobuses que prestaban o prestan aún servicio antes que aquél, se logra algún día justificar un proyecto que en su origen sólo tuvo una motivación electoralista, casualmente la misma que inconscientemente se le escapó a Espadas: Monteseirín también necesitaba presentarse con algo a las elecciones municipales y concibió el tranvía como sucedáneo del Metro que no llegaba al Centro (de ahí su denominación de Metrocentro) a costa de los contribuyentes sevillanos. Total, como él no iba a poner el dinero de su bolsillo.

El ingeniero al que le encargó el proyecto, Miguel Vidal, confesó en 2013, en unas Jornadas celebradas en Málaga, que por petición municipal la obra del tranvía tenía que realizarse en un año, “lo que requería -dejó escrito- trabajar a tres turnos todos los días del año”. Los trabajos empezaron en marzo de 2006 y las elecciones municipales estaban previstas para el 27 de mayo de 2007, pero Monteseirín, a pesar de sus prisas electoralistas, no pudo inaugurar su tranvía hasta el 28 de octubre, ya pasados los comicios.

CUATRO FASES

Confome a lo acaecido hasta ahora y a los planes anunciados, ésta va a ser la historia del tranvía, por fases:

– Entrada en servicio el 28 de octubre de 2007 a lo largo de entre 1.115 y 1.368 metros (el baile de cifras es una constante en cualquier concepto; aquí, según se compute o no el ramal a las cocheras) entre la Plaza Nueva y el Prado de San Sebastián, a un coste (otra vez versiones dispares) de entre 80 y 83 millones de euros. Como el tranvía no cumplió las expectativas (en tres años la demanda de viajeros sólo se incrementó en 240.000), porque numerosos usuarios potenciales preferían ir andando desde el Prado o la Puerta de Jerez hasta la Plaza Nueva, Monteseirín decidió quitar el mayor número posible de autobuses del Prado y prolongar el tranvía hasta San Bernardo, para forzar su mayor utilización.

– Segunda fase: 15 de abril de 2011. Entra en servicio la prolongación en 885 metros hasta San Bernardo, a un coste de entre 10 y 13 millones de euros.

Balance a los diez años del tranvía (2007-2017): La media diaria de viajeros transportados ha sido de 11.660. La media diaria de las once líneas de autobuses a los que sustituyó: 53.097. Conclusión: Monteseirín se gastó unos 93 millones en un tranvía que transporta al Centro 41.437 viajeros menos cada día que los antiguos autobuses de Tussam que rendían viaje en la Plaza Nueva.

-Tercera fase: Años 2019-2020. Espadas anuncia para entonces la prolongación en 1.440 metros más desde San Bernardo hasta la confluencia de Luis de Morales con Luis Montoto, a un coste de 35 millones de euros.

-Cuarta fase: Año 2021. Prolongación en 720 metros más hasta Santa Justa, con un coste de 13 millones de euros.

141 MILLONES DE EUROS

Por tanto, si no hay desviaciones presupuestarias, el coste acumulado por el tranvía será de entre 138/141 millones de euros para salvar una distancia de entre 4.160/4.413 metros, a razón de 34 millones de euros en números redondos el kilómetro, casi tanto como el Metro (658.020.037 euros para 18,1 kilómetros), con un coste promedio éste por kilómetro de 36,5 millones de euros.

Al final va a tener razón Monteseirín en bautizar su tranvía como Metrocentro, porque es casi tan caro como el Metro de la Junta de Andalucía.

Para hacer más digerible la ampliación a Santa Justa, Espadas nos cuenta que el tranvía, gracias a que se van a cortar los más de 200 árboles y arbustos (¿les suena?; qué gran aval para la candidatura de Sevilla a Capital Verde de Europa) existentes en la mediana de las avenidas para que aquél corra a sus anchas, circulará a una media de 21,6 Kms/hora, por lo que los pasajeros sólo tardarán 5 minutos entre San Bernardo y la estación del AVE. Lo dudo: a esa media de velocidad y para esa distancia no resultan 5, sino 6 minutos, a los que habrá que añadir el tiempo de carga y descarga de pasajeros en las cuatro paradas proyectadas.

¿Hace falta gastarse 48 millones en prolongar el tranvía 2.160 metros hasta Santa Justa? ¿Tiene Sevilla un problema de conexión entre San Bernardo y Santa Justa? La respuesta es un no rotundo.

POR ABAJO Y POR ARRIBA

Bajo la superficie, al igual que el Metro, en un día laborable circulan entre ambas estaciones 140 trenes de Cercanías de Renfe (líneas C-1, C-4 y C-5), a una media de un tren pasando cada 10 minutos y con un tiempo de viaje de 5 minutos, inferior por tanto al que tardará el tranvía. El primer tren parte a las 5:08 horas y el último, en función de la línea, circula a las 23:30 horas.

El año pasado, sólo en Santa Justa se subieron a los trenes de Cercanías 1,3 millones de  viajeros, y 1,4 millones en San Bernardo, por lo que el trasiego entre ambas estaciones es de 2,7 millones de viajeros.

En superficie cubren el mismo itinerario que el futuro tranvía tres líneas de autobuses, con el siguiente número de pasajeros transportados en 2016 (datos de la Memoria de Tussam): la número 28, Prado-Alcosa (2.384.920 viajeros); la Circular 2 (3.789.341) y el autobús especial al aeropuerto (769.017). En total, 6.943.278 viajeros, casi el doble que esos 3.500.000 que dice Espadas transportará el futuro tranvía en ese mismo tramo.

¿Habrá que suprimir entonces las líneas de autobús  para trasvasar los pasajeros al tranvía y así justificar el gasto de 48 millones de euros en su prolongación? Pero como el tranvía y los autobuses los gestiona Tussam, ello equivaldría a hacerse trampas en el solitario. ¿O pasará como ahora con el tranvía de Monteserín, que transporta cinco veces menos pasajeros que los antiguos autobuses?

Gobernar es también establecer un orden de prioridades y no parece que en la Sevilla de los casi 74.000 parados, con siete de los barrios más pobres de España y con decenas de miles de bloques sin siquiera ascensor sea una prioridad gastarse 48 millones en construir una redundante línea de tranvía en un tramo servido con creces por los trenes de Cercanías y los autobuses de Tussam.

CES + IU

La patronal sevillana e Izquierda Unida coinciden en contra de la ampliación del tranvía anunciada por Espadas
El alcalde apuesta por un tranvía redundante con la infraestructura actual mientras no hay doble vía en tramos del Cercanías

 

Un hecho insólito se ha producido la pasada  semana en Sevilla: la patronal (CES) e Izquierda Unida (IU) ha coincidido en su rechazo, prácticamente con los mismos argumentos, al nuevo anuncio del alcalde de insistir en su idea de ampliar el tranvía desde San Bernardo hasta Santa Justa como proyecto estrella de su mandato y de redactarlo a lo largo del verano para licitarlo en septiembre, un asunto que ya abordamos en estas páginas el pasado 9 de mayo, en el informe “Tranvía al cubo”.

La paralización o ralentización de inversiones en grandes proyectos de infraestructuras desde el estallido de la crisis en 2008 con el fin de reducir el déficit público (líneas de Metro, el AVE Sevilla-Málaga por la campiña, los túneles del Guadalquivir para la SE-40, la conexión Santa Justa-aeropuerto, la ronda intermedia SE-35…) ha colocado al sector de la construcción en una dificilísima situación.

No hay mes en que desde alguna patronal provincial, regional o sectorial, o desde algún colegio profesional como el de los Ingenieros, se presenten informes sobre la drástica caída en la inversión en obra pública o listas de proyectos básicos aún pendientes de ejecución en Sevilla y Andalucía sobre los que alcanzar un mínimo consenso para, mediante su materialización, reactivar la economía y reducir nuestra elevada tasa de paro.

En este complicado contexto, cabría suponer que la patronal sevillana tendría que estar encantada por el anuncio de Espadas de lanzarse a ampliar el tranvía, un proyecto guadianesco desde los tiempos de Monteseirín y a un coste estimado de entre 76 millones de euros (el cálculo de Zoido cuando era alcalde) y 40 millones (el inicial de Espadas).

 

ERRORES POR DUPLICADO

 

Sin embargo, la Confederación de Empresarios, que preside un constructor tradicional como Miguel Rus, se ha pronunciado tajantemente en contra del plan del alcalde y utilizando para ello argumentos de la más pura lógica económica: “Volvemos a caer en el error -dice en un comunicado- de gastar decenas de millones de euros en duplicar unas conexiones que ya existen”. Y añade: “Actualmente, las líneas de trenes de cercanías C-1, C-4 y C-5 ofrecen una más que amplia alternativa desde San Bernardo hasta Santa Justa, con frecuencias semejantes a la del tranvía, mientras que en superficie Tussam tiene destinados a este recorrido varias líneas de autobuses, y además la línea 1 del Metro cubre ya el trayecto San Bernardo-Eduardo Dato”.

Por tanto, a juicio de la CES, carece de sentido gastar un dinero que no se tiene, y que habría que pedir (¿con qué justificación?) a Bruselas,  en una infraestructura redundante en superficie con la ya existente en el subsuelo, mientras que el Ayuntamiento ni siquiera le recuerda a la Junta (¿será para no incomodar a Susana Díaz?) las tres líneas pendientes del Metro, que tendrían preferencia.

El hecho de que en vez de aplaudir al alcalde para tratar de participar de ese goloso pastel de entre 40 y 76 millones de euros que sería el tranvía, la CES subraye su innecesariedad y redundancia y lo rechace supone toda una sorpresa y produce un cambio de percepción de  la imagen que proyectan nuestros empresarios, ya no tan ávidos del negocio por el negocio y pronunciándose en función de la racionalidad de los proyectos y de la mejor utilización del dinero público, venga de Bruselas o de Madrid.

Con esta posición, aparentemente en contra de sus propios intereses y anteponiendo los colectivos, la patronal y su presidente, Miguel Rus, ganan credibilidad ante la opinión pública al demostrar un mayor sentido de la responsabilidad frente a la imagen de los aeropuertos sin aviones y los trenes AVE sin apenas pasajeros que ha quedado de la España del ‘boom’ inmobiliario.

 

COINCIDENCIA

El diagnóstico de la CES ha coincidido con el de IU, probablemente porque ésta no es una cuestión ideológica, sino de sentido común. Por eso mismo sorprende mucho más la insistencia de Espadas, un político sensato y moderado, de convertir la ampliación del tranvía en el proyecto estrella de su mandato, sea o no sea necesaria o prioritaria. Habrá que remitirse a aquellas declaraciones en que le traicionó el inconsciente cuando dijo que algo tendría que hacer para que lo vieran los sevillanos antes de las próximas elecciones municipales.

Si ha habido una corporación en que la oposición más se haya esforzado en ofrecer alternativas en materia de transporte es ésta que preside Espadas: Ciudadanos elaboró un estudio sobre la reordenación de la zona azul y otro sobre la conexión entre Santa Justa y el aeropuerto, e IU presentó el pasado mes de mayo una moción muy bien construida para la puesta en valor de la Red de Cercanías como alternativa a la ampliación del tranvía anunciada por Espadas.

Curiosamente, el alcalde ha vuelto a la carga con el tema cuando Tussam había empezado ya a trabajar en el cumplimiento de algunos de los puntos de la moción de IU que aprobó el Pleno municipal hace dos meses, pero limitándose sólo a la mejora de la señalización y de la información en sus paradas de autobuses, para que los usuarios se enteren por fin de que en la ciudad existe una red de Cercanías ferroviaria con la que pueden conectar para desplazarse a un amplio arco de barrios extramuros gracias a sus cinco líneas y diez estaciones en el término.

 

PRIORIDADES

 

Al igual que la CES, IU decía en su moción: “Con la actual red de Cercanías, la conexión entre San Bernardo y Santa Justa se realiza en cuatro minutos, con una frecuencia de paso de 10 minutos de media. Cabe preguntarse, por tanto, si es operativo y prioritario en este momento una nueva infraestructura por la superficie, como el tranvía, teniendo ya una subterránea como el Cercanías aun sin haber realizado un adecuado estudio técnico que defina la necesidad real de esta intervención, así como su ampliación planificada y orientada a una futurible red de tipología tranviaria, del mismo modo que en su día se hizo con el Metro. ¿No sería más prioritario y operativo, antes de acometer nuevas grandes obras, focalizar todos los esfuerzos en la ansiada integración tarifaria y en el billete único?”.

En vez de duplicar el trayecto San Bernardo-Santa Justa con un tranvía en superficie, si se construyera una doble vía para el único sentido de la línea circular C-4, que ahora permite ir desde Santa Justa hasta Sevilla Este en unos 6 minutos, los sevillanos no tardarían 20 minutos en dar toda la vuelta a la ciudad si quieren viajar en sentido contrario. Esa doble vía y una mejor organización de los horarios permitiría además, según la moción de IU, reducir en 40 minutos el viaje entre Sevilla Este y la Cartuja.

La doble vía del C-4, la creación de un billete único que permitiera integrar el Cercanías en la red de transporte de la ciudad, la construcción de aparcamientos seguros para bicicletas en las estaciones ferroviarias o su entorno, la señalización combinada de todos los medios de transporte en las respectivas paradas, etcétera, etcétera, se antojan más urgentes y baratas que gastarse entre 40 y 76 millones de euros en conectar en superficie con un tranvía dos estaciones que ya lo están subterráneamente en tan sólo cuatro minutos con los servicios actuales de transporte.

Espadas aún no ha sabido explicar la relación coste/beneficio de un proyecto que por no convencer no convence ni a los que estarían más interesados en ejecutarlo: los empresarios.

Absurdos

La Junta insiste en que querer llegar en Metro a la Plaza Nueva es absurdo cuando ya existe el tranvía, que cubre ese mismo trayecto desde el Prado a través de la calle San Fernando y la Avenida. Aplicando el razonamiento del Gobierno andaluz, haber construido un tranvía que se solapa con la línea 1 del Metro cuando ya se conocía el itinerario de esta última no sólo era absurdo, sino también un despilfarro de 80 millones de euros que Monteseirín ha cargado al bolsillo de los contribuyentes . Total, como él no los va a pagar, que paguemos nosotros. Y querer llegar con el tranvía a San Bernardo y gastar otra porrada de millones en plena crisis cuando ya existe ese Metro que cubre el mismo trayecto desde el Prado, ¿acaso no es un absurdo sobre otro absurdo? Sí, si así lo reconoció hasta  la propia delegada de la Consejería en Sevilla, Salud Santana, pero de inmediato le mandaron que se callara la boca con el argumento de que como es de pueblo no entendía de alta política. Sólo los niños, los tontos y los catetos –a mucha honra, como un servidor- dicen la verdad.

El tranvía cumple dos años

La media diaria de 2007/2008 fue de 12.468 usuarios

Tussam reconoce que está “estabilizado” y se limita a decir  que lo usan 17.000 personas en día laborable

Los autobuses del extrarradio, Duque y Encarnación  habrían compensado la pérdida de viajeros a Plaza Nueva

Los desplazamientos a pie y en bicicleta se han convertido en la alternativa barata al ‘Metrocentro’

Hoy, día 28 de octubre de 2009, se cumplen dos años desde la inauguración del tranvía, la línea de menos de kilómetro y medio en la que el alcalde se gastó 80 millones de euros en números redondos como reclamo preelectoral y que trató de presentar ante el imaginario colectivo como la sustituta del Metro al bautizar eufemísticamente su proyecto como el ‘Metrocentro’.

Dos años después, las fuentes oficiales de Tussam consultadas por este periódico no han querido ser muy explícitas sobre el balance de viajeros y otros datos de interés y se han limitado a decir que tras los grandes cambios acaecidos en la ciudad y que han modificado los hábitos de los sevillanos (peatonalización, final de los autobuses en Plaza Nueva, implantación del tranvía, llegada del Metro a la Puerta de Jerez…), el ‘Metrocentro’ se ha estabilizado al registrar una media de 17.000 usuarios en días laborables, cifra muy alejada de los 50.000 pasajeros/día que en conjunto transportaban los autobuses sustituidos por el tranvía.

Hay que recurrir a las escasas estadísticas municipales sobre el ‘Metrocentro’ para hacerse una idea aproximada de lo que está suponiendo el recuperado tranvía. Conjugando los datos ofrecidos en una circular interna de Tussam de finales de enero de 2009 y en una nota de prensa del 25 de marzo, se obtiene el dato de que el tranvía transportó desde su inauguración el 28 de octubre de 2007 hasta el 31 de diciembre de 2008 un total de 5.373.962 pasajeros.

La empresa municipal de transportes segrega de esta cifra “el millón de usuarios transportados en los tres meses de 2007”. Realmente no fueron tres meses, sino tan sólo dos meses y cuatro días, con la importante matización de que el día de la inauguración fue gratuito. Aquel domingo 28 de octubre de 2007 se sumaron al estreno del tranvía 50.000 personas en números redondos. El lunes, primer día en que había que pagar, el número de pasajeros descendió en más de un 80 por 100. Traducido a cifras, ese porcentaje significaría que subieron al tranvía unos 10.000 usuarios solamente.

Así pues, tendríamos tres períodos temporales:

1)      Pasajeros transportados en 2007 (65 días), contando los 50.000 gratuitos de la jornada inaugural: 1.000.000 en números redondos, a una media de 15.384 personas.

2)      Pasajeros transportados en 2008 (366 días), 4.373.962, a una media de 11.950 por día.

3)      Pasajeros transportados en 2007 y 2008 (431 días), 5.373.962, a una media de 12.468 diarios.

Para lo que va de 2009, Tussam se limita a dar el dato de que el tranvía se ha estabilizado en 17.000 usuarios en días laborables. Si realmente fuera así, ello significaría que sólo en los 250 días laborables transcurridos desde principios de año a  la fecha en que se nos dio este balance, el tranvía habría transportado 4.250.000 viajeros, y aún faltarían por contabilizar los de 39 días festivos.

Teóricamente se habría  superado en menos de diez meses la estadística del año 2008 (4.373.962 usuarios), un registro triunfal que el Ayuntamiento no habría dejado de señalar. Al hablar de “estabilización” y limitarse a ofrecer promedios sólo de días laborables, lo más probable es que Tussam no esté contabilizando muchos más pasajeros que en el conjunto de 2007 y 2008.

Lejos del autobús

Con los datos reales que hemos visto hasta ahora está claro que el tranvía no ha captado el promedio de 50.000 pasajeros/día del conjunto de líneas de autobuses que rendían viaje en la Plaza Nueva. Tussam entiende lo contrario, porque en su opinión ha habido una redistribución de usuarios hacia las líneas de autobuses que llegan al Duque y a la Encarnación o, ahora, a sus proximidades.

Es decir, que aunque esos pasajeros no utilizaran el tranvía, no habrían abandonado la red de Tussam, como probaría el dato de que al finalizar 2008, ya con 14 meses de servicio del ‘Metrocentro’, el número total de pasajeros transportados por la empresa municipal de transportes sólo descendió en un 0,4 por 100 hasta situarse en casi 85 millones. Y ello a pesar de que no prestó el servicio de lanzadera desde el Charco de la Pava en la Feria de Abril de aquel año.

Tussam sí reconoce “el notable incremento de la movilidad en modos no mecanizados, como los desplazamientos andando y fundamentalmente en bicicleta, ya sea pública o privada”, que habrían afectado al tranvía. Pero hay que tener en cuenta que en ese mismo periodo (año 2008) la empresa municipal habría compensado la supuesta pérdida de viajeros en el centro con una mayor captación en el extrarradio merced  a las ampliaciones de algunas líneas, lo que se tradujo en casi medio millón de kilómetros más recorridos por la flota de autobuses.

Dado el oscurantismo de la empresa municipal, para discernir la verdad habría que poder analizar la evolución del número de usuarios línea por línea y año por año, si bien Tussam tampoco ha dado mucha validez ‘a posteriori’ a la cifra de 50.000 pasajeros/día que llegaban a la Plaza Nueva, cuando para justificar la construcción del tranvía no contaminante frente a los 2.000 autobuses que cruzaban a diario la Avenida,  el Ayuntamiento llegó a hablar de 100.000 viajeros en cada jornada.

Si hubieran sido realmente 50.000, los autobuses hubieran transportado hasta la Plaza Nueva 18.250.000 pasajeros anualmente, por lo que 4,3 millones del tranvía en 2008 arrojarían en el balance una pérdida de 13.876.038 usuarios, que habrían optado por irse andando o en bicicleta. Dado que en su balance global del año pasado Tussam sólo perdió el 0,4% de usuarios o esa cifra no era real o, como arguye la empresa municipal, se ha producido un trasvase de usuarios a los autobuses que llegan a la Plaza del Duque y, en mayor medida, a los que rinden viaje en el entorno de la Encarnación.

Marcha lenta

Con todas esas matizaciones, la del tranvía es ya la segunda línea en ocupación de toda la red de Tussam y, por su menor recorrido, la que lidera la estadística en vueltas realizadas, con más de sesenta mil. También es la línea menos rápida, pues el tranvía viaja a poco más de siete kilómetros a la hora. Con una marcha lenta, una persona recorre de 4 a 5 kilómetros en ese mismo periodo de tiempo, y dado que entre el Prado y la Plaza Nueva hay 1.317 metros de distancia, es más que probable que muchos potenciales usuarios del ‘Metrocentro’ prefieran irse andando antes que en el tranvía para ahorrarse el precio del billete y porque sólo van a tardar un 30% más de tiempo en hacer el mismo trayecto.

El día de la semana con más usuarios es el viernes (unos 18.000 de media), el preferido a la hora de hacer las  compras en el centro. Las horas de mayor utilización son de 9 a 12 en sentido Prado-Plaza Nueva y de 12,30 a 15, en el sentido Plaza Nueva-Prado. Aunque Tussam no ha dado cifras actualizadas al respecto,  parece que se mantiene la tendencia de que las franjas horarias menos utilizadas son las comprendidas entre las 6 y las 7,30 de la mañana y  las últimas horas de la noche, hasta el punto de que cada vez es más frecuente que el servicio acabe de hecho a las 12 de la noche con el consabido mensaje en las pantallas de que se suspende “por razones técnicas”, cuando oficialmente debería durar hasta las 2 de la madrugada.

Esas horas se aprovechan para revisiones y mantenimientos. Así pues, queda claro que el tranvía se usa más en las horas de gestiones y compras en el centro, en los festivos cercanos a Navidad y Reyes y en los ‘puentes’ en que Sevilla registra mayor afluencia de turistas.

Cada tren puede transportar en cada viaje 254 personas (200 de pie y 54 sentadas), una capacidad equivalente a la de tres autobuses o 50 automóviles, y hace como promedio unos siete viajes a la hora, con una duración de entre siete y ocho minutos según la velocidad.

La sustitución de los autobuses por el tranvía ha permitido eliminar diariamente las 20 toneladas de CO2 que emitían los autobuses que pasaban por la Avenida. El nivel de satisfacción de los usuarios roza el 90%, según las encuestas realizadas, y el tranvía ha sido utilizado por Tussam para aplicar innovaciones como la tarjeta sin contacto, la música clásica ambiental, el intercambio de libros y la red Wi-Fi en todos los trenes.

CAF DEBERÍA TENER TRANVÍAS SIN CATENARIAS EN 2010

Las obras de ampliación del tranvía hasta San Bernardo, de unos 500 metros de longitud, se proyectarán con las canalizaciones y tomas necesarias para la instalación de catenarias pero éstas no se montarán finalmente si previamente la empresa suministradora de los trenes del tranvía, la guipuzcoana CAF, culmina con éxito el desarrollo de su sistema de acumulación de energía por súper condensadores,  que permitirían a los convoyes funcionar sin precisar un cableado aéreo.

Dado que la ampliación del tranvía se acogerá a los planes anticrisis del Gobierno y de la Junta de Andalucía y que por las características de ambos no se incluyen subvenciones al cableado, en la primera fase de ejecución  se acometería sólo la instalación de las vías.

Tussam ha ejecutado el contrato de compra con CAF de los trenes actualmente en servicio pero con la cautela de que la compañía auxiliar de ferrocarriles les adaptará el sistema de condensación de energía sustitutivo de las catenarias, en la confianza de que estará listo en 2010 y permitirá eliminar definitivamente el cableado entre la Plaza Nueva y el Archivo de Indias antes de la Semana Santa.

La liberación de otros tramos de catenaria dependería de la autonomía energética que CAF lograra con su sistema, mucho más avanzado que el de una batería convencional. En caso de que la empresa guipuzcoana no tenga lista la alternativa para entonces, volvería a pagar, como ya ha hecho este año, el desmontaje y reinstalación de las catenarias para evitar su impacto estético en las procesiones de Semana Santa.

CAF ya se ha llevado uno de los trenes del ‘Metrocentro’ –actualmente prestan servicio cuatro- para probar con él el prototipo que presentó hace unos meses en sus instalaciones de Zaragoza y que luego ha seguido experimentando en Linares y Vélez-Málaga.

El compromiso de la compañía es que llegue rodado a Sevilla, que sería la primera ciudad del mundo donde se usarían tranvías con súper condensadores de acumulación de energía montados en el techo de los trenes. El reto consiste en una acumulación de gran cantidad de energía en los trenes en el mínimo tiempo posible para irla liberando lentamente en el recorrido, un reto aún más difícil de superar en el caso de Sevilla dada la escasa distancia entre la Plaza Nueva y el Archivo de Indias. Además, hay que tener en cuenta las características singulares de Sevilla, con el extremo calor del verano, por lo que se precisa energía añadida para mantener los sistemas de refrigeración en los vagones.

Veinticinco segundos

CAF ha denominado a su sistema de almacenamiento de energía “acumulador de carga rápida” (ACR) y su prototipo fue presentado públicamente hace unos meses en su factoría aragonesa. Consiste en la sustitución del tendido eléctrico de alimentación por catenaria rígida que se instalará en las diferentes paradas de pasajeros. En el tiempo de parada, se carga desde esa catenaria fija un acumulador que dota al tranvía de autonomía suficiente hasta la siguiente parada. El proceso de carga del ACR se realiza en unos 25 segundos.

Los módulos ACR se sitúan en la parte superior del tren, desde donde nutren a los diferentes motores de tracción del tranvía. Cuando el tren se detiene, la energía que producen los motores en el proceso de frenado realiza el camino contrario cargando parcialmente los condensadores. Los trenes por catenaria sólo consiguen recuperar y devolver a la red parte de esa energía de frenado, por lo que el ACR aumenta la eficiencia y el ahorro energético.  Además, en los tramos donde el tranvía opera con catenaria, el acumulador permite reducir los picos de energía, ya que puede almacenar o suministrar al tren de esa energía, produciéndose también una mayor eficiencia.

En la demostración de  Zaragoza, el prototipo hizo cuatro tramos de 200 metros sin necesidad de carga de acumuladores y mantuvo más de un tercio de la misma. El recorrido medio entre paradas para la instalación de Sevilla es de 400 metros, por lo que ese sistema está pensado para tener autonomía suficiente, incluso si  el tranvía debe detenerse entre estaciones (por imperativos semafóricos, paradas de seguridad, u otros motivos) y volver a ponerse en marcha con el consiguiente pico de energía que eso demanda.  El sistema de CAF permitiría instalar hasta cuatro supercondensadores en cada vehículo, aunque lo ideal es adaptar el número a cada necesidad específica.

La compañía valoró cuatro sistemas de alimentación para el diseño de un sistema de tracción de tranvía sin catenaria que fueron los siguientes: baterías, supercondensadores, volante de inercia y alimentación por el suelo mediante un tercer raíl. Se decantó finalmente por los supercondensadores, un sistema que permite una carga más rápida que las baterías y ser más seguro que los volantes de inercia. El sistema de tercer carril también presentaba mayores dificultades en la seguridad y, sobre todo, resulta muy caro para la adaptación a líneas ya existentes.

El ACR podría en un futuro adaptarse a otro sistema de acumulación de energía, si por ejemplo, se desarrollara una batería que permitiera la carga en menos de 30 segundos. También se ha considerado la posibilidad de que el ACR llegue a alimentarse con pilas de combustible de hidrógeno, aunque esta tecnología no está suficientemente desarrollada.