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El (no) programa

Una de las paradojas del gobierno Zoido que da mucho juego a los periodistas es que siendo de derecha autoriza significativos giros del tráfico a la izquierda, como el del puente de San Telmo al Paseo de Colón y el de éste a Triana. Aquí la consecuencia ha sido que los coches han vuelto a invadir la calle Betis, cuya circulación estaba restringida sólo a los residentes. Y estalla la polémica. Espadas aboga por que se peatonalice la emblemática calle que discurre en paralelo al Guadalquivir, mientras que el ‘alcalde’ trianero, Francisco Pérez, le ha recordado al líder de la oposición que la peatonalización de tan popular vía no figuraba en el programa electoral del PP. Vale, Curro, pues ahora ve y explícales a los vecinos de la Alameda y su entorno por qué el Ayuntamiento se ha empecinado en levantar de nuevo el histórico bulevar para construir un aparcamiento subterráneo que dé servicio a un futurible centro comercial en la antigua comisaría de la Gavidia, si el susodicho parking tampoco estaba incluido en el programa de Zoido para las elecciones municipales.

 

Una radiografía de Sevilla

Si cada uno cuenta la feria según le va, tras contar en los informes ‘Métodos para el blanqueo de las ilegalidades urbanísticas’ cómo me ha ido en el trato con el Defensor del Pueblo  es fácilmente deducible que después de la confianza inicial me he convertido en un escéptico, en tanto no vea, como santo Tomás, que ocurre:

1) Que el Defensor lleva ante la Justicia a algún alcalde, consejero, gobernante o político, por corrupción o infracción de las leyes.

2) Que, al igual que dicen ocurre en Suecia con la institución equivalente del Ombudsman, todo político o funcionario condenado por el Defensor en su informe al Parlamento, ya sea por acción u omisión, se va ‘ipso facto’ a su casa porque si no, sabe que va a ser fulminantemente destituido por su partido o por su Administración.

Pero si la sociedad, las Administraciones, los partidos y hasta el propio Defensor creen y aceptan que las  condenas de éste son meramente morales y carentes de efecto porque su rol es el de mero florero del sistema, entonces huelga su existencia.

Tras este introito, y aunque no creo que sirva para mucho, hay que destacar el informe elevado al Pleno municipal por el denominado ‘Defensor del ciudadano’, José Barranca, por constituir una radiografía de la Sevilla actual. Por más que la oposición, que persiste en el boicot que le organizó desde el principio, diga que Barranca es el Defensor de Zoido en vez de los sevillanos, se sobreentiende que aquél no habla a título personal, sino que actúa como portavoz y altavoz de los ciudadanos y a partir de los 234 expedientes de queja tramitados durante el último año (con pocas llamadas telefónicas más se permiten algunos medios publicar sondeos de opinión sobre el estado de la ciudad).

Otra cosa es que luego Barranca les dé su impronta a la hora de redactar el informe final y de exponerlo. El Defensor ha subrayado de entre las denuncias de los ciudadanos conductas que están a la vista de todos pero que nadie hasta ahora se había atrevido a colocar con tanta crudeza ante los focos de la opinión pública:

1) Matonismo entre los taxistas: Siempre sin generalizar, pero es de dominio público desde hace años -recuérdense las broncas con delegados municipales como Blas Ballesteros y Francisco Fernández- que hay una minoría que tomando el aeropuerto como base de sus actuaciones trata de monopolizar el transporte de turistas, incurre en abusos, no atiende la petición de entrega de facturas por la carrera realizada, dicen habitualmente tener estropeada la climatización y, en resumen, adoptan una actitud prepotente e intimidatoria que, como refleja la Memoria del Defensor, daña la imagen de todo el gremio y la de Sevilla, por cuanto constituyen  la primera impresión que recibe el turista apenas aterrizar en la ciudad.

2) Trato inadecuado de la Policía Local a los ciudadanos: Muy diplomáticamente, Barranca trata de explicar esta actitud chulesca con el argumento de la falta de formación y de destrezas sociales, por no decir lisa y llanamente falta elemental de educación, pero lo cierto es que hay agentes de la autoridad que se creen, a su manera, la autoridad misma y exhiben unos modales totalitarios inadmisibles en una Democracia.

El presidente de la sección sevillana del Sindicato Profesional de Policías Municipales de España, Manuel Bustelo, ha reaccionado al informe diciendo que los policías no son, ni más ni menos, que un reflejo de la sociedad actual, pero esa sociedad no se reconoce en ellos, pues en tal caso no habría denunciado su comportamiento ante el Defensor.

3) Dueños de bares que se saltan la normativa: Una de mis primeras colaboraciones en El Mundo  llevaba por título ‘La calle es suya’ y versaba sobre cómo cierto restaurador copaba hasta las aceras con los veladores y forzaba a los viandantes a caminar por la calzada, el espacio reservado a los automóviles. Aquella tendencia de colmatar todo el espacio posible con veladores se ha extendido por doquier con la vista gorda del Ayuntamiento, más interesado en hacer caja que en vigilar el cumplimiento de la norma sobre veladores, ruidos y horarios de cierre, tal como recoge Barranca en su informe.

4) Ciclistas que toman el carril-bici, las calles y las aceras: Añado más, porque mi última experiencia en este sentido ha sido ver a ciclistas pasando por encima de la parada elevada del tranvía sita frente al hotel Alfonso XIII, en la calle San Fernando, y a escasos centímetros de quienes estaban esperando la llegada del ‘Metrocentro’. Desgraciadamente, si antes eran los ciclistas los acosados por los conductores cuando pretendían circular junto a ellos en la época sin carril-bici, ahora, con la novelería de la bicicleta y como denuncia el Defensor, son los peatones quienes se sienten amenazados porque demasiados usuarios de las dos ruedas apenas respetan las normas de circulación y consideran que todo el espacio es suyo: carriles-bici, calle y aceras.

El informe se extiende por muchos otros temas, como el de los propietarios de perros que no recogen las heces de sus canes; los vándalos que destruyen el mobiliario urbano y llenan de pintadas edificios y estatuas; cocheros de caballos que aparcan bajo los árboles y en función de los rayos del sol en vez de en sus paradas establecidas…..

Al igual que los Diez Mandamientos podrían resumirse en uno, el informe del Defensor del Ciudadano -que de paso es una enmienda a la pasividad de Zoido- sobre el estado de Sevilla puede resumirse en una sola palabra: incivismo. Nos falta urbanidad y educación.

Hernando Colón

No sólo en el PSOE hay una corriente oficialista y otra crítica que le lleva la contraria, aunque con el tiempo se van turnando y trocándose en lo opuesto a lo que eran para así no aburrirse, sino que también en Aprocom pasa lo mismo. En todos lados cuecen habas.  La doctrina oficial de la Asociación Provincial de Comerciantes es que los coches deben entrar hasta la cocina, pero hete aquí que ha surgido una rama disidente: los comerciantes de Hernando Colón que, hartos de CO2, exigen con vehemencia al Ayuntamiento que su calle sea peatonalizada. En la bulla se ha colado, con todo el oportunismo del mundo, Monteseirín, el cual les ha mostrado su apoyo en Twitter después de que, como le han replicado los afectados, en su época de (sin) alcalde tanto él como Fran Fernández rechazaran sus pretensiones, él, que pasaba por ser el campeón de las peatonalizaciones. No sólo no peatonalizó Hernando Colón, sino que acabó convirtiéndola en una calle Baños bis, la calle de salida de buena parte de los coches que circulan por el Centro. Si no queríais Baños, dos tazas.

Contramano

El pasado febrero, Sevilla amaneció durante varios días cubierta por una ‘boina’, una
espesa capa negra contaminante que se atribuyó a la conjunción de las bajísimas temperaturas,
las emisiones del tráfico y las hogueras de los agricultores para salvar la cosecha del
melocotón.
Pero la alta contaminación de Sevilla no es una excepción. Tan sólo cinco meses antes,
un estudio global de la Organización Mundial de la Salud sobre la calidad del aire en 1.100
ciudades de 91 países reveló que las urbes con más contaminación atmosférica de España son
Zaragoza y Sevilla. El estudio analizaba, entre otros parámetros, la concentración de partículas
menores de diez micras conocidas como PM10, que emiten sobre todo las industrias, los
vehículos y las calefacciones. El aire de nuestra ciudad contiene más del doble de PM10 del
límite recomendado por la OMS (20 microgramos por m3). Dada la falta de industria pesada y
en que por nuestro clima tampoco usamos calefacción central con fuel, el agente causante de
esta contaminación, que cada año mata en el mundo a 1.340.000 personas, es el tráfico.
Además, Sevilla es la tercera ciudad española con más contaminación por ozono y ha
habido años en que se ha superado el nivel tolerable durante un centenar de días en el conjunto
de los puntos de muestreo, sobre todo en la zona Sur y en el Centro, debido a la combinación
calor+vehículos.
TRÁFICO RESTRINGIDO
Atendiendo a las recomendaciones de las organizaciones internacionales de medio
ambiente y salud, buena parte de las ciudades más avanzadas vetan o limitan el acceso del
tráfico privado a sus centros históricos. La estrategia de movilidad de la Comisión Europea
preconiza incluso la eliminación de los automóviles impulsados por combustible convencional
(gasolina, gasóleo) en las urbes del Viejo Continente.
Londres introdujo en 2003 un peaje a los vehículos privados que circularan por el
Centro, para reducir la contaminación atmosférica y la acústica, la ocupación de espacio público
y demás efectos perniciosos del tráfico. En 2008 dio una vuelta de tuerca al imponer una tasa
adicional a los vehículos en función de sus emisiones contaminantes. Cuando acabe este año
olímpico, retirará la licencia a los taxis con más de 15 años de antigüedad, responsables de una
cuarta parte de la contaminación, con el objetivo de que todos sean eléctricos en 2020.
En 700 hectáreas del casco histórico de Roma sigue vigente su declaración como zona
de tráfico restringido: sólo circulan los residentes y quienes allí trabajan, previo pago de un pase
anual. París puede, en virtud de una norma que data de 1997, prohibir circular a la mitad de los
vehículos: un día los de matrícula par, otro los de matrícula impar.
¿NUEVAS TENDENCIAS?
En este contexto, sorprende que Zoido invoque “las nuevas tendencias de
peatonalización” (¿?) en los centros históricos para tratar de justificar la modificación del PGOU
y construir así un gran aparcamiento rotatorio en la Alameda y, ojo, también ya en cualquier otro
punto del Casco Antiguo. Las “nuevas tendencias” por él inventadas consisten, según sus
propias palabras, en que se pueda llegar al Centro en coche privado para luego desplazarse allí
por otros medios, cuando lo que rige en las ciudades avanzadas es justo lo contrario:
desplazarse al Centro en otros medios que no sean el coche particular, que o no se usa para tal
fin o se deja aparcado en la periferia.
Y sorprende también que su delegado de Urbanismo, Maximiliano Vílchez, diga que el
parking estaba en el programa electoral del PP. En tal caso podría ilustrar a la opinión pública
mostrando la página concreta de esa promesa electoral que nadie parece haber advertido antes
que él, pues el discurso oficial de Zoido frente a Monteseirín, al que acusaba de haber impuesto
su Plan Centro de tráfico sin diálogo con los sectores afectados, fue siempre el de que él
actuaría de forma opuesta y consensuaría con los vecinos medidas alternativas.
SIN CONSENSO
El diálogo ha brillado por su ausencia (las promesas electorales se las lleva el viento al
día siguiente de las elecciones) y el anuncio del gran parking rotatorio, pensado al servicio de
los comerciantes del Centro antes que como respuesta a una demanda vecinal jamás planteada
en los últimos años, ya ha suscitado una fuerte oposición de parte de los residentes.
Estos temen que se vuelva a abrir en canal la Alameda por otra larga temporada, tras
haber sufrido durante meses las obras de la desafortunada remodelación actual a un coste
oficial de entre 7 y 10 millones de euros (dinero que ahora se tiraría a la basura), y que el
antiguo bulevar y la calle Calatrava de acceso al mismo se conviertan en la nueva versión de la
Gavidia y Baños, por el efecto llamada del aparcamiento, al igual que sucede con el de El Corte
Inglés.
MINIMA OCUPACIÓN
Si el alcalde se molestara en consultar la página web de la empresa municipal
Aparcamientos Urbanos de Sevilla (Aussa) y viera la Memoria Económica allí colgada (la de
2008), comprobaría que los índices de ocupación de los aparcamientos rotatorios que gestiona
en el Centro y su periferia son los siguientes: El Arenal, 230 plazas y un 20,8% de ocupación
(13,69% en 2009, según datos oficiosos); Triana, 150 plazas y un 31% de ocupación; José
Laguillo (éste es de carácter mixto), 523 plazas y un 5,1% de ocupación.
A la vista de estos datos oficiales, que probablemente podrían extrapolarse a los
parkings de las empresas privadas, ¿pueden decir el Ayuntamiento y Aprocom que los
sevillanos no van a comprar al Centro porque no encuentran donde aparcar y que por éso hace
falta el estacionamiento de la Alameda?

Parches

Hace cinco años, cuando Zoido ni siquiera sabía que era el candidato ‘in pectore’ de Arenas para la Alcaldía, Raynaud ya quería ir con un notario levantando acta de las losetas defectuosas colocadas a toda prisa por Monteseirín en la Avenida y la calle San Fernando para llegar a tiempo a las elecciones municipales con su presunta peatonalización. Por ironías del destino, tiene hasta gracia que ahora sea Espadas el que denuncie no las chapuzas de su correligionario, sino los parches sor Virginia de cemento de Zoido para rellenar los huecos dejados por las frágiles baldosas monteseirinescas, pese a que en su día la constructora de las cuatro letras adjudicataria de las obras las presentó como el no va más de la dureza granítica. Cierto es que los rellenos provisionales son antiestéticos, pero más antiestéticas y peligrosas aún eran las losas rotas heredadas del anterior mandato. El cemento postizo de la Avenida es una metáfora de lo que le sucede a Zoido, condenado a ir parcheando cuanto halla a su paso para taparle a Sevilla los agujeros legados por Monteseirín.

Una es poco

El Ayuntamiento presidido entonces por Monteseirín adjudicó en enero de 2010, por 956.926 euros, el sistema de cámaras de vigilancia  de los automóviles que accedieran al Casco Antiguo, fundamental para la aplicación a partir de diciembre del Plan Centro.

Tras la llegada de Zoido, el área de Movilidad ha descubierto que Monteseirín, con claros fines electoralistas, dejó de tramitar multas desde finales de marzo de 2011, cuando ya se habían impuesto en los tres meses de vigencia del Plan un total de 7.285 sanciones y, peor aún, que el máximo índice de fiabilidad alcanzado por el sistema de vigilancia -y en una sola cámara- era del 86,5%, cuando el pliego técnico exigía un mínimo del 97%.

Esta es sólo una de las 18 irregularidades detectadas en el sistema, que podrían obligar al Ayuntamiento a devolver en torno a medio millón de euros por multas ilegales, con el coste añadido en tiempo y dinero para subsanar los efectos de tal cúmulo de despropósitos.

Según el contrato, la empresa operadora del sistema es responsable de cualquier fallo durante dos años (el plazo expira dentro de cinco meses), pero mientras los servicios municipales estudian cómo proceder, el Pleno ya ha acordado por unanimidad la creación de una comisión de investigación sobre “un fraude de principio a fin”, en palabras del portavoz del gobierno, Francisco Pérez.

PSOE e IU, los partidos gobernantes en la etapa anterior y como tales promotores del Plan Centro y contratantes del sistema presuntamente fraudulento, han votado a favor de la comisión propuesta por el PP pero, paradójicamente, denostando su creación, lo cual es un contrasentido.

Espadas y Torrijos subrayan con asombro que es la primera vez que un gobierno impulsa una comisión de investigación (su asombro quizás provenga de que esa práctica democrática lleva años vetada por el rodillo socialista en el Parlamento andaluz) y que con ella Zoido demuestra que aún no se ha quitado el ‘chip’ de oposición, porque se empeña en seguir controlando lo que hizo el Consistorio anterior en vez de pasar página y gobernar el presente pensando en el futuro.

Sorprende que dos formaciones empeñadas en remover la guerra civil con la ley de la Memoria Histórica y las últimas medidas de Griñán al cabo de 75 años de aquella contienda fratricida felizmente superada con la reconciliación  que supuso la  Democracia, exijan ahora que no se someta al escrutinio del nuevo Ayuntamiento la nefasta gestión plagada de sombras y despilfarro de Monteseirín, cuando continuamente saltan nuevos escándalos y va ‘in crescendo’ el ‘agujero’ económico dejado con su política de tierra quemada, tal como ya anticipamos conforme a sus antecedentes en la Diputación.

Al dar cuenta durante el traspaso de poderes de que en tan sólo cinco meses se había gastado ya el 90% del presupuesto, Monteseirín dijo con total cinismo que era “la costumbre” en un año electoral. Ahora se descubre que no sólo casi agotó el dinero disponible para todo 2011, sino que también dejó un remanente negativo de tesorería de 31,4 millones de euros en 2009 y de 50,9 millones en 2010. ¿Acaso no sería conveniente investigar la forma en que Monteseirín generó este ‘default’ municipal?

El penúltimo (a poco que se escarbe a buen seguro saldrán más) escándalo conocido ha sido el del cobro por personal de confianza (¿?) de PSOE e IU a vecinos del Sur y San Pablo-Santa Justa de una ‘tasa de reserva’ en los autobuses que los llevaban de excursión a la playa, pese a que todos los gastos corrían previamente por cuenta de las respectivas Juntas de Distrito.

A esa ‘tasa’ se unía otra, cobrada a escote en el interior de los autocares, para pagar sobre la marcha el peaje de la autopista Sevilla-Cádiz, pese a que también estaba incluido en los gastos. Con estas prácticas irregulares se habrían recaudado a lo largo de los últimos años varias decenas de miles de euros de los que no existe asiento contable y tan sólo en estos dos distritos. ¿Acaso no sería conveniente crear otra comisión para investigar si este ‘modus operandi’ era generalizado en todos los distritos y no sólo en los viajes recreativos, sino también en la prestación de otros servicios gratuitos?

¿Qué decir del escándalo de las cuentas de Giralda TV, la ‘caja tonta’ creada por Monteseirín a su mayor gloria  y que en su corta existencia ya ha precisado de una inyección de casi 7,8 millones de euros para tapar un ‘agujero’ contable al que, según denunciaba el PP cuando estaba en la oposición, habrían contribuido los costes artificialmente inflados y las duplicidades de gastos en beneficio de ciertas productoras ‘patas negra’ afines ideológicamente a Monteseirín?

¿Sabemos realmente cuánto han costado a la ciudad las ‘setas’ de la Encarnación? Recuérdese que el Consejo Consultivo de Andalucía no avaló que el Ayuntamiento asumiera el último sobrecoste (más de 30 millones de euros) y que había informes del secretario municipal planteando la exigencia de responsabilidades, pero el Consistorio aprobó ese pago merced al voto de calidad (¿?) de Monteseirín. Este prometió abrir una investigación cuando se acabaran los trabajos para no interferir en su ejecución y…..hasta hoy.

Por mucho que Espadas y Torrijos sostengan que con la  comisión de investigación sobre el Plan Centro el nuevo Gobierno se dedica a hacerle oposición al anterior, su creación está más que justificada.

La cuestión de fondo no es ésa, sino por qué, a la vista de tantos escándalos, sólo se ha creado una.

 

No por mi calle

Un dicho popular inglés dice ‘pero no en mi patio trasero’, en alusión a que los apoyos que se brindan a cualquier tema genérico se tornan de inmediato en oposición cuando obligan a la implicación personal o afectan a los intereses particulares de las supuestas personas solidarias. Los comerciantes del Centro achacan todos sus males a las peatonalizaciones, la limitación de acceso al tráfico impuesta (de mentirijillas) por Monteseirín y la falta de autobuses y de Metro. Ha llegado Zoido, ha empezado a hablarse de implantar líneas de microbuses eléctricos como alternativa al derogado Plan Centro e ‘ipso facto’ los comerciantes de O’Donnell han dicho que los buses de Tussam crucen por cualquier sitio, pero no por su calle. Osea, que han dejado a Aprocom sin argumentario por esta rebelión en plan ‘Boston Tea Party’ de la movilidad. Como ven, pese a ser O’Donnell un patriota irlandés, allí se rigen por el mismo principio de los ingleses y, además, no quieren que, con el paso de  microbuses, les consideren el patio trasero de las calles Rioja, Tetuán y Velázquez.

San Fernando

San FernandoAbundando en el falso mito de las peatonalizaciones de Monteseirín, veamos el caso de la calle San Fernando. Como recordarán, por su mitad discurren las vías del tranvía y, a derecha e izquierda de éstas, sendas franjas delimitadas por tachuelas metálicas para la circulación de bicicletas. Así, el espacio estaba más o menos repartido entre los peatones y los medios de locomoción, porque la bicicleta lo es, aunque muchos ciclistas lo nieguen. Pero hete aquí que hace unos días apareció por allí una cuadrilla del Ayuntamiento que ha delimitado con otra hilera de tachuelas un doble carril bici en la zona más próxima a las viviendas. Como esta nueva línea de tachuelas colinda con los veladores que ya ocupan gran parte de la vía pública, el resultado es que al peatón sólo le han dejado una banda (y en parte de suelo desnivelado por el talud del tranvía) a lo largo de la fachada limítrofe con la Universidad. Conclusión: los viandantes tienen ahora menos espacio para caminar que antes de la ‘peatonalización’. Esta es la ciudad de las personas según Monteseirín.

El verbo

tranvíaBalzac, el gran novelista de ‘La comedia humana’, sostenía que el nombre de la cosa es la cosa misma. Juan Ramón, nuestro poeta universal que vio en Moguer la luz con el tiempo dentro, pedía a la inteligencia que le diera el nombre exacto de las cosas. Al principio, según la Biblia, era el verbo, y en el verbo se libran las grandes batallas. No hay mayor triunfo que los otros hablen con tu lenguaje, porque a partir del lenguaje se construyen las imágenes mentales y se representa el mundo. Goebbels, el ministro nazi de Propaganda, decía que una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad. Monteseirín ha procurado siempre construir una falsa realidad  a través del lenguaje. Hacernos creer, por ejemplo, que el tranvía era el Metro al Centro. O que ganó tres veces las elecciones municipales cuando dice que los sevillanos avalaron tres veces sus políticas. Pensaba en todo ello al oír al (sin) alcalde hablar de la peatonalización de la Avenida. Falso. Una Avenida cruzada por un tranvía y por infinidad de ciclistas será cualquier cosa menos peatonal.

Incomprendido

SoriaAhora lo comprendo todo. Comprendo la obra de caridad que hizo el presidente de la Junta de Andalucía y secretario general del PSOE  andaluz, José Antonio Griñán al defenestrar a Alfredo Sánchez Monteseirín por el procedimiento de urgencia del teletipo de la agencia  Europa Press viendo, a buen seguro, el estado de postración anímica en que debía de hallarse el (sin) alcalde. También comprendo por qué el (sin) ha cantado en plan bolero eso de “si se piensa en mí para un cargo político, que sea fuera de Sevilla”. Y es que Alfredo ha comprobado que no  es profeta en su tierra. Este incomprendido y adelantado a su tiempo, se ha esforzado por llevarnos a todos la tierra prometida de la Modernidad y, a las primeras de cambio, los sevillanos han rechazado en el Barómetro que su correligionario  Antonio Pascual ha realizado con el Centro Andaluz de Prospectiva para Antares sus máximos iconos: el cierre del Centro al tráfico para que, no pasando en el mismo más de 45 minutos, no se arruinen  sucumbiendo a los cantos de sirena de los comerciantes, y la nueva pirámide del siglo XXI, las faraónicas setas del Metropol Parasol en  la Encarnación, que hasta al ingrato Juan Espadas, el alcaldable socialista,  le parecen fuera de escala. Por eso se nos va. Como Paco Martínez Soria en aquella película clásica del cine español, Alfredo ya pregona: “esta ciudad no es para mí”.